Estados Unidos el imperio del espionaje mundial.


Por Arthur González.

Los yanquis se proclaman como paladines de la libertad y los derechos humanos, siendo los máximos violadores de ambos conceptos a nivel mundial, algo que se comprueba diariamente por sus acciones de espionaje, sin importarles cargos, categoría de personas o países, aunque sean sus aliados.

Sin bien siempre han espiado a cuanta empresa, gobierno y personas de su interés, hoy las nuevas tecnologías de la información le facilitan su labor, sin necesidad de reclutar a directivos de compañías telefónicas, de correo postal y otras, que en el pasado tenían el peso en la intercepción de las comunicaciones.

El 18 de septiembre de 1947 fue creada oficialmente la CIA, al entrar en vigor la ley 253 de seguridad, aprobada por el Congreso de los Estados Unidos, siendo la más amplia agencia de inteligencia en el mundo y de su propia Comunidad de Inteligencia, encargada del espionaje con fuentes humanas y tecnológicas, además de acciones ideológicas subversivas, terroristas y hasta el asesinato de personas.

Muchos son los escándalos por las actividades de espionaje ejecutadas por Estados Unidos, entre ellos la denuncia hecha el 6 de junio del 2013, por el ex analista Edward Snowden, cuando puso al descubierto el amplio espionaje consumado por la CIA, la NSA y otras agencias de inteligencia, a través de las redes sociales. 

Gracias a esa revelación, la humanidad perdió el velo que le impedía ver la realidad, de cómo sus derechos son violados diariamente, algo que Estados Unidos continúa haciendo sin el menor respeto a la ética.

Recientemente la cadena de prensa CNN, publicó parte de un informe de la firma de seguridad cibernética Awake Security, donde se afirma que había descubierto no menos de 111 extensiones maliciosas o falsas, de Google Chrome, capaces de tomar capturas de pantalla, robar credenciales de inicio de sesión y robar las contraseñas a medida que sus usuarios las escribían.

Agrega el reporte, que dichas extensiones maliciosas fueron descargadas más de 32 millones de veces, con fines de espiar a los usuarios de ese navegador, como parte de una campaña de vigilancia masiva ejecutada por las agencias de espionaje yanqui.

Ese espionaje ilegal abarca a todos los sectores de la sociedad, entre ellos los servicios financieros, la atención médica y organizaciones gubernamentales.

La denuncia hecha por Awake Security, asegura que el potencial de las extensiones fraudulentas daña y comprometen muchos de los sistemas informáticos, y también vinculó todas las extensiones asociadas con la campaña de espionaje de la compañía israelí de alojamiento web, denominada Galcomm, empresa que administra alrededor de 250 mil dominios de navegación, donde la investigación dice haber encontrado más de 15 mil dominios maliciosos o sospechosos de serlo.

Las extensiones de Google Chrome han estado vinculadas a ataques cibernéticos en el pasado, incluso en febrero 2020. De inmediato Google confirmó que, todas las extensiones del navegador marcadas por Awake, fueron eliminadas, pero la evidencia puso al descubierto que ese magnate de la web trabaja para los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos.

El espionaje que realiza Estados Unidos es archiconocido, sin el menor respeto por la privacidad de personas, gobiernos y compañías, expuesto a la opinión publica en la denuncia llevada a cabo en 2012, por el diario francés “Libération” yotros medios de prensa europeos, a partir de cables secretos filtrados por WikiLeaks.

“Libération” dio a conocer un amplio documento de siete páginas, fechado el 17 de noviembre de 2011, donde la CIA requirió a la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) una treintena de interrogantes sobre la campaña presidencial francesa, la cual fue espiada por interés de Estados Unidos, para obtener informaciones respecto a los candidatos en las elecciones presidenciales francesas de 2012, con interés particular por el entonces jefe del Estado, Nicolás Sarkozy, y las elecciones primarias de los partidos socialistas.

La participación de la CIA abarca, además, acciones directas en la política como fue el reciente golpe militar en Bolivia, denunciado por el sitio Behind Back Doors, al publicar un listado de espías de la CIA participantes en el golpe contra Evo Morales.

En su denuncia el mencionado sitio afirma que entre los agentes más importantes de la CIA en La Paz, Bolivia, se destacan los generales bolivianos Williams Kaliman Romero, Yuri Calderón y Rómulo Delgado, quienes eran dirigidos por la Estación de la CIA en La Paz, a cargo de los oficiales yanquis Rolf Olson y Annette Dorothy Blakeslee, quienes tenían reclutado al oficial de la agencia de inteligencia de Argentina, AFI, en la capital boliviana, nombrado José Sánchez, también participante en la operación del golpe militar.

