Venezuela, alerta ante las trampas yanquis.


Por Arthur González.

Por estos días los yanquis ensayan viejas estrategias para lograr el derrocamiento de la Revolución Bolivariana de Venezuela, asesinar al presidente constitucional Nicolás Maduro y otros altos funcionarios de su gobierno, con el empleo de mercenarios de origen venezolano y norteamericano, lo mismo que hicieron contra Cuba durante décadas.

Paralelamente a estos intentos de invasión con respaldo de las fuerzas de Estados Unidos, los yanquis pretenden ejecutar una táctica de engaño, al proponerle al presidente Maduro un plan de “Transición”, donde esté presente la oposición al servicio de ellos, además de mantener discretas comunicaciones con el gobierno, algo que también quisieron hacer con Cuba.

Si revisamos la historia podemos encontrar que el 4 de enero de 1963, después la aplastante derrota de la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos, McGeorge Bundy, Asistente Especial para los Asuntos de Seguridad del presidente John F. Kennedy, le propuso explorar la posibilidad de establecer una discreta comunicación con el líder cubano Fidel Castro.

Después de analizar los costos y beneficios que esa propuesta podría tener para Estados Unidos, el 21 de abril, McGeorge Bundy presentó al Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad, un detallado informe referente a las Alternativas sobre Cuba, contentivo de posibles variantes a explorar en su política hacia la Revolución.

El 30 de abril del 63, en la reunión del Grupo se acordó mantener la línea de comunicación con Fidel, iniciada en 1962 por el abogado James Donovan, durante las negociaciones para obtener la liberación de los mercenarios de la invasión por Bahía de Cochinos.

Otra vía para la comunicación entre los dos gobiernos, se abrió con la joven periodista Lisa Howard, presentada a Castro por el mismo abogado, a la que le aceptó una entrevista de una hora para la cadena ABC, en mayo de 1963. A partir de la misma se divulgó en Estados Unidos que el líder cubano daba indicios de querer negociar con el presidente Kennedy.

Demostrando su carácter terrorista, la CIA pretendió utilizar a Donovan para asesinar a Fidel Castro, regalándole un equipo de buceo contaminado con bacilos de la tuberculosis y hongos.

Esa breve relación sirvió para que Gordon Chase, asistente de McGeorge Bundy, propusiera “atraer suavemente a nosotros a Fidel Castro y sí la dulce aproximación a Cuba tiene resultados, los beneficios para Estados Unidos serían sustanciales”.

El Grupo Especial acordó, el 3 de junio de 1963, la propuesta del establecimiento de una discreta comunicación con Castro, lo cual no se contraponía con su política de hostigamiento y a la vez, continuar las acciones para el derrocamiento del régimen socialista en la Isla.

Las ideas entregadas en abril por Bundy, contemplaban tres variantes:

1-Imponer en Cuba una solución no comunista, por todos los medios que fuesen necesarios.

2-Insistir en fines mayores, pero limitados.

3-Avanazar gradualmente en el desarrollo de alguna forma de llegar a un arreglo con Fidel Castro.

Esa fórmula se parece mucho a la que ahora pretenden los yanquis aplicar con Venezuela, incluso el candidato presidencial demócrata Joe Biden, acaba de expresar que, de alcanzar la presidencia de los Estados Unidos, restablecerá las relaciones diplomáticas, pero insistiendo en el interés de derrocar a Maduro.

A pesar de establecer el canal de comunicación con Cuba, durante los debates de las variantes expuestas en abril y mayo 1963, John McCone, Director de la CIA y miembro del Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional, propuso un conjunto de medidas para incrementar las dificultades económicas de Cuba, las cuales serían respaldadas con actos de sabotajes, con la finalidad de crear una situación interna que permitiera subvertir a los mandos militares, para que apoyaran el derrocamiento de Castro.

En ese contexto, el 8 de junio de 1963 la CIA presentó al Grupo Especial del Consejo de Seguridad, un documento con la política encubierta y el programa de acciones a ejecutar para destruir el proceso revolucionario cubano, algo casi idéntico al que desarrollan hoy contra Venezuela.

