Insiste Estados Unidos en atacar a Cuba con la religión.


Por Arthur González.

Las acciones de la CIA contra Cuba se iniciaron desde 1959, al no aceptar que un proceso revolucionario popular cortara las ataduras que desde 1898 impuso la Casa Blanca a la mayor de las Antillas, de ahí que una de las medidas iniciales fue enfrentar a la iglesia católica a la triunfante Revolución.

En informe fechado el 14 de abril de 1959, titulado “Crecimiento del comunismo en Cuba”, se firma:

“La Iglesia Católica ha tomado un interés activo en resistir la ampliación del comunismo, pero excepto en lo que concierne a la Juventud Obrera Católica, no ha estado particularmente efectiva…”

Ante esa poca efectividad de la Iglesia, comenzaron las presiones de la CIA para que llevara a cabo actividades en apoyo a sus planes subversivos. Uno de los autores del informe fue James A. Noel, jefe de la Estación Local de la CIA en Cuba.

Al no obtener los éxitos ansiados, por las excelentes relaciones sostenidas del estado con las diferentes religiones asentadas en la Isla, la CIA retoma las falsas acusaciones de que “en Cuba no hay libertad religiosa”, para lo cual ejecuta una cruzada propagandística en la que poner a jugar algunos de sus peones, entre ellos el sacerdote católico José Conrado Rodríguez Alegre, de histórica vinculación con la mafia terrorista de Miami.

Rodríguez Alegre sumó a los sacerdotes Castor José Álvarez de Deves y Roque Nelvis Morales, quienes se prestaron para llevar a cabo actos provocativos instruidos desde Estados Unidos.

El mundo conoce que en Cuba existe una total libertad para profesar todas las religiones, ratificado durante las vistas de los tres últimos Papas a la Isla, acompañada de miles de visitantes extranjeros que arribaron al país para asistir a las misas, quienes comprobaron las facilidades que tienen los cubanos para desarrollar su fe religiosa.

Con el cambio de estrategia hacia la Revolución cubana que había ejecutado el presidente Barack Obama, pero sin desmontar ni una sola de las medidas que pretenden destruir el socialismo e incluso aportar el mayor presupuesto aprobado por la Casa Blanca durante 8 años para las tareas subversivas, Donald Trump retoma la línea sostenida por sus antecesores, desde que Eisenhower aprobara el primer Plan de Acciones Encubiertas de la CIA, en 1960.

Trump aseguró en junio de 2017 que desmontaría la política sutil de Obama, para imponer nuevamente el enfrentamiento abierto y directo, lo que se va materializando en diferentes aspectos de las frágiles relaciones diplomáticas restablecidas en 2014.

Uno de los aspectos retomados son las acusaciones de que “en Cuba no hay libertades religiosas”.

Varios son los religiosos en la Isla que se prestan para esa línea de los enemigos de la Revolución, quienes reciben financiamiento desde Miami para elaborar sus mentiras. Uno de ellos es el pastor protestante Mario Félix Lleonart Barroso, quien, alejado de la actuación de un verdadero religioso, ejecutaba actos provocativos en busca de protagonismo en los medios de prensa anticubanos, añeja fórmula para lograr residencia permanentemente en Estados Unidos, algo que materializó en el 2016.

Otro de los que sirven a la CIA plenamente es el laico pinareño Dagoberto Valdés, quien, con financiamiento yanqui, logró abrir dentro de la catedral católica de Pinar del Río, el llamado Centro de Reflexión y Dialogo, más la revista Vitral, ambos cerrados por la propia iglesia al percatarse del daño que ese agente al servicio de Estados Unidos, hacia a la labor pastoral de la Iglesia, al no ser religiosos sus propósitos, que solo seguían las directrices de Miami y de la Unión Europea, en momentos en los que se diseñaba la fracasada Posición Común.

Miami subvenciona a Dagoberto en su nuevo engendro, el Centro de Estudios Convivencia, pero sin respaldo del obispado pinareño, que no le permite usa sus locales para tales fines.

Una prueba de quién le paga y manda, es el reciente viaje de Valdés a Estados Unidos, el 10.02.2018, bajo el pretexto de presentar una ponencia durante la Quinta Semana Social Católica, celebrada en la Ermita de la Caridad de Miami, aunque todo indica que realmente asiste para recibir instrucciones, a partir de la nueva cruzada de la CIA y del presidente Trump contra Cuba.