Elemento de interés resultó la denuncia de que la oficial Annette Dorothy Blakeslee, había cumplido misión en Nicaragua, bajo la fachada de ser “médico” contratada por la USAID, agencia que junto a la NED sirven de manto legal a las actividades encubiertas de la CIA en el mundo, especialmente en Latinoamérica.

Sí Estados Unidos empleara el presupuesto millonario asignado anualmente a la USAID y a la NED, en su propia economía interna para mejorar la salud, seguridad social, desarrollo científico y otras actividades en beneficio de sus ciudadanos, hubiese podido liquidar parte de su deuda externa, una de las mayores del mundo, que en este año 2020 ya supera los 26 billones de dólares, incrementada en 43 mil millones en solo 35 días.

Datos oficiales del Departamento del Tesoro afirman que, hasta el 5 de mayo 2020, su deuda externa ascendía a 25 billones de dólares, situación ligada al 4,8% de la contracción económica, la mayor desde 2008.

A pesar de estos elementos, los yanquis creyéndose los dueños del mundo, aprueban anualmente 30 millones para las actividades subversivas contra Cuba y cifras similares contra Venezuela, en vez de emplear ese dinero en mejorar la pobreza de 43 millones de estadounidenses.

Acertado fue José Martí cuando en 1889 afirmó:

“En Estados Unidos está muerto en política, el que ose decir que no debe cubrir el mundo la sombra del águila”.

Cuba la obsesión de Trump.


Cuba la obsesión de Trump.

Por Arthur González.

Frustrado por no poder doblegar al pueblo cubano a pesar del recrudecimiento de la guerra económica, comercial y financiera, Donald Trump y sus más cercanos colaboradores, insisten en su errática política obsesiva de destruir a la Revolución cubana, herencia dejada por las diez administraciones que le precedieron, que tampoco pudieron alcanzarlo.

Considerado como el peor presidente de Estados Unidos, Trump, vuelve con su método favorito de las sanciones, y por eso el pasado 2 de junio del 2020 firmó una nueva Orden Ejecutiva, donde le exige al Departamento de Estado tomar medidas represivas específicas, contra las naciones que ellos consideran “violadoras” de las libertades religiosas.

Por supuesto que Cuba encabeza el listado, junto a Irán, China y algunas más, que no se someten a los dictados de Washington y por tanto, deben ser estigmatizadas para continuar el cerco subversivo, con la esperanza de arrodillarlos.

Para materializar las nuevas medidas contempladas en esa Orden, titulada “Avance de la libertad religiosa internacional”, instruyó al Departamento de Estado y a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, a que “financien programas que promuevan y protejan las libertades religiosas en el extranjero”, e indicó que los diplomáticos yanquis deben aumentar los esfuerzos para presionar a los países aliados, a fin de sumarlos a la condena.

Dicha Orden está respaldada por un presupuesto de 50 millones de dólares, para ejecutar acciones subversivas en el interior de los países condenados, algo que Cuba conoce perfectamente pues en los últimos 25 años Estados Unidos logró introducir en la Isla, más de cien nuevos movimientos religiosos para su labor subversiva, los que disponen de un fuerte financiamiento.

Así nacieron las llamadas casas culto de religiones no reconocidas, en barrios de las ciudades y en zonas montañosas del país, las cuales fueron abastecidas con medios materiales atractivos para atraer a los creyentes, restándole feligreses a iglesias tradicionales como la católica y protestantes, de larga data entre la población cubana.

El hecho de que sea la USAID la llamada a trabajar en la supuesta libertad religiosa, marca sin discusión la mano de la CIA, porque es alto conocido como se escudan tras esa agencia para llevar a cabo programas de subversión política.

Tanto el Vaticano, como el Consejo Mundial de Iglesias, conocen perfectamente que en Cuba hay libertad religiosa y nunca se cerró una orden o un templo.

La verdad innegable es que en la Isla están presentes católicos, protestantes, ortodoxos de ritos ruso y griego, el judaísmo, islamismo, budismo, espiritismo, religiones cubanas de origen africano, yorubas, abacuás y bantú, más Fe baha’is y los yogas.

