Por Arthur González.
A quién querrá engañar el senador Marco Rubio al asegurar en su cuenta Twitter:
“Cuba es libre de comerciar con cualquier país. El embargo estadounidense no es un bloqueo internacional, como tergiversa intencionalmente la Cancillería cubana al asegurar que el embargo es un bloqueo y lo usa como excusa de su modelo económico fallido”.
La ignorancia es atrevida, pues solo con leer algunos de los documentos escritos por la CIA y el Departamento de Estado, el mencionado Senador se daría cuenta de sus falacias.
El conocido Proyecto Cuba, aprobado por el presidente John F. Kennedy el 18 d enero de 1962, afirma claramente:
“La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país”.
Ni embargo ni bloqueo aparecen en dicho documento.
En ese mismo Proyecto se expresa:
“El Departamento de Estado está concentrando sus esfuerzos en la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, la cual comenzará el 22 de enero 1962, esperando obtener amplio respaldo del Hemisferio Occidental para las resoluciones de la OEA que condenen a Cuba y la aíslen del resto del Hemisferio”.
Entre las 13 tareas diseñadas para afectar la economía cubana, hay varias que afirman:
“El Departamento de Estado informará el 15 de febrero 1962 sobre el estado de los planes para ganar la cooperación de los aliados de la OTAN (bilateralmente o en el foro de la OTAN, como sea más apropiado) El objetivo es convencer a esas naciones a dar los pasos para aislar a Cuba de Occidente.
“El Departamento de Estado informará el 15 de febrero 1962 sobre el estado de las acciones adoptadas con Japón, quien tiene un comercio comparativamente importante con Cuba, las cuales son similares a las seguidas con las naciones de la OTAN”.
Cuba nunca ha dejado de acusar a Estados Unidos por esa criminal política que pretende matar de hambre y enfermedades al pueblo, algo que la propia CIA reconoce en sus documentos desclasificados, que al parecer olvidó el Senador.
El 12 de diciembre de 1963, un extenso memorando de la CIA, ya desclasificado, afirma sobre la situación interna de Cuba:
“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre […] estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.
En fechas más recientes, las multas impuestas a los bancos internacionales demuestran que aquellos que se atrevan a ejecutar alguna transacción financiera con Cuba, por compras o pagos a compañías extranjeras, pueden correr la misma suerte que el Banco francés PNB Paribas, sancionado, bajo la administración Obama, a pagar 10 mil millones de dólares, al igual que el Banco francés Société Générale S.A. quien pagó a Estados Unidos una multa ascendente a mil millones 340 mil dólares.
El Banco canadiense Toronto Dominion (TD), fue multado por Estados Unidos en 955 mil 750 dólares, por violar las regulaciones del bloqueo a Cuba. El grupo bancario italiano UniCredit pagó mil 300 millones de dólares como sanción por violar las leyes del bloqueo económico; al igual que Banco francés Credit Agricole que fue multado en 787,3 millones de dólares por similares motivos.
Estos ejemplos son solamente a la banca internacional, pero a la lista se suman las presiones y sanciones a entidades comerciales que procuran establecer negociaciones libres con Cuba.
No por gusto anualmente la Asamblea General de la ONU, vota en contra del Bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra la Isla, con excepción de los yanquis y su aliado incondicional, Israel.
Las embajadas estadounidenses en el mundo espían a las empresas extranjeras que ejecutan negocios con alguna cubana, a las que amenazan y presionan para que no le vendan nada a Cuba, ejemplos sobran, e incluso cuando no pueden impedirlo la CIA se ha ocupado de sabotear los productos, con el propósito de evitar el desarrollo económico cubano.
Especialistas del Council on Foreign Relations, CFR, de Estados Unidos, publicaron en 1999 propuestas para modificar la política hacia Cuba y en sus objetivos plantean sin tapujos:
“La oposición de Estados Unidos a la Revolución cubana, y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.
Marco Rubio podrá engañar a sus votantes en Miami, pero los cubanos saben perfectamente como la política yanqui pretende asfixiar la economía de Cuba.
Solo bajo la administración de Barack Obama, Estados Unidos sancionó a decenas de entidades europeas por establecer negociaciones con La Habana, las que pagaron al gobierno yanqui un acumulado de 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares, persecución implacable que el Senador omite.
La obsesión enfermiza es tal que, hasta empresas artesanales cubanas para la fabricación de abanicos femeninos, están contempladas entre las sancionadas.
Los barcos extranjeros que toquen puertos cubanos, se ven obligados a esperar 6 meses para entrar en puertos estadounidenses, algo insólito en el comercio internacional.
Por tanto, Marco Rubio continuará negándolo, pero la guerra económica que se le hace al pueblo de Cuba desde hace 60 años, mantiene vigentes las recomendaciones hechas por el subsecretario de Estado yanqui en 1960, cuando escribió:
“Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba; negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Después de 12 administraciones yanquis obcecadas por ver caer a la Revolución, valdría la pena que se convencieran que con Cuba no han podido, no pueden ni podrán, porque millones de cubanos no desean volver al pasado con una Enmienda Platt, que permitía la intervención militar de Estados Unidos y hacer lo que desearan en la Isla.
Por esos motivos alertaba José Martí:
“…impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.