Argentina se suma a la guerra económica.


Por Arthur González.

En enero del 2023 la compañía estatal Aerolíneas Argentinas informó que, a partir del mes de marzo, cancelaba sus vuelos a Cuba por no ser rentables, decisión que analistas afirmaron era por causas políticas, pues la ruta estaba combinada entre Buenos Aires, Cancún y La Habana, y solo eliminaron el tramo final, a pesar del flujo de pasajeros de otras nacionalidades hacia Cuba.

El 3 de mayo del 2023 la aerolínea Cubana de Aviación informó el reinicio de sus operaciones entre Argentina y Cuba, con un vuelo semanal directo al polo turístico de Cayo Coco, en la provincia de Ciego de Ávila. El vuelo contaba con una aeronave A340 de alto porte y capacidad para 275 plazas, 240 de ellas en clase económica.

Para los argentinos Cuba y sus polos turísticos de sol y playa, son altamente reconocidos y por eso su repitencia, dada la calidad de sus hoteles, la seguridad y la calidez de los cubanos.

Desde hace 65 años, los yanquis se empeñan con saña en destruir a la Revolución e incluso asesinar a sus líderes, porque no aceptan tener a solo 90 millas de sus costas a un país que decidió, soberanamente, cortar las cadenas que lo ataban al imperio desde 1898.

Para materializar su empeño ejecutan diferentes acciones y la más reciente es la negativa de abastecer con combustible a los aviones de Cubana de Aviación en Buenos Aires y según declaraciones oficiales, “es debido al cumplimiento de las sanciones que impone el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba”.

Una prueba más del carácter sumiso de Milei y de la extraterritorialidad de las leyes yanquis, las que persiguen cortar la entrada de divisas mediante la limitación de turistas, sector principal de Cuba para adquirir dinero fresco.

La actitud sumisa del nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, evidencia que desde Washington le impartieron órdenes para que se sume a la guerra económica, comercial y financiera, con el objetivo de estrangular a los cubanos y sembrar el desencanto y el desaliento, a partir de las penurias causadas por esa criminal política agobiante para el pueblo.

Para apretar más la soga al cuello del pueblo, la decisión abarca a otras aerolíneas que contrate Cubana de Aviación para no afectar a sus clientes. Eso obliga a la empresa a reembolsar el 100% del dinero de quienes se ven impedidos de volar.

Con esta medida, Milei se suma a la guerra económica contra Cuba y pudiera incluso votar en la ONU a favor de Estados Unidos, cuando la Habana presente su informe donde solicita el fin del llamado Bloqueo, el que, según documentos oficiales ya desclasificados es:

Una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, unida a operaciones psicológicas que acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen, y las de tipo militar darán al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos”.

El diseño de la estrategia de Estados Unidos, de acuerdo a sus propios documentos secretos, es preciso y claro: lograr una sublevación del pueblo cuando se canse de soportar las carencias materiales y de servicios. Por eso afirman:

El clímax del levantamiento saldrá de la reacción airada del pueblo ante un hecho gubernamental, producido por un incidente o de un resquebrajamiento en la dirección política del régimen, o de ambos incluso. Desencadenar esto debe constituir un objetivo primordial del proyecto. El movimiento popular aprovechará el momento del clímax para iniciar un levantamiento abierto. Se tomarán y se mantendrán ocupadas las áreas. En caso de ser necesario el movimiento popular pediría ayuda a los países libres del hemisferio occidental. De ser posible, Estados Unidos, en concierto con otras naciones, brindaría un apoyo abierto a la sublevación del pueblo cubano, y tal apoyo incluiría una fuerza militar, si fuera necesario”.      

Allá los que tengan dudas. Los yanquis persiguen apoderarse de Cuba nuevamente.

Ese es el objetivo de esas acciones de guerra económica y así lo expuso la CIA en su estimado de inteligencia elaborado en 1993, después de la caída de la URSS, cuando soñaban que la Revolución se iba a bajo:

“…Hay una directa relación entre graves privaciones económicas y la inestabilidad políticaLa economía cubana se ha contraído en más del 40 por ciento desde 1989 y probablemente continuará descendiendo. Virtualmente sin subsidios extranjeros, créditos o asistencia, Cuba enfrenta una escasez severa de combustible, alimentos y otros”.