Todas trabajan con total libertad y autonomía de culto. Reciben de sus iglesias madres recursos para su actividad, entre ellos literatura bíblica. Acogen anualmente a múltiples delegaciones e invitados extranjeros y organizan eventos nacionales, regionales y mundiales.

Las instituciones religiosas son propietarias de sus templos y bienes. Un grupo importante de instituciones religiosas evangélicas cubanas poseen centros propios para la formación de su personal consagrado y jóvenes cubanos terminan sus estudios religiosos en otros países sin impedimento alguno.

La Iglesia Católica cuenta con varios seminarios, donde cursan estudios los novicios para la formación de su clero.

Las diferentes religiones editan y distribuyen en el país cerca de 60 publicaciones y, coordinado por el Consejo de Iglesias de Cuba, mensualmente transmiten un programa mensual por emisoras de radio.

Los obispos de la Iglesia Católica acceden a los medios radiales y televisivos provinciales y nacionales durante las principales celebraciones litúrgicas, como la Semana Santa, Día de la Caridad y la Navidad, incluidas las celebradas por el Papa.

Desde que la pandemia de la Covid-19, obligó al cese de las actividades masivas, la Tv y la radio transmiten todos los domingos las misas celebradas en la Iglesia del Cobre, donde está la imagen de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, y las ejecutadas por los obispos en las capitales provinciales.

Hogares de ancianos y atención a enfermos en hospitales, es parte de la labor que llevan a cabo las iglesias, en total libertad.

Igualmente, se efectúa un sin número de actividades religiosas y culturales, incluso fuera de sus locales, como son misas, cultos, procesiones, peregrinaciones, rituales, conciertos, toques de tambor, talleres, seminarios y congresos, lo que prueba fehacientemente que en Cuba existe plena libertad religiosa.

Cuba han recibido visitas de los principales líderes mundiales y dirigentes de organizaciones de diferentes religiones, entre ellos los tres últimos Papas, algo que la distingue de otros países de la región que, a pesar de tener más feligreses, nunca han recibido a ninguno.

Juan Pablo II, Benedicto XI y Francisco, celebraron misas públicas y masivas en grandes plazas del país, comprobando la total libertad que tienen los cubanos y la ausencia de represión, como las presenció Juan Pablo II en otras ciudades del mundo.

Las mentiras construidas por una organización “no gubernamental”, financiada por Estados Unidos en su práctica subversiva contra la Revolución cubana, señala que había “documentado 260 casos de violaciones a la libertad religiosa o de creencia en Cuba en el 2019, incluyendo acosos, arrestos y restricciones de viaje”.

Se sabe que esa falacia en fabricada por elementos contrarrevolucionarios, pagados con parte los 30 millones de dólares aprobados por Estados Unidos, para su accionar contra Cuba.

Ni el Vaticano, el Consejo Mundial de Iglesias e incluso ninguna de las cinco sinagogas judías que radican en la Isla, avalan dicha mentira.

El pueblo de Estados Unidos debería pedirle cuentas al presidente Donald Trump, por destinar 50 millones de dólares para esa actividad subversiva e injerencista, en medio de la terrible pandemia que sufre debido al mal manejo de su sistema de salud, causante de 1,8 millones de personas contagiadas y 107 mil 715 muertos, en el país que presume de ser el más rico y poderoso del mundo.  

Trump debería informar a su país por destina esos millones para su actuar contra los países que no son de su agrado, en vez de distribuirlos entre los millones de ciudadanos hoy desempleados.

Como preámbulo de la actual Orden Ejecutiva, el pasado mes de abril, la “Comisión de Libertad Religiosa Internacional”, ONG financiada y dirigida por Estados Unidos para manipular sus acusaciones contra los gobiernos que no son de su agrado, publicó su informe anual donde incluyó a Cuba, Nicaragua, Sudán, Uzbekistán, Afganistán, Argelia, Azerbaiyán, Bahrein, República Centroafricana, Egipto, Indonesia, Irak, Kazajstán, Malasia y Turquía, en la llamada “Lista de Vigilancia Especial”, dándole el pretexto a Trump para sus acusaciones.

Esas imputaciones yanquis no tienen basamento real alguno y sus propios informes aseguran que “recabar información sobre las condiciones de la libertad religiosa en Cuba continúa siendo un reto”, hecho que corrobora sus mentiras, pues en la Isla radica un Nuncio Apostólico, la Comisión de Obispos Católicos de Cuba, más el Consejo de Iglesias de Cuba, que agrupa las principales denominaciones protestantes y recibe anualmente decenas de delegaciones extranjeras, entre ellas las procedentes de Estados Unidos.

