Una buena lección


Por Arthur González.

Evidentemente los Estados Unidos continúan cometiendo los mismos errores con Cuba, en su obstinada idea de ver caer a la Revolución socialista que tanto les molesta.

La más recienta pifia ha sido congreso EE.UUla aprobación por la Cámara de Representantes de nuevas sanciones que fortalecen la Guerra Económica, después que elementos de la mafia anticubana presionaron a dos representantes para que retiraran sendas enmiendas que iban en dirección de mejorar las relaciones entre ambos países.

Todo indica que al escuchar lo afirmado en la reciente reunión de la Asamblea Nacional de que la economía cubana atraviesa una nueva crisis, se ilusionaron con la vieja idea de que el sistema socialista está a punto de desmoronarse y, por tanto, es preferible darle un empujón para que caiga más rápido en manos de los inversionistas y comerciantes yanquis, como la deseada fruta madura que soñaron comerse desde el siglo XIX.

De nada valen los fracasos de su política anticubana durante más de 50 años, sus planes de terrorismo de estado, la creación de una contrarrevolución desunida y penetrada por la Seguridad cubana, su criminal Guerra Económica, y los intentos de asesinar al líder histórico Fidel Castro; como perro hueveros vuelven a caminar por el mismo sendero que los llevará al mismo fiasco.

Pero, para los cubanos que sacaron banderas norteamericanas con la esperanza de que ellos venían en son de paz, con respeto y nuevos puntos de vista para mejorar las relaciones entre los dos países, ha sido la mejor lección que pudieran recibir de los propios yanquis.

De nada valió que decenas de senadores y representantes  visitaran la isla en los últimos años, donde pudieron comprobar cuan desinformados estuvieron durante la mayor parte de sus vidas sobre la realidad cubana, a partir de la manipulación inescrupulosa que hacen los integrantes de la mafia terrorista anticubana, que diferentes administraciones crearon y estimularon, de la situación de Cuba dentro del Congreso.

No es un secreto que esos mafiosos financian con cientos de miles de dólares a otros representantes y senadores, algo que los pone en posición ventajosa para chantajearlos.

También es una verdad absoluta que ningún estadounidense puede defender su posición a favor de un cambio de relaciones con Cuba, como hacen apasionadamente los representantes y senadores de origen cubano, que atacan cualquier medida de mejoramiento en la diplomacia hacia la isla, pues llevan su odio en la sangre, al ser hijos de testaferros del tirano Fulgencio Batista, que perdieron su poder político y económico al triunfar la Revolución.

Ahora, los ingenuos e incautos que pensaron que los Estados Unidos desean el bien para Cuba tendrán una prueba más de la naturaleza del imperio, pues la aprobación de las nuevas sanciones en la Cámara de Representantes fue rotunda, lo que pone en crisis la actual estrategia diseñada por el Consejo de Seguridad Nacional para desmontar el socialismo desde adentro, volviendo al punto inicial de intentar matar de hambre y enfermedades al pueblo cubano y que ante la agudización de las penurias se lance a las calles, en un escenario donde no está Fidel Castro.

Craso error de los yanquis que la vida se encargará de enseñarles.

Mientras tanto, la posición asumida por los representantes a la Cámara, ha dado a los cubanos una excelente y oportuna lección de historia.

Por esa y muchas razones más, dijo José Martí:

“Confiar en lo que no se conoce no mejora mundos»

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