Ese plan de acciones encubiertas, era independiente a lo que Bundy había propuesto, considerándose como una Doble Vía o una Corrosión desde adentro de la Isla.

Las acciones de la CIA eran:

  • Recolección encubierta de información, tanto de los requerimientos estratégicos de Estados Unidos, como de las necesidades operativas de la Agencia.
  • Acciones de propagada para estimular sabotajes simples de bajo riesgo y otras formas de resistencia pasiva y activa.
  • Aprovechamiento y estimulación a la desafección en los centros de poder militar y otros.
  • Acciones progresivas contra la economía cubana.
  • Sabotaje general y hostigamiento.
  • Apoyo a los grupos anticastristas para su complemento y ayuda en la ejecución de las acciones antes expuestas.

El 3 de octubre de ese año, el Grupo Especial aprobó nueve operaciones contra Cuba, entre ellas actos terroristas tales como la destrucción de una de las plantas de generación eléctrica, una refinería de petróleo y un central azucarero.

Los yanquis poseen una torcida y sucia política contra los gobiernos que para ellos no son aceptables.

Tienen la Doble Vía como opción para alcanzar su objetivo estratégico de derrocar las revoluciones.

Con una mano aparentan buena voluntad, establecen relaciones diplomáticas formales y con la otra clavan el puñal por la espalda con sus políticas de guerra económica, comercial y financiera, acciones de subversión política y apoyo a la contrarrevolución, añeja fórmula que, con Cuba no ha tenido ni tendrá éxitos.

Venezuela saca sus propias experiencias de las estrategias yanquis, y como hace la Revolución cubana, resiste y gana sus batallas, con los ojos bien abiertos ante las patrañas ladinas que no engañan a nadie.

Vigente las palabras de José Martí cuando dijo:

“A Venezuela la hemos de querer y admirar sin límites”.

La soledad del imperio.


Por Arthur González.

Estados Unidos tiene dinero, tecnología, poderío militar, pero eso no basta para lograr que el mundo lo apoye en su criminal y despiadada guerra económica, comercial, financiera y biológica, contra una pequeña Isla, la que no posee medios que afecten la seguridad nacional del imperio, aunque su rebeldía y resistencia para defender la independencia y soberanía, hayan enfermado de los nervios a todos los presidentes norteamericanos durante los últimos 60 años.

Dwight Eisenhower fue el primer presidente que mostró síntomas profundos de alteración nerviosa, al no poder impedir el triunfo de la Revolución encabezada por Fidel Castro, como expuso en la última reunión del Consejo de Seguridad Nacional, celebrada el 23 de diciembre de 1958, donde el entonces director de la CIA, Allen Dulles, expresó: “Debemos evitar la victoria de Castro”, recibiendo la aprobación del Presidente quien respondió: “ Tengo la esperanza de lograr una tercera fuerza que crezca en fortaleza e influencia, si se organiza alrededor de un hombre capaz, pertrechado con financiamiento y armamentos”.

Al comprobar como Fidel Castro entraba triunfante en la Habana, aclamado por el pueblo, Eisenhower tomó la decisión de trabajar rápidamente en su derrocamiento, ordenándole a la CIA diseñar planes secretos, conociéndose que el 14 de abril del propio año 1959, se elaboró el primero de una larga lista de planes y operaciones especiales, incluidos los de asesinatos al propio Fidel Castro, como consta en el memorando para el director de la CIA, fechado el 11 de diciembre de 1959 y confeccionado por J.C. King, quien en ese entonces era el Jefe de la División del Hemisferio Occidental de la Agencia.

En abril 1960, Lester Mallory, entonces sub secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, proponía en un informe secreto:

“[…] El único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno…”

Es así como Eisenhower inicia las primeras medidas de presión económica contra Cuba y el 3 de enero de 1961, días antes de dejar su puesto al electo presidente J.F. Kennedy, rompe las relaciones diplomáticas.

Kennedy asume el plan aprobado de la fracasada invasión mercenaria contra Cuba y ante la derrota sufrida, crea el Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad, para diseñar acciones con el propósito de destruir a la Revolución cubana.