Es conocida la estrategia de la CIA de hacer creer que los religiosos son “acosados” en países que tienen gobiernos no aceptables para Estados Unidos, y en el caso cubano sueñan con fabricar un “opositor” a la medida del polaco Lech Walesa, quien contó con el respaldo de la Iglesia en la conocida como la Santa Alianza, establecida entre el Vaticano y el gobierno estadounidense.

Para ello, algunos de los llamados “opositores” cubanos, viajaron hace unos años a Polonia, con los gastos pagados por los yanquis, para recibir experiencias del polaco y ejecutar provocaciones en la Isla.

Bajo la administración Obama, crearon en febrero de 2013 el llamado “Instituto Patmos”, con el fin de “monitorear el respeto a las libertades religiosas en Cuba”, remitiendo informes de fantasiosas represiones, replicados por el vaticanista Giuseppe Rusconi, con la pretensión de que se analice por el Alto Comisionado de Derecho Humanos de la ONU en Ginebra, durante el próximo Examen Periódico Universal en mayo. De ahí la avalancha de denuncias contra Cuba.

En el Desayuno Nacional de Oración, en febrero 2018, Donald Trump mencionó a Cuba entre los “regímenes represivos”, y aseguró que su gobierno está del lado de los que sufren “persecución” debido a su fe. En el mismo acto informó que había nombrado como embajador en Cuba, a Sam Brownback, quien declaró que la libertad religiosa en será su prioridad.

Cuba no figura entre las naciones sancionadas por Estados Unidos por supuestas afrentas a la libertad religiosa, incluso en su informe de agosto 2017, el Departamento de Estado afirmó que “el ambiente de libertad religiosa en Cuba ha mejorado”, algo que pudiera variar a partir de la actual posición de Trump.

Llama la atención que, en el marco de esta escalada, el 8 de febrero de 2018, el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, recibiera al sacerdote Castor José Álvarez de Devesa, donde recibió explicación de lo expuesto en la misiva que enviaron al presidente Raúl Castro, sobre sus “preocupaciones por la situación en Cuba y la petición de elecciones en libertad, con varios partidos e independencia de poderes”.

Previamente, Álvarez visitó el Observatorio Cubano de Derechos Humanos en Madrid, fabricado con dinero de la CIA para atacar a la Revolución.

En el actual contexto, medios de prensa contrarrevolucionarios informaron que el Obispo de la Diócesis de Holguín, Emilio Aranguren, envió al sacerdote Orlando Corso, a visitar la vivienda de unos “opositores”, que dicen estar en “huelga de hambre”, algo que no tiene antecedentes y pudiera marcar una nueva línea de actuación en correspondencia con la de Donald Trump.

Ante este tipo de personas, recordamos a José Martí, cuando dijo:

“Debe ser penoso inspirar desprecio a los hombres desinteresados y viriles”.

 

 

 

Sacerdote cubano al servicio de la mafia terrorista de Miami


Por Arthur González.

El Sacerdote cubano José Conrado Rodríguez Alegre, poseedor de una vasta historia al servicio de la mafia terrorista anticubana de Miami, vuelve a mostrar hasta donde puede caer una persona con tal de obtener unos cuantos dólares, por eso llama la atención que enviara una carta al Presidente Raúl Castro, en la que pide que “los cubanos puedan elegir en libertad, no votar en las próximas elecciones”, la que inmediatamente fue publicada en medios norteamericanos y otros de sus aliados, como prueba de para quién trabaja el mencionado cura.

Desde hace años el sacerdote Rodríguez Alegre, es visita constante en la ciudad de Miami y acude a los canales televisivos para mentir y trastocar la realidad cubana, por lo que seguramente cobra sus intervenciones, porque en ese mundo todo se paga.

Natural de la provincia de Santiago de Cuba, parece que olvidó cómo era la situación económica y política de los ciudadanos orientales antes de triunfar la Revolución, donde la sangre de los mejores jóvenes corría por las calles, asesinados vilmente por la policía del dictador Fulgencio Batista, donde nadie podía ejercer la libertad de expresión, pues era apresado, torturado y asesinado al instante.

Ahora al servicio de los hijos y nietos de esos asesinos, intenta desprestigiar el proceso revolucionario cubano que cambió radicalmente el panorama de miseria, analfabetismo, hambre y desempleo que existía en su terruño natal, donde la medicina para los pobres era inalcanzable al bolsillo de la mayoría, algo que la Revolución impuso gratuitamente para todos, como él mismo pudo constatar al ordenarse como sacerdote e ir a trabajar al hospital pediátrico.