Genial fue José Martí cuando afirmó:

“Caerá lo podrido y perdurará lo virtuoso”.

Nueva lista de países violadores de los Derechos Humanos.


Por Arthur González.

Estados Unidos se apropió el derecho de confeccionar listados de países que, para ellos, violan los derechos humanos, apoyan el terrorismo, limitan la libertad de prensa, pensamiento, religión y cuantas falsedades inventan, con tal de condenar a los que defienden su independencia y soberanía nacional, pero ya es hora que los pueblos del mundo hagan su lista, de quienes verdaderamente no respetan ningún derecho en este mundo.

Estados Unidos tiene que encabezar ese listado por ser el máximo violador y cometer tantos crímenes.

Señalaremos algunos como pruebas de sus permanentes y graves violaciones, por las que deberían ser juzgados por un tribunal internacional.

Entre los años 1932 y 1972, Estados Unidos ejecutó un conjunto de experimentos en la ciudad de Tuskegee, estado de Alabama, con 400 estadounidenses de raza negra, pobres, analfabetos y contagiados con sífilis, muchos de los cuales desconocían de su enfermedad.

La finalidad fue observar la progresión natural del padecimiento sin ser tratados. Ninguno fue informado de su diagnóstico y engañados, al decirles que tenían la sangre mala. Se les ofreció tratamiento médico gratuito, transporte a la clínica, comidas y un seguro para el sepelio, en caso de fallecimiento.

En 1997, la verdad sobre el macabro experimento fue reconocida por el presidente Bill Clinton, quien públicamente pidió disculpas a ocho supervivientes.

Ni Cuba, Venezuela, Irán o Siria realizan actos similares y son condenados por Estados Unidos.

Ensayos del mismo corte fueron realizados por médicos estadounidenses con ciudadanos de Guatemala, entre 1946 y 1948, infectados con sífilis y gonorrea, para verificar la efectividad de nuevos antibióticos.

En 2010, Hillary Clinton, entonces secretaria del Estado, se disculpó públicamente con el pueblo guatemalteco, pero esas violaciones no fueron condenadas por la OEA, el Parlamento Europeo ni la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Tampoco fueron sancionados con medidas económicas, como acostumbran a hacer los yanquis con otros países.

Una comisión presidencial conocida como Rockefeller Commission, dio a conocer en 1975, el Proyecto MK Ultra, programa secreto diseñado por la CIA para buscar métodos de control de la mente humana y mejorar sus capacidades de obtener información en personas resistentes a los interrogatorios, algo considerado por especialistas como “nuevos y eficaces métodos de tortura”.

En dicho Proyecto se emplearon señales eléctricas, drogas, sustancias psicotrópicas y mensajes subliminales, todo en violación de los derechos humanos.

La historia de los crímenes yanquis es amplia pero poco divulgada, después acusan a otros cuando realmente son ellos los máximos violadores.

Entre los años 1960 y 1970, científicos y religiosos estadounidenses, bajo la fachada del Instituto Lingüístico de Verano, creado por la CIA usando a la Fundación Rockefeller como supuesto financista, pusieron sus ojos en los yacimientos de petróleo de la Amazonía, en zonas de Brasil y Perú. Para deshacerse de las tribus nativas ocupantes de las tierras, propagaron diferentes virus, mediante el envenenamiento de las aguas, los alimentos y suministrándoles sábanas, frazadas y ropas infestadas con el virus de Viruela.

Como resultado del genocidio físico y biológico, en 1968 perecieron más del 50% de los nativos de la Amazonía brasileña, de esa forma las corporaciones yanquis accedieron a los yacimientos de petróleo, oro, diamantes y otros minerales raros. El conocido como Padre Smith, uno de los misioneros estadounidenses, escribió: “…Como los indígenas no querían abandonar sus ricas tierras, había que usar la fuerza”.

Parece ciencia ficción, pero todo es cierto. Esos son los yanquis que se auto titulan “paladines” de los derechos humanos.

La prestigiosa publicación Whiteout Press, aseguró que el gobierno estadounidense ha realizado experimentos secretos con armas biológicas, contra sus propios ciudadanos y uno de ellos fue en 1931, cuando el Rockefeller Institute for Medical Investigations, usó a norteamericanos como conejillos de Indias, infectándolos con células cancerosas.

