¿Podrá Donald Trump entrar en el reino de Dios?


Por Arthur González.

Cuando el actual presidente de Estados Unidos abandone este mundo, no será aceptado en el reino del Señor por ser un pecador consuetudinario que incumple con los 10 mandamientos, y comete a diario los 7 pecados capitales. Por tanto, irá al infierno directo y sin escalas.

Su accionar contra el pueblo de Cuba, con la malsana pretensión de matarlo por hambre y enfermedades, a partir de incrementar la guerra económica, comercial y financiera iniciada por J.F. Kennedy, y sostenida por todos sus antecesores, es una prueba de sus pecados, unido a sus actos impuros, mentir de formar permanente para lograr sus objetivos hegemónicos, robar, tener deseos viciados y codiciar los bienes de otros países.

Por eso, el día del juicio final pagará por sus crímenes, porque como en cualquier restaurante, nadie se va sin pagar.

La conducta de Trump es totalmente pecadora, en él se unen la lujuria, la avaricia, la gula, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia, algo puesto de manifiesto en las sanciones que desde 2017 impone al pueblo de Cuba, solo por no someterse a sus órdenes y mantener a todo costo, su independencia y soberanía.

De forma reiterada expresa que Estados Unidos se ha propuesto cortar toda entrada de divisas y de petróleo a la Isla para ahogar a los cubanos, so pretexto de ser “contra el gobierno”, pero realmente son los niños, las mujeres, ancianos y hombres quienes padecen los resultados de su criminal guerra económica.

Para satanizar a la Revolución, que en 61 años no han podido doblegar, vuelven a mentir con el invento de las “detenciones arbitrarias”, situación que no pueden comprobar ni siquiera con videos caseros, ni declaraciones de las iglesias, de los representantes de agencias de prensa extranjera, ni tampoco de los diplomáticos acreditados en La Habana.

En días recientes uno de los engendros fabricados y financiados por Washington para sus campañas anticubanas, el llamado “Observatorio Cubano de Derechos Humanos”, con sede oficial en Madrid, España, y un financiamiento anual de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), de más de 125 mil dólares, sumado a otras cifras que reciben de la USAID, divulgó la falsa noticia de que en el 2019 hubo “3 mil 157 detenciones en Cuba”, algo que causa risa porque nadie las vio ni comprobó fílmicamente, a diferencia de lo que ocurre en Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia e incluso en Estados Unidos, que a pesar de los videos mostrando las brutales golpizas, las detenciones y la persecución implacable contra el pueblo, no condenan a esos gobiernos por ser lacayos de los yanquis.

Para que nadie se deje engañar de quien está detrás de las campañas del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, para infestar a la opinión pública mundial, basta recordar que la NED inició sus funciones a principios de 1984, como una Organización “No Gubernamental”, cuya misión es “asistir al desarrollo de las instituciones, procedimientos y valores democráticos en otros países, a través del apoyo financiero de proyectos dirigidos a expandir la libertad económica y política en estos.”

Falso argumento desmentido por Allen Weinstein, historiador y su primer presidente, quien declaró públicamente en 1991: “Mucho de lo que hoy hacemos, ya lo hacía la CIA hace 25 años de manera encubierta”.

A Cuba pretenden demonizarla con campañas de prensa pagadas por Estados Unidos, mientras a los gobiernos que sí detienen y asesinan a líderes sociales para que no puedan ser una fuerza opositora real, como suceden en Colombia donde tropas paramilitares, solo en los 10 días primeros del 2020, asesinaron a 13 líderes sociales y defensores de derechos humanos, unidos al caso de un excombatiente de las FARC-EP.

El tema más relevante de violaciones de los derechos humanos y que no es sancionado ni criticado por Estados Unidos, ni por las organizaciones que atacan a Cuba, es el de Chile, donde se reportan mil 800 detenidos desde que se iniciaron las protestas populares, divulgadas por las redes sociales y televisoras no gubernamentales chilenas, en las que el mundo pudo comprobarlas; no como en el caso cubano que afirman detenciones inventadas para desprestigiar al sistema socialista.

