La economía de Estados Unidos cae en picada.


Por Arthur González.

La economía de Estados Unidos, considerada hasta ahora como la más poderosa del mundo, va en picada sin tener un pronóstico cierto de hasta dónde llegará, pues de acuerdo con los datos publicados el 30 de julio 2020 por la Oficina de Análisis Económico, entre abril y junio de este año, hubo una contracción del producto interno bruto de un 32 %, el peor trimestre reportado desde 1958.

La combinación del mal manejo de la economía por la actual administración Trump, que gasta miles de millones de dólares en armas y mantenimiento de tropas asentadas por el mundo, sumado a otros cientos de miles de millones malgastados en actividades subversivas para destruir a la Revolución cubana, venezolana, nicaragüense y contra los movimientos populares en Bolivia y Ecuador, se le ha unido la actual situación de la pandemia del Covid-19, conformando una crisis económica sin precedentes.

Las dificultades que hoy tienen que enfrentar los estadounidenses ante el cierre de centros de trabajo, los despidos masivos y la falta de un sistema de salud gratuito, hacen de sus vidas un infierno, al no tener dinero para pagar hipotecas, la renta de sus viviendas, electricidad, alimentación, medicinas y otros gastos cotidianos, sin contar los que tendrán que asumir el próximo invierno.

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Se incrementan las mentiras de Donald Trump


Por Arthur González.

La guerra psicológica contra Cuba y Venezuela, incrementada bajo la administración del presidente Donald Trump, pretende hacerle creer a los estadounidenses y al resto del mundo, que ambos países son sus “adversarios extranjeros, que podrían atacar la red eléctrica de los Estados Unidos”.

Bajo ese pretexto, el susodicho presidente firmó en mayo 2020, una orden ejecutiva para proteger sus instalaciones eléctricas y los sistemas de control necesarios que operan esa red, según ellos, de las “actividades maliciosas de actores extranjeros”, ordenándole al Departamento de Energía definir esas actividades.

El presidente Donald Trump no puede ser más torpe en sus decisiones políticas, y por eso su propia madre expresó mucho antes de su elección:

“Es un idiota con cero sentido común y sin habilidades sociales, pero es mi hijo. Solo espero que nunca se meta en la política, porque sería un desastre”.

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Cuba: un bloqueo criminal que debe terminar.


 

Por Felipe Ciprián.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social y  jefe de redacción de Listín Diario, en República Domincana.

El bloqueo financiero y del comercio que por más de 50 años ha impuesto Estados Unidos contra Cuba de forma unilateral y sin que represente nunca la opinión mayoritaria de la comunidad internacional, pervive en el tiempo y se agrava, como dedo acusador contra su patrocinador, porque nada justifica semejante acoso extraterritorial contra una isla antillana que no amenaza a nadie.

Cuando Estados Unidos impuso el bloqueo inicialmente, lo hizo para tratar de asfixiar y revertir la Revolución popular que liquidó una de las dictaduras más corruptas y asesinas del Caribe, la de Fulgencio Batista, cuyas fuerzas represivas eran armadas, asesoradas y provistas por el mismo Estados Unidos.

En aquellos años de Guerra Fría, el pretexto era que como Cuba se había constituido en un bastión importante y un país solidario e internacionalista al lado de los pueblos de América Latina que luchaban contra las dictaduras militares y el saqueo de los recursos de la región por parte de las grandes corporaciones extranjeras, había que derrotarla para que no “exportara” su Revolución.

Era un contexto diferente y un pretexto que compartían líderes militares latinoamericanos adiestrados en las escuelas de mando de Estados Unidos que les inculcaron que la seguridad nacional era lo más importante, olvidando que la misión de los militares, desde la Independencia hasta siempre, es proteger a su pueblo y defender, incluso con su vida, la soberanía frente a los agresores externos.

Pedían aislar a Cuba para que no exportara guerrillas de jóvenes latinoamericanos que se proponían insurreccionar los pueblos y desestabilizar gobiernos “legítimos” que en la mayoría de los casos eran dictaduras sostenidas por la fuerza.