El estadounidense Leonard Cole, autor del libro Clouds of Secrecy: The Army’s Germ Warfare Tests Over Population Areas, asegura que:

“Entre 1949 y 1969 fueron realizadas más de 239 pruebas de armas biológicas al aire libre en Washington, Nueva York, Key West y en otras ciudades estadounidenses”.

No fue hasta 1970 que los norteamericanos se enteraron que, por décadas, varias agencias y departamentos gubernamentales, en especial el Pentágono, los explotaron como animales de laboratorio.

En 1999 el libro “Anthrax: The Investigation of a Deadly Outbreak”, del autor Jeanne Guillemin, dio a conocer la ‘Operation Whitecoat’, realizada por el Pentágono entre 1954 y 1973, donde emplearon a ciegas a más de 2 mil 300 soldados, fieles de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

La Operación consistió en infectarlos con fiebre Q, fiebre amarilla, peste bubónica y encefalitis equina venezolana, para estudiar su evolución en seres humanos.

Cuba es víctima de actos similares e incluso con cientos de planes de asesinato a sus líderes y actos terroristas para afectar su economía, plasmados en documentos de la CIA y del Departamento de Estado, desclasificados y publicados, con más de mil muertos y cientos de mutilados, casi todos cubanos.

La fiebre porcina africana fue introducida en la Isla en 1971,desde Fort Gullick, base militar yanqui en el Canal de Panamá. Por ese motivo Cuba se vio obligada a sacrificar e incinerar 45 mil 706 cerdos, y procesar industrialmente 424 mil 848 cerdos en las zonas de peligro.

El Dengue Hemorrágico fue introducido en Cuba en 1981, a través del mosquito Aedes Aegyiptis, causándole la muerte a 158 cubanos, de ellos 101 niños, enfermándose 344 mil 205 personas. (The 1981 Cuba Dengue Epidemic, Covert Action, Summer 1982).

Esto sin contar guerras genocidas, torturas a detenidos y asesinatos a ciudadanos norteamericanos, especialmente de raza negra, como el reciente caso de George Floyd, asfixiado por el agente de policía Derek Chauvin, al aprisionarle el cuello con su rodilla, a pesar de estar en el suelo y esposado.

A lo antes expuesto, súmesele el mal trato a los inmigrantes, el espionaje y la persecución a ciudadanos por sus ideas, más las presiones a la prensa para que no publiquen informaciones que afecten la imagen de Estados Unidos, hechos suficientes para que ese país esté en el primer párrafo de cualquier informe o resolución condenatoria, por sus violaciones a los derechos de la humanidad. 

Los pueblos deben unirse para acusarlos, porque como dijo José Martí:

“Las cosas han de decirse descarnadamente para que resulten como son”.

Mayo en la historia de las agresiones contra Cuba.


Por Arthur González.

Un repaso a la historia de las agresiones de Estados Unidos contra la Revolución cubana, nos detiene en el mes de mayo, aunque todos están cargados de hechos similares.

El 17 de mayo de 1959 el gobierno revolucionario aprobó la primera Ley de la Reforma Agraria, acto que demostró el cumplimiento del programa anunciado por Fidel Castro, durante su defensa en el juicio por el ataque al cuartel Moncada, julio de 1953.

Los yanquis vieron esa ley como un paso peligroso hacia el comunismo y el pretexto para reforzar sus actos subversivos, contemplados desde abril de 1959 en un informe elaborado por su embajada en La Habana, (Foreign Relations of United States, volumen VI, Cuba, 1958-1959, páginas 458-466), cuyos autores fueron Daniel M. Braddock, ministro consejero y James A. Noel, jefe de la Estación Local de la CIA.

Un año después, el 17 de mayo de 1960 salía al aire la emisora subversiva Radio Swan, desde la isla hondureña de igual nombre, con noticias falsas contra Cuba. Por la misma, la CIA inició su campaña de la execrable Operación Peter Pan, logrando sacar del país a 14 mil 48 niños sin acompañantes, al divulgar un inexiste proyecto de Ley de Pérdida de la Patria Potestad.