Además de esas detenciones, se reportan denuncias de apresamientos irregulares por los carabineros, confirmándose el secuestro de un joven, obligado a subir a un vehículo sin placas, método ejecutado durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Para esas acciones no hay cruzadas mediáticas, ni Observatorio de los Derechos Humanos financiados por Estados Unidos.

Los yanquis que se auto proclaman “campeones de los derechos humanos”, silencian las violaciones en sus cárceles, como fue recientemente denunciado por más de 30 hombres y mujeres quienes presentaron este mes de enero 2020, una demanda colectiva ante el Tribunal Superior del Condado de Merrimack, Nuevo Hampshire, por abusos físicos, sexuales y emocionales en un centro de detención de menores en ese estado norteamericano, durante las últimas tres décadas.

Sobre tal demanda la prensa yanqui hace silencio total, para que no se conozca que dos ex asesores violaban de forma reiterada a un adolescente en el Centro de Desarrollo Juvenil en Manchester, a finales de la década de 1990, donde otras 35 personas afirman haber sufrido abusos entre 1982 y 2014, cuando tenían entre 11 y 17 años, siendo los funcionarios agresores hombres y también mujeres.

Contra Cuba si hay cruzadas mediáticas permanentes desde 1959 cuando triunfó una Revolución, que no estaba dispuesta a seguir de rodillas ante el gobierno yanqui.

¿Por qué no se acusa al presidente de Chile por sus violaciones de los derechos humanos y la actuación criminal de los carabineros disparándole al pueblo, por lo que cientos los chilenos han perdido un ojo por las balas de goma disparadas con esa intención?

¿Sucede algo parecido en Cuba para que le fabriquen esas falsas detenciones?

Todos los contrarrevolucionarios pagados con parte de los 20 millones de dólares anuales que destina la Casa Blanca para el accionar subversivo contra la Revolución cubana, gozan de excelente salud y reciben la misma atención médica gratuita que la población que apoya el sistema socialista.

Estados Unidos y sus aliados podrán acusar lo que quieran, pero la realidad se impone, pues los cabecillas contrarrevolucionarios cubanos que reciben un salario mensual procedente de los Estados Unidos, viven tranquilamente, viajan al exterior para recibir preparación impartida por especialistas en temas subversivos, sin que ninguno sea detenido o sancionado por ser agentes de una potencia extranjera.

Si alguno de ellos, como el caso de José Daniel Ferrer, comete un delito común, entonces es juzgado y sancionado, tal y como establece el código penal vigente, sin importar los reclamos de quienes le pagan y dirigen desde los Estados Unidos.

Los cubanos tienen limpia la conciencia porque actúan con transparencia y humanidad. Allá Trump con su condena que tendrá que rendir cuentas por tantos muertos, heridos y hambrientos en sus guerras fratricidas contra pueblos inocentes, unido al robo de los recursos naturales de los países invadidos y las mentiras que dice cotidianamente, porque como aseguró José Martí:

“La culpa no es excusada ni por el mismo que de ella se aprovecha”

 

 

 

 

 

 

Encargada de Negocios de la embajada yanqui en Cuba se reunió con elementos contrarrevolucionarios.


Por Arthur González.

En franca actitud provocativa para que las autoridades cubanas la expulsen y justificar así medidas de respuestas del gobierno de Estados Unidos, Mara Tekach, Encargada de Negocios de la Embajada yanqui en La Habana, se reunió el martes 10 de diciembre 2019, con varios de los contrarrevolucionarios financiados por la Casa Blanca desde hace 60 años.

En su fallido intento por fabricar una oposición a la Revolución, la diplomática yanqui conversó con un reducido grupo de esos subordinados a los dictados de Estados Unidos, entre ellos la desprestigiada Martha Beatriz Roque Cabello, la misma que hace pocos años los engañó diciendo que estaba en huelga de hambre y casi moribunda, hasta que la Tv cubana divulgó las filmaciones de como recibía por una ventana de su vivienda, aguacates, calabazas y habichuelas, para alimentarse, unido a vigorosas sopas de pollo.

