Estados Unidos sin sentimientos humanos ni solidaridad.


Por Arthur González.

A pesar de los millones de enfermos y cientos de miles de muertos en el mundo a causa de la Covid-19, Estados Unidos manifiesta su ausencia de sentimientos humanos y de solidaridad, impiden la ayuda a países que carecen de recursos y personal de la salud, así como la adquisición de medios de protección, equipamiento médico y medicinas, a países que someten a crueles guerras económicas, comerciales y financieras.

Tras la careta de supuestos paladines de los derechos humanos con la que pretenden engañar al mundo, Estados Unidos esconde su verdadero rostro, ese que no le importa la muerte, el hambre, la desnutrición y las necesidades de países pobres, especialmente aquellos que no se doblegan a sus órdenes.

Para quienes osan desobedecer sus dictados, diseñan y financian políticas hostiles, con el propósito de debilitar su vida económica, negarle dinero y suministros para causar hambre, desesperación y el derrocar sus gobiernos, algo puesto en práctica contra Cuba desde hace 60 años y contra Venezuela casi una docena.

Cuba reparte salud por el mundo para salvar vidas, sus médicos y enfermeros no miran en qué lugar se vive mejor, sino donde está su deber, como misioneros sanadores de cuerpos y espíritus de los necesitados, actitud que los yanquis no entienden pues para ellos la medicina es un negocio, demostrado en los altos costos de la salud y la escasa presencia de sus médicos en lugares que requieren sus servicios.

Esa actitud que Cuba, pobre y bloqueada, exhibe desde 1960, les pone a los yanquis el hígado al borde de la cirrosis. Por eso sus mentiras persiguen incrementar su guerra económica, comercial y financiera, para impedir la entrada de dinero al país, fabricando campañas difamatorias.

En septiembre 2006, el Departamento de Estado aprobó el programa Cuban Medical Professional Parole, para estimular el abandono de las misiones médicas, entre el personal de la salud cubana, y que viajaran a Estados Unidos, donde no les reconocen sus títulos profesionales.

La finalidad era debilitar la atención de salud a los cientos de miles de pacientes tratados por los cubanos.

Ante el fracaso de tal programa, comenzaron a difundir que los cubanos eran “esclavos”, obligados a trabajar por el gobierno revolucionario, que no se les pagaba directamente y el estado recibe la mayor parte del dinero.

Detrás de esa ponzoñosa cruzada mediática está la guerra económica, pues tanto el jefe del Departamento del Tesoro como el de Estado, declaran que “Estados Unidos pretende cortar toda entrada de divisas a la Isla, para ahogar su economía”.

Por eso incrementan las sanciones a terceros que negocian con Cuba, en 2019 pusieron en vigor el Título III de la Ley Helms-Burton, extienden anualmente la aplicación de la Ley de Comercio con el Enemigo, de 1917 y arremeten contra la colaboración médica cubana, presente en más de 160 países.

Sus presiones sobre los actuales gobernantes de Brasil, Ecuador y Bolivia, lograron que esos lacayos rechazaran la presencia de médicos cubanos, sin saber que no podrían enfrentar los miles de enfermos por la pandemia de la Covd-19.

Las imposiciones yanquis se han visto rechazadas ante el escenario del Coronavirus y por eso 21 países del mundo solicitaron la presencia de médicos y enfermeros cubanos, donde ya 22 brigadas prestan sus servicios.

Ante el fracaso de sus coacciones y amenazas, Mike Pompeo, del Departamento de Estado, sin el menor sentimiento humano y evidenciando sus pretensiones reales, declaró:

“Hemos notado cómo el régimen en La Habana se aprovecha de la pandemia del Covid-19, para seguir explotando a sus médicos. Aplaudimos a los líderes en Brasil, Ecuador y Bolivia y otros países, que se han negado a hacerse de la vista gorda ante estos abusos por parte del régimen cubano, y les pedimos a todos los países que hagan lo mismo, incluidos Sudáfrica y Catar”.

¿Por qué Estados Unidos no envía a sus médicos a cubrir las necesidades de personal profesional en esos países?

Muy sencillo, los estadounidenses no tienen lo que a los cubanos les sobra, solidaridad y humanidad, sin pretender enriquecerse a costa de enfermedades curables, como hacen sus médicos.

La más reciente mentira para cortar la entrada de dinero a Cuba, va dirigida contra los medicamentos cubanos como el Interferón Alfa 2b Humano Recombinante.