Es Kennedy quien aprueba la Operación Mangosta, el 18 de enero 1962, en la cual se plasma, entre las 32 tareas, la guerra económica para ahogar a todo un pueblo, donde se dice textualmente:

La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen…”

Para legalizar dicho Programa secreto, JFK, aprueba el 6 de febrero 1962, el “Decreto N0 3447, 27 Resolución Federal N0 IO85, Embargo sobre el comercio con Cuba”.

El argumento en el cual se basa ese Decreto, fue:

“El actual Gobierno de Cuba es incompatible con los principios y objetivos del Sistema Interamericano…”

“Considerando: Que los Estados Unidos, de acuerdo con sus obligaciones necesarias para promover la seguridad nacional y hemisférica mediante el aislamiento del actual Gobierno de Cuba, y, por lo tanto, reducir la deriva de su alineamiento con las potencias comunistas”:

“Por cuanto: Yo, John F. Kennedy, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica”, […] Proclamo el embargo sobre el comercio entre los Estados Unidos y Cuba” […]

La esperanza de que el pueblo cubano no apoyara a la Revolución y se lanzara a las calles, culpando al sistema socialista de sus penurias, a partir de las campañas de guerra psicológica estructuradas por la CIA, como propone la Operación Mangosta, no dieron resultados, y pasados 60 años los cubanos y cubanas saben perfectamente quien es el verdadero responsable de las carencias materiales que padecen, desde hace más de medio siglo.

Documentos desclasificados de la CIA, permiten conocer sus consideraciones al respecto, como el que expresa:

El principal objetivo de los Programas Encubiertos contra Castro, es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre…Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de guerra económica”.

¿Habrá leído ese memorando el actual subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak?, antes de escribir mensajes en su cuenta de Twitter, donde afirmó:

La responsabilidad por los fallos de la economía en la Isla es por la mala gestión económica del régimen”. “La mala administración del régimen de Castro y no las sanciones de Estados Unidos es responsable por la escasez de alimentos en Cuba”.

Al mundo no le quedan dudas de quién es el único culpable de la situación económica cubana, a lo que se suma la guerra financiera, que impide criminalmente todas las transacciones bancarias desde y hacia Cuba, a fin de que no pueda comprar alimentos, materias primas, maquinarias, equipos médicos y medicinas, piezas de repuesto, ni efectuar los pagos que adeuda y menos aún cobrar las ventas que realiza.

Solo durante los 8 años de la administración del presidente Barack Obama (2009-2016), las multas impuestas a la banca internacional por trabajar con Cuba, ascendieron a 47, por violar las regulaciones contra Cuba, y el monto de las misma alcanzó la suma de 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares.

Por esas razones, año tras año el mundo vota a favor de Cuba en las Naciones Unidos, porque no es un “embargo” bilateral como quieren aparentar los yanquis, es una persecución implacable contra todos los que pretendan hacer negocios con la Isla, sean estadounidenses, miembros de la Unión Europea, de Asia, África, o de América Latina.

Triste papel debe jugar el diplomático yanqui ante la Asamblea General de la ONU cada año, pues sabe de ante mano que las mentiras que le dan a leer, son rechazadas por la inmensa mayoría de las naciones allí representadas.

Los pretextos de Estados Unidos para justificar el Bloqueo, como los relativos a las fabricadas mentiras de “detenciones arbitrarias” en Cuba, solo le bastaron para alcanzar el respaldo de 3 países, en contraposición con los 187 que apoyaron el documento presentado por el canciller cubano, porque la verdad es que en Cuba no existe un asesinado, torturado o desaparecido, como sucede en países con los que Estados Unidos mantiene excelentes relaciones y cooperación.

Por eso José Martí afirmó:

“La verdad como el sol, ilumina la tierra a través de las nubes”.

 

 

 

 

Los neos disidentes desmemoriados.


Por Arthur González.

En los últimos tiempos, especialmente posterior a la partida de Fidel Castro, se escuchan voces de algunos neos disidentes olvidadizos, opuestos a muchas medidas que hoy asume Cuba, como fórmula para cambiar todo lo que debe ser cambiado, con vistas a actualizar el proceso socialista y mantener la unidad y resistencia frente al incremento de las medidas adoptadas por Estados Unidos, en su guerra económica de casi 60 años contra el pueblo cubano.