“Con los alimentos y el petróleo constituyendo casi los dos tercios de los gastos de importación, sólo varios cientos de millones de dólares estarán disponibles para otras compras en el exterior. Las importaciones cortadas, de forma aguda, de piezas de repuesto para la industria, maquinarias y equipos; el transporte de mercancías, los insumos agrícolas y otras mercancías decisivas, minarán más las perspectivas de una recuperación económica”.

“Cuando las condiciones en la Isla se deterioren más, es muy probable que los incidentes violentos se extiendan, debido a la creciente frustración sobre los cortes en la electricidad, los transportes y los alimentos”.

Por eso cada día aprueban más sanciones y medidas para incrementar su guerra contra la Revolución, con la ayuda de ciertos peones que danzan al compás de su tambor, pero el pueblo cubano sabe que está en juego su libertad y soberanía nacional, porque como en 1898 volvería a ser tratado como una neocolonia y quizás hasta con otra despreciable Enmienda Platt, que entonces podría denominarse “Enmienda Rubio-Díaz Balart”.

Razón tuvo José Martí cuando afirmó:

“Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos”.

El asalto a la embajada mexicana en Ecuador tiene antecedentes.


Por Arthur González.

El asalto a la sede diplomática de México en Ecuador, el 5 de abril del 2024, para detener al ex vicepresidente Jorge Glas, quien estaba en calidad de asilado en esa misión, demostró el desprecio al respeto de las normas internacionales y a los derechos humanos, situación rechazada por todos los países del mundo, aunque por ser un gobierno de derecha y socio de Estados Unidos, no ha sido sancionado por la OEA, ONU ni por el Parlamento Europeo.

Algo muy diferente habría sucedido si el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, hubiera ordenado el asalto a la misión diplomática de España en Caracas, para detener al terrorista Leopoldo López, prófugo de la justicia, quien permanecía como invitado en esa legación, pues Estados Unidos, la OEA y la Unión Europea de inmediato aplicarían las más fuertes sanciones diplomáticas y económicas, acompañadas de una extensa campaña de prensa internacional.

En un desafío total a la Convención de Viena, Daniel Noboa, presidente de Ecuador, asegura estar convencido de haber actuado correctamente y no se arrepiente de su decisión.

¿Se imaginan si fuese Maduro quien hiciera tales declaraciones?

Nadie dude que sería el pretexto ideal para que el Comando Sur de Estados Unidos y algunos países aliados, invadieran a Venezuela para “restaurar el orden público y el derecho internacional pisoteado”.

México tiene un gobierno de posiciones nacionalistas contrarias a la política imperial de Washington y muestra sin temor sus simpatías por Cuba, Venezuela y Nicaragua, suficiente para que Estados Unidos y sus socios internacionales no respalden su condena contra Ecuador.

Esto demuestra que hoy el mundo está dirigido a base de la fuerza, sin el más mínimo respeto a las leyes y normas aprobadas después de la 2da Guerra Mundial. Prueba de eso es el apoyo incondicional que Estados Unidos brinda a Israel, a pesar del genocidio que ejecuta contra el pueblo palestino, mucho mayor que el holocausto que sufrieron a manos de Hitler los judíos, oponiéndose incluso a reconocer a Palestina como un Estado pleno de derechos en la ONU.

La actuación yanqui siempre ha sido igual con los gobiernos que se pliegan a sus órdenes y así ocurrió cuando el 29 de octubre de 1956, el Brigadier General Rafael Ángel Salas Cañizares, jefe de la Policía Nacional de Cuba durante la dictadura de Fulgencio Batista, irrumpió violentamente en la embajada de la República de Haití, ubicada en la 7ma avenida esquina a calle 20, reparto Miramar en La Habana, al conocer que en la misma se encontraban refugiados 10 jóvenes revolucionarios, opositores a la dictadura.

A diferencia de lo acontecido en Quito este año, Salas Cañizares y una decena de sus policías, ametrallaron a los jóvenes dentro de la misma sede diplomática, sin el menor respeto a los derechos humanos, acostumbrados a reprimir brutalmente cualquier manifestación revolucionaria de los estudiantes y otros revolucionarios.

La policía batistiana y otros órganos de represión de la época como el Buró de Investigaciones y el BRAC, contaban con asesores yanquis para reprimir a las organizaciones obreras y estudiantiles opuestas al régimen batistiano y recibían con frecuencia visitas de altos jefes de la CIA y el FBI.