Los yanquis conocieron la información publicada por el Ministerio de Salud Pública cubano, que más de 80 países se interesan en adquirir el Interferón producido en la Isla para tratar el Covid-19 y utilizado en China con éxito, hecho que incrementará la entrada de dividas a Cuba.

Ese ingreso monetario es inaceptable para la política de guerra comercial y financiera de Estados Unidos contra Cuba, por eso de inmediato desataron una cruzada psicológica contra ese medicamento, y divulgaron declaraciones de profesionales estadounidense, posiblemente presionados por el Departamento de Estado y otras autoridades, las que afirman:

“El Interferón favorece una infección más grave de la Covid-19”, tratando de amedrentar a los países que lo adquieran.

Vergüenza debería darles a los profesores Alex K. Shalek, del Instituto Tecnológico de Massachusetts y José Manuel Ordovás-Montañés, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, por prestarse para esa guerra psicológica que buscar desconocer al medicamento cubano.

Para divulgar esa calumnia en Europa, los yanquis utilizaron el suplemento Alimente del diario español El Confidencial, y otras publicaciones norteamericanas, donde aparece la declaración de Ordovás-Montañés:

“Lo que hace el Interferón es favorecer la creación de más puntos de anclaje para el virus, con lo que la infección es más virulenta y más grave”.

Tratando de salvar algo de su reputación, añadió:

“La molécula Interferón normalmente se encarga de interferir y frenar la multiplicación de los virus, sin embargo, en este caso le sirve como fuente de propagación”.

El tratamiento aplicado en China demostró lo contrario y por eso pudieron cortar la pandemia en solo tres meses, algo que Estados Unidos no ha conseguido, incrementándose diariamente los contagios y las muertes.

Dr. Eulogio Pimentel Vázquez, director general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba, aseguró:

“El Interferón Alfa 2b Humano Recombinante, en combinación con otros fármacos, se emplea en los pacientes contagiados con el Covid-19, pero no en aquellos en estado grave o crítico, y hasta el 14 de abril se trató al 93,4% de los enfermos portadores del Sars-cov-2, y solo el 5,5% llegó al estado de gravedad”.

El Ministerio de Salud de Cuba expuso que la tasa de letalidad hasta esa fecha, fue de 2,7%, mientras que, para los pacientes en los cuales se usó el Interferón, resultó de 0,9%”.

El estudio del Interferón realizado en Wuhan demostró que, cerca de 7 mil miembros del personal médico, a los que se les aplicó el Interferón Alfa 2b Humano Recombinante, no contrajeron la enfermedad, mientras que aquellos que no lo recibieron se contagiaron.

La guerra psicológica iniciada contra el Interferón Alfa 2b Humano Recombinante, intenta aterrar a médicos y pacientes, al afirmar que “favorece el avance del coronavirus en el cuerpo humano”, pero la verdad se impone y las vidas salvadas lo demuestran.

Sabio fue José Martí cuando dijo:

“Si el sentimiento pudiera obrar sin que la infamia lo infestara, el mundo sería feliz”.

 

Subsecretario de Estado miente en medio de la pandemia.


Por Arthur González.

En días pasados, Michael G. Kozak, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, aseguró: “Las sanciones de Estados Unidos a Cuba están diseñadas para negar recursos al régimen de Castro, tales recursos se emplean para controlar y abusar de los derechos del pueblo cubano e interferir en países de la región”.

Es indudable que la guerra económica, comercial y financiera va dirigidas a matar de hambre y enfermedades al pueblo, no a los gobernantes.

Para justificar sus actos criminales en medio de la pandemia, y haciendo caso omiso de los reclamos del mundo, pretenden engañar a los que no se han leído el amasijo de leyes aprobadas por el Congreso, para impedir el comercio con la Isla, las transacciones financieras y la entrada de buques a puertos cubanos.

Kozak ocupa actualmente el mismo cargo que tenía en 1960 Lester Mallory, quien el 6 de abril de 1960, redactó un memorando a su jefe donde afirmó:

“No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas.

Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Desde entonces las acciones yanquis van dirigidas al pueblo, no a sus gobernantes, para que los primeros culpen al sistema de sus penurias.

Estados Unidos no puede mentirle más al pueblo cubanos ni al mundo, se conocen sus planes macabros para desmotar el socialismo, única razón para la ejecución de sus programas de acciones encubiertas, contentivos de actos terroristas, guerras biológicas, asesinato de sus dirigentes y planes de subversión política y psicológica.