Siguiendo la misma línea de Ileana Ros-Lehtinen y de Mario Díaz-Balart, hijos de testaferros de Batista y del senador Marco Rubio, ese sacerdote habla de “libertad para votar”, arrastrando a otros dos curas, Castor José Álvarez de Devesa, de Camagüey y Roque Nelvis Morales Fonseca, de la provincia de Holguín, olvidándose como eran las elecciones en Cuba antes de 1958, donde los politiqueros de la época compraban las cedulas, se robaban las urnas y cambiaban votos por camas en los hospitales.

Hoy las urnas cubanas son custodiadas por niños y se ejerce el voto libre y voluntariamente, sin presiones de ninguna autoridad. Las calles no están llenas de carteles de politiqueros haciendo campañas ni hay fraudes, como los ocurridos en México, Honduras u otros países.

Las propuestas de candidatos se realizan abiertamente por el pueblo en cada cuadra, y los propuestos no tienen que recaudar altísimas sumas de dinero como sucede en Estados Unidos, donde cada partido aporta millones de dólares y el Presidente es elegido por solo 538 votos electorales, en un país de más de 323 millones de personas.

Evidentemente los tres sacerdotes no miran a su alrededor para comparar la limpieza y transparencia de los sufragios de su país, solo siguen las instrucciones de Miami, donde los fraudes electorales le quitaron la victoria al candidato Al Gore, para favorecer a George W. Bush.

A darle lecciones de transparencia a otra parte. Vergüenza debería darles vestir una sonata, para escudados en la fe católica, mentir y pecar de forma tan despreciable, a partir de las instrucciones de personas que tienen las manos manchadas de sangre inocente, de cientos de cubanos muertos por sus actos terroristas, jamás condenados por José Conrado.

Este mismo sacerdote es el que ha oficiado misas en la casa de Berta Soler, sin los requisitos mínimos exigidos por la iglesia y sosteniendo reuniones conspirativas con otros elementos al servicio de la inteligencia yanqui, en total desafío a las autoridades, las que nunca se han dejado provocar por ese sumiso de la mafia terrorista anticubana radicada en el sur de la Florida.

Es presumible que, Castor J. Álvarez, Roque N. Morales y José Conrado, pretendan dañar el diálogo respetuoso y constructivo que desde hace años mantiene la alta jerarquía católica cubana con el Estado, lo que motivó la visita de los tres últimos Papas, hecho sin antecedentes en otros países del mundo.

Ante personas como estas dijo José Martí:

“La deshonra es del villano que pone manchas de deseo donde hay vida de felicidad”.

La verdad que oculta el sacerdote José Conrado Rodríguez


Por Arthur González.

El sacerdote cubano José Conrado Rodríguez Alegre, estrechamente vinculado a la mafia terrorista de Miami, acaba de escribir un libro titulado: “Sueños y pesadillas de un cura en Cuba”, en el cual expone sus sentimientos contra la Revolución.

Llama la atención que dicho sacerdote nacido en Santiago de Cuba en 1951, un año antes que el tirano Fulgencio Batista asumiera el poder mediante un golpe de Estado, no se pronuncie en su libro sobre las pesadillas que vivió su Santiago de Cuba, cuando la sangre de sus mejores hijos corría calles abajo por los asesinatos del dictador.

Tampoco menciona la ausencia de sueños de cientos de miles de campesinos, por la triste realidad que los consumía sin derecho a enviar a sus hijos a escuelas, ni tener un solo hospital que atendiera a los niños que morían en brazos de sus padres.

La realidad que constató cuando en 1976 asumió la atención pastoral de los hospitales de Santiago de Cuba, Oncológico, de Maternidad y el Pediátrico, era muy diferente a la que dejó el capitalismo.

Desde 1959 la atención médica y la educación son totalmente gratuitas, gracias al proceso revolucionario que ataca.

En sus recuerdos José Conrado no menciona la limitación que tienen hoy los hospitales oncológicos, particularmente sus salas infantiles, debido a la guerra económica impuesta por Estados Unidos desde hace 58 años y que según sus propios documentos persigue el malvado fin de:

“Debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Esa guerra va contra la ley de Dios porque persigue la muerte y desesperación de los seres humanos, mientras el sacerdote enmudece en complicidad con el gobierno yanqui, situación que debería causarle pesadillas por el pecado que se comete contra su pueblo.