Salas Cañizares murió durante el asalto, pues Secundino Martínez Sánchez, uno de los revolucionarios asilados en la sede diplomática, y el único que portaba un arma de fuego, en el piso y mortalmente herido, iba a ser rematado por Salas Cañizares con su pistola, pero Secundino desde el suelo le disparó, alcanzándolo en el bajo vientre por debajo del chaleco antibalas, porque el esbirro era un hombre muy obeso y el chaleco no lo cubría totalmente.

Salas Cañizares falleció el 31 de octubre de 1956 a consecuencia de las heridas y pagó con su vida tantos crímenes acumulados.

Fulgencio Batista no recibió una sola sanción o condena por ese crimen y la total violación de la embajada de Haití, porque para Estados Unidos sus aliados son intocables, aunque sean criminales.

Esa es la democracia y libertad que pretenden imponer al mundo y por eso alertaba José Martí:

“Ya salen a la luz sobre el modo peligroso y altanero con que los Estados Unidos se proponen tratar a nuestros pueblos”.

Orlando Gutiérrez Boronat pretende cambiar la historia.


Por Arthur González.

El 7 de abril del 2024, el terrorista connotado Orlando Gutiérrez Boronat, residente en Miami la capital del Odio, escribió un artículo para el Nuevo Herald, titulado “¿Por qué hay hambre en Cuba?, Manuel Artime tenía razón”, en el cual demuestra que de historia de Cuba no sabe nada.

Como es usual en Miami, el comunismo es el culpable de todos los males que sufre el pueblo de Cuba desde 1959, pero ocultan las verdaderas causas, a pesar de estar recogidas en los documentos oficiales del gobierno de Estados Unidos.

Para argumentar el desmontaje de la historia, este terrorista hace referencia a estadísticas de las Naciones Unidas, entre 1948 y 1953, donde dibujan un panorama edulcorado de la economía cubana, bien alejado de lo que arrojó la encuesta ejecutada entre 1956 y 1957, por la Agrupación Católica Universitaria cubana.

En su escrito, el terrorista se cuestiona ¿cómo llegamos a donde estamos, al colapso del aparato productivo cubano?

Según él, Cuba era un país próspero en 1959 y a partir de ese año todo ha ido mal, y hace referencia a Manuel Artime, quien escribió un libro titulado “Traición, Gritan 20,000 tumbas cubanas”, ex líder estudiantil en la Universidad Católica de Villanueva en La Habana, vinculado inicialmente al Movimiento 26 de Julio y después captado por la CIA. Fue sacado de Cuba en un barco hacia Guatemala y de ahí a Miami, donde lo atendió el oficial CIA Howard Hunt, quien años más tarde participó en el escándalo conocido como Watergate.

La CIA le orientó organizar una oposición política contra la Revolución en el extranjero y para ello creó el Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR), donde reclutó y entrenó a mercenarios cubanos para ejecutar actos terroristas dentro de Cuba.

A fines de 1960 la CIA lo designó como Jefe Civil de la Brigada mercenaria 2506, derrocada en su intento de invadir a Cuba en 1961 por Bahía de Cochinos, siendo capturado por las milicias revolucionarias.

La CIA tenía muchas expectativas con Artime y bajo el seudónimo de AM/Biddy le orientó varias misiones, entre ellas el asesinato de Fidel Castro.

En 1963, durante su estancia en campamentos en Nicaragua para entrenar mercenarios para acciones contra el gobierno cubano, se relacionó con el dictador Somoza en el tráfico de plasma sanguíneo y drogas hacia Miami. En esos campamentos recibió a varios cubanos involucrados posteriormente en el asesinato a John F. Kennedy.

Evidentemente Gutiérrez Boronat nunca se ha leído los resultados de la encuesta de la Agrupación Católica Universitaria, que puso al descubierto las verdaderas penurias que sufrían en Cuba los campesinos, bien distintas a la vida que disfrutaban las clases altas y los yanquis dueños de las mejores tierras, industrias y empresas de servicios de la Isla, los casinos de juego, hoteles, prostíbulos y el tráfico de drogas.