Triste papel tiene que jugar la diplomática, quien conoce perfectamente que todos esos “opositores” solo buscan dinero y visas del programa de refugiados, para emigrar a Miami sufragados con los impuestos que anualmente desembolsan los ciudadanos norteamericanos, para mantener a esos cubanos que ni trabajan ni producen.

Ninguno de ellos representa a la sociedad cubana de trabajadores, campesinos, estudiantes, artistas, intelectuales, deportistas y profesionales, que resisten unidos los 60 años de guerras económica comercial, financiera y biológica impuesta por Estados Unidos contra el pueblo cubano.

Los que dicen ser “reprimidos” por las autoridades cubanas, se presentaron bien vestidos, gordos y relucientes, ante la representante del presidente Donald Trump, ese que se ensaña contra el pueblo cubano con la pretensión de matarlo por hambre y enfermedades, como propuso en abril de 1960 el entonces subsecretario de Estado Lester Mallory, para congraciarse con la mafia terrorista anticubana de Miami, en sus aspiraciones electorales.

La nueva campaña mediática intenta crear la matriz de opinión de que la Revolución “arremete contra los opositores”, mediante “arrestos domiciliarios”, algo que nadie ve, ni es comprobado por la Iglesia Católica, ni las cristianas, la prensa extranjera e incluso por las embajadas de cientos de países acreditadas en La Habana.

Ya la vieja y gastada información de la “represión” contra los contrarrevolucionarios y las mentiras sobre los “detenciones arbitrarias” no funcionan, por tanto, la nueva línea estructurada son los llamados “arrestos domiciliarios”, ridícula mentira que se desboronará como las anteriores.

¿Qué elemento contrarrevolucionario en Cuba ha sido reprimido con métodos similares a los que el mundo observa en Chile, Ecuador, Bolivia, Colombia, Francia y otros países? Ninguno.

El uso de Internet en Cuba, que tanto ambicionaron los yanquis desde que, en 1996, fue propuesto por la RAND Corporation para la subversión en la Isla, permite divulgar lo que sucede con una inmediatez inimaginable hace pocos años, y no existe en las redes sociales una sola imagen de esa falsa e inflada represión, que dicen padecer los elementos contrarrevolucionarios, cada vez con más exceso de peso.

Ni una sola de las llamadas “damas” de blanco está escuálida, todas pesan cientos de kilogramos y con una celulitis propia de mujeres obsesas.

La inventada represión contra José Daniel Ferrer, quedó desbarata con el video mostrado al mundo, donde se pudo comprobar cómo se auto agredió para culpar a uno de los funcionarios que lo entrevistaron, las visitas familiares que tuvo, la fortaleza física que posee y el sobre peso corporal, a pesar de las mentiras expuestas por su actual esposa junto a la diplomática yanqui.

Es fallida e inservible la política yanqui, que no logra su añejo sueño de retrotraer a los cubanos al pasado, aquel donde los marines yanquis se emborrachaban en bares y burdeles para después orinarse encima de la estatua de José Martí, Apóstol de la Independencia de Cuba.

El Departamento de Estado yanqui y su jefe Mike Pompeo, se desgastan a diario orientando a la diplomática Mara Tekach, la que pasará a la historia sin penas ni glorias, igual que sus antecesores, uno de los cuales informó secretamente a su gobierno el 15 de abril 2007, en el cable 07HAVANA252:

“Martha Beatriz Roque Cabello dijo al Jefe de Misión y al Consejero político, el 14 de marzo 2007, que ella se retiraba de sus actividades diarias con Asamblea para la Promoción de una Sociedad Civil, por razones de salud y también para concentrarse en una perspectiva más abarcadora. Su objetivo para los próximos meses es planificar cómo movilizar a un millón de cubanos para que se lancen a las calles, en demanda de importantes cambios políticos y económicos”.

Han transcurrido 12 años y la protagonista de la “Huelga del Aguacate”, no ha podido reunir ni 12 contrarrevolucionarios en las calles, mientras el pueblo cubano marcha todos los 1ro de mayo por las plazas del país en apoyo a su Revolución, algo que por mucho que les duela a los yanquis, no pueden ocultar.

