El odio y la impotencia yanqui.


Por Arthur González.

Desde que el gobierno de los Estados Unidos se vio imposibilitado de evitar el triunfo de la Revolución cubana, el 1ro de enero de 1959, como habían declarado en diciembre de 1958 el presidente Eisenhower y el director de la CIA, Allen Dulles, durante la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, el odio se apoderó de ellos y comenzaron su guerra económica para intentar derrocar a Fidel Castro, y volver a imperar en Cuba como hacían desde 1898.

Así comenzaron los planes subversivos contra la economía con la retirada de la cuota azucarera que adquirían en Cuba, la negativa a enviar petróleo y refinar en sus fábricas el importado desde la URSS, la creación de una contrarrevolución interna para el espionaje y ejecutar actos terroristas contra las industrias, los cines y teatros, escuelas, incendios en los campos de la caña de azúcar, introducción de plagas contra la agricultura, enfermedades de todo tipo, unido a una invasión mercenaria y múltiples planes para asesinar a Castro.

La lista de acciones es larga y todas constituyen violaciones de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, sin que nadie los sancione, a pesar de las pruebas contundentes que lo demuestran.

Los 60 años de fracasos constantes incrementan ese odio enfermizo, ante la impotencia por no obtener los resultados ambicionados. No obstante, persisten en el empeño y continúan acrecentando su declarada guerra económica, comercial, financiera y biológica, como recogen sus documentos oficiales, pero más conocida como Bloqueo.

Desde que arribó Donald Trump a la Casa Blanca, se comprometió con la mafia terrorista cubana de Miami, en acabar con la Revolución socialista, algo que ninguno de sus antecesores pudo lograr. Para eso, arreció el complejo andamiaje de las sanciones económicas, e incluso dio riendas sueltas al Título III de la execrable “Ley para la libertad y la solidaridad democrática cubanas”, llamada Ley Helms-Burton, aprobada en 1996 por el presidente Bill Clinton.

También eliminó la directiva presidencial aprobada por Barack Obama, que permitió la entrada a Cuba de cruceros, licencias especiales para visitas académicas, culturales, religiosas y para derechos humanos, que, si bien incrementó la entrada de estadounidenses a la Isla, con la intención de sembrar sus valores e ideas y desmontar el socialismo desde adentro, le posibilitó a Cuba mostrar una realidad desconocida en Estados Unidos, sus logros y los efectos causados en el pueblo, por esa criminal guerra económica.

Durante sus cuatro años de mandato, Trump ha impuesto más sanciones que varios presidentes unidos, con tal de ganar el voto cubano de la Florida y los favores del Senador Marco Rubio, con cierta influencia en el Congreso.

En medio de la carrera por su reelección, Trump acaba de aprobar un nuevo paquete de sanciones descabelladas contra Cuba, que muestran su corta visión política, la prepotencia de un millonario que maneja el gobierno como si fuese un negocio y arrastra a Estados Unidos a un caos, sin sólidas alianzas políticas, alejado de casi todos los organismos internacionales, dando pie a una “Primavera Negra”, por su represión contra negros y latinos, un pésimo manejo de la pandemia del Covid-19, con la mayor cantidad de contagiados y muertos del mundo, y sus recomendaciones desquiciadas de inyectarle cloro a las personas.  

El oído, ciega a quienes lo sufren. Prueba de ello son las nuevas sanciones aprobadas el 23 de septiembre 2020, donde prohíben que “aquellos estadounidenses que viajen a Cuba no podrán comprar ron o tabaco como suvenir, ni podrán hospedarse en hoteles, para que no ayuden a la economía de la Isla”, lo cual declaró en un discurso en la Casa Blanca, en “honor” a los mercenarios derrocados por los milicianos cubanos, durante la fracasada invasión por Bahía de Cochinos, en el centro sur de Cuba.

El Tesoro también eliminó la política de autorización general para la participación u organización de conferencias, seminarios, exhibiciones y eventos deportivos. Los ciudadanos estadounidenses, residentes y compañías sujetas a las leyes estadounidenses deberán solicitar una autorización o licencia específica para estas actividades.

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La ignorancia de un Youtuber.


Por Arthur González.