Ahora resulta que a Cuba no se le acusa de exportar guerrillas, sino de dar apoyo para sostener a gobiernos legítimos, salidos de las urnas y no de los cuartelazos militares, como es el de Venezuela.

Se han invertido los roles: Cuando Estados Unidos inspiraba y apoyaba golpes de Estado como el perpetrado contra Salvador Allende en Chile, el 11 de septiembre de 1973, a Cuba se le acusaba de promover la subversión.

Ahora que Cuba apoya, aunque sea políticamente y con sus médicos, a gobiernos legítimos, votados por la mayoría de los ciudadanos y respaldados por sus fuerzas armadas, como sucede en Venezuela, Estados Unidos se ocupa de desestabilizarlos, de apoyar de todas formas la subversión y de amenazar con la agresión militar después que ha ejecutado el golpeo a su economía y saboteado sus servicios de salud, de electricidad, su sistema bancario y su comercio.

Sogas al cuello

Lo que resulta increíble es que, en un mundo caracterizado por la globalización del comercio, del financiamiento y la inversión, de las migraciones masivas en forma de turismo o de permanencia, con tecnologías disponibles para la información y la comunicación en tiempo real, la nación más poderosa del mundo bloquee y trate de asfixiar a una pequeña isla antillana que no representa amenaza para nadie.

Peor aún: después de que Estados Unidos y Cuba restablecieron sus relaciones diplomáticas por reconocer que el bloqueo era inútil para torcer el rumbo político de la Revolución cubana y que solo aportaba sufrimiento al pueblo cubano, el gobierno de Donald Trump mantiene las relaciones diplomáticas, pero aprieta la soga a todos los cubanos.

En los últimos dos años, lo que está haciendo el gobierno de Trump contra los cubanos no tiene punto de comparación: Sanciona y presiona a bancos y empresas de todo tipo para que no hagan negocios con Cuba y si los hacen, los sanciona.

Pero aún más, impone restricciones para que cruceros y líneas aéreas no lleguen a puertos cubanos, lesionando la industria del turismo que es la que genera una parte importante de las divisas de la economía cubana.

Lo que acaba de hacer el gobierno de Estados Unidos al limitar solo al aeropuerto internacional “José Martí”, de La Habana, la llegada de aeronaves procedentes de su territorio, es una agresión directa tanto a Cuba como a las propias aerolíneas norteamericanas que arribaban a nueve aeropuertos en la mayor de las Antillas.

El derecho al libre tránsito, solo sujeto a las leyes, se está cercenando para millones de turistas de Estados Unidos y para familiares de cubanos que estando en Norteamérica, no rompen sus vínculos con su patria y con su pueblo.

Limitar la cantidad de dinero que una persona pueda enviar a sus familiares o amigos en Cuba, por puros motivos de agredir a un gobierno que no les simpatiza y a un pueblo que lo respalda, es una acción colectiva de crueldad e indolencia frente al mismo pueblo que suelen señalar que sufre graves precariedades de ingreso.

Lo peor del bloqueo, aparte del daño económico y financiero a todo un pueblo, es la política agresiva contra el sistema de salud cubano, que le impide adquirir medicamentos, equipos, materias primas, exportar productos de comprobada eficacia contra la diabetes y hasta el cáncer, que impide los intercambios científicos y compartir experiencias.

¿Qué ensañamiento más cruel? ¿Cómo se convierte a todo un pueblo en rehén y se le somete a semejante sufrimiento por diferencias políticas e ideológicas con su gobierno?

Voto en Naciones Unidas

En pocas horas la Asamblea General de Naciones Unidas pondrá en debate y votación una nueva petición para que termine ya el bloqueo contra Cuba.

Año tras año es casi consenso del mundo que ese tipo de agresión debe cesar y más aún en el caso de un pueblo que como el cubano, ha impuesto su marca en el mundo: envía médicos y forma médicos para ir a los lugares más recónditos a prestar servicio; manda sus rescatistas y su ayuda a todos los lugares del planeta donde hay desastres naturales, y despliega sus maestros para enseñar a los iletrados.