Los yanquis deberían estudiar a José Martí para comprender cuando aseguró:

“Las empresas históricas son imposibles cuando no las desea y alienta la voluntad de un pueblo”

Estados Unidos en la etapa fascista.


Por Arthur González.

Sin duda alguna, el gobierno de los Estados Unidos ha llegado a la fase superior del imperialismo, el fascismo despiadado que no respeta ningún derecho y menos la soberanía de los otros estados. Así lo confirman los hechos acontecidos durante el presente año 2019.

El presidente Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca, demostró ausencia de ética y valores, que unido a su falta de experiencia política lo hacen un dirigente que toma decisiones a caprichos, a partir de su distorsionada personalidad, sin importarle reglas establecidas para las relaciones internacionales.

Sus desmanes se han puesto en evidencia en el maltrato y ofensas al personal y funcionarios de su gabinete, por lo que muchos renuncian en demostración de rechazo al gobernante.

Trump seleccionó a funcionarios con las más altas posiciones de derecha, de ahí las decisiones que aprueba contra los países y gobiernos que no aceptan sus órdenes imperiales.

Hoy Estados Unidos está fuera de casi todos los tratados internacionales firmados por administraciones anteriores, desata políticas contra quienes se oponen a sus ideas, propicia golpes militares en el mundo, declaró una guerra comercial con China, Rusia y las más recientes con aliados como Francia, Brasil y Argentina, situación que certifica el carácter fascista de su pensamiento.

La obsesión que tiene contra Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia lo llevan a tomar medidas de guerra económica, comercial y financiera jamás vistas con anterioridad, superando ampliamente a los presidentes que le precedieron.

La designación de Mike Pompeo, ex director de la CIA, como Secretario de Estado, derribó la división virtual que existía entre las acciones de política exterior y las de inteligencia, como son la guerra sucia, los planes de asesinato a dirigentes que no son del agrado yanqui, el terrorismo de Estado, las campañas de guerra psicológica y el diseño y financiamiento de golpes militares, al mejor estilo de los ejecutados en la década de los años 60 y 70 del siglo XX.

El neo fascismo yanqui incrementa el racismo, brutales represiones contra los pueblos, si el menor respeto por los derechos humanos, civiles, religiosos, de género y pensamiento, algo que recuerda la actuación del ejército alemán y las SS de Adolfo Hitler, de quien Trump copia hasta algunos gestos y formas de gobernar.

En ese sentido, es tal la guerra psicológica, las campañas de mentiras fabricadas contra todo el que no se le arrodille, que lo conducen al chantaje, la extorsión y la persecución política más despiadada que se pueda imaginar.

Hoy la NED y la USAID, de conjunto con el Departamento de Estado y la CIA, obtienen presupuestos desorbitantes para erosionar a aquellos gobiernos no aceptables para Estados Unidos, que superan ampliamente aquellos dedicados a programas sociales del pueblo norteamericano.

Los planes yanquis para derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, son violatorios de toda razón política, de la Carta de las Naciones Unidas, los Derechos Humanos y de la lógica sensata, sin que nadie en el mundo se le oponga, ni siquiera la Unión Europea, que dobla las rodillas antes sus locuras.

Pompeo sigue al pie de la letra los caprichos de Trump, llegando a confesar sin el más minino pudor, que la CIA prepara a sus funcionarios para mentir, lo que demuestra las razones de tantas falsedades construidas para dañar la imagen de gobernantes no aceptables para los yanquis.

Lo inaudito de esta etapa fascista de Estados Unidos es que, con toda desfachatez y prepotencia imperial, el Secretario de Estado declaró el 2 de diciembre 2019, que “Washington ayudará a los gobiernos legítimos de América Latina para evitar que las protestas, que se desarrollan en diversos países, se conviertan en sublevaciones”.

Fascistas del siglo XXI que apoyan las salvajes y criminales represiones que acometen los gobiernos de Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia, contra los pueblos obstinados de tanta desigualdad, pobreza, exorbitantes costos de la educación, salud, vivienda y transporte, en contraste con los bajos salarios, las exiguas pensiones y recortes en seguridad social, mientras los ricos se llenan sus bolsillos explotando sin piedad.

Para que nadie se llame a engaños del verdadero rostro del neofascismo yanqui, Pompeo, sin ningún temor, justificó que su país pueda participar en los esfuerzos represivos contra las pacíficas protestas populares en América Latina, asegurando con la mayor desfachatez que “Estados Unidos representa el mayor ejemplo de democracia en la historia del mundo”.

¿Pensará el señor que los pueblos no conocen quien reparte dinero para la subversión contra los gobiernos no aceptables para la Casa Blanca?

Con visitar las páginas oficiales de la NED y la USAID se puede comprobar los millones de dólares que destina anualmente Estados Unidos, para derrocar a los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, entre otros no aceptables para ellos.

En su continuado discurso para demonizar a Cuba y Venezuela, y justificar las repudiables guerra económica, comercial y financiera que aplican para ahogar a sus pueblos, expresó que “ambos países están detrás de quienes incitan a la violencia y disturbios en estos territorios”, ocultando que precisamente es Estados Unidos quien financia los golpes militares, la propaganda subversiva, los llamados opositores e incluso los actos provocativos y acciones terroristas, con el objetivo de destruir ambos procesos revolucionarios que tanto odian los yanquis.

En la locura enfermiza que corroe a la administración Trump, Pompeo señaló que “La Habana y Caracas quieren secuestrar las protestas y  tratan de convertir las democracias aliadas de Washington en dictaduras”, y en su desvarío mediático acusó igualmente a Rusia de “ser una influencia maligna en América Latina”.

Basado en la doctrina hitleriana de repetir una mentira para convertirla en una verdad, acusó a Nicolás Maduro de “negarse a honrar el deseo democrático del pueblo venezolano y su presidente interino legítimo, Juan Guaidó”, idea que causa risas pues el mundo sabe que el Títere fue fabricado por los yanquis, no ha podido obtener respaldo del pueblo, ni tan siquiera de los partidos de la oposición, siendo acusado de corrupto por embolsillarse el dinero de la supuesta “ayuda humanitaria”, durante el fallido Cucutazo, teatro montado meses atrás en la ciudad de colombiana de Cúcuta, fronteriza con Venezuela.

En su imparable guerra psicológica dijo que “miles de agentes de inteligencia cubanos son el soporte vital de régimen de Maduro y por eso hemos echado atrás algunos de los acercamientos con Cuba, aplicándole nuevas sanciones”.

Pompeo elogió sínicamente la expulsión de médicos cubanos de países como Brasil, Ecuador y Bolivia, acciones que persiguen cortar la entrada de dividas a Cuba, como parte del recrudecimiento de su repudiable guerra económica, que en 60 años no han podido doblegar la resistencia y unidad de los cubanos.

Sin máscaras ni afeites, los neo fascistas declaran al mundo que asesinar, masacrar y apresar arbitrariamente a los pueblos, es parte de su política en Latinoamérica, para evitar que los ciudadanos reclamen una vida más digna y humana de la que les ofrece el neo liberalismo impulsado por los yanquis, sistema que solo conlleva a la pobreza, desigualdad, al alto consumo de drogas y a la prostitución infantil, como formas de sobre vivir en ese sistema inhumano, donde las personas solo valen por lo que tienen en sus bolsillo.

Hoy los latinoamericanos no son los mismos de 30 años atrás y si en aquellos años se lanzaron a las calles sin temor a ser asesinados, torturados y desaparecidos, como hicieron los yanquis durante la Operación Cóndor, las nuevas generaciones no podrán ser acalladas, aunque retornen las mismas tácticas imperiales, porque como afirmó José Martí:

“Vencer es el secreto único del bienestar de los pueblos y la garantía de su libertad”

 

 

 

 

El imperio vuelve al ataque.


Por Arthur González.

Estados Unidos y su actual administración se comportan como aquellos personajes malévolos creados por Disney para sus filmes, al asesinar, enfermar y transformar en sapos, a todos los que no se arrodillan a sus pies y asumen posiciones soberanas.