El libelo El Nuevo Herald de Miami, publicó el 20 de enero 2020, un artículo sobre una visita a La Habana del youtuber estadounidense Zach Morris y su amigo Tim Cunningham, quienes durante su estancia filmaron un mercado de productos alimenticios.

Ambos se sorprendieron del desabastecimiento existente en ese momento, y comentan los pocos productos alimenticios que encontraron durante su visita, la cual publicaron en You Tube, mientras el joven Morris dice: “fue una experiencia loca, y tener que ver todos los pasillos vacíos fue algo impresionante”.

Paralelamente su amigo Tim Cunningham, en tono de burla comentaba: “Es chévere conocer la cultura, pero no es uno de los supermercados más amplios [abastecidos] que he visto en mi vida”.

En el video se observan largos estantes vacíos o rellenos con paquetes de lentejas, garbanzos, arroz para sushi, sardinas, rones, aceite y latas de leche.

El Nuevo Herald, en su conocido veneno agregó, “Cuba vive una crisis crónica de abastecimiento provocada por la ineficiencia del gobierno que rige la mayoría de los establecimientos comerciales”.

Sin embargo, ese diario, Zach Morris ni su amigo Tim Cunningham, hacen mención a la guerra económica, comercial y financiera que Estados Unidos le impone a Cuba desde hace 60 años, la más larga y cruel en toda la historia mundial, con la intención de matar de hambre y enfermedades a todo un pueblo, solo por haber decidido ser soberanos e independientes y no someterse servilmente a los dictados de Estados Unidos.

El pueblo estadounidense no conoce la verdad de las acciones acometidas por los gobiernos desde Dwight Eisenhower hasta Donald Trump, como también ignoran los actos terroristas ejecutados por la CIA para hundir la economía cubana y los planes de asesinato a los líderes especialmente contra Fidel Castro, hechos por los que deberían estar presos ideólogos y presidentes que los aprobaron.

Sería importante que el youtuber que tiene tantos seguidores, más de 845 mil suscriptores en su canal, expusiera textualmente el memorando elaborado en abril de 1960 por el entonces sub secretario de Estado, Lester Mallory, donde afirma:

[…] “el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba, negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Solo así él y sus seguidores entenderían las razones del desabastecimiento palpado en los mercados habaneros, o el principio establecido en la Operación Mangosta, aprobada por el presidente J.F. Kennedy en febrero de 1962, donde se expresa:

“La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen…”

Para que Morris y su amigo Tim Cunningham, entendieran la verdad que ocultan los que en su país trazan las políticas anticubanas, deben saber que durante la administración del presidente Barack Obama, la guerra financiera contra Cuba fue brutal, para evitar el desarrollo económico y comercial de la Revolución, mediante continuas sanciones a la banca internacional.

Solamente entre los años 2009 y 2016 Estados Unidos impuso 52 multas a importantes bancos europeos y canadienses, ascendentes a 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares, con el propósito de amedrentar a quienes aceptan transacciones de pagos a y desde Cuba, lo que impide adquirir alimentos, medicinas, bienes útiles y cobrar por las ventas que realiza la Isla.

A eso, súmensele la descabezada persecución desatada por la actual administración de Donald Trump, contra los bancos, las navieras extranjeras y las empresas de seguro que sustentan el transporte de petróleo y gas licuado hacia la Isla, unido al acoso a las agencias de viaje, líneas aéreas y cadenas hoteleras que trabajan con el mercado turístico cubano, más la campaña contra la colaboración médica cubana, a fin de evitar el ingreso de dinero.

La prensa yanqui no le informa a su pueblo como Trump, el secretario de Estado y del departamento del Tesoro, declaran abiertamente que las medidas impuestas son únicamente para aislar financieramente al régimen cubano y cortar toda entrada de divisas a Cuba, algo criminal que Estados Unidos no permitiría que les hicieran a ellos ni un solo día.

Los cubanos unidos resisten esa guerra, sin dar un paso atrás, algo que enferma de rabia a quienes ya no saben que otras sanciones imponerles a los once millones de cubanos.