Si un pueblo con esos atributos, con la carga de antillanía y solidaridad, es agredido y bloqueado, pero no derrotado, ¿para qué persistir con ese tipo de villanía política, totalmente inútil, salvo para provocar penurias y maldades?

Cuando se discuta y se vote en Naciones Unidas, espero que el voto dominicano siga siendo resueltamente afirmativo contra el bloqueo, porque quienes mantienen esa ignominia contra Cuba, mantienen y protegen a regímenes sanguinarios, crueles, terroristas, como el de Arabia Saudí e Israel.

Arabia Saudí asesinó al periodista Jamal Khashoggi en su consulado de Estambul, Turquía, y Estados Unidos, en una decisión inexplicable, miró para otro lado; los mandarines saudíes tienen cuatro años destruyendo a Yemen con las armas y el apoyo occidental; Israel agrede, asesina y se apropia de las tierras de los palestinos y sirios, pero eso no motiva ni siquiera una condena verbal.

Aun en los casos de Arabia Saudí y de Israel, no se justifica imponer un bloqueo a esos pueblos porque sus gobernantes sean sanguinarios. ¡Menos contra Cuba!

 

Estados Unidos y su política estancada contra Cuba.


Por Arthur González.

La enfermiza obsesión de los yanquis por destruir a la Revolución cubana, los ha empantanado en su política hacia Cuba. Ninguna iniciativa novedosa para cambiar su loca carrera de cercarla económicamente, aparece en el escenario estadounidense, ni siquiera bajo la administración de Barack Obama, a pesar del cambio de táctica que introdujo con el restablecimiento de relaciones diplomáticas.

El desarrollo de programas subversivos para debilitar la ideología socialista se mantiene desde hace 60 años, junto a sus permanentes fracasos de fabricar una “oposición”, financiada, instruida y abastecida con cientos de millones de dólares, que al final enriquecen a la mafia terrorista anticubana de Miami y sostienen a una escuálida disidencia interna, que lejos de aumentar decrece y se fragmenta, ante las pugnas por obtener la mejor parte del dinero.

Las cruzadas mediáticas contra la Revolución no cesan de inventar falacias, con el sueño de hacerle creer al mundo que Cuba es un infierno y el socialismo un fracaso económico, cuando la realidad es bien conocida, la criminal guerra económica, comercial, financiera y biológica que impone Estados Unidos hace más de medio siglo, son las únicas responsables de las penurias.

La actual administración republicana de Donald Trump, repite fielmente la actuación de sus antecesores, tanto republicanos como demócratas, ya que fue bajo la presidencia del demócrata J.F. Kennedy, que se le dio cuerpo legal a la guerra económica, se impuso el Acta de Comercio con el Enemigo, y denominaron “refugiados políticos” a los que arribaban a territorio yanqui, incluidos los asesinos, torturadores y ladrones del gobierno del dictador Fulgencio Batista.

Con la apertura en 1977 de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, bajo el gobierno del demócrata James Carter, se inició una nueva etapa donde el espionaje y la subversión política primaron, en vez de fortalecer las relaciones diplomáticas, culturales, y comerciales.

Aprovechando la presencia de decenas de “diplomáticos” yanquis en la Isla, abastecieron con equipos de comunicaciones de alta tecnología y dinero a sus agentes, además de crear centros ilegales para preparar a la contrarrevolución interna.

Mediante el empleo de su valija diplomática, introdujeron literatura subversiva, radios para la escucha de la emisora anticubana, alimentos, ropas y medicinas para atraer a la “disidencia”, e incluso el cartel lumínico que colocaron en los ventanales del edificio de la misión diplomática, todo en violación flagrante de la Convención de Viena de 1961 que norma las relaciones diplomáticas, entre ellas el uso de los locales de la Misión, las valijas diplomáticas y la no injerencia en los asuntos internos del Estado acreditante, entre otras cuestiones.

