Servicio a Dios o al imperio


Arthur González

José Conrado Rodríguez AlegreLa cabra siempre tira al monte, dice el pueblo y precisamente la forma de actuar del sacerdote católico José Conrado Rodríguez Alegre, destinado actualmente en la diócesis de Cienfuegos, capital de esa provincia.

Ese sacerdote le ha dado muchos dolores de cabeza a la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba por sus posiciones políticas al servicio de la mafia terrorista de Miami, motivo por el cual ha sido trasladado en varias oportunidades de parroquias y diócesis, incluso enviado a España, pero las orientaciones que recibe, al parecer acompañadas de cierto financiamiento en dólares norteamericanos, es más fuerte que su sometimiento a la línea pastoral que debe seguir la iglesia.Es notoria su posición contrarrevolucionaria expresada abiertamente en la TV de Miami durante sus intervenciones en el canal 41, a lo que se suma su estrecha vinculación con asalariados de Washington fabricados, entrenados y abastecidos en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, a la que él es también un asiduo visitante.

En los últimos años durante su estancia en la iglesia de Santa Teresita en Santiago de Cuba, intentó abrirle un espacio a la devenida en bloguera oficialista de Estados Unidos Yoani Sánchez Cordero, para que trabajara con niños de su parroquia, algo que no prosperó debido a las intensiones subversivas que se evidenciaron en el proyecto.

De igual forma, José Conrado se involucró de forma muy visible con las actividades contra el Gobierno ejecutadas por otro engendro fomentado desde Miami, encabezado por el provocador contrarrevolucionario José Daniel Ferrer, uno de los “disidentes” mejor pagados en la actualidad con cientos de miles de dólares mensuales para llevar a cabo acciones violentas en esa provincia, a pesar de estar en libertad condicional.

Evidentemente por esa estrecha relación y el estímulo brindado a las manifestaciones subversivas, el sacerdote fue trasladado para la diócesis de Cienfuegos, en evitación de que involucrara de forma irresponsable a la Institución que representa, en momentos de máxima armonía de la misma con el Estado cubano.

Haciendo alarde de sus posiciones contrarrevolucionarias y aparentemente tratando de buscar más respaldo de la mafia miamense, José Conrado Rodríguez Alegre, ofreció recientemente declaraciones al diario “El Nuevo Herald”, en las que aseguró que “en Cuba no hay mejoría en la situación de los derechos humanos” y “la Iglesia necesita ser más audaz, porque el reino de Dios es la justicia y el bien de los hombres. Si la Iglesia pierde ese norte, pierde su esencia”.

Dichas declaraciones van en la misma dirección que la sostenida por los representantes de la derecha estadounidense que se oponen a las relaciones normales entre Estados Unidos y Cuba, anunciadas en diciembre por el presidente Barack Obama.

Los exponentes principales de esa postura política son los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, la misma que apoyó a los asesinos terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles e hija de uno de los testaferros del tirano Fulgencio Batista; Mario Díaz-Balart, hijo del ex Ministro del Interior del mismo dictador; así como los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio.

Sin lugar a dudas este sacerdote sigue al servicio de las posiciones políticas más reaccionarias contra Cuba, mientras calla sobre las constantes violaciones de los derechos humanos en Estados Unidos, donde policías blancos asesinan impunemente a jóvenes negros y sus bombas acaban con la vida de miles de personas en guerras injustificadas.

Ante esas acciones criminales el sacerdote José Conrado Rodríguez olvida lo que expuso en la prensa norteamericana de “que el reino de Dios es la justicia y el bien de los hombres”, seguramente porque él fue quien perdió ese norte y por tanto su esencia como siervo de Dios, pasando a servirle fielmente al imperio.

Mucha razón tenía José Martí cuando afirmó: “Lo vil, aunque esté consagrado es vil.”

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