Nuevos pasos de Estados Unidos para posible rompimiento de relaciones con Cuba.


Por Arthur González.

Con el nombramiento de Philip Goldberg, como nuevo Encargado de Negocios para la embajada de Estados Unidos en la Habana, Washington avanza por el camino del posible rompimiento de relaciones con la isla, algo que desean los miembros de la mafia terrorista de Miami y políticos reaccionarios de ese país.

Este diplomático tiene una larga hoja de servicio especializado en los métodos defendidos por Gene Sharp, director del Instituto Albert Einstein y que pusiera en práctica en los países de Europa del Este el pasado siglo XX y más recientemente en el Medio Oriente y en Venezuela.

Goldberg fue diplomático consular y político en la Embajada de Estados Unidos en Colombia, y funcionario político-económico en Kosovo, Sudáfrica y en Bosnia. Posteriormente se desempeñó como Jefe de Misión Adjunto en la Embajada de los Estados Unidos en de Chile y más tarde como embajador en Bolivia, país que lo declaró persona “non grata” por sus actividades subversivas.

Precisamente por estos antecedentes, al conocerse su designación para La Habana, un asesor del Congreso yanqui lo calificó como “profesional y lo mejor de lo mejor”, evidenciándose que su selección estará relacionada con los planes del gobierno de Donald Trump, para provocar y enrarecer más el ambiente entre Estados Unidos y Cuba.

Durante su estancia en Bolivia, Goldberg fue alertado, en 2006, por el canciller David Choquehuanca, debido a sus actividades con elementos internos contrarios al proceso llevado por el presidente Evo Morales, con la finalidad de apoyar al gobernador de la provincia de Santa Cruz, Rubén Costas, que financiado por Estados Unidos pretendía lograr la división de Bolivia.

En esos meses la campaña para la separación de esa provincia boliviana era muy intensa, llegándose a ejecutar una marcha de opositores, estimulados y respaldados por Estados Unidos, la que recorrió calles de la ciudad, finalizando en el edificio de Impuestos Nacionales, invadiéndolo y destruyendo todo lo que encontraron a su paso.

Empleando la misma receta de Gene Sharp, que plantea textualmente: “luchar activamente por reivindicaciones políticas y sociales y manipular a los colectivos para emprender manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones del Estado”, los grupos opositores bolivianos asaltaron también el Instituto Nacional de Reforma Agraria y después las instalaciones de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, donde saquearon y destruyeron ambas instalaciones.

Por esas razones, en agosto del 2008 el presidente Morales decidió la expulsión del embajador yanqui de Bolivia.

Idénticos métodos se han ejecutado contra la Revolución Bolivariana de Venezuela.

La decisión del Departamento de Estado de colocar a Goldberg al frente de su misión diplomática en La Paz, no fue festinada y se pretendió aprovechar sus experiencias cuando se desempeñó con igual cargo en Pristina, Kosovo, donde se consolidó la separación y la independencia de esa región de Yugoslavia, con un saldo de miles de muertos.

Del 2013 al 2016 lo enviaron a Filipinas, y mantuvo actitudes similares, por las cuales el 9 de agosto de 2016 el Presidente Duterte, le expresó al secretario de Estado, John Kerry, que su embajador Goldberg, era un “hijo de puta homosexual que se entrometía en la política filipina”. Goldberg tiene vasta experiencia en el trabajo de inteligencia, pues en el Departamento de Estado se desempeñó como secretario de Estado adjunto de inteligencia e investigación, desde el 2010 hasta el 2013, y existen fuertes rumores que trabajó para la CIA.

No por gusto entendidos en política internacional calificaron su nombramiento en La Habana como una provocación que representará hábilmente las políticas del Gobierno de Trump.

Basta recordar que en junio del presente 2017, el Presidente Donald Trump, anunció en Miami los cambios de política hacia Cuba y que en contubernio con la CIA acusó a Cuba de los inventados y falsos “ataques acústicos” y las imaginativas afecciones causadas a sus diplomaticos, como justificación para retirar en el mes de octubre, al 60 por ciento de sus funcionarios y a la vez expulsar a 15 diplomáticos cubanos de Washington, interrumpiendo de hecho el acuerdo migratorio, al cerrar prácticamente su consulado en la isla y no otorgar visas de ninguna categoría.

Si Goldberg pretende repetir las acciones de James Casón, deberá estudiar el fracaso de las mismas que conllevaron al rechazo y la burla popular, al denominarlo con el grado militar del “cabo Cason”.

Las pretendidas etapas de la “guerra no violenta” promulgadas por Gene Sharp, no han podido derrocar a la Revolución cubana, porque el pueblo no acepta que regrese la política de las cañoneras impuesta por los yanquis desde 1898, ni más procónsules que dicten que se puede hacer en el país.

Ni los carteles lumínicos colocados por Cason en los cristales de la misión diplomática, ni los centros de preparación a la contrarrevolución, como el Lincoln, Eleonor y el Benjamín Center, alcanzaron el éxito propuesto, como tampoco hicieron mella en la juventud cubana, los más de 23 mil radios de onda corta introducidos ilegalmente en la valija diplomática yanqui, unidos a las 385 mil libras de medicina, alimentos y ropa para sostener a los grupúsculos “opositores”.

La política de Washington también fue un fiasco total cuando la entonces Sección de Intereses en La Habana, repartió 287,931 libros, artículos y panfletos subversivos, unidos a las decenas de talleres, seminarios y videoconferencias que impartieron en esos años, con la esperanza de conformar una oposición unida contra la Revolución socialista, que estuviera dispuesta a ejecutar las acciones contempladas en la 5ta etapa diseñada por Gene Sharp, la cual expresa:

“Fomentar revueltas callejeras para controlar las instituciones estatales, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país”.

Goldberg encontrará un país bloqueado desde hace 58 años, pero con un alto espíritu de unidad nacional, alegría y combatividad para enfrentar las provocaciones diseñadas desde Miami, porque como aseveró José Martí:

“La virtud de los revolucionarios se iguala a la posibilidad práctica de la Revolución”