Antes de 1959 la economía cubana dependía del capital de Estados Unidos y de acuerdo con los estudios publicados por el académico Jorge I. Domínguez, profesor de Universidades estadounidenses, la corrupción estaba institucionalizada mediante negocios privados de la clase dominante, entre ellos el dictador Fulgencio Batista, quien de simple hijo de una campesina lavandera llegó a ser el hombre más rico del país.

La banca en Cuba estaba controlada por instituciones yanquis, y en el Banco Nacional, uno de los cinco miembros de su equipo de dirección era un norteamericano.

Por qué en vez de mencionar el libro de Artime, no expone lo que dijo el Dr. José Ignacio Lasaga, respecto a la encuesta de los jóvenes católicos en 1957, quien apuntó:

“La ciudad de La Habana está viviendo una época de extraordinaria prosperidad, mientras en el campo y especialmente los trabajadores agrícolas, viven en condiciones de estancamiento, miseria y desesperación difíciles de creer. En todos mis recorridos por Europa, América y África, pocas veces encontré campesinos que vivieran más miserablemente que los trabajadores agrícolas cubanos”.

Para Artime, y para Boronat, “el comunismo es el único responsable de lo que sufren hoy los cubanos, por la combinación de doctrinas “malévolas y fallidas y hombres ineptos”, la que ha causado y causa el hambre en Cuba, por ser “un sistema anti natura”.

Sin embargo, omite lo que escribió Lester Mallory en abril de 1960, cuando era subsecretario de Estado:

“…el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Eso sí es una acción criminal y anti natura, pero no la menciona porque expone claramente quien es el responsable principal.

En 1957 la población agrícola, a pesar de constituir el 34 % de los cubanos, solo tenía el 10 % de los ingresos nacionales. Los resultados de la mencionada encuesta apuntaron:

“El trabajador agrícola cubano, engañado por los gobiernos y olvidado por los dirigentes de todos los sectores nacionales, se mantiene asombrosamente honesto, moral y humano, esperando con tristeza, pero con dignidad, que los más preparados y mejor dotados vengan a abrirle el camino y enseñarle a marchar hacia el desarrollo y el progreso.”

La educación en Cuba antes de 1959 era realmente preocupante. En las escuelas públicas, de cada 100 niños que ingresaban solo 6 llegaban al sexto grado y la enseñanza media y superior era para la minoría de la población. El 23,6 % de los mayores de 10 años no sabían leer ni escribir y el 45% de los niños de 6 a 14 años no asistían a la escuela. Había más de medio millón de niños sin escuelas y decenas de miles estaban obligados a trabajar para paliar el hambre en sus casas.

Por supuesto, a Artime, miembro de la burguesía cubana que le podían pagar las escuelas católicas privadas, incluida su carrera de medicina, no le importaba cómo vivía la mayoría del pueblo. Tampoco supo que, según la citada encuesta católica, solo el 4 % de los entrevistados consumía algún tipo de carne y menos del 1 % pescado. El 2,12 % de los trabajadores agrícolas podía comer huevos, y solo tomaba leche el 11,22 %, el pan solo lo comía el 3,36 %.

Entonces, ¿era el comunismo el que generaba hambre, el analfabetismo y las enfermedades en los 2, 500, 000 que habitaban los de campos cubanos antes de 1959?

Esa era la causa por la cual la talla promedio del trabajador agrícola cubano antes de la Revolución, era de 5 pies y 4 pulgadas los hombres y 5 pies 3 pulgadas las mujeres. El índice de desnutrición era del 91%.

Gutiérrez Boronat borró las leyes que conforman la guerra económica, comercial y financiera impuestas por Estados Unidos desde hace 65, que solo persiguen estrangular la economía y asfixiar al pueblo, unido a la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, la que aplica más medidas represivas para causar hambre.

Tampoco habla en su artículo sobre las acciones terroristas que la CIA ejecutó a lo largo de estos 65 años, como si las mismas no atacaban directamente al corazón de la economía de la Isla.