Contra Cuba han empleado todos los métodos posibles para derrocar a la Revolución y a sus líderes. Fabricaron opositores, ejecutaron los más crueles actos terroristas imaginables, desde la voladura del buque francés La Coubre, en marzo de 1960, bombardeos a las refinerías de La Habana y Santiago de Cuba, incendios en centros comerciales, cines, teatros, escuelas, campos de cañas, industrias, más los planes para asesinar a Fidel Castro.

No bastándole tantos daños, estructuraron una guerra económica, comercial, financiera y biológica, para estrangular la economía, hacer padecer al pueblo y después culpar al sistema de ser incapaz de satisfacer las necesidades de los cubanos, con la esperanza que estos se lancen a las calles para derrocar al gobierno.

A pesar del rechazo a tan vil política, similar a la empleada por los nazis, Estados Unidos continúa reforzando sus sanciones a Cuba, con la fracasada añoranza de alcanzar sus añejos propósitos.

Ahora repiten su despiadada política contra Venezuela, país que han satanizado a través de sus poderosos medios propagandísticos, y a pesar de los múltiples actos terroristas ejecutados por sus agentes, increíblemente no tienen el rechazo de la Unión Europea, intoxicada por la propaganda fabricada por especialistas en subversión política de la CIA.

Golpes militares, financiamiento millonario a la oposición violadora de todas las normas jurídicas establecidas, actos terroristas y de corrupción, más la solicitud de la intervención del ejército yanqui, demuestran la naturaleza de esos opositores, incluso ante la posibilidad de muerte de millones de venezolanos.

Contra Cuba ya no les quedan casi opciones para sancionar a empresas, hoteles, restaurantes, centros comerciales, líneas aéreas, barcos, industrias, puertos, bancos, casas editoriales, bebidas y todo aquello que pudiera insuflar dinero a la economía.

La persecución financiera es algo sin antecedentes en la historia de la humanidad, sancionando a entidades bancarias internacionales como si fueran sus súbditos, al pago de multas multimillonarias por hacer alguna transacción con Cuba.

Es tal el odio visceral que acumulan los yanquis contra la Revolución cubana, que ahora pretenden bloquear la entrada de petróleo a la Isla, aspirando a dejarla sin electricidad para producir todo lo que cualquier país necesita para darle vida a su economía, incluida la electricidad doméstica, de hospitales, transporte público, funerarias, escuelas y las demás actividades de una sociedad moderna.

Todo ante la vista de países que se proclaman amantes de la libertad, la democracia y los derechos humanos, como si pretender matar por hambre y enfermedades a todo un país, fuese algo normal.

Similares acciones criminales aplican contra Venezuela y sus principales funcionarios, sancionándolos con espurias medidas basadas en mentiras construidas, solo con la intención de demonizarlos ante el mundo, mientras apañan a verdaderos corruptos y criminales como los presidentes de Chile, Colombia, Ecuador, Argentina y Brasil, que sí responden a todas sus órdenes.

La obsesión enfermiza de Elliott Abram, John Bolton, Mike Pompeo y Marco Rubio, llega a tal punto, que solo sueñan con estrangular cada día más la economía de Cuba y Venezuela, ante la mirada impasible de las Naciones Unidas, sin que nadie se atreva a acusar a los Estados Unidos por sus acciones ilegales, a pesar de que violan todos los principios legales establecidos en la carta de la ONU.

Los yanquis, transgresores históricos de los Derechos Humanos, se adjudican la facultad de acusar e incorporar a sus listas negras, a quienes no cumplan con sus imposiciones imperiales, actuando como vulgares hechiceros que procuran arrodillar al resto del mundo.

Vergüenza debería darle a la vieja y culta Europa, al permitir el avasallamiento de Estados Unidos contra sus empresas comerciales y bancos prestigiosos, que sumisamente pierden su soberanía al pagar elevadas multas al amo imperial, como si regresaran al medioevo entregándole el diezmo al señor feudal.

Lo inverosímil del tema es que tanto Donald Trump, Mike Pompeo, como Elliott Abram, enviado especial de la Casa Blanca para Venezuela, afirman desde hace meses que: “Cuba es la que mantiene en el poder al presidente Nicolás Maduro, debido a la presencia de miles de militares cubanos y agentes de inteligencia, en todos los órganos del régimen, hasta en el Palacio Miraflores”.