Cierto es que hay situaciones subjetivas e incluso objetivas, que están directamente relacionadas con decisiones que pueden ejecutarse y no son resultado de esa guerra económica, pero lo que llama la atención es que esos que ahora afirman disentir, fueron fieles adeptos al socialismo cubano cuando restricciones y medidas afectaban al ciudadano común y nunca levantaron sus voces para discutirlas.

Entonces, ¿por qué ahora que la apertura de la sociedad es bien diferente, se las dan de “justicieros inconformes” y escriben en blogs y otros sitios de internet sus criterios, que llegan a faltarle el respeto al actual presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al compararlo con George W. Bush?

¿Será que sueñan con un cambio de régimen y desean congraciarse con los vecinos del Norte, o es para no perder sus visas múltiples para viajar ese país? Todo es posible.

Esos “justicieros inconformes” parece que no recuerdan los cambios constantes realizados en Cuba desde 1992.

No es ocioso recordárselos, pues antes de esa fecha asumían una actitud militante en defensa de la patria, sin jamás mostrar inconformidad cuando gozaban de altas posiciones dentro del sistema.

Para refrescarles la memoria, basta señalar que en 1993 se despenalizó la tenencia de divisas por parte de los cubanos, algo que constituía un delito. Ese mismo año se fijó el marco legal para el ejercicio del trabajo privado y se crearon las Unidades Básicas de Producción Cooperativa en la agricultura, UBPC, transfiriéndoseles el pleno usufructo de las tierras de las granjas estatales y la totalidad de los medios para su explotación.

En 1994 se restructuró la Administración Central del Estado y se suprimieron 15 Ministerios e Instituciones, reduciéndose el aparato administrativo del Estado.

Ese mismo año se estableció el nuevo sistema tributario de carácter integral y se permitió la apertura de los mercados agropecuarios, con precios de oferta y demanda, donde los suministradores son los propietarios individuales de tierras, asociaciones cooperativas privadas, Unidades Básicas de Producción Cooperativa y las granjas estatales.

Otro de los cambios de ese año fue la autorización de los mercados de artículos industriales y artesanales, con precios de oferta y demanda.

1995 marcó el inicio de la apertura de centros privados para la elaboración y expendio de alimentos y bebidas.

En el mes de septiembre del 95 se aprobó la nueva Ley de Inversión Extranjera, la cual, por primera vez desde 1959, permitió hasta el 100 % del capital extranjero, modificándose el Decreto Ley 50 que solo permitía hasta el 49%.

El propio Fidel Castro, en su discurso del 3 de marzo de 1995, en el Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, afirmó:

“Son circunstancias nuevas. Se crean desigualdades inevitablemente y se crean privilegios, algunos con grandes ingresos y otros con menos ingreso, resulta inevitable. Tiene que aumentar el número de trabajadores por cuenta propia, las posibilidades para el trabajo por cuenta propia y el desarrollo de producciones artesanales, de producción en menos escala…”

“Tenemos que analizar bien las perspectivas del desarrollo de la pequeña y mediana empresa, el papel del Estado y su participación en todo eso…”

Posterior al 2006 se adoptaron otros cambios, como fue el permitir que los ciudadanos cubanos residentes en el país, pudieran alojarse en todos los hoteles, rentar autos y motos en las agencias especializadas, tener líneas propias para el uso de la telefonía celular, se eliminó el histórico permiso de salida del país establecido por el gobierno de Fulgencio Batista, el 10 de junio de 1954, en conformidad con las disposiciones de la Ley-Decreto No. 1563.

Igualmente, dejó de exigirse la carta de invitación para visitar otros países y se extendió el permiso de salida temporal hasta los 24 meses, incluidos los menores de edad, sin tener que pagar las prórrogas mensuales en los consultados cubanos.

El trabajo no estatal se amplió considerablemente, como la renta de casas particulares y habitaciones a extranjeros y nacionales, unido a otras medidas.

En Cuba nadie tiene que suicidarse, ni callarse, cuando tiene un criterio diferente, para comprobarlo solo hay que caminar y no andar en autos. Con subirse a un ómnibus o visitar un mercado es suficiente para escuchar variedad de opiniones, unas con objetividad y otras con ausencia de conocimientos u olvidos históricos.