Si fuera consecuente con sus preocupaciones, estuviera contra esa guerra económica impuesta por los que ahora aplauden su libro y le publican precisamente donde residen terroristas y asesinos de cubanos, como los que murieron en 1976 por la voladura del avión que traía de regreso al equipo juvenil de esgrima, cuyo autor se pasea libremente por las calles de Miami.

En reciente carta de José Conrado al presidente cubano Raúl Castro, afirma: “Las dificultades de cada día se tornan tan aplastantes que nos mantienen sumidos en la tristeza y la desesperanza”.

Pero parece que su odio sin límites a la Revolución, lo ciega de tal forma que olvida que la propia CIA afirma en sus informes:

Solamente después que los efectos de la represalia económica y de las acciones de sabotaje, se sientan profundamente en la población y en los grupos de élite, puede uno esperar que convertir la desafección…en revueltas activas contra el séquito Castro-comunista”.

“Las medidas de aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y al mundo libre…han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Fidel Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de guerra económica”.

En 1999, el Council on Foreign Relations de Estados Unidos, publicó un conjunto de recomendaciones para lograr una “transición” en Cuba, donde afirman:

“La oposición de los Estados Unidos a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

Esas verdades son soslayadas por el párroco, pero la historia no miente y las acciones permanentes contra Cuba son las causantes de las limitaciones en que han vivido varias generaciones de cubanos.

Sin el menor pudor, el sacerdote va a deleitarse con los autores de esos planes, cuando es a ellos a los que debe pedirle cuentas por tantos crímenes.

Jamás se le ha escuchado reprocharle a Estados por sus actos terroristas contra el pueblo de Cuba y si estuviese realmente preocupado por la situación de sus conciudadanos, debiera reclamarles a tantos pecadores residentes en Miami, que si tienen una larga lista de muerte y destrucción.

Con leer un documento elaborado por el Coronel Jack Hawkins, jefe de la sección de personal paramilitar en el centro de operaciones de la Fuerza de Tarea de la CIA, bastaría para que el sacerdote condenara a los yanquis, únicos responsables de las penurias cubanas.

En uno de sus informes Hawkins afirma:

Durante el período comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos, se colocaron más de 200 bombas. Se descarrilaron 6 trenes, se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba durante una semana, como resultado de un ataque sorpresivo desde el mar.  Se provocaron más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluyendo 21 viviendas de comunistas y 800 incendios en plantaciones de caña”.

Esas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares e infiltraron y sacaron a un gran número de personal… La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera”.

Esos fueron verdaderos horrores y no los que ahora expone para agradar en Miami.

De los sucesos de la embajada del Perú pasó por alto el asesinato del custodio de la sede, embestido por el ómnibus que inició el asalto a dicha misión, ni la estimulación que desde EEUU se hacía para salidas ilegales de la isla.

Tampoco condena la ley de Ajuste Cubano causante de tantas muertes, unido a la limitación de visas para emigrar de forma segura y ordenada.

Dios los cría y el diablo los une. No en balde afirmó José Martí:

“Para todo hay en este mundo, imbéciles y viles”

Hechos que hablan por sí solos


Por Arthur González

Algunas señales indicaban que estaba gestándose nuevamente una conjura contra Cuba con el empleo de la iglesia, mediante provocaciones del sacerdote católico José Conrado Rodríguez Alegre, de larga data de vínculos con la mafia terrorista de Miami, entre ellas la misa ofrecida fuera de todo contexto religioso en la vivienda de Berta Soler, de las “Damas” de Blanco y días después la reunión con otros “disidentes”, para lo cual viajó desde Trinidad 347 kilómetros.

A esas acciones sumó el sacerdote Castor Álvarez, que oficia en la provincia de Camagüey, ubicada a 553 kilómetros de la Habana.

Siguiendo las huellas dejadas en sus provocaciones diseñadas desde Estados Unidos, surge otro hecho que llama la atención y es la posición asumida por el Obispo de la provincia de Cienfuegos, Domingo Oropesa, quien de forma inusual remitió una carta al Arzobispo de La Habana, para interceder por un contrarrevolucionario en proceso jurídico por violaciones de las leyes cubanas.

Para no dejar imprecisiones de que tal estrategia está en marcha, en días recientes el Secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, presentó el informe que confecciona el Buró de Democracia, Derechos humanos y Asuntos Laborales de su Departamento, sobre la libertad religiosa en el mundo, correspondiente al 2016.