Un documento preparado por la CIA el 8 de junio de 1963, para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, expone sin tapujos los objetivos a alcanzar:

Solamente después que los efectos de la represalia económica y de las acciones de sabotaje, se sientan profundamente en la población y en los grupos de élite, puede uno esperar convertir la desafección en las fuerzas armadas y otros centros de poder del régimen, en revueltas activas contra el séquito Castro-comunista” […] “Para un impacto máximo en la economía cubana, este esfuerzo debe ser coordinado con las operaciones de sabotaje. Nosotros proponemos continuar e intensificar las operaciones de represalias económicas, las cuales serían grandemente mejoradas por un comité Interagencias, con un estatuto que las capacite para demandar de las agencias miembros una rápida acción”.

Antes de 1959, según la Agrupación Católica Universitaria, el 14 % de los campesinos entrevistados padecía o había padecido de tuberculosis. El país solo contaba con 98 hospitales ubicados en las capitales de provincias y uno solo era rural.

Lo que no soportan los yanquis y sus mercenarios es que la Revolución, el mismo año 1959, aprobó una ley para prohibir la mendicidad infantil (limpiabotas, vendedores ambulantes, limosneros).

Para eso, se crearon inicialmente 3 mil escuelas y los 69 cuarteles se convirtieron en centros escolares para recibir 40 mil niños. Se alfabetizó en solo un año a la casi totalidad de los cubanos. Estudiar hoy es un derecho de todos y totalmente gratuito hasta la Universidad.  La Revolución abrió centros de altos estudios en cada provincia del país.

Se creó el servicio médico rural y por eso todas las madres paren en un hospital y se eliminó la alta tasa de mortalidad infantil que antes de 1959 era de 60 por 1000 nacidos vivos. Solo en los primeros 10 años se construyeron 47 hospitales rurales y 56 dispensarios médicos, ampliados exponencialmente con la apertura del programa del médico de las familias en cada barrio, incluso en las montañas.

La cultura y el deporte llegaron a todos los cubanos, incluso el ballet, antes solo para la burguesía, es hoy tan popular como cualquiera de las manifestaciones artísticas. Se conformó el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos y la Universidad de las Artes. En cada municipio de la Isla existe una casa de la cultura. El deporte alcanzó lugares cimeros del primer mundo, hoy afectado por el robo de talentos, el tráfico de personas y la escasez de recursos que impone la guerra económica.

La lectura se introdujo para formar un hábito en la población, cuando en marzo de 1959 fue creada la Imprenta Nacional y más tarde las Ferias Internacionales del Libro.

La escasez de alimentos que sufren hoy los cubanos no es culpa del comunismo, como quieren hacer ver los mercenarios al servicio del gobierno yanqui con el despliegue de su guerra psicológica, la estrategia plasmada en sus planes desclasificados afirma:

“…las operaciones de propaganda están calculadas para crear una atmósfera psicológica dentro de Cuba”.

¿Por qué Boronat no explica la persecución a las transacciones bancarias cubanas y las sanciones impuestas a los bancos extranjeros, empresas de seguro, proveedores de servicios submarinos en la industria de petróleo y gas, plataforma de reservas turísticas y compañías especializadas en la gestión de patrimonios, entre muchas más?

Lo que buscan es impedir la compra de las mercancías necesarias para el pueblo, claramente explicado por altos funcionarios yanquis al afirmar: “El Departamento del Tesoro está negando el acceso de Cuba a las divisas y estamos frenando el mal comportamiento del gobierno cubano mientras continuamos apoyando al sufrido pueblo de Cuba”.

Basta de engañar a la opinión pública y hacerse los buenos de la historia. Quién tenga dudas puede preguntarle a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), para que conozca a los verdaderos responsables de la actual situación económica de Cuba.

Vista larga la de José Martí cuando apuntó:

“Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos”

Artimañas y falsedades de Estados Unidos sobre Cuba.


Por Arthur González.

El gobierno de Estados Unidos mantiene el engaño y la mentira respecto a su política contra la Revolución cubana, con la pretensión de que el mundo crea que los problemas económicos que sufre el pueblo cubano, son causados por el sistema socialista y no por sus leyes criminales que aspiran a matar de hambre y enfermedades a los cubanos, para que culpen al gobierno y se lancen a las calles.

Esa estrategia la diseñaron desde los años iniciales del triunfo de Fidel Castro, a quien intentaron asesinar en infinidad de oportunidades, como tuvieron que admitir en 1975 cuando la CIA se vio obligada a informar ante el Congreso algunos de sus planes.

Desde el año 1960 los yanquis comenzaron a aprobar leyes para entorpecer el desarrollo económico de Cuba, a fin de provocar una rebelión interna y así justificar una intervención directa del ejército de Estados Unidos para “controlar” la situación del país.

Documentos oficiales aprobados en 1962 por el presidente J.F. Kennedy, recogen esos planes:

La sublevación necesita un movimiento de acción política fuertemente motivado y arraigado en Cuba, capaz de generar la rebelión, de dirigirla hacia el objetivo perseguido y de aprovecharse de su momento clímax para iniciar un levantamiento abierto. Se tomarán y se mantendrán ocupadas las áreas. En caso de ser necesario el movimiento popular pediría ayuda a los países libres del hemisferio occidental. De ser posible, Estados Unidos, en concierto con otras naciones del hemisferio occidental, brindaría apoyo abierto a la sublevación del pueblo cubano. Tal apoyo incluiría una fuerza militar, si fuera necesario”.      

¿Por qué no dicen una sola palabra de esto a la opinión pública mundial?

Estados Unidos trata de minimizar el efecto de sus leyes que conforman la guerra económica, comercial y financiera, como mecanismo para destruir el proceso revolucionario y desmontar el sistema socialista que tanto les molesta. Sin embargo, mantienen y refuerzan sus leyes con más sanciones para rendir a los cubanos por hambre e insatisfacciones, lo mismo que aplicaron con éxito en Europa oriental y a la URSS.

Ronald Reagan, al ganar las elecciones en 1980 organizó un programa denominado Democracia, el cual fue apoyado por los países de la OTAN y el Vaticano, e iniciaron sus acciones subversivas en Polonia, al crear, financiar y dirigir la contrarrevolución interna con la creación del Sindicato de Solidaridad.

Una vez derrotado el socialismo allí, siguieron con Checoslovaquia, Bulgaria y los demás países socialistas europeos hasta llegar a Berlín. Quedaban en pie la URSS y Cuba.

Contra la URSS trabajaron para afectar su economía, a la vez que realizaban influencia ideológica directa sobre el primer secretario del PCUS Mijail Gorbachov, quien años después de fragmentada la URSS, declaró con total desvergüenza al Diario Sovietskaya Rossia:

“El objetivo de mi vida fue aniquilar el comunismo, la dictadura insoportable sobre la gente. Mi esposa me apoyó plenamente. […] Logré encontrar compañeros de lucha en la realización de esos objetivos, entre ellos A.N. Yakovlev y E.A. Schevardnze, cuyo mérito en la tarea común fue sencillamente incalculable”.       

Informaciones aportadas por el presidente del Instituto de Responsabilidad Gubernamental de Estados Unidos, indican que, a principios de 1984 la CIA y el Pentágono, iniciaron un programa secreto de desinformación para entorpecer la economía soviética.

El blanco principal fue el núcleo de la economía soviética y su dependencia de la tecnología y el know-how occidentales. Ese amplio programa contemplaba información tecnológica alterada o fabricada, en el área civil y la militar. Utilizaron intermediarios para hacerle llegar a los técnicos soviéticos la información falsa o distorsionada, para inducir a los soviéticos a tomar decisiones tecnológicas equivocadas.

Según el experto, el programa de desinformación diseñado incrementó las ineficiencias y deficiencias de la economía soviética. Informes muy secretos obtenidos por la CIA, indicaban las vías por las cuales la Unión Soviética podía ser “exprimida”. Ante esas informaciones los servicios de inteligencia yanqui aseguraron que “Moscú era económicamente muy vulnerable y tenían que jugar con esas vulnerabilidades para quienes determinaban la política supieran dónde eran débiles los soviéticos, de manera que pudieran aprovecharlo”.

La CIA coordinaba la divulgación de datos técnicos incompletos o desorientados, mediante diferentes canales y varias compañías falsas creadas en el exterior. Vendieron a los funcionarios soviéticos, informaciones distorsionadas, una mezcla de verdad y ficción, incluidos proyectos para turbinas de gas, tecnologías para perforación de petróleo, chips de computadoras y compuestos químicos. El objetivo era reducir la captación de divisas.

Cuba, por su parte, recibió nuevas leyes e incluso fue incluida por primera vez en la lista de países patrocinadores del terrorismo, con el sueño de ver a su pueblo rendido.