Los que callaron antes y ahora se lanzan a dar criterios en las redes sociales demuestran doble moral, pues nunca tuvieron valor de exponerlo en las reuniones administrativas o en las del Partido Comunista.

Cuba tiene una larga historia de valentía y moral, por eso soporta las agresiones más crueles de la historia moderna.

Para aquellos que se escudan en las redes sociales, deben repasar un poco de la historia, pues para llegar hasta hoy, el pueblo ha luchado en múltiples terrenos.

La guerra económica impuesta no es un pretexto para ocultar errores verdaderos, pero es cierta y creciente. No por gusto se mantiene inamovible y Barack Obama, supuestamente el más osado presidente de Estados Unidos, estableció las relaciones diplomáticas, pero no aflojó uno solo de los nudos que aprietan a Cuba, como son la Ley Torricelli, la Helms-Burton, la Ley del Embargo y la del Comercio con el Enemigo.

Por el contrario, estableció nuevas y peores medidas de persecución financiera contra los bancos extranjeros que se atrevieron a ejecutar transacciones, imponiendo record en ese sentido al multar al banco francés PNB Paribas, con 10 mil millones de dólares.

Ante el acoso de los yanquis, Fidel Castro le decía en 1961 a los intelectuales:

Esto significa que, dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada.  Contra la Revolución nada, porque la Revolución tiene también sus derechos; y el primer derecho de la Revolución es el derecho a existir.  Y frente al derecho de la Revolución de ser y de existir, nadie, por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, por cuanto la Revolución significa los intereses de la nación entera, nadie puede alegar con razón un derecho contra ella”.

El hombre piensa como vive, de ahí los cambios de ideas, porque quien disfruta hoy de ciertos privilegios no se proyecta igual que cuando vivía otro entorno.

José Martí no se equivocó cuando dijo:

“Cuando no se piensa claro, no se habla claro”.

 

 

Motivos de Cuba para crear la Seguridad del Estado.


Por Arthur González.

Para quienes forman parte del ejército de asalariados de Estados Unidos para su guerra subversiva contra Cuba, escribir y hablar mal de la Seguridad del Estado, es parte de las indicaciones recibidas para demonizar a la Revolución socialista, esa que tanto odian los yanquis.

En Madrid, recientemente, uno de esos que viven haciendo campañas contra Cuba, presentó una seudo antología sobre el trabajo de la Seguridad del Estado, con el fin de satanizar su combate contra las acciones de la CIA, pero obvió contar los planes de esa Agencia para derrocar la naciente Revolución, incluso los de asesinato a Fidel Castro, algo que, por si solo, califica como crimen de lesa humanidad y por lo que jamás han sido enjuiciados Presidentes de Estados Unidos, Directores de la CIA y oficiales, que los diseñaron y ejecutaron.

En un intento baldío por desprestigiar el trabajo de la Seguridad, pretenden burlarse de los oficiales que protegen la estabilidad de toda una nación contra las acciones de la CIA, hechos que no mencionan.

Sin embargo, arremeten contra el museo que exhibe las operaciones ejecutadas por Estados Unidos contra Cuba desde el mismo año 1959, que van desde el espionaje y la guerra biológica, hasta las de carácter subversivo, entre ellas la cruel y despiadada Operación Peter Pan, que logró influenciar sobre las familias cubanas para que enviaran sin acompañantes a 14 mil 48 menores de edad, bajo el supuesto de que el Gobierno revolucionario les quitaría la Patria Potestad a los padres, engaño que contó con el apoyo de la Iglesia Católica, más dos mujeres agentes de la CIA radicadas en La Habana.

Si de contar historias se trata, esa antología debería reflejar que, en diciembre de 1958 el Presidente D. Eisenhower y el Director de la CIA, expresaron ante el Consejo de Seguridad Nacional: “hay que evitar la victoria de Fidel Castro”, y ante la imposibilidad de lograrlo, en abril de 1959 elaboraron el primer plan contra la naciente Revolución.