Según ellos, Maduro se sostiene en el poder por los cubanos, algo verdaderamente risible, con lo que pretenden ocultar el apoyo popular que posee, debido a las medidas adoptadas en casi dos décadas a favor del pueblo y las clases más pobres de Venezuela, los que no quieren regresar a los desmanes de gobiernos anteriores, como el de Carlos Andrés Pérez.

​60 años de fracasos en su política anticubana, no han servido para que la Casa Blanca saque conclusiones de que la Revolución tiene raíces verdaderas y sólidas, confirmado en la resistencia popular y su unidad.

Un documento desclasificado referente a reunión de alto nivel celebrada en el Departamento de Estado, el 27 de junio del 1960, expone el beneplácito al “Programa de presiones económicas contra el régimen de Castro”, que dio forma a lo acordado en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, CSN, del 17 de marzo del 1960, bajo el denominado “Programa de Acciones Encubierta contra el régimen de Castro”.

Estados Unidos está reciclando todas las medidas ejecutadas en aquellos años del siglo XX, pues en dicha reunión del CSN, el entonces Secretario del Tesoro, propuso privar de petróleo a Cuba, bajo el argumento de que, “en un mes, a lo sumo seis semanas, ello provocaría el desplome del gobierno de Castro”.

Error tras error, durante más de medio siglo no bastan para que los halcones comprendan que nunca alcanzarán a materializar sus anhelos, pues como dijo Barack Obama al justificar el cambio de política hacia La Habana:

Décadas de aislamiento de Cuba por parte de Estados Unidos, no han conseguido nuestro perdurable objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática”.

Pero ni el garrote, ni la zanahoria acaramelada de Obama, podrán someter a los cubanos, porque como afirmó José Martí:

“Una vez gozada la libertad, no se puede ya vivir si ella”.

¿Para qué sirve la OEA?


Por Arthur González.

La Organización de Estados Americanos, OEA, se fundó el 30 de abril de 1948, con el objetivo de “ser un foro político para la toma de decisiones, el diálogo multilateral y la integración de América”. En realidad, es solo un instrumento de dominación e injerencia política de Estados Unidos en Latinoamérica.

Un ejemplo de la manipulación de la OEA por parte de Estados Unidos fue la expulsión de Cuba en 1962, junto a otras sanciones para ahogar económicamente y aislar a su naciente Revolución, solo por decidir su rumbo sin las órdenes yanquis.

Aquella medida contra Cuba fue una asquerosa maniobra de Washington, con el fin de rendir a la Revolución, tal y como se afirma en el Proyecto Cuba, aprobado por el presidente J. F. Kennedy, el 18 de enero de 1962:

“El Departamento de Estado está concentrando sus esfuerzos en la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, la cual comenzará el 22 de enero, esperando obtener amplio respaldo del Hemisferio Occidental para las resoluciones de la OEA que condenen a Cuba y la aíslen del resto del HemisferioName=n1070; HotwordStyle=BookDefault; … La reunión de la OEA será apoyada por demostraciones públicas en América Latina, generadas por la CIA y las campañas psicológicas asistidas por USIA. La mayor tarea para nuestra hábil diplomacia es alentar a los líderes latinoamericanos a desarrollar operaciones independientes, similares a este Proyecto, buscando una rebelión interna del pueblo cubano contra el régimen comunista”.

Esos esfuerzos del Departamento de Estado contra Cuba se mantienen y a pesar de que la Isla no es miembro de la OEA, insisten en utilizar esa plataforma para sus permanentes campañas, con el objetivo de crear matrices de opinión contra la Revolución.

Por esa razón el actual secretario general, Luis Almagro, añejo agente de la CIA, cumple las indicaciones del Departamento de Estado y la CIA contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, ya que estas no se doblegan ante las presiones yanquis.

Prueba de esto fue la sesión de la OEA efectuada el pasado 26 de junio 2019, para analizar la nueva Constitución cubana, algo fuera de contexto por no ser Cuba miembro de la organización, pero el fin era continuar la campaña de acusaciones contra un pueblo que continua su curso soberano e independiente.