Lo que el youtuber no filmó fueron las escuelas cubanas repletas de niños de todas las razas, juntos como buenos amigos, con zapatos, medias blancas y uniformes limpios, a pesar de las limitaciones económicas; ni los hospitales, policlínicas y consultorios médicos donde se atiende al pueblo sin cobrarle un centavo, algo que en Estados Unidos no sucede por ser la medicina un negocio.

Tampoco hicieron mención a la ausencia de personas durmiendo en las calles y parques por falta de una vivienda o dinero para pagarla, ni policías armados con escudos, cascos y armas largas rociando gas pimienta a diestra y siniestra, ni hablaron de la seguridad que ambos tuvieron en la Isla para caminar las calles en horas de la madrugada, después de salir de los bares que seguramente visitaron en la ciudad, situación bien diferente a la de otros países donde los mercados tienen los estantes llenos de mercancías, pero no todos tienen dinero para adquirirlos.

Triste es que ambos jóvenes demostraran tanta inmadurez en su historia mal contada, quedando reflejada su ignorancia sobre la valentía y resistencia del pueblo cubano contra las políticas criminales de Estados Unidos.

No por gusto dijo José Martí:

“La ignorancia es la garantía de los extravíos políticos”.

Cuba tiene esclavos que curan enfermedades y salvan vidas.


Por Arthur González.

Todo hace indicar que Cuba tiene poderes nunca vistos, pues ahora tiene esclavos por el mundo que previenen enfermedades, las curan y salvan vidas con su solidaridad humana.

Esos nuevos “esclavos”, clasificados así por altos funcionarios de la administración yanqui, son los cientos de miles de médicos, enfermeros y personal técnico de la salud cubanos, que trabajan en lugares donde galenos de otros países “democráticos”, no aceptan ir ni de visita, porque para esos la medicina es solo un negocio donde ganan mucho dinero, algo bien distinto a Cuba, donde es un sacerdocio para salvar vidas, especialmente a personas de escasos recursos económicos.

Por ese motivo, Estados Unidos que, a pesar de ser la primera economía mundial posee millones de ciudadanos sin acceso a la salud por carecer de dinero para adquirir un seguro médico, ha desatado una cacería de brujas contra las misiones médicas internacionales de Cuba, porque sabe que es la entrada fundamental de divisas para el país, con las que se sostiene el sistema de Salud totalmente gratuito para todo el pueblo.

El sistema de Salud cubano es un ejemplo para el mundo y principalmente para los países subdesarrollados, con un médico y una enfermera en consultorios construidos en cada barrio, citadino o rural. Hoy todos los niños de la Isla nacen en un hospital y las embarazadas con bajo peso o anemia, son ingresadas en casa especiales para ellas, donde se les da seguimiento hasta el parto. De ahí la baja tasa de mortalidad infantil al nivel de países desarrollados.

La cruzada anticubana fabricada por algunos de los miembros de la mafia terrorista anticubana radicada en Estados Unidos, intenta hacerle creer a muchos que Cuba explota a sus médicos colaboradores y no les paga el salario por el cual el estado firma contratos con los países donde trabajan.

Sin embargo, los yanquis ocultan que parte de ese dinero se destina a la compra de equipos de alta tecnología y medicamentos que ellos impiden su adquisición, al sancionar a las empresas fabricantes y a los bancos que tiene que ejecutar las transacciones bancarias de esas ventas, imponiéndoles multas de miles de millones de dólares para imposibilitar su adquisición, hecho que, sí es un delito de lesa humanidad, por atentar contra la vida de todo un país.

La mentira fabricada por Estados Unidos solo persigue impedir la entrada de divisas a Cuba, algo expuesto por el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, con total desfachatez, al afirmar:

“Mi Departamento está negando el acceso de Cuba a las divisas”.

Para no dejar dudas de la cacería anticubana, el secretario de Estado Mike Pompeo explicó:

Cuba es una prioridad de política exterior para la administración Trump”

“Todas estas acciones están diseñadas para evitar que los dólares llenen los bolsillos de los militares cubanos”

“El Departamento de Estado sancionó a los jefes de las misiones médicas del gobierno cubano en el extranjero. La nueva ronda de sanciones está dirigida específicamente a cortar el dinero que llega al gobierno, porque el programa de exportación de servicios médicos reportó al gobierno cubano más de $6,000 millones en 2018”.