Según documentos desclasificados, durante la primera visita de Castro a New York, la CIA envió al oficial Gerry Droller, bajo el seudónimo de Frank Bender, a contactarlo en el Hotel Staler Hilton.

Ese oficial pretendió ser el “compañero que lo iba a atender”, y según contó el yanqui en su informe, Fidel aceptó la sugerencia de mantener un canal secreto de comunicación, algo que no se efectuó porque a pesar de la insistencia de oficiales destacados en la embajada de La Habana, Castro nunca respondió a sus llamadas.

Quienes pretende deformar la realidad y ocultar los motivos para crear la Seguridad del Estado como una defensa de la Isla, no mencionan que en diciembre de 1959 el Jefe de la División de planes especiales de la CIA para el Hemisferio Occidental, envió un plan a su director, Allen Dulles, proponiendo sin el menor sonrojo:

“Debe dársele una cuidadosa atención a la eliminación de Fidel Castro. Ninguno de los que se hallan cercanos a Fidel, como su hermano Raúl y su compañero Che Guevara, tienen el mismo magnetismo sobre las masas. Muchas personas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría la caída del gobierno actual”.

Eso basta para comprender por qué nació la Seguridad Cubana.

Quienes pretenden desprestigiar a Cuba, olvidaron los actos de terrorismo de Estado perpetrados por agentes de la CIA desde marzo de 1960, con la voladura del buque francés La Coubre en el puerto habanero; los incendios en los centros comerciales, escuelas, cines, teatros e industrias cubanas, para dañar la economía y sembrar el terror entre la población.

Tampoco mencionan en su “antología”, el plan aprobado por el Presidente J.F. Kennedy, el 8 de junio de 1963 preparado por la CIA para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, titulado: “Política encubierta y programa integrado de acciones propuestas hacia Cuba”.

Dicho plan es totalmente de acciones terroristas, el que por sí solo califica para que sus diseñadores fuesen juzgados y sancionados por los crímenes causados.

En el mismo se plantean acciones de recolección encubierta de inteligencia, tanto sobre requerimientos estratégicos de EE.UU., como de sus necesidades operativas; acciones de propagada para estimular sabotajes; estimulación a la desafección en los centros de poder militar y otros; unidas a varias acciones para dañar la economía cubana sobre una base creciente.

Para esos que ahora se burlan del “compañero que los atendió”, es importante que lean lo que afirma la CIA en dicho programa y las razones para que exista ese “compañero”, pues sin el menor sonrojo el plan señala:

Habrá fracasos con la consecuente pérdida de vida y acusaciones contra EE.UU. que resultarán en críticas en casa y afuera. Ninguna de esas consecuencias esperadas deberá hacernos cambiar nuestro curso si el programa expuesto puede esperarse tenga éxito”.

Esas historias y muchas más, dieron pie a la apertura del Museo de la Seguridad del Estado, transformado hoy en Memorial de la Denuncia, lugar que conserva la resistencia de un pueblo que ha sufrido las más crueles acciones de la CIA, entre ellas la voladura en pleno vuelo de un avión civil, donde perecieron 73 inocentes, cuyos autores residieron en Miami hasta su fallecimiento, con estatus de refugiados políticos.

Las generaciones de cubanos, actuales y futuras, deben conocer quienes provocaron la muerte y destrucción en su patria, cuánto dinero han recibido y aun reciben por sus actos subversivos, cómo se fabrican los “disidentes” y las campañas mediáticas que mienten premeditadamente, además de la participación de oficiales de la CIA encubiertos como diplomáticos, comerciantes, periodistas extranjeros y turistas, con el propósito de espiar e intentar subvertir el orden interno de Cuba.

Aunque les duela, la verdad no se puede ocultar, porque la historia está plasmada en cientos de miles de documentos desclasificados y publicados por el propio Gobierno de Estados Unidos, razones más que suficientes para disponer de oficiales profesionales, capaces de descubrir y cortar a tiempo las acciones diseñadas por la CIA contra el pueblo cubano, pues como dijo José Martí:

“Lo único verdadero es lo que la razón demuestra como tal”.

 

Lo que la CIA no pudo lograr en Cuba


Por Arthur González.