El 3 de mayo de 1961, días después de la derrota de la invasión contra Cuba por Bahía de Cochinos, el mercenario Manuel Artime, cabecilla de la organización contrarrevolucionaria Movimiento de Recuperación Revolucionaria, MRR, reconoció durante entrevista a la radio cubana, que la CIA planificó y dirigió la frustrada invasión y que Howard Hunt Jr., lo había recomendado como líder político y militar de la brigada invasora.

Al siguiente año, en mayo 1962, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le retira a Cuba el estatus de “nación más favorecida en el comercio”, que ostentaba desde hacía décadas, incluso durante el régimen del dictador Fulgencio Batista.

El 7 de mayo de ese año oficiales de la CIA informaron al fiscal general Robert Kennedy, que esa agencia se involucró con el mafioso ítalo-norteamericano San Giancana, para asesinar a Fidel Castro.

Una lancha artillada procedente de Miami, ataca el 12 de mayo de 1962, una embarcación de pescadores cubanos, matando a tres tripulantes e hiriendo a cinco. La organización Alfa 66 se adjudicó la acción criminal, sin que las autoridades yanquis actuaran contra ellos.

El 7 de mayo de 1963 es presentado en la TV de Cuba el contrarrevolucionario Víctor Llufrio Bofill, capturado días antes por fuerzas cubanas. En sus declaraciones afirma que la CIA financiaba las acciones de su grupo denominado Triple A.

Días después, el 10 de mayo, la agencia de prensa AP reporta que en Miami se intenta crear una organización única para derrocar a la Revolución cubana. Se asegura que el plan fue discutido con oficiales de la CIA y que el mercenario de Bahía de Cochinos, Enrique Ruiz Williams, sería el líder de esa ambicionada fórmula.

El 13 de mayo de 1964 una lancha artillada procedente de Miami, ametralla un central azucarero en la provincia de Oriente y destruye 70 mil sacos de azúcar, acto terrorista organizado por Paul Lionel Edward Helliwell, agente CIA asentado en la Isla Andros, Bahamas.

El día 14, el Departamento de Comercio exige que se solicite una licencia especial para empresas de medicamentos de Estados Unidos que pretendan venderle a Cuba.

Se detectan las primeras acciones de guerra biológica contra el pueblo cubano, pues el 29 de mayo de 1964, las Fuerzas Armadas Revolucionarias reportan desde la provincia de Sancti Spíritus, el avistamiento de globos de varios tamaños que caían desde gran altura, los que explotaban al tocar la tierra y las plantas, dejando escapar una sustancia gelatinosa, semejante al caldo de cultivo bacteriano. Posteriormente se detectaron varios enfermos de meningoencefalitis, principalmente niños.

La Seguridad del Estado cubano detiene, el 6 de mayo de 1965, al agente de la CIA Lawrence K. Lunt, quien radicaba en la Isla desde 1956 como agente encubierto.

El Congreso yanqui, como parte de la guerra económica y comercial iniciada en 1962, declaró ilegales todas las transportaciones marítimas de cualquier país que le venda o envíe hacia Cuba, bienes estratégicos o no.

El 21 de mayo de 1966 muere por un disparo procedente del territorio de la base naval yanqui en Guantánamo, el soldado cubano Luis Ramírez López.

El 3 de mayo de 1967 explota una bomba en el auto del embajador cubano en México, quien no estaba en el vehículo. Cuatro personas resultaron heridas.

En mayo 3 de 1969 fuerzas cubanas dieron captura a un grupo contrarrevolucionario al servicio de la CIA, cuando desembarcaba en las costas de la provincia de Oriente.

Un acto terrorista se ejecuta el 1ro de mayo de 1970, contra un almacén de azúcar en la provincia de Las Villas. El fuego devoró toda la producción que allí se encontraba.

El 10 del mismo mes, dos embarcaciones pesqueras cubanas fueron destruidas por un ataque perpetrado por lanchas procedentes de Miami, comandadas por el agente CIA Ramón Orozco Crespo. Los once pescadores fueron secuestrados y trasladados a una isla de Bahamas. La población de La Habana se movilizó para exigir su liberación inmediata. El día 18 fueron liberados y regresados a la patria.

El 6 de mayo de 1971, Cuba detecta por primera vez en el hemisferio occidental el virus de la fiebre porcina africana, por tal motivo fueron sacrificados medio millón de cerdos en todo el país. En 1977 la prensa de Estados Unidos publica que una fuente secreta de la CIA, admitió que dicho virus, procedente de Fort Gulick, base yanqui en el canal de Panamá, fue introducido en la Isla en marzo de 1971 por contrarrevolucionarios cubanos.