Los amos de la tierra asumen el derecho de decidir donde se actúa bien o mal, como si tuvieran moral para ser los jueces del planeta.

En ese informe afirman que “el Gobierno y el Partido Comunista de Cuba, supervisan a los grupos religiosos a través de la Oficina de Asuntos Religiosos en el Ministerio de Justicia y controlan la mayoría de los aspectos de la vida religiosa en la isla”.

En total injerencia en los asuntos de Cuba, Estados Unidos a través de su embajada en la Habana sostuvo reuniones con funcionarios de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido, para “discutir el proceso de inscripción de nuevas organizaciones religiosas e investigar sobre los derechos de los grupos no registrados a practicar su religión”.

Por supuesto, ese interés está dado en que Estados Unidos es donde se engendran esos nuevos grupos religiosos, que tienen un corte bien diferente al de religiones protestantes tradicionales presentes en la sociedad cubana.

No fue por gusto la “preocupación” de los funcionarios del Departamento de Estado en esas nuevas denominaciones, casi todas portadoras de valores no acordes con las tradiciones del pueblo cubano, que inculcan principios enajenantes. En los propios Estados Unidos confrontan serios problemas.

El gobierno estadounidense no se oculta para ejecutar acciones en Cuba que pretenden desmontar el sistema socialista y desmovilizar al pueblo. Por ese motivo, el embajador Itinerante para la Libertad Religiosa Internacional y el Representante Especial para la Religión y Asuntos Globales, viajaron a la Isla y se reunieron con líderes de los grupos religiosos católicos, protestantes y minoritarios, para hablar sobre el ambiente de libertad religiosa en el país.

No satisfechos con la libertad que Cuba les ofreció como prueba de buena voluntad, el propio informe del Departamento de Estado afirma que su embajada en La Habana “permaneció en estrecho contacto con grupos religiosos, incluyendo la facilitación de intercambios entre delegaciones visitantes y los grupos religiosos en el país”.

A pesar de ello, en sus declaraciones públicas el gobierno de Estados Unidos exigió al gobierno cubano que “respete las libertades fundamentales de sus ciudadanos, incluida la libertad de religión”.

Todas las acusaciones efectuadas contra Cuba, provienen de organizaciones radicadas en Estados Unidos que no representan a la comunidad religiosa cubana, sino que son engendros con líneas políticas camufladas en los nuevos movimientos religiosos, poseedores de un fuerte financiamiento para su accionar cotidiano, algo que llama poderosamente la atención.

Entre esos que acusan a Cuba está la “ONG” Christian Solidarity Worldwide (CSW), que el pasado mes de enero informó que “de 2014 a 2015 hubo un aumento en las amenazas gubernamentales de cerrar iglesias. La mayoría relacionadas con amenazas de clausurar iglesias pertenecientes a las congregaciones de las Asambleas de Dios”.

Lo que no dijo es que eran iglesias ilegales con construcciones sin los permisos establecidos, algo que Estados Unidos tampoco se permite.

Otro caso divulgado en sus campañas anticubanas fue el de un supuesto investigador de la organización caritativa Open Doors, quien aseguró que “los cristianos cubanos fueron acosados y sujetos a estricta vigilancia y discriminación, incluyendo el encarcelamiento ocasional de sus líderes”.

Una idea clara de cómo está estructurada la cruzada mediática, se observa en la reseña divulgada por The Morning Star News, agencia de noticias cristiana, respecto a la sentencia de arresto domiciliario por un año, al pastor Juan Carlos Núñez por perturbar la paz ciudadana.

Dicho pastor empleaba para sus sermones dominicales, potentes altavoces que causaban daño auditivo en el vecindario debido al insoportable ruido, haciéndole la vida imposible a los ciudadanos de los alrededores y oponiéndose a bajar el volumen, por lo que fue acusado por toda la vecindad.

¿En qué país se le permite a una iglesia o individuo hacer semejante ruido?  Esa es la muestra de la manipulación contra Cuba.

El informe de Rex Tillerson, reconoce que:

No se reportaron acciones significativas de la sociedad que afectaran la libertad religiosa, los grupos religiosos informaron que sus líderes continuaron viajando al extranjero para participar en intercambios de dos vías entre las comunidades religiosas locales y las de otros países. La mayoría de los grupