Mayo en la historia de las agresiones contra Cuba.


Por Arthur González.

Un repaso a la historia de las agresiones de Estados Unidos contra la Revolución cubana, nos detiene en el mes de mayo, aunque todos están cargados de hechos similares.

El 17 de mayo de 1959 el gobierno revolucionario aprobó la primera Ley de la Reforma Agraria, acto que demostró el cumplimiento del programa anunciado por Fidel Castro, durante su defensa en el juicio por el ataque al cuartel Moncada, julio de 1953.

Los yanquis vieron esa ley como un paso peligroso hacia el comunismo y el pretexto para reforzar sus actos subversivos, contemplados desde abril de 1959 en un informe elaborado por su embajada en La Habana, (Foreign Relations of United States, volumen VI, Cuba, 1958-1959, páginas 458-466), cuyos autores fueron Daniel M. Braddock, ministro consejero y James A. Noel, jefe de la Estación Local de la CIA.

Un año después, el 17 de mayo de 1960 salía al aire la emisora subversiva Radio Swan, desde la isla hondureña de igual nombre, con noticias falsas contra Cuba. Por la misma, la CIA inició su campaña de la execrable Operación Peter Pan, logrando sacar del país a 14 mil 48 niños sin acompañantes, al divulgar un inexiste proyecto de Ley de Pérdida de la Patria Potestad.

El 3 de mayo de 1961, días después de la derrota de la invasión contra Cuba por Bahía de Cochinos, el mercenario Manuel Artime, cabecilla de la organización contrarrevolucionaria Movimiento de Recuperación Revolucionaria, MRR, reconoció durante entrevista a la radio cubana, que la CIA planificó y dirigió la frustrada invasión y que Howard Hunt Jr., lo había recomendado como líder político y militar de la brigada invasora.

Al siguiente año, en mayo 1962, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le retira a Cuba el estatus de “nación más favorecida en el comercio”, que ostentaba desde hacía décadas, incluso durante el régimen del dictador Fulgencio Batista.

El 7 de mayo de ese año oficiales de la CIA informaron al fiscal general Robert Kennedy, que esa agencia se involucró con el mafioso ítalo-norteamericano San Giancana, para asesinar a Fidel Castro.

Una lancha artillada procedente de Miami, ataca el 12 de mayo de 1962, una embarcación de pescadores cubanos, matando a tres tripulantes e hiriendo a cinco. La organización Alfa 66 se adjudicó la acción criminal, sin que las autoridades yanquis actuaran contra ellos.

El 7 de mayo de 1963 es presentado en la TV de Cuba el contrarrevolucionario Víctor Llufrio Bofill, capturado días antes por fuerzas cubanas. En sus declaraciones afirma que la CIA financiaba las acciones de su grupo denominado Triple A.

Días después, el 10 de mayo, la agencia de prensa AP reporta que en Miami se intenta crear una organización única para derrocar a la Revolución cubana. Se asegura que el plan fue discutido con oficiales de la CIA y que el mercenario de Bahía de Cochinos, Enrique Ruiz Williams, sería el líder de esa ambicionada fórmula.

El 13 de mayo de 1964 una lancha artillada procedente de Miami, ametralla un central azucarero en la provincia de Oriente y destruye 70 mil sacos de azúcar, acto terrorista organizado por Paul Lionel Edward Helliwell, agente CIA asentado en la Isla Andros, Bahamas.

El día 14, el Departamento de Comercio exige que se solicite una licencia especial para empresas de medicamentos de Estados Unidos que pretendan venderle a Cuba.

Se detectan las primeras acciones de guerra biológica contra el pueblo cubano, pues el 29 de mayo de 1964, las Fuerzas Armadas Revolucionarias reportan desde la provincia de Sancti Spíritus, el avistamiento de globos de varios tamaños que caían desde gran altura, los que explotaban al tocar la tierra y las plantas, dejando escapar una sustancia gelatinosa, semejante al caldo de cultivo bacteriano. Posteriormente se detectaron varios enfermos de meningoencefalitis, principalmente niños.

La Seguridad del Estado cubano detiene, el 6 de mayo de 1965, al agente de la CIA Lawrence K. Lunt, quien radicaba en la Isla desde 1956 como agente encubierto.

El Congreso yanqui, como parte de la guerra económica y comercial iniciada en 1962, declaró ilegales todas las transportaciones marítimas de cualquier país que le venda o envíe hacia Cuba, bienes estratégicos o no.

El 21 de mayo de 1966 muere por un disparo procedente del territorio de la base naval yanqui en Guantánamo, el soldado cubano Luis Ramírez López.

El 3 de mayo de 1967 explota una bomba en el auto del embajador cubano en México, quien no estaba en el vehículo. Cuatro personas resultaron heridas.

En mayo 3 de 1969 fuerzas cubanas dieron captura a un grupo contrarrevolucionario al servicio de la CIA, cuando desembarcaba en las costas de la provincia de Oriente.

Un acto terrorista se ejecuta el 1ro de mayo de 1970, contra un almacén de azúcar en la provincia de Las Villas. El fuego devoró toda la producción que allí se encontraba.

El 10 del mismo mes, dos embarcaciones pesqueras cubanas fueron destruidas por un ataque perpetrado por lanchas procedentes de Miami, comandadas por el agente CIA Ramón Orozco Crespo. Los once pescadores fueron secuestrados y trasladados a una isla de Bahamas. La población de La Habana se movilizó para exigir su liberación inmediata. El día 18 fueron liberados y regresados a la patria.

El 6 de mayo de 1971, Cuba detecta por primera vez en el hemisferio occidental el virus de la fiebre porcina africana, por tal motivo fueron sacrificados medio millón de cerdos en todo el país. En 1977 la prensa de Estados Unidos publica que una fuente secreta de la CIA, admitió que dicho virus, procedente de Fort Gulick, base yanqui en el canal de Panamá, fue introducido en la Isla en marzo de 1971 por contrarrevolucionarios cubanos.

El día 26 de mayo de 1971 unidad de Guardacostas yanqui, arrestaron a ocho pescadores cubanos en aguas internacionales. Cuatro pescadores fueron liberados y los demás trasladados a Estados Unidos donde fueron sentenciados a seis meses de cárcel y multados con 10 mil dólares cada uno. Es la política del terror para evitar esa vía de alimentación al pueblo cubano.

Mayo de 1974. Actos terroristas contra la embajada cubana en Londres el día 4 y el día 14 contra el consulado en Mérida, México, demuestran que Estados Unidos organiza acciones de este corte y da cobijo a sus autores.

El 29 de mayo de 1975 Robert A. Maheu, reconoció ante el Comité Selecto de Inteligencia de Estados Unidos, su participación en los intentos de asesinato contra Fidel Castro, organizados por la CIA.

Al día siguiente, el Coronel Sheffield Edwards declaró ante ese Comité, sobre la participación de la CIA en dichos planes de asesinato.

El propio día 30, el Mayor General (retirado) Edward Lansdale, confiesa a la agencia AP, que en 1962 por órdenes del presidente J.F. Kennedy, inició el desarrollo de planes para derrocar a Fidel Castro. Similares declaraciones las hizo ante el Comité Selecto de Inteligencia, donde por primera vez reveló públicamente, la Operación Mangosta, considerada como la más amplia y abarcadora en tareas de subversión contra Cuba.

Los meses de mayo de los años subsiguientes están igualmente cargados de hechos, que demuestran la política hostil y terrorista de Estados Unidos contra la Revolución cubana, esos que ahora confeccionan listas negras y acusan a otros, cuando ellos deberían estar sentados en el banco de los sancionados.

Razón tenía José Martí cuando afirmó:

“Hay pocas cosas en el mundo tan odiadas como los hipócritas”.

 

Venezuela, alerta ante las trampas yanquis.


Por Arthur González.

Por estos días los yanquis ensayan viejas estrategias para lograr el derrocamiento de la Revolución Bolivariana de Venezuela, asesinar al presidente constitucional Nicolás Maduro y otros altos funcionarios de su gobierno, con el empleo de mercenarios de origen venezolano y norteamericano, lo mismo que hicieron contra Cuba durante décadas.

Paralelamente a estos intentos de invasión con respaldo de las fuerzas de Estados Unidos, los yanquis pretenden ejecutar una táctica de engaño, al proponerle al presidente Maduro un plan de “Transición”, donde esté presente la oposición al servicio de ellos, además de mantener discretas comunicaciones con el gobierno, algo que también quisieron hacer con Cuba.

Si revisamos la historia podemos encontrar que el 4 de enero de 1963, después la aplastante derrota de la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos, McGeorge Bundy, Asistente Especial para los Asuntos de Seguridad del presidente John F. Kennedy, le propuso explorar la posibilidad de establecer una discreta comunicación con el líder cubano Fidel Castro.

Después de analizar los costos y beneficios que esa propuesta podría tener para Estados Unidos, el 21 de abril, McGeorge Bundy presentó al Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad, un detallado informe referente a las Alternativas sobre Cuba, contentivo de posibles variantes a explorar en su política hacia la Revolución.

El 30 de abril del 63, en la reunión del Grupo se acordó mantener la línea de comunicación con Fidel, iniciada en 1962 por el abogado James Donovan, durante las negociaciones para obtener la liberación de los mercenarios de la invasión por Bahía de Cochinos.

Otra vía para la comunicación entre los dos gobiernos, se abrió con la joven periodista Lisa Howard, presentada a Castro por el mismo abogado, a la que le aceptó una entrevista de una hora para la cadena ABC, en mayo de 1963. A partir de la misma se divulgó en Estados Unidos que el líder cubano daba indicios de querer negociar con el presidente Kennedy.

Demostrando su carácter terrorista, la CIA pretendió utilizar a Donovan para asesinar a Fidel Castro, regalándole un equipo de buceo contaminado con bacilos de la tuberculosis y hongos.

Esa breve relación sirvió para que Gordon Chase, asistente de McGeorge Bundy, propusiera “atraer suavemente a nosotros a Fidel Castro y sí la dulce aproximación a Cuba tiene resultados, los beneficios para Estados Unidos serían sustanciales”.

El Grupo Especial acordó, el 3 de junio de 1963, la propuesta del establecimiento de una discreta comunicación con Castro, lo cual no se contraponía con su política de hostigamiento y a la vez, continuar las acciones para el derrocamiento del régimen socialista en la Isla.

Las ideas entregadas en abril por Bundy, contemplaban tres variantes:

1-Imponer en Cuba una solución no comunista, por todos los medios que fuesen necesarios.

2-Insistir en fines mayores, pero limitados.

3-Avanazar gradualmente en el desarrollo de alguna forma de llegar a un arreglo con Fidel Castro.

Esa fórmula se parece mucho a la que ahora pretenden los yanquis aplicar con Venezuela, incluso el candidato presidencial demócrata Joe Biden, acaba de expresar que, de alcanzar la presidencia de los Estados Unidos, restablecerá las relaciones diplomáticas, pero insistiendo en el interés de derrocar a Maduro.

A pesar de establecer el canal de comunicación con Cuba, durante los debates de las variantes expuestas en abril y mayo 1963, John McCone, Director de la CIA y miembro del Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional, propuso un conjunto de medidas para incrementar las dificultades económicas de Cuba, las cuales serían respaldadas con actos de sabotajes, con la finalidad de crear una situación interna que permitiera subvertir a los mandos militares, para que apoyaran el derrocamiento de Castro.

En ese contexto, el 8 de junio de 1963 la CIA presentó al Grupo Especial del Consejo de Seguridad, un documento con la política encubierta y el programa de acciones a ejecutar para destruir el proceso revolucionario cubano, algo casi idéntico al que desarrollan hoy contra Venezuela.

Ese plan de acciones encubiertas, era independiente a lo que Bundy había propuesto, considerándose como una Doble Vía o una Corrosión desde adentro de la Isla.

Las acciones de la CIA eran:

  • Recolección encubierta de información, tanto de los requerimientos estratégicos de Estados Unidos, como de las necesidades operativas de la Agencia.
  • Acciones de propagada para estimular sabotajes simples de bajo riesgo y otras formas de resistencia pasiva y activa.
  • Aprovechamiento y estimulación a la desafección en los centros de poder militar y otros.
  • Acciones progresivas contra la economía cubana.
  • Sabotaje general y hostigamiento.
  • Apoyo a los grupos anticastristas para su complemento y ayuda en la ejecución de las acciones antes expuestas.

El 3 de octubre de ese año, el Grupo Especial aprobó nueve operaciones contra Cuba, entre ellas actos terroristas tales como la destrucción de una de las plantas de generación eléctrica, una refinería de petróleo y un central azucarero.

Los yanquis poseen una torcida y sucia política contra los gobiernos que para ellos no son aceptables.

Tienen la Doble Vía como opción para alcanzar su objetivo estratégico de derrocar las revoluciones.

Con una mano aparentan buena voluntad, establecen relaciones diplomáticas formales y con la otra clavan el puñal por la espalda con sus políticas de guerra económica, comercial y financiera, acciones de subversión política y apoyo a la contrarrevolución, añeja fórmula que, con Cuba no ha tenido ni tendrá éxitos.

Venezuela saca sus propias experiencias de las estrategias yanquis, y como hace la Revolución cubana, resiste y gana sus batallas, con los ojos bien abiertos ante las patrañas ladinas que no engañan a nadie.

Vigente las palabras de José Martí cuando dijo:

“A Venezuela la hemos de querer y admirar sin límites”.

«Asombrada” la representante estadounidense en el Consejo de Económico y Social de las Naciones Unidas.


Por Arthur González.

Kelley E. Currie, representante estadounidense en el Consejo de Económico y Social de las Naciones Unidas, dijo estar “asombrada” por la enérgica y patriótica respuesta de la representación cubana, ante la manipulación mediática ejecutada por Estados Unidos contra Cuba, el pasado 16.10.2018, con la etiqueta: “¿Jailed for What?”, con el propósito de desviar la atención de los países que apoyarán, una vez más, el informe cubano contra el Bloqueo, a presentarse en las próximas semanas.

Evidentemente la Sra. Currie no conoce la historia del pueblo cubano, sometido a viles acciones por parte del gobierno de Estados Unidos, la que, si ella estudiara, quedaría asombrada de la crueldad de sus 11 Presidentes, los que desde 1959 hasta la fecha, pretenden matar por hambre y enfermedades a todo un pueblo por el solo hecho de decidir ser soberano e independiente.

¿No sabe Kelley E. Currie que, en 1958, un mes antes del triunfo de la Revolución encabezada por Fidel Castro Ruz, el entonces presidente Dwight Eisenhower y el director de la CIA Allen Dulles, afirmaron en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, que había que impedir la victoria de Castro?

Pero se asombraría mucho más si leyera el informe confeccionado en abril de 1959 denominado “Plan de influencia subversiva y reclutamiento en sectores priorizados de la sociedad cubana”, a solo 4 meses del triunfo revolucionario, publicado por el Departamento de Estados en el Consejo de Seguridad Nacional,, volumen VI, Cuba, 1958-1959, editado en 1991, páginas 458-466. O, el Memorando para el director de la CIA fechado el 11 de diciembre 1959, en el cual se propone […] “dar una cuidadosa atención a la eliminación de Fidel Castro”.

¿Eso es democracia y respeto a los derechos de otro país que pretende decidir su rumbo político y económico?

Asombrada es poco, sí la funcionaria norteamericana conociera los planes de Acciones Encubiertas de la CIA, aprobados en marzo de 1960 y enero de 1962, para destruir al gobierno cubano, donde el primero organizó la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos y en el otro se diseñó la guerra económica total, para evitar que el gobierno revolucionario pudiera satisfacer las necesidades de su población y después mediante campañas engañosas culparlo de ser incapaz de hacerlo. Ese segundo plan perseguía el fin de justificar la invasión a Cuba por parte del ejercito yanqui, ante el rotundo fracaso de su brigada mercenaria derrotada en solo 66 horas.

La verdad histórica dejaría con la boca abierta a esa señora, si leyera el documento preparado por la CIA para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, en junio de 1963, donde se plasman las acciones de terrorismo de estado que ejecutó Estados Unidos contra el valeroso pueblo de Cuba.

Solo este plan, serviría para sentar el gobierno yanqui ante cualquier tribunal internacional, al exponer desvergonzadamente un conjunto de tareas ejecutadas por la CIA, con el fin de alcanzar el desencanto y desaliento del pueblo cubano, a través de los efectos de la represalia económica y de las acciones de sabotaje, los que pretendían crear el rechazo hacia el gobierno encabezado por Fidel Castro y lograr la desafección en las fuerzas armadas y otros centros de poder del régimen, con revueltas populares contra él.

Solo después de conocer los actos criminales que ejecuta su gobierno contra Cuba, la señora Currie, entendería la reacción airada de los diplomáticos cubanos, presentes en el show que el Departamento de Estado diseñó para tratar de desviar la atención de la Asamblea General de la ONU contra los Estados Unidos por su Bloqueo Económico, Comercial y Financiero, que dura más de medio siglo sin obtener los resultados que ansían.

Si ella estudiara las acciones de guerra biológica que Estados Unidos perpetra contra los cubanos, su flora y su fauna, entonces si se avergonzaría de pertenecer a un gobierno que no tiene parangón en la historia de la humanidad. Basta recordarle las epidemias introducidas, como la meningoencefalitis contra los niños, el dengue hemorrágico, la fiebre porcina africana, el moho azul del tabaco, la roya de la caña, la tristeza del cítrico y muchas enfermedades más, que buscan afectar la economía de la Isla.

Kelley Currie debería saber que Estados Unidos fabricó la “disidencia en Cuba” y la CIA organizó desde 1959 una amplia red de agentes encargados de cumplir sus planes terroristas, para incendiar todos los centros comerciales, cines, teatros, escuelas, centros industriales y de producción. Eso si la dejaría asombrada, especialmente cuando constatara que solo el presidente Barack Obama destinó 160 millones de dólares para acciones subversivas en Cuba y con parte de ese dinero pagan mensualmente a sus “disidentes”, a fin de realizar provocaciones callejeras, queriendo convertir en “presos políticos” a quienes violan las leyes por delitos comunes, muy alejados de conciencia política alguna.

Presos políticos son los que llevan una docena de años encarcelados en su Base Naval en Guantánamo, sin un proceso jurídico, ni visitas familiares, sometidos a torturas físicas y psicológicas, por lo que Estados Unidos ha tenido que responder ante el Comité de la ONU contra la tortura, métodos aplaudidos por la nueva jefa de la CIA, Gina Cheri Haspel, quien calificó las torturas ejecutadas en la BNG, como “simples métodos mejorados de interrogatorio”.

No hay país en el mundo que haya resistido tantos ataques de Estados Unidos. Por eso la tenacidad y estoicismo de los cubanos son causas de asombro y desconcierto de los ideólogos yanquis, quienes ya no saben que inventar para destruir la unidad, dignidad y amor por su patria en la lucha por mantener su soberanía.

Que no se sorprenda la delegada yanqui, porque como dijo José Martí:

“La patria requiere más actos que palabras”

Estados Unidos, lobo escondido bajo la piel de oveja.


Por Arthur González.

¿Qué sucesos terribles han ocurrido en el mundo en el que Estados Unidos no tenga responsabilidad? Casi ninguno para no ser absoluto.

Sin embargo, se dan golpes de pecho autodefiniéndose como “paladines” de los derechos humanos, la libertad y la democracia en el mundo.

El 6 de agosto Japón conmemoró 73 años de una de las acciones más criminales de la historia, los bombardeos a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, por aviones estadounidenses que lanzaron por primera vez la bomba nuclear, matando a cientos de miles de civiles inocentes, cuantiosos heridos y mutilados de por vida, la destrucción de casas, fábricas, escuelas, hospitales y centros de recreación, además del padecimiento de cáncer y otras enfermedades, durante varias generaciones de japoneses.

En vez de remordimiento, Estados Unidos manifiesta otro sentimiento: superioridad militar por encima del resto del mundo y prepotencia que, como bandera, enarbolan hoy en día para recordarle a quienes se le enfrenten que pueden destruirlos en minutos.

Recientemente el presidente Donald Trump, autorizó el lanzamiento de la llamada “bomba de todas las bombas”, en una base aérea de Siria, para evidenciar su gran poderío armamentístico, aunque ello signifique un desafío a la paz.

Otras acciones de destrucción y muerte causadas por los “campeones” de los derechos humanos, fueron la guerra de Corea, la invasión mercenaria a Cuba por la Bahía de Cochinos, la guerra contra Viet Nam, Laos, Cambodia, la intervención militar en República Dominicana en 1965, la participación de la CIA en todos los golpes militares ejecutados en America Latina, entre ellos el de Brasil en 1964, Argentina en 1966, en Uruguay en 1967, contra el presidente de Chile, Salvador Allende, en 1973.

Otros hechos, como el apoyo a Gran Bretaña en la guerra de las Islas Malvinas en 1983, marcan a Estados Unidos en su política de muerte y destrucción; la guerra sucia en Nicaragua 1982, contra el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional; la invasión a la Isla de Granada en 1983, la de Panamá en 1989, que dejó un saldo de 3 mil muertos, varios miles de heridos y cerca de 15 mil personas quedaron sin casas por los bombardeos yanquis.

Haití fue otra víctima de las tropas estadounidenses en la llamada “Intervención Democrática”, repetida en el 2004, cuando ocuparon militarmente el país, bajo el viejo pretexto de “proteger los intereses yanquis e imponer el orden”.

A lo anterior hay que sumarle el golpe militar en Venezuela 2002 y en Honduras 2009, donde la CIA, y otras agencias de inteligencia yanquis, unidas a las acciones de presión diplomática del Departamento de Estado, dejaron una cifra elevada de muertos y heridos, violando los sistemas democráticos para derrocar a presidentes elegidos legalmente por el pueblo.

La Operación Cóndor, ejecutada entre 1975 y 1983 en varios países de Latinoamérica, para respaldar las dictaduras militares impuestas y apoyadas por Washington, como las de Chile, Argentina, Venezuela, Paraguay, Uruguay, Brasil y Bolivia, es un vivo ejemplo de cómo actúan los yanquis para mantener su dominio político, militar y económico.

Los planes para asesinar a líderes políticos no aceptables para Estados Unidos, en una muestra fehaciente de su falta de escrúpulos y la violación del más elemental de los derechos, la vida.

Entre los casos más relevantes está el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, víctima de cientos de intentos de asesinato, lo que fue certificado por el Comité Selecto establecido por la Comisión de Inteligencia del Senado, denominada Comisión Church, la cual realizó un estudio en 1975, de algunas operaciones de la CIA contra la vida del presidente cubano.

Para no dejar dudas de la capacidad de matar que tienen los yanquis y su carácter imperialista, basta decir que provocaron el pretexto de las Torres Gemelas, destruidas por un grupo seleccionado de extremistas, evidentemente reclutados por oficiales encubiertos de la CIA aparentando ser árabes, que deseaban “luchar contra Estados Unidos”.

Esa operación bien diseñada y guardada como una de las joyas más valiosas de la CIA, permitió llevar a cabo la invasión de Afganistán, donde la muerte de miles de civiles aún permanece vigente, unida a la de Irak bajo el empleo de otra mentira, la presencia de armas biológicas por Sadam Husein, que jamás se encontraron, pero fomentaron un gran rio de sangre, muerte y destrucción, sin solución a la vista.

El asesinato del presidente de Libia y la invasión de ese país, amplía la lista de crímenes cometidos en nombre de la “democracia” made in USA”, apoyado por países de la OTAN que se mancharon igualmente con sangre inocente, seguida por la guerra contra el pueblo sirio, que le cuesta diariamente cientos de millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos.

África no queda aislada, Yemen, Chad, Somalia y otros países de la región, sufren de igual forma por la sed imperialista de apoderarse de sus recursos naturales, estimulando revueltas internas que han desestabilizados países que habían vivido en calma.

En fin, los pueblos del mundo conocen bien la lección de lo que es la “democracia”, “los derechos humanos” y “la libertad” que imponen los yanquis a lo largo y ancho del mundo, con sus bombas, tanques, destructores y portaviones.

Basta de engaños y mentiras, al lobo siempre se le ven los cascos debajo de su disfraz de oveja, y como expresara José Martí:

“Las cosas han de decirse descarnadamente, para que resulten como son”.

 

 

 

 

 

Cuba 59 sin miedo a los yanquis


 

Por Arthur González

Los que en Estados Unidos se imaginan que Cuba puede tener temor por las recientes designaciones del Presidente Donald Trump, no conocen su historia. Ni Mike Pompeo y menos el veterano de 69 años John Bolton, le quitan el sueño al pueblo cubano.

Desde el mismo 1959 Estados Unidos, con el entonces presidente, Dwight Eisenhower, inició una carrera de guerra sucia contra la naciente Revolución cubana, solo por no aceptar ser una neo colonia yanqui, como lo había sido desde 1900, cuando Washington se apoderó de la Isla y le impuso la execrable Enmienda Platt, que les permitió intervenir militarmente cuando lo consideraran conveniente, al mismo tiempo que se apoderaron de la Isla de Pinos e impusieron sus bases en el territorio cubano.