A Michael Kozak hay que recordarle algunos documentos elaborados por la CIA, sobre la situación interna en Cuba, que afirman sin ambages:

“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre. […] Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

El sub secretario no debe engañar al mundo y reconocer las sanciones injustas, unilaterales y criminales impuestas por Washington contra Cuba, solo por haber decidido mantener su independencia. Sigue leyendo

La soledad del imperio.


Por Arthur González.

Estados Unidos tiene dinero, tecnología, poderío militar, pero eso no basta para lograr que el mundo lo apoye en su criminal y despiadada guerra económica, comercial, financiera y biológica, contra una pequeña Isla, la que no posee medios que afecten la seguridad nacional del imperio, aunque su rebeldía y resistencia para defender la independencia y soberanía, hayan enfermado de los nervios a todos los presidentes norteamericanos durante los últimos 60 años.

Dwight Eisenhower fue el primer presidente que mostró síntomas profundos de alteración nerviosa, al no poder impedir el triunfo de la Revolución encabezada por Fidel Castro, como expuso en la última reunión del Consejo de Seguridad Nacional, celebrada el 23 de diciembre de 1958, donde el entonces director de la CIA, Allen Dulles, expresó: “Debemos evitar la victoria de Castro”, recibiendo la aprobación del Presidente quien respondió: “ Tengo la esperanza de lograr una tercera fuerza que crezca en fortaleza e influencia, si se organiza alrededor de un hombre capaz, pertrechado con financiamiento y armamentos”.

Al comprobar como Fidel Castro entraba triunfante en la Habana, aclamado por el pueblo, Eisenhower tomó la decisión de trabajar rápidamente en su derrocamiento, ordenándole a la CIA diseñar planes secretos, conociéndose que el 14 de abril del propio año 1959, se elaboró el primero de una larga lista de planes y operaciones especiales, incluidos los de asesinatos al propio Fidel Castro, como consta en el memorando para el director de la CIA, fechado el 11 de diciembre de 1959 y confeccionado por J.C. King, quien en ese entonces era el Jefe de la División del Hemisferio Occidental de la Agencia.

En abril 1960, Lester Mallory, entonces sub secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, proponía en un informe secreto:

“[…] El único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno…”

Es así como Eisenhower inicia las primeras medidas de presión económica contra Cuba y el 3 de enero de 1961, días antes de dejar su puesto al electo presidente J.F. Kennedy, rompe las relaciones diplomáticas.

Kennedy asume el plan aprobado de la fracasada invasión mercenaria contra Cuba y ante la derrota sufrida, crea el Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad, para diseñar acciones con el propósito de destruir a la Revolución cubana.

Es Kennedy quien aprueba la Operación Mangosta, el 18 de enero 1962, en la cual se plasma, entre las 32 tareas, la guerra económica para ahogar a todo un pueblo, donde se dice textualmente:

La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen…”

Para legalizar dicho Programa secreto, JFK, aprueba el 6 de febrero 1962, el “Decreto N0 3447, 27 Resolución Federal N0 IO85, Embargo sobre el comercio con Cuba”.

El argumento en el cual se basa ese Decreto, fue:

“El actual Gobierno de Cuba es incompatible con los principios y objetivos del Sistema Interamericano…”

“Considerando: Que los Estados Unidos, de acuerdo con sus obligaciones necesarias para promover la seguridad nacional y hemisférica mediante el aislamiento del actual Gobierno de Cuba, y, por lo tanto, reducir la deriva de su alineamiento con las potencias comunistas”:

“Por cuanto: Yo, John F. Kennedy, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica”, […] Proclamo el embargo sobre el comercio entre los Estados Unidos y Cuba” […]

La esperanza de que el pueblo cubano no apoyara a la Revolución y se lanzara a las calles, culpando al sistema socialista de sus penurias, a partir de las campañas de guerra psicológica estructuradas por la CIA, como propone la Operación Mangosta, no dieron resultados, y pasados 60 años los cubanos y cubanas saben perfectamente quien es el verdadero responsable de las carencias materiales que padecen, desde hace más de medio siglo.

Documentos desclasificados de la CIA, permiten conocer sus consideraciones al respecto, como el que expresa:

El principal objetivo de los Programas Encubiertos contra Castro, es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre…Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de guerra económica”.