El 1ro de enero del 2018 se cumplen 59 años de la victoria de Fidel Castro sobre el poderoso y bien armado ejército del tirano Fulgencio Batista, apadrinado totalmente por Estados Unidos, a pesar de haber llegado al poder mediante un golpe de Estados militar que pisoteó la llamada “democracia representativa” que tanto proclama Washington cuando le conviene.

La CIA no aceptaba la idea del triunfo de Castro pues sabía que, de alcanzar el poder en Cuba, no se sometería a los dictados de la Casa Blanca como todos sus antecesores desde 1902, porque no era el mismo “perro con diferente collar”, como suelen decir los cubanos, algo que esbozó con fuerza en su propia defensa durante el juicio por el asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, en el año 1953.

Por esas razones, el 23 de diciembre de 1958 durante la reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el entonces director de la CIA, Allen Dulles, afirmaba:

“Es necesario evitar la victoria de Castro…”

Ante la inminente huida de Batista, al conocer que el ejército rebelde dominaba ya Santa Clara, capital de la provincia de las Villas, a solo 279 kilómetros de La Habana, el presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower, convocó urgentemente a los jefes de más alto nivel de su gobierno, el mismo 31 de diciembre de 1958 a las 3 y 40 de la tarde.

Al intervenir el director de la CIA volvió a expresar:

“Una victoria de Fidel Castro no está entre los mejores intereses para los Estados Unidos”.

El propio Eisenhower acotaba:

“Los comunistas y otros radicales extremistas parece que han penetrado el movimiento de Castro… si Castro asume el poder, ellos probablemente participarán en el gobierno”.

Los yanquis sabían que el programa del Moncada iba encaminado a favorecer al pueblo y eso para ellos era comunismo, porque eliminaría las diferencias sociales, la discriminación racial y de género, alfabetizaría a los que nunca pudieron ir a una escuela y tenía la intención de repartirle las tierras a los campesinos, así como llevarle los servicios de salud a todos por igual.

Pero a pesar del apoyo a Batista con armas modernas, aviones, preparación al ejército en sus academias y el flujo financiero de sus inversionistas, los yanquis no pudieron impedir el triunfo de Fidel, quien contaba con el apoyo de la inmensa mayoría de los cubanos.

Ante el fracaso de sus esfuerzos por obstaculizar la victoria, la CIA comienza, desde el mismo año 1959, a ejecutar sus planes de acciones encubiertas, aprobando el primer programa en el mes de abril, el cual buscaba llevar a cabo una influencia subversiva y el reclutamiento de personas en los sectores priorizados de la sociedad cubana.

Para no perder más tiempo, el 11 de diciembre, a solo 11 meses de la llegada de Fidel al poder, J.C. King, Jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA, le propuso a Allen Dulles, un plan donde su última medida expresa textualmente:

Debe dársele una cuidadosa atención a la eliminación de Fidel Castro. Ninguno de los que se hallan cercanos a Fidel, como por ejemplo su hermano Raúl y su compañero Che Guevara tienen el mismo carisma sobre las masas. Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno actual”.

Operaciones encubiertas de diversos tipos han sido ejecutadas contra Cuba, actos de terrorismo de Estado, invasiones mercenarias, creación de redes de agente de la CIA y la fabricación de “disidentes”, unido a una guerra económica, comercial, financiera y mediática como nunca ante se llevó a cabo contra otro país en este mundo, pero nada les ha dado resultado.

Fidel Castro murió en su cama a los 90 años, con el mismo carisma y apoyo de su pueblo y de millones de personas en el mundo, la Revolución sigue su camino sorteando las dificultades impuestas por la guerra económica y los cubanos resisten unidos, algo inimaginable para los políticos yanquis acostumbrados a los golpes militares.

El próximo 1ro de enero se cumplirán los primeros 59 años del triunfo de Fidel Castro, y los Estados Unidos tendrán que seguir mordiendo el polvo de la derrota y malgastando ciento de miles de millones en su fracasado intento de destruir a la Revolución, sin querer comprender que con los cubanos nunca podrán, porque como expresó José Martí:

“Quien ama a la libertad, previsora y enérgica, ama a la Revolución”