Los cubanos no se amedrentaron cuando Estados Unidos con su Agencia Central de Inteligencia, CIA, organizó en 1961 la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos, que terminó en una aplastante derrota en solo 68 horas, ni cuándo la Casa Blanca amenazó con invadirla militarmente durante la llamada Crisis de los Misiles, en octubre de 1962.

Menos aún en enero de 1962, fecha en que el Presidente John F. Kennedy aprobó la Operación Mangosta, la cual estableció la guerra económica y psicológica, con el fin de lograr la sublevación del pueblo, que sería apoyada por la intervención del ejército norteamericano.

Aquellos que piensan que la designación de Bolton como asesor de Seguridad Nacional, puede hacer que los cubanos se amedrenten, se vuelven a equivocar y deben saber que los tiempos son diferentes, hoy los cubanos acumulan más experiencia y están mucho mejor preparados para cualquier contingencia en defensa de su soberanía.

Cuba no tuvo ningún temor para enfrentar los miles de planes terroristas ejecutados por la CIA, que dejaron un saldo de 3 mil 478 cubanos muertos y 2 mil 99 incapacitados; ni las acciones de guerra biológica, ni los planes de asesinatos que jamás pudieron hacer blanco contra Fidel Castro, planes reconocidos en la llamada Comisión Church del Comité Selecto del Congreso, que realizó el estudio de esas operaciones de la CIA.

Tampoco a los cubanos se le aflojaron las piernas después de instalación de las Secciones de Intereses de ambos países en 1977, posibilitándole a la CIA retornar a la Habana con una fuerte Estación, ubicada en su misión diplomática para ejecutar acciones de espionaje, fundamentalmente contra la economía de la Isla.

La respuesta contundente de Cuba fue la denuncia efectuada en 1987, demostrando el poderío de sus órganos de la Seguridad, al publicar en la TV las principales operaciones de abastecimiento ilegal a los supuestos agentes que tenía la CIA, cuando en realidad fueron 27 agentes cubanos que lograron engañar a los experimentados oficiales yanquis. Además, se denunciaron 22 oficiales CIA que con estatus diplomático laboraban en la Sección de Intereses y más de 100 que llegaban a La Habana como diplomáticos en tránsito.

Mike Pompeo conoce bien la historia, porque a pesar del silencio obligado que guardó la prensa oficialista yanqui, debió leer el libro “The Human factor: Inside the CIA’S  Dysfunctional Intelligence Culture”, del ex oficial de fachada profunda Ishmael Jones, aborda en detalles como la CIA enfocó la historia de los agentes dobles cubanos, caracterizando tales hechos como una muestra de su mala profesionalidad.

En cuanto a Bolton, sus inventos en el 2002 sobre “las armas biológicas fabricadas por Cuba”, el tiro le salió por la culata cuando el propio Presidente Fidel Castro en declaración oficial, los calificó de embustes y engaños, asegurando que si un solo científico cubano perteneciente a cualquiera de las instituciones biotecnológicas, hubiera cooperado con cualquier país en el desarrollo de armas biológicas, o hubiese intentado crearlas por su iniciativa, sería sometido a los tribunales de justicia como un acto de traición a la patria.

Bolton ya es un hombre de la tercera edad y si en sus años mozos no quiso incorporarse al ejército para no ir a la guerra contra Viet Nam, y escribió en el 25º libro de reunión de la Universidad de Yale “Confieso que no tenía ningún deseo de morir en un arrozal del sudeste asiático”, no resulta lógico que ahora, a sus casi 70 años, quisiera ver a sus nietos muertos o mutilados, por participar en otra de guerra de las tantas perdidas por Estados Unidos.

Cuba tiene una historia plena de valentía y ha resistido estoicamente los cientos de planes y agresiones proveniente de los Estados Unidos; por tanto, ni Trump, Pompeo o Bolton, le harán perder el sueño y su pueblo seguirá bailando al compás del son y la rumba, como lo hizo durante aquellos días luminosos y tristes de la Crisis de los Misiles.

Allá los yanquis que desde 1959 solo tienen pesadillas por no haber podido derrocar el socialismo, los cubanos como dijo José Martí:

“No necesitan ni laurel ni corona, porque respiran valor”