¿Habrá leído ese memorando el actual subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak?, antes de escribir mensajes en su cuenta de Twitter, donde afirmó:

La responsabilidad por los fallos de la economía en la Isla es por la mala gestión económica del régimen”. “La mala administración del régimen de Castro y no las sanciones de Estados Unidos es responsable por la escasez de alimentos en Cuba”.

Al mundo no le quedan dudas de quién es el único culpable de la situación económica cubana, a lo que se suma la guerra financiera, que impide criminalmente todas las transacciones bancarias desde y hacia Cuba, a fin de que no pueda comprar alimentos, materias primas, maquinarias, equipos médicos y medicinas, piezas de repuesto, ni efectuar los pagos que adeuda y menos aún cobrar las ventas que realiza.

Solo durante los 8 años de la administración del presidente Barack Obama (2009-2016), las multas impuestas a la banca internacional por trabajar con Cuba, ascendieron a 47, por violar las regulaciones contra Cuba, y el monto de las misma alcanzó la suma de 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares.

Por esas razones, año tras año el mundo vota a favor de Cuba en las Naciones Unidos, porque no es un “embargo” bilateral como quieren aparentar los yanquis, es una persecución implacable contra todos los que pretendan hacer negocios con la Isla, sean estadounidenses, miembros de la Unión Europea, de Asia, África, o de América Latina.

Triste papel debe jugar el diplomático yanqui ante la Asamblea General de la ONU cada año, pues sabe de ante mano que las mentiras que le dan a leer, son rechazadas por la inmensa mayoría de las naciones allí representadas.

Los pretextos de Estados Unidos para justificar el Bloqueo, como los relativos a las fabricadas mentiras de “detenciones arbitrarias” en Cuba, solo le bastaron para alcanzar el respaldo de 3 países, en contraposición con los 187 que apoyaron el documento presentado por el canciller cubano, porque la verdad es que en Cuba no existe un asesinado, torturado o desaparecido, como sucede en países con los que Estados Unidos mantiene excelentes relaciones y cooperación.

Por eso José Martí afirmó:

“La verdad como el sol, ilumina la tierra a través de las nubes”.

 

 

 

 

Aplastante derrota yanqui en la ONU.


Por Arthur González.

El 1ro de noviembre de 2018 quedará recogido en la historia de las Naciones Unidas, por la rotunda victoria de Cuba ante las maniobras y presiones de Estados Unidos, para incorporar 8 enmiendas que pretendieron acusar a la Isla, con el objetivo de evitar lo inevitable, la aplastante derrota yanqui.

El resultado de la votación fue de 189 países que rechazaron el Bloqueo, o sea la guerra económica, comercial y financiera que le impone Washington a La Habana desde 1959, solo por haber decidido caminar soberanamente sin la injerencia yanqui. Únicamente Israel acompañó a Estados Unidos en su política y no hubo una sola abstención.

Por vigésima séptima ocasión Cuba presentó su proyecto de resolución “Poner Fin al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba”, el cual pretende matar por hambre y enfermedades al pueblo y evitar que el gobierno revolucionario logre satisfacerle sus necesidades, a la vez que intentan, mediante campañas engañosas, hacerle creer que es el socialismo el incapaz de alcanzarlo.

Este año Estados Unidos presentó 8 enmiendas para enrarecer el ambiente de la Asamblea General de la ONU, obligando a votar cada una de ellas antes que las delegaciones emitirán su voto sobre el proyecto de resolución cubano.

Ninguna de esas enmiendas fue aprobada, demostrando la voluntad internacional de condenar la guerra económica, comercial y financiera, aislando aún más a los yanquis por su actitud injerencista y violatoria de los derechos humanos de once millones de cubanos.

Con una expresión de pánico, la embajadora de Estados Unidos, Nikki Haley, contemplaba la pizarra de las votaciones, tragando en seco ante la derrota.

La guerra económica, comercial y financiera se inició al triunfo de la Revolución en 1959, como presión para que el triunfante gobierno encabezado por Fidel Castro, se sometiera a los yanquis como hicieron todos los gobiernos que le antecedieron desde 1902.

Para lograrlo, Estados Unidos ejecutó diferentes medidas, incluso el acercamiento de la CIA al propio Fidel Castro, durante su primera visita a Washington y New York en abril de 1959, cuando el oficial Gerry Droller, alias Frank Bender, lo visitó en la habitación que ocupaba en el hotel Statler Hilton, de la ciudad de los rascacielos.