El día 26 de mayo de 1971 unidad de Guardacostas yanqui, arrestaron a ocho pescadores cubanos en aguas internacionales. Cuatro pescadores fueron liberados y los demás trasladados a Estados Unidos donde fueron sentenciados a seis meses de cárcel y multados con 10 mil dólares cada uno. Es la política del terror para evitar esa vía de alimentación al pueblo cubano.

Mayo de 1974. Actos terroristas contra la embajada cubana en Londres el día 4 y el día 14 contra el consulado en Mérida, México, demuestran que Estados Unidos organiza acciones de este corte y da cobijo a sus autores.

El 29 de mayo de 1975 Robert A. Maheu, reconoció ante el Comité Selecto de Inteligencia de Estados Unidos, su participación en los intentos de asesinato contra Fidel Castro, organizados por la CIA.

Al día siguiente, el Coronel Sheffield Edwards declaró ante ese Comité, sobre la participación de la CIA en dichos planes de asesinato.

El propio día 30, el Mayor General (retirado) Edward Lansdale, confiesa a la agencia AP, que en 1962 por órdenes del presidente J.F. Kennedy, inició el desarrollo de planes para derrocar a Fidel Castro. Similares declaraciones las hizo ante el Comité Selecto de Inteligencia, donde por primera vez reveló públicamente, la Operación Mangosta, considerada como la más amplia y abarcadora en tareas de subversión contra Cuba.

Los meses de mayo de los años subsiguientes están igualmente cargados de hechos, que demuestran la política hostil y terrorista de Estados Unidos contra la Revolución cubana, esos que ahora confeccionan listas negras y acusan a otros, cuando ellos deberían estar sentados en el banco de los sancionados.

Razón tenía José Martí cuando afirmó:

“Hay pocas cosas en el mundo tan odiadas como los hipócritas”.

 

Estados Unidos y sus listas negras.


Por Arthur González.

Estados Unidos se toma el derecho de confeccionar listas espurias, donde anota a los países que tienen gobiernos no aceptables para ellos, sin que ningún organismo de las Naciones Unidas les dieran tal atribución.

Lo triste del asunto es que el resto del mundo se arrodilla y cumplen al pie de la letra las sanciones que los yanquis imponen, algo que los hace perder soberanía e independencia en sus decisiones políticas internacionales.

Así sucede con el tema de Venezuela y la presión de la Casa Blanca, para que reconocieran al títere Juan Guaidó, situación que puso en ridículo a la Unión Europea, al comprobar que no tiene seguidores y solo cumple las órdenes de Donald Trump y Mike Pompeo, obsesionados por destituir e incluso asesinar, al presidente constitucional Nicolás Maduro, una copia de los planes que desplegaron contra Cuba y su líder Fidel Castro, sin alcanzar sus propósitos.

El más reciente hecho protagonizado por los yanquis es la inclusión de Cuba en la lista de países que “no cooperaron con los esfuerzos antiterroristas” en 2019, según informó el 13 de mayo 2020 el Departamento de Estado, hecho que representa una antesala de la probable recolocación en la lista de países “patrocinadores del terrorismo”.

Hay diferencias entre la lista de países “patrocinadores del terrorismo”, cuya inclusión es designada por el Secretario de Estado y aprobada por el Presidente, y la de naciones que “no cooperan con la lucha antiterrorista”, hecho aclarado por un portavoz del Departamento de Estado.

Pero ambas traen aparejadas fuertes sanciones, con el fin de ahogar económicamente a las naciones incluidas, pues desde hace más de medio siglo Estados Unidos tiene como arma, las represalias económicas para arrodillar a los gobiernos, método que aplican contra Cuba, Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela, todos con políticas de soberanía nacional que no aceptan someterse a los dictados de Washington.

La calificación de país “patrocinador del terrorismo” fue creada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Ronald Reagan, y por supuesto, en 1982, Cuba fue inscrita en dicha lista con todas las sanciones económicas previstas.

En el 2015 la administración de Barack Obama sacó del listado a Cuba, aunque la mantuvo entre los “países observados”, hecho que tuvo más repercusión mediática que un levantamiento real de sanciones, de acuerdo con declaraciones emitidas por tres funcionarios del Departamento de Estado, el 17 de abril 2015, quienes explicaron el significado del retiro de Cuba de la lista de “países patrocinadores del terrorismo”, al afirmar:

“Rescindir a Cuba de esa lista no flexibiliza el Bloqueo, porque existen muchas otras regulaciones y prohibiciones, como parte de la política del Bloqueo, que son independientes de las sanciones que implica estar en ella”.