Para ese show mediático, invitaron a la más reciente asalariada de Estados Unidos, Rosa María Paya Acevedo, e incluso pretendieron presentar a otros mercenarios desconocidos en la Isla, para cambiar el elenco de su espectáculo, pues ya Berta Soler, Guillermo Fariñas, Marta Beatriz Roque, Elizardo Sánchez-Santa Cruz, e incluso la bloguera Yoani Sánchez, quedaron sin credibilidad ante la prensa, los gobiernos latinoamericanos, e incluso para los funcionarios yanquis que los apoyaban en el pasado.

Rosa María, subordinada al senador Marco Rubio y a otros miembros de la mafia terrorista de Miami, fue llevada a Medellín, Colombia, donde se efectuó la , para hablar sobre la supuesta falta de legitimidad de la Ley fundamental de la República de Cuba, algo risible porque en la Isla se llevó a cabo un proceso de consulta popular, en cada barrio del país, centros de trabajo y de estudios, como no ha hecho ningún otro estado en el mundo.

De los debates del proyecto de Ley, salió el texto final que fue votado en referendo popular, ofreciéndole una fuerza extraordinaria al contemplar las opiniones, sugerencias y desacuerdos de los cubanos y cubanas, demostrando un proceso verdaderamente democrático.

En su intervención, confeccionada por la mafia terrorista de Miami, Rosa María expresó: “El texto de reforma constitucional, concluido recientemente en Cuba, no cumplió las garantías y estándares necesarios de un proceso libre, justo y transparente”.

Cualquier persona inteligente se percata que esa afirmación es falsa, pues ningún país de la región somete a discusión y referendo popular a su Constitución.

Lo que realmente les duele profundamente a los yanquis, es que el pueblo mayoritariamente aprobó mantener su sistema político socialista, al Partido Comunista de Cuba como fuerza dirigente superior de la sociedad y ratificó al comunismo como máxima aspiración, pese a los 60 años de guerra económica, comercial y financiera, sostenida por Estados Unidos para tratar de rendirlo por hambre y desesperación, con el propósito de derrocar al gobierno, mediante el desencanto y el desaliento de la población, y que responsabilicen al socialismo de sus penurias.

El discurso de Rosa María Payá, fue una copia fiel de las acusaciones de Donald Trump, Mike Pompeo y John Bolton contra Cuba, imputándole “ser una influencia directa e indirecta en las crisis de Nicaragua y Venezuela, donde sus ciudadanos son víctimas de violencia gubernamental, detenciones arbitrarias, acoso, prisión política, deportaciones forzosas y restricción del movimiento; además de tener presencia de los servicios de inteligencia y militares cubanos en las unidades militares venezolanas”.

Al circo convocado por Almagro, bajo las órdenes de Washington, invitaron a otras personas para intentar darle cierta credibilidad al evento, en el que se trataron además los crímenes en Colombia contra los líderes sociales, algo verdadero pero que Estados Unidos no condena.

Ni una sola palabra se dijo de la represión contra el pueblo de Honduras, ese que protesta desde hace varias semanas por alcanzar mejoras de vida. Tampoco hubo mención a la represión en Chile y Argentina, ni a los desaparecidos en Guatemala y México, ni a las políticas económicas que empobrecen a los pueblos latinoamericanos.

De la criminal política anti inmigrante de Donald Trump, de la separación forzosa de niños de sus padres, el actual descontrol de las autoridades yanquis en la frontera que aseguran desconocer el paradero de esos menores, el encarcelamiento a que son sometidos y las muertes por falta de asistencia médica durante su retención forzosa, nada se dijo.

Al final, el montaje era para condenar a Cuba, Venezuela y Nicaragua, satanizados por Estados Unidos por mantenerse firme contra sus actividades subversivas, a pesar de los daños y muertes causadas.

Por eso José Martí expresó:

“A un banquete se sientan los tiranos, pero cuando las manos ensangrentadas hunden en el majar, del mártir muerto surge una luz que los aterra”.