Estados Unidos insiste en disfrazar el Bloqueo con el traje de un Embargo, pero documentos oficiales de la CIA reconocen que se trata realmente de una Guerra Económica.

El programa de Acciones Encubiertas aprobado por el presidente JFK en enero de 1962, expone sin ambages:

“La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen, y las de tipo militar darán al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos”.

Un memorando confeccionado por la CIA en 1963 afirma textualmente:

“El principal objetivo de los programas encubiertos de los Estados Unidos contra Castro, es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba con respecto a America Latina y al mundo libre…Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de guerra económica”.

El gobierno yanqui insiste en ahogar la economía cubana para que su modelo político, económico y social no sea un ejemplo hacia otros países del hemisferio, lo que aparece reflejado en documento confeccionado en 1999 por especialistas del Council on Foreign Relations, donde se afirma desfachatadamente:

“La oposición de EE.UU. a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

La guerra económica es un genocidio contra un pequeño país que decidió andar libre e independiente, a pesar de invasiones mercenarias, guerra biológica y miles de actos terroristas organizados por el gobierno de Estados Unidos bajo un plan de terrorismo de estado diseñado por la CIA, recogido en documento de 1963 denominado: “Política encubierta y programa integrado de acciones propuestas hacia Cuba”.

A todo esto, se suma la creación de grupúsculos contrarrevolucionarios, entrenados, abastecidos y financiados con parte de los 20 millones de dólares que anualmente aprueba la Casa Blanca para la subversión.

Estados Unidos nunca aceptó a Fidel Castro como líder de Cuba, por eso la afirmación de Allen Dulles, director de la CIA, en diciembre de 1958 ante el Consejo de Seguridad de EEUU: “Hay que evitar la victoria de Castro”.

¿A caso es un embargo bilateral sus acciones contra aquellos países que negocian con Cuba?

Un vivo ejemplo de su guerra económica, se explica en el artículo publicado en 14 de febrero de 1975 por el Washington Post, donde se denuncia como la CIA organizó una operación secreta para interrumpir la venta de ómnibus británicos, marca Leyland, a Cuba.

La misma consistió en colisionar uno de los barcos japoneses, capitaneado por Yamashiro Maru, quien, siguiendo instrucciones de la CIA, chocó con el carguero alemán Madeberg, cuando este salía del puerto. Como resultado los ómnibus atados en la cubierta del buque se dañaron y no pudieron llegar a la Isla.

La persecución financiera es la más amplia y cruel contra país alguno, para impedir las importaciones, pagos y exportaciones de Cuba.

Barack Obama ha sido el presidente que más y mayores multas impuso a los bancos extranjeros por hacer transacciones con Cuba, pues del 2009 hasta el 2017 puso 52 multas, con un valor acumulado ascendente a 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares.

El presidente Donald Trump continua con esa persecución imponiendo nuevas multas para atemorizar a los que se atrevan a desafiar sus medidas.

El mundo rechaza las violaciones de Estados Unidos y el resultado de la ONU a favor de Cuba es la mejor prueba.

Allá los que se dejen confundir con campañas engañosas, pues como aseguró José Martí:

Viví en el monstro y le conozco sus entrañas.

¿Quién provoca la pobreza en America Latina?


Por Arthur González.

El 25 de septiembre 2018 el presidente Donald Trump, habló en la Asamblea General de Naciones Unidas y sus palabras causaron amplia riza entre las delegaciones presentes, debido a las mentiras sobre inventados logros alcanzados bajo su mandato.

Otro aspecto en que volvió a falsear la realidad, fue cuando dándole continuidad a la cruzada para demonizar a los gobiernos revolucionarios de Venezuela, Nicaragua y Cuba, aseguró: “virtualmente donde quiera que el socialismo o el comunismo han sido intentados, han producido sufrimiento, corrupción y decadencia”,

Estados Unidos se caracteriza por haber tenido presidentes ignorantes, como Ronald Reagan y George W. Bush, con total desconocimiento en geografía e historia, al confundir capitales de países y otorgarles puertos a países sin costas y otras barbaridades, pero hasta donde ha llegado Trump es difícil de ser igualado.

¿No tendrá ningún asesor con raciocinio que le ayude a no hablar tantas barbaridades? ¿O será que le están dejando hacer el hazme reír del mundo para lesionar aún más su imagen?