Hoy los yanquis acometen las mismas violaciones con actitudes provocativas y desafiantes hacia las autoridades cubanas. Sin embargo, expulsan a diplomáticos cubanos aduciendo falsamente actos que “afectan” su seguridad nacional, como si los que ellos ejecutan en territorio cubano, no fuesen en verdad los que atentan contra la estabilidad del estado cubano.

Dando un vistazo a la historia y a las declaraciones de Fidel Castro, ante los actos provocativos de diplomáticos yanquis, se puede palpar que la política de Estados Unidos hacia Cuba, se mantiene estancada en un laberinto sin salida.

El 25 de abril 2003, durante su presencia televisiva en el programa Mesa Redonda, decía Fidel Castro que Otto Reich, nombrado provisionalmente como Secretario Asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, trazó pautas de la política del Departamento de Estado contra Cuba, entre ellas acusaciones de que Cuba preparaba una guerra electrónica contra las comunicaciones de Estados Unidos y otras denuncias falsas semejantes, que jamás existieron.

Y agregaba Fidel:

“Entre mentiras disparatadas de este tipo, la acusación más pérfida: Cuba desarrolla un programa de investigación para producir armas biológicas. Todas las acusaciones fueron desmentidas y ridiculizadas”.

En los momentos actuales la mentira reiterada son los “ataques acústicos” que “afectaron” solo a ciertos diplomáticos estadounidenses, a lo que se sumó Canadá con similar invención.

Ni ataques ni enfermos, lo que buscan es alejar de la Isla a los turistas extranjeros, por ser una de las fuentes de entrada de dinero al país y la guerra económica hay que arreciarla, como dijo el actual Secretario del Tesoro: “Se trabaja para cortar todas las entradas de dinero a Cuba”.

En esa propia intervención, el Presidente Fidel Castro denunciaba las acciones provocativas desarrolladas por el entonces jefe de la Sección de Intereses, James Cason, en sus reuniones con elementos contrarrevolucionarios y el abastecimiento de propaganda anticubana que entregaba durante sus visitas a otras provincias de la Isla, en su residencia y locales de la Misión diplomática en La Habana.

Explicaba Fidel:

Entre los días 19 y 25 de enero del 2003 James Cason y Ricardo Zúñiga, durante seis días realizaron un recorrido por las provincias de Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, solicitado para realizar visitas privadas, dedicándose al abastecimiento material de los grupúsculos contrarrevolucionarios, en función de potenciar y unificar a la llamada “oposición” y establecer contactos con el medio religioso”.

En el 2019 se observa como la actual Encargada de Negocios de Washington, Mara Tekach, tampoco cesa de inmiscuirse en los asuntos internos cubanos,  reuniéndose con elementos contrarrevolucionarios, prepararlos para las provocaciones y estimulándolos a continuar por ese camino.

En ese sentido, en reunión efectuada dentro de la sede diplomática con los organizadores de la Marcha Gay, los preparó para fomentar desórdenes públicos que sería apoyados por campañas de prensa, como en efecto sucedió.

Igualmente, durante una supuesta visita de familiarización a la provincia de Guantánamo, se entrevistó con elementos contrarrevolucionarios y posteriormente publicó en la página oficial en Facebook de la Embajada:

“Las medidas legales aplicadas al opositor reflejan la crueldad e injusticia del gobierno cubano, el que continúa violando los derechos humanos y libertades de sus ciudadanos”.

Mara Tekach, en su accionar provocativo y desafiante, el 13 de septiembre 2019 lanzó una convocatoria haciendo un llamado a todos los jóvenes emprendedores cubanos, para participar en la llamada Iniciativa de Jóvenes Líderes de América, con el viejo anhelo de fabricar líderes contrarrevolucionarios dentro de Cuba, empeño que iniciaron en 2009.