A los yanquis no les importa que cientos de miles de latinoamericanos y africanos se queden sin la atención médica que brindan los colaboradores cubanos, pues esos pobres sin recursos financieros no pueden pagar las costosas operaciones y tratamientos que de forma gratuita ejecuta el personal cubano.

¿Son realmente humanos quienes cortan la asistencia cubana?

Claramente que no, a ellos solo le interesa estrangular la economía de la Isla para que renuncie al sistema socialista y caiga en brazos de los yanquis, como siempre soñaron con la teoría de la Fruta Madura, enarbolada en abril de 1823 por John Quincy Adams, cuando ocupaba el mismo cargo que Mike Pompeo.

Dos años después fue electo presidente de los Estados Unidos y persistió en su empeño, análogo al expuesto en 1820 por su antecesor Thomas Jefferson, a John C. Calhoun, en ese entonces su secretario de la guerra: “Debemos, a la primera oportunidad, apoderarnos de Cuba”.

Las presiones sobre los gobiernos que tienen firmado contratos con el ministerio de Salud cubano son brutales, y los efectos se comprueban en las declaraciones que rápidamente hizo el brasileño Jair Bolsonaro, seguidas por el traidor Lenin Moreno en Ecuador y los militares golpistas en Bolivia.

El pasado 12 de enero 2020, el propio Pompeo escribió en su cuenta de Twitter:

“Instamos a los países anfitriones de las llamadas misiones médicas cubanas, a que pongan fin a los acuerdos contractuales con el régimen de Castro, que facilitan los abusos contra los derechos humanos de los profesionales de la Isla que participan en tales programas”.

Para justificar su criminal accionar compran a quienes se prestan para acusar a Cuba, con tal de ganarse unos miles de dólares, como es el caso de las relatoras especiales de la Organización de Naciones Unidas, sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias, Urmila Bhoola y María Grazia Giammarinaro, respecto a la trata de personas, especialmente mujeres y niños.

Ambas se prestaron para dirigirle una carta al gobierno cubano, donde lo acusan de “someter a los médicos a condiciones de trabajo forzoso”, dándole un plazo de 60 días para responder a sus preocupaciones, como si Cuba fuera una colonia más de los yanquis.

La alharaca también la armaron con la organización Cuban Prisoners Defenders, financiada con dinero del gobierno estadounidense a través de la USAID y la NED, bajo el mismo guion confeccionado por especialistas en guerra psicológica.

Con total desfachatez las mencionadas relatoras de la ONU, declaran que “el derecho a la privacidad estaría limitado por el control y seguimiento efectuado a los médicos cubanos, incluyendo la comunicación y las relaciones sostenidas con personas nacionales y extranjeras durante las misiones de internacionalización”, olvidándose que son los Estados Unidos quienes espían y controlan las comunicaciones mundiales, incluidas las de presidentes y ministros, mediante las comunicaciones telefónicas, correos electrónicos y el uso de cuentas de Facebook y Twitter, hecho denunciado públicamente desde hace años.

Ya no se sabe que historieta de terror van a diseñar contra Cuba, a pesar de que en 60 años de mentiras no logran dañar la labor de la Revolución, que tiene una larga historia de conducta humanitaria y apoyo a los desposeídos y pobres de la tierra.

El Senador Marco Rubio y Mike Pompeo, pasarán a la historia como rufianes fracasados en su intento por derrocar a la Revolución cubana, esa fruta que no cayó, porque como afirmó José Martí:

“La libertad cuesta muy cara y es necesario a resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.”

Cuba, la obsesión de Estados Unidos.


Por Arthur González.

Cualquier persona en este mundo puede comprender que Estados Unidos siente un odio mordaz contra Cuba, solo porque desde el 1ro de enero de 1959 no se quiso someterse más a sus dictados, como hicieron los gobiernos de turno desde 1902 hasta 1958, algo que los yanquis jamás le perdonarán al pueblo cubano.

Nadie en su sano juicio aceptaría que un país extranjero le quisiese poner una bota sobre el cuello y eso hicieron los cubanos, pero el costo que han tenido que pagar por desafiar al imperialismo yanqui es cada día más alto.

