Arthur Gónzalez.
El presidente chileno Sebastián Piñera, durante el último informe de su gestión presidencial, anunció ante el Congreso en Valparaíso, que “presentará en los próximos días un proyecto de ley en el que solicita sea considerado un delito, la agresión verbal a la policía”, noticia que fue largamente aplaudida.
Piñera explicó que “su Gobierno no va a tolerar agresiones, ni insultos a los carabineros o policías durante el ejercicio de sus funciones”.
El mencionado proyecto de ley elevará las penas del delito de maltrato de obra, causando lesiones graves a los miembros de Carabineros o la Policía de Investigaciones.
Sobre esto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no ha escrito ni una sola línea, la Unión Europea menos y por su puesto al gobierno norteamericano no le preocupa, pues los sancionados serán seguramente los estudiantes chilenos que constantemente son salvajemente reprimidos por carabineros y policías, lo cuales son considerados como “revoltosos”, y no como “disidentes u opositores”.
¿Se imaginan si ese proyecto de Ley fuese anunciado por el presidente cubano? Ahí si se forma la algarabía. Las denuncias pudieran saturar los diarios y redes sociales, los asalariados de Washington como la grosera e inculta Berta Soler, “El Faquir” Guillermo Fariñas y “El Camaján” Elizardo Sánchez Santa Cruz iban a chillar a más no poder y los blogueros oficialistas de Washington como Yoani Sánchez y Orlando Pardo Lazo, a gastar tiempo en las redes sociales, para acusar a Cuba de violadora de los más elementales derechos humanos.
La representante de la Unión Europea es posible que se quede afónica de tantas acusaciones, y similares consecuencias tendrían los voceros de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y los representantes y senadores de origen cubano.
Pero en este caso no hay a quien acusar, al final Piñera tiene mano dura con los estudiantes y no les permite crear un grupo revolucionario que defienda sus derechos humanos, por eso ni acusaciones ni sanciones.
Camila Vallejo, la joven líder estudiantil y sus compañeros pueden ser esposados, golpeados despiadadamente, rociados con gas pimienta y detenidos, que nunca será propuestos para el premio Andrei Sajarov, ni el parlamento europeo les reconocerá sus esfuerzos por los derechos humanos a una educación amplia y sin costos.
Esa es la verdadera democracia que defienden los norteamericanos y sus aliados y la que quieren imponerle a Cuba.
La democracia socialista no les conviene porque no se subordina a los intereses imperiales, es sencillamente disidente del capitalismo salvaje.
El Heraldo Cubano 