Quienes le restan importancia a dicha lista, que fue nuevamente aplicada por Donald Trump poco antes de marcharse de la Casa Blanca, deben saber que las sanciones son las siguientes:

1-Prohibición de exportaciones y ventas de productos manufacturados, materias primas, tecnología o servicios, relacionados con armamentos.

2-Controles sobre exportaciones de entes multipropósitos (incluye tecnologías médicas).

3-Prohibición de ayuda económica.

4-Restricciones financieras y de otro tipo, incluido:

El veto estadounidense ante posibles créditos de instituciones como el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales; denegación de créditos fiscales a personas naturales o corporaciones por ingresos obtenidos en países clasificados como promotores de terrorismo; denegación del tratamiento de “libre de impuesto” a productos exportados a Estados Unidos y la prohibición a todos los ciudadanos estadounidenses y entidades extranjeras, de involucrarse en transacciones financieras con Cuba, sin una licencia específica del Departamento de Tesoro.

En el año 2024, los yanquis aplican nuevas medidas para hacer estallar a la economía cubana, la que pasa por la crisis más fuerte de los 65 años de Revolución.

Ante este escenario, el subsecretario de Estado para Asuntos del hemisferio occidental, Brian Nichols, declaró en Madrid el 4 de abril del 2014: “Cuba está en un momento clave y la solución es la democracia”.

Ese viejo sueño lo plasmó la CIA en su estimado de inteligencia de agosto de 1993:

“…cuando las condiciones en Cuba se deterioren más, es probable que los incidentes violentos se extiendan por la creciente frustración de los cortes de electricidad, la falta de transporte y de alimentos…”

Ese es el plan de los yanquis para entrar con sus tropas, “a salvar al pueblo cubano”, como hicieron bajo el derecho que les dio la execrable Enmienda Platt.    

No le bastan 65 años de fracasos y sueños trasnochados, para insistir con más de lo mismo.

Los yanquis deberían tener presente a José Martí cuando expresó:

“Con la resolución indudable del pueblo de Cuba, es imposible la derrota”.          

La marioneta viajera.


Por Arthur González.

Hemos perdido la cuenta de la cantidad de viajes internacionales realizados por Rosa María Payá Acevedo, desde que obtuvo una visa de refugiada política para Estados Unidos, poco después de la muerte de su padre, Oswaldo Payá Sardiñas, en un accidente automovilístico en el 2012, cuando viajaba en un auto conducido a exceso de velocidad por el español Ángel Carromero, miembro de la juventud del Partido Popular Español. El motivo del viaje por las provincias orientales cubanas era repartir 4 mil 500 dólares enviados por Esperanza Aguirre, del Partido Popular, destinados a crear grupos políticos contra el gobierno de Cuba, en total injerencia en los asuntos de Cuba.

Días después, Rosa María contactó con diplomáticos estadounidenses en La Habana y aceptó fabricar una versión falsa de la muerte del padre, para acusar a la Revolución; a cambio sería beneficiada con un visado como refugiada política para ella, su madre y dos hermanos.

Desde su arribo a Miami fue conducida ante los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart y el senador Marco Rubio, quienes ya tenían preparada la estrategia para utilizar a la joven y convertirla en una marioneta viajera, con una imagen de “líder juvenil” contra la Revolución.

Con el apoyo financiero del gobierno yanqui y las orientaciones del Departamento de Estado, ha sido recibida por altos funcionarios latinoamericanos y europeos, algo insólito de no ser por las presiones de Estados Unidos.

El guión elaborado por especialistas en guerra psicológica del Departamento de Estado yanqui, se lo aprendió rápidamente y recita la falsa historia de acusar al gobierno cubano de ser responsable del accidente automovilístico de su padre, hecho no aceptado por las autoridades españolas, pues el embajador y el cónsul general presenciaron el juicio contra el responsable Ángel Carromero y expresaron que las pruebas presentadas por la fiscalía cubana eran correctas.

Por eso, cuando viajó a Madrid junto a su madre para desarrollar el guión contra Cuba, la cancillería española no aceptó su acusación y la remitió a los tribunales, donde recibió como respuesta que no tenía pruebas de lo que decía y desestimaron su denuncia.