Sin embargo, con dignidad e hidalguía Cuba acepta el desafío y resiste estoicamente sin rendirse, algo que pone aún más furiosos a los yanquis que no comprenden como pueden los cubanos soportar tantas sanciones de forma continuada, seguir alegres con su música contagiosa y firmes en mantener su independencia nacional.

Una prueba más de la locura imperial son las más recientes sanciones anunciadas el 14 de noviembre del 2018, por el Departamento de Estado, porque nadie con una adecuada salud mental, puede entender que una pequeña tienda de venta de abanicos o de muñecos, pueda hacerle daño a la seguridad de los Estados Unidos.

Los yanquis en su obsesión por destruir a la Revolución cubana han ejecutado miles de acciones, que solo mentes enfermas pueden diseñar. Ninguna les ha dado resultado en 60 años, pero son tan estúpidos y prepotentes que no perciben que cada sanción, para hacerla la vida más difícil al pueblo, incrementa el rechazo mundial a su política imperial.

El nuevo listado dado a conocer es una prueba de cómo pretenden ahogar la economía socialista, para luego con sus campañas de prensa, hacerle creer al pueblo cubano y al mundo que el sistema es un fracaso.

Estas medidas reiteradas en los últimos 60, son un ejemplo de la falta de humanismo que tienen los gobernantes de Estados Unidos, al actuar con la misma saña y odio con el que quiso matar al pueblo de Cuba, el General español Valeriano Weyler, uno de los precursores de los campos de concentración en el mundo.

Las actuales sanciones están dirigidas al sector del turismo, con el sueño de afectar el ingreso financiero en ese importante sector de la economía cubana, siguiendo con su guerra económica, comercial y financiera, a pesar del rechazo y condena mundial.

Por eso fue el invento de los falsos ruidos y las fabricadas enfermedades que divulgan, que tienen como único fin ahuyentar a los norteamericanos de la Isla e impedir que conocieran la verdad y no dejaran ingresos a la economía cubana, porque el diseño que llevó a cabo Barack Obama, para trasladar edulcoradamente sus valores y símbolos, no dio los resultados esperados.

Ninguna de esas medidas hará cambiar el curso que decidió tomar el pueblo cubano en enero de 1959, para ser independientes y soberanos.

Estados Unidos ya no puede engañar a nadie con sus políticas mentirosas, porque sus documentos oficiales los acusan, tal y como afirma un extenso memorando desclasificado de la CIA sobre la situación interna de Cuba, que afirma:

“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre […] Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

Cada vez más los yanquis demuestran cuáles son sus derechos humanos, sus valores éticos y morales, teniendo como única respuesta la unidad de los cubanos para resistir y seguir venciéndolos, porque como afirmó José Martí:

“Venceremos porque tenemos de nuestro lado la justicia”

 

Una buena lección


Por Arthur González.

Evidentemente los Estados Unidos continúan cometiendo los mismos errores con Cuba, en su obstinada idea de ver caer a la Revolución socialista que tanto les molesta.

La más recienta pifia ha sido congreso EE.UUla aprobación por la Cámara de Representantes de nuevas sanciones que fortalecen la Guerra Económica, después que elementos de la mafia anticubana presionaron a dos representantes para que retiraran sendas enmiendas que iban en dirección de mejorar las relaciones entre ambos países.

Todo indica que al escuchar lo afirmado en la reciente reunión de la Asamblea Nacional de que la economía cubana atraviesa una nueva crisis, se ilusionaron con la vieja idea de que el sistema socialista está a punto de desmoronarse y, por tanto, es preferible darle un empujón para que caiga más rápido en manos de los inversionistas y comerciantes yanquis, como la deseada fruta madura que soñaron comerse desde el siglo XIX.

De nada valen los fracasos de su política anticubana durante más de 50 años, sus planes de terrorismo de estado, la creación de una contrarrevolución desunida y penetrada por la Seguridad cubana, su criminal Guerra Económica, y los intentos de asesinar al líder histórico Fidel Castro; como perro hueveros vuelven a caminar por el mismo sendero que los llevará al mismo fiasco. Sigue leyendo