Ante aquellas actitudes asumidas por Cason, semejantes a las que realiza hoy la Encargada de Negocios yanquis, expresó Fidel Castro:

Cuba se tomará toda la calma necesaria para decidir la conducta a seguir con este extraño funcionario. Tal vez los numerosos miembros de la Inteligencia norteamericana que trabajan en esa Oficina de Intereses, le expliquen que Cuba puede prescindir tranquilamente de tal Oficina, incubadora de contrarrevolucionarios y puesto de mando de las acciones subversivas más groseras contra nuestro país. Los funcionarios suizos que los representaron largo tiempo, realizaron durante años un excelente trabajo y no hacían labores de espionaje ni organizaban la subversión. Si eso es realmente lo que desean, provocar con tan insolentes declaraciones, es mejor que tengan la vergüenza y el valor de decirlo”. 

El 26 de julio de 2005, Fidel le explicaba al pueblo cubano:

“…Los meses que precedieron al 52 aniversario del inicio de nuestra lucha armada por la definitiva independencia de Cuba, se caracterizaron por una especial agresividad por parte de la administración Bush contra Cuba.  La extrema derecha nazi-fascista que se apoderó de la dirección del imperio, no ha cesado de rumiar su odio impotente contra nuestra Patria”.

“W. Bush y su camarilla no han cesado un instante de adoptar medidas crueles y llenas de odio a lo largo de más de cuatro años para desestabilizar, golpear y tratar de barrer de la faz de la Tierra la independencia de Cuba y el derecho de su pueblo a un sistema político y económico verdaderamente humano y justo”. 

“Resoluciones grotescas fueron aplicadas para endurecer el bloqueo y asfixiar la economía del país…Se multiplicaron las calumnias; se calificaba a Cuba de país terrorista; se inventaban descabelladas mentiras sobre la fabricación de armas biológicas, planes de guerra electrónica con el propósito de interferir las comunicaciones del gobierno de Estados Unidos y otras por el estilo, con el objetivo de buscar pretextos para una agresión genocida contra nuestro pueblo”.

“La administración Bush encarna el más repugnante y siniestro odio contra un pueblo digno y heroico que no se doblega, ni puede ser intimidado por las amenazas y las agresiones del poderoso imperio”.

El presidente Donald Trump, repite agresiones y errores de sus antecesores, sin lograr un solo triunfo contra el pueblo cubano que defiende una Revolución autentica, y jamás permitirá regresar a un pasado lleno de desigualdades, discriminación y sin los beneficios sociales que pretenden destruir con sus guerras económica, comercial y financiera, porque como aseguró José Martí:

“La Revolución en Cuba es el aire que se respira. Nada puede vencerla”.

 

Bloqueo contra Cuba, ver para creer.


Por Arthur González.

Para quienes aseguran que los problemas de la economía cubana no tienen vinculación con el criminal bloqueo que imponen los yanquis desde hace 60 años, deben leer las nuevas sanciones aplicadas recientemente por la actual administración del presidente Donald Trump, para convencerse que sí afecta y mucho.

No por gusto esa guerra económica, comercial y financiera la mantienen inamovible, a pesar de la condena de todas las naciones representadas en la ONU, haciendo caso omiso de los reclamos mundiales, pues el objetivo que persiguen los yanquis es lograr el desencanto y el desaliento del pueblo, a partir de las penurias causadas por esa política en más de medio siglo.

Para no dejar dudas de lo que trata de alcanzar Estados Unidos con esa cruel y despiadada política al más puro estilo nazi, el pasado 19 de noviembre de 2018, se conoció la multa impuesta por el gobierno de Trump al tercer banco más grande de Francia, el banco Société Générale S.A., ascendente a mil millones 340 mil dólares por sus relaciones con la banca de Cuba, demostrando que, como imperio mundial, le aplica medidas extraterritoriales a quienes no acaten sus órdenes.

Dicha sanción fue resultado de un proceso jurídico abierto por la parte estadounidense contra la entidad francesa, acusándola de violar las sanciones que Estados Unidos tiene establecidas.

Una parte de ese monto será cobrado por el Departamento de Estado. Además, el banco Société Générale S.A., tiene que pagarle 420 millones de dólares al Departamento de Servicios Financieros de Nueva York; 717 millones al Departamento de Justicia; 81,3 millones a la Reserva Federal; 163 millones a la Fiscalía Distrital de Manhattan y otros 54 millones al Departamento del Tesoro.