Las sanciones que impone Estados Unidos a los incluidos en su lista negra son:

Cancelación de la exportación de armas; vigilancia de las exportaciones con doble objeto: restricciones en la ayuda económica y restricciones financieras; bloqueo de créditos en el Banco Mundial e instituciones similares; permitir denuncias contra ellos en tribunales estadounidenses por daños civiles a las familias de víctimas del terrorismo; denegación de deducciones fiscales para sueldos cobrados en esos países; eliminación impuestos a importaciones de esos países; posibilidad de prohibir a ciudadanos estadounidenses entablar relaciones financieras con esos países y prohibición al Departamento de Defensa de contratar por más de 100,000 dólares con compañías controladas por los países de la lista.

Todas estas sanciones las sufre Cuba desde que en 1962 cuando se aprobó la guerra económica, comercial y financiera impuesta bajo la administración Kennedy, con el eufemismo de “Embargo”, incrementadas además por las Leyes Torricelli y Helms-Burton. Por tanto, estar fuera de la lista de marras no cambia en nada la situación.

Cuba no teme ninguna de las acciones yanquis y ellos lo saben perfectamente. Volver a estar en la espuria lista de países “patrocinadores del terrorismo”, no incrementará las sanciones, porque como se sabe, ya no hay más nada que aplicarle.

Lo que no soportan en Washington es que el pueblo cubano decidiera andar sin amos que le dictaran su camino, asumir un proceso socialista a solo 90 millas de sus costas y resistir unidos, las penurias que causan las acciones de la guerra económica, comercial y financiera desde hace 60 años.

A pesar de eso, Cuba salva vidas por el mundo en medio de una de las pandemias más terribles que se conozcan y envía solidariamente a sus médicos, enfermeros y técnicos para ayudar a los necesitados, mientras los yanquis despachan barcos y aviones de guerra para matar inocentes.

Estados Unidos podrá incorporar a Cuba en cuantas listas fabriquen, que la actitud del pueblo seguirá siendo la misma, la de condenar las políticas imperiales y aumentar el sentimiento de repudio, a esos que se auto titulan “campeones” de los derechos humanos, a la vez que ejecutan actos terroristas en el mundo.

Lo peor es que los yanquis dan refugio a todos los asesinos terroristas que ejecutan sus instrucciones.

Asesinos y torturadores del gobierno del dictador Fulgencio Batista, fueron acogidos como “refugiados políticos” en Estados Unidos, ninguno fue extraditado a Cuba a pesar de estar vigente el tratado entre los dos países.

Planes de terrorismo de Estado aprobados por los presidentes estadounidenses, comprueban que el único patrocinador del terrorismo es Estados Unidos.

Ellos crearon y financiaron múltiples organizaciones terroristas para atacar a la Revolución cubana y lo sabía el FBI sin hacer nada contra los participantes.

Todos conocen la execrable organización Omega 7, de corte terrorista, que entrenó a muchos de los autores de acciones contra Cuba, tanto en la Isla como en el exterior.

Otra de esas bandas de asesinos a sueldo fue Alfa 66, autora de decenas de actos terroristas en Cuba.

¿Se les olvidó a los que ahora infunden calumnias contra la Revolución, que ellos construyeron las organizaciones terroristas Comandos F-4 y Comandos L, ambas con una larga hoja de crímenes?

Esas bandas de asesinos fueron fabricadas en la Florida, armadas y entrenadas por oficiales de la CIA, ante los ojos del FBI.

Acciones terroristas llegaron a ejecutarse en el propio territorio de Estados Unidos y de eso el canal Discovery hizo un documental que lo prueba. Sus asesinos vivieron y aún viven en la Florida sin ser molestados, como los casos de Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, entre muchos.

El reciente ataque terrorista contra la misión diplomática cubana en Washington, por un cubano con fuertes vínculos a la mafia terrorista anticubana de Miami, no ha recibido el rechazo del Departamento de Estado yanqui, prueba de su aceptación y complicidad.

Falta total de moral tienen los yanquis para pretender condenar a otros; por eso José Martí, que bien los conoció, afirmó:

“Nación que no cuida de ennoblecer a sus masas, las cría para los chacales”.