En ese país todo puede suceder, pero la realidad sobre el socialismo es bien diferente a la que el Presidente yanqui pretende trasladar.

Para demostrar la verdad, solo hay que tomar en cuenta las estadísticas que oficialmente recoge el Fondo Monetario Internacional, FMI, la CEPAL y otros organismos de la ONU.

De acuerdo con recientes reportes del FMI, los países con mayor deuda externa pública en Latinoamérica no tienen gobiernos socialistas, todo lo contrario, es capitalismo al más alto nivel político y económico.

La lista la encabeza México con 180 mil 986 millones de usd, más 321 mil millones de deuda privada; seguido de Brasil con 130 mil 274 millones de usd; Argentina con 95 mil 304 millones de usd; Colombia con 71 mil 308 millones de usd; Chile con 35 mil 309 millones de dólares y Perú con 29 mil 623 millones de usd.

A esto debe sumársele la clasificación que hace de los países más pobres de la región, destacándose Haití, Honduras, Guatemala, El Salvador, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, República Dominicana, Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina, Uruguay, Chile y Panamá.

Por tanto, ¿es el sistema socialista el responsable de tanta pobreza, hambre, analfabetismo, incultura, insalubridad y mortalidad infantil?

¿Qué sistema se responsabiliza con los crecientes indicies de pobreza en el mundo, incluido Estados Unidos?

Muchas campañas se financian para crear matrices de opinión contra el socialismo, pero Trump no habló nada respecto a las medidas de guerra económica, comercial y financiera impuesta a Cuba y contra Venezuela, con el único propósito de hacer fracasar su modelo político, económico y social que beneficia a sus pueblos, como nunca hicieron los gobiernos capitalistas doblados a Estados Unidos.

¿Por qué razones no dejan que ambos países desarrollen sus planes normalmente? La respuesta la dio hace años la CIA, al afirmar en uno de sus documentos:

“La actual política de los Estados Unidos respecto a Cuba tiene por objetivo aislarla del hemisferio occidental y del resto del mundo libre, y ejercer la mayor presión posible…para evitar la consolidación y estabilización del régimen comunista de Castro […] El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba, respecto a América Latina y al mundo libre…Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

¿Por qué Trump no dio explicaciones sobre esa política criminal que ahora replican contra Venezuela?

El argumento es simple y de ello se encargaron los tanques pensantes del Council on Foreign Relations de Estados Unidos, cuando aseguraron en una de sus propuestas para cambiar la política hacia la Revolución cubana:

“La oposición de EE.UU. a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

A esta política deliberada para hacer fracasar sistema socialista y con ello evitar que otros la imiten, se suma la persecución financiera que desarrollan contra Cuba y Venezuela, impidiéndole hacer transacciones con el dólar yanqui, lo que ocasiona grandes pérdidas de dinero e incluso la imposibilidad de exportar e importar, situación que afecta la economía interna de ambas naciones.

Esa guerra pretende causar el desencanto y desaliento entre sus ciudadanos, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas, como propuso en 1960 el ex secretario de Estado Lester Mallory, con vistas a “disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Una forma de ejecutar su guerra económica son las sanciones a la banca internacional, la persecución y altas multas aplicadas contra quienes no obedecen las órdenes yanquis.

Solamente bajo la presidencia de Barack Obama, se impusieron 52 multas a bancos internacionales, que ascendieron a 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares.

Una idea precisa del ensañamiento de Estados Unidos contra Cuba, fue la multa que generó un record Guinness, aplicada contra el banco francés BNP Paribas, durante el régimen de Obama, ascendente a 10 mil millones de usd, la cual fue rebajada después de gestiones entre París y la Casa Blanca, a 8 mil 834 millones usd, equivalentes a 6 mil 450 millones de euros.

Si Estados Unidos cesara su guerra económica contra Cuba y Venezuela y ambos países pusiese desarrollar sus planes, la situación sería muy diferente a la que padecen hoy sus pueblos, algo que no desean los yanquis.

De corrupción mejor que no hable. Uno de sus casinos vulneró 100 veces las leyes federales de protección contra el blanqueo de dinero, y tuvo que pagar la multa más elevada de la historia de un casino, por “violar de manera voluntaria” las normas contra el lavado de dinero.

Esa es la verdad que Trump quiere ocultar, pero como afirmara José Martí:

“El sol sigue alumbrandos ámbitos del cielo y la verdad continua incólume su marcha por la tierra”.