No obstante, los yanquis con su poderosa maquinaria propagandística, insisten en acusar a Cuba para empañar su imagen y como pago a su obediencia, el 13 de junio de 2019, Rosa María recibió en Ginebra el Premio Morris Abram de Derechos Humanos, la más alta distinción de derechos humanos de Naciones Unidas Watch. El 18.06.2019 Esteban Bovo, Comisionado de Miami, le entregó un reconocimiento por ser “defensora de la libertad, la democracia y los derechos humanos universales y ser la voz para las personas de Cuba que buscan la libertad”.

La maquinaria yanqui está en función de fabricarla como “una líder” contra el gobierno cubano, y tristemente se dejó convertir en una obediente marioneta que vendió sus sentimientos por dinero, al utilizar la muerte de su padre para obtener ganancias.  

Su más reciente actuación la protagonizó el 26 de marzo del 2024, cuando los yanquis la enviaron a Ginebra, para intervenir en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde volvió a leer lo que el Departamento de Estado le entregó, diciendo que “la constitución impuesta por el gobierno cubano, niega al pueblo el derecho de vivir en democracia, y por eso hacía un llamado a que Cuba sea expulsada del organismo”.

Al parecer la marioneta viajera desconoce el alto porcentaje de aprobación que, en el 2019, los cubanos dieron en las urnas a la ley fundamental de la república. En vez de hacer campañas contra la constitución cubana, debería hacerla en Estados Unidos para que se apruebe una nueva constitución, en sustitución de la más antigua del mundo que increíblemente data de 1789.

En el libreto no dijo una sola palabra contra la criminal guerra económica, comercial y financiera que Estados Unidos aplica contra el pueblo cubano desde 1959, para intentar rendirlo por hambre y enfermedades, ni mencionó los 600 planes para asesinar a Fidel Castro, financiados y estructurados por la CIA. Tampoco habló de los miles de cubanos muertos por los actos terroristas ejecutados por agentes al servicio de la CIA, la guerra biológica que han sufrido los cubanos, afectando la flora y la fauna, así como las enfermedades introducidas por agentes al servicio de Estados Unidos, entre ellas el dengue hemorrágico que infestó a 344,203 personas y causó la muerte de 158 cubanos, de ellos 101 niños; la meningoencefalitis y la conjuntivitis hemorrágica, entre muchas más.

¿Se olvidó de la fiebre porcina africana, la roya de la caña de azúcar,  la seudodermatosis nodular bovina, el new castle, la mamilitis ulcerativa de la vaca lechera, la sigatoka negra, el pulgón negro, el minador de los cítricos, la broca del café, el thrips-palmi-karmy, el síndrome de la esterilidad de los granos del arroz y el moho azul del tabaco, por solo mencionar algunos de los tantos que han afectado a los cultivos y animales de Cuba para arruinar su economía?

Si está tan preocupada por los derechos humanos de los cubanos, debería reclamarle a los funcionarios que le orientan hablar de eso en Ginebra, que cesen sus actos contra el pueblo de la Isla en que nació y estudió en la Universidad sin pagar un solo centavo.

No son propaganda comunista los hechos antes mencionados, basta con leer un documento desclasificado de una reunión efectuada el 6 de septiembre de 1962, en la cual Marshall Carter, director general adjunto de la CIA, planteó: “Los agentes biológicos disfrazados de sustancias de origen natural pueden ser empleados para destruir cultivos en Cuba”.

Estaban presentes el asesor de Seguridad Nacional McGeorge Bundy, el Fiscal General Robert F. Kennedy, el General de la Fuerza Aérea Edward Lansdale y Edward R. Murrow, famoso periodista de radiodifusión que se desempeñaba en ese momento como director de la Agencia de Información de Estados Unidos.

No es Cuba la que invade a otros países, lanza bombas atómicas, introduce plagas y enfermedades en Estados Unidos y menos financia y entrega armas a Israel para masacrar al pueblo palestino. Quien debe ser expulsado del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, es Estados Unidos por patrocinar el terrorismo internacional y financiar crímenes de lesa humanidad.

Rosa María no tiene moral ni ética para hablar de derechos humanos, cuando por dinero apoya los actos criminales de los yanquis contra el pueblo que la vio nacer y la formó como una profesional, ahora    convertida en una triste marioneta al servicio de los execrables intereses imperialistas.

Exacto fue José Martí al expresar:

“Ladrones del altar son esos comerciantes de opinión”.