Como medida adicional impuesta por el tribunal yanqui, la Société Générale está obliga a despedir a todos los empleados que hubiesen estado involucrados en las operaciones, con el compromiso de no volverlos contratar jamás.

No satisfechos con esa felonía imperialista, Estados Unidos exige que se le muestren los programas implementados por la Société Générale, para impedir el restablecimiento de relaciones financieras con Cuba.

Aquellos que sueñan que, con cambios internos solamente, la economía cubana puede prosperar, ahora tienen la palabra de cómo hacer para pagar las compras que Cuba ejecuta, el pago de otras obligaciones y recibir el dinero por sus ventas.

Cualquier país del tercer mundo como Cuba, sin muchos recursos naturales y dependiente de su comercio exterior, hubiera claudicado ante la bota imperial de los yanquis, pero los cubanos, con su dignidad y moral, no renuncian al sistema que escogieron y resisten estoicamente cada nueva sanción de Estados Unidos, el que se enfurece aún más ante la valentía del pueblo de la mayor isla de las Antillas.

El presidente Barack Obama, es uno de los que más penalidades impuso a la banca internacional por sus relaciones contractuales con Cuba. Basta señalar que, del 2009 a enero de 2017, el monto acumulado por esas multas ascendió a la cifra de 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares.

No satisfechos con eso, insisten en estrangular aún más la entrada de dinero fresco a Cuba, intentando cortar el turismo internacional y de aquellos estadounidenses que viajan con alguna de las licencias establecidas por el Departamento de Estado, pues desde 1961 tienen prohibido visitar la Isla como turistas.

Para ello fabricaron los “ataques acústicos” a sus diplomáticos en La Habana, y la historieta que saben puede atemorizar más a los viajeros: las falsas enfermedades que dicen padecer. Toda esa mentira premeditada es una sanción adicional a la guerra económica.

Además de esto, el Departamento de Estado publicó el 14 de noviembre 2018, otro extenso listado con 26 entidades y sub-entidades cubanas restringidas para los estadounidenses, que se suman a las publicadas el pasado año.

Las nuevas entidades y sub entidades prohibidas, son fundamentalmente hoteles ubicados en importantes sitios turísticos cubanos, como La Habana, Varadero y los cayos al norte de la provincia de Villa Clara.

Para mayor muestra de la psicosis que le causa la Revolución cubana a Washington, han incluido ridículamente algunas boutiques y centros comerciales, que, hasta para el menor entendido, es sabido que no pueden afectar en nada la seguridad nacional estadounidense y todo forma parte de esa política que pretende asfixiar al pueblo cubano, el más se afectado, algo que los yanquis conocen y aspiran a que algún día se lance a las calles para protestar de las escaseces que padecen.

Magos son los dirigentes de Cuba para sortear tantas sanciones y garantizar el sistema de salud gratuito, la educación, la cultura, el deporte, la industria biotecnológica y otras fábricas importantes para la vida de la nación, así como la agricultura, que también es atacada por plagas y enfermedades introducidas por la CIA para afectar sus producciones, y aun así garantiza la canasta básica que se le entrega a toda la población a precios subsidiados.

Sin esta guerra económica la situación cubana sería muy distinta a la de hoy, por eso especialistas del Foreign on Council Relations de Estados Unidos, aseguraron en 1999:

La oposición de EE.UU. a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

Esa es la razón por la cual el presidente Obama, a pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas, no hizo nada para desmontar el Bloqueo, aunque contaba con determinadas facultades para hacerlo más flexible.

No obstante, tanta guerra económica, Cuba sigue su camino no exento de dificultades, pero libre y soberana sin el amo yanqui que la ocupó militarmente en tres ocasiones antes del triunfo revolucionario de 1959, porque como dijera José Martí:

“Somos libres, porque no podemos ser esclavos”

“ Y una vez gozada la libertad no se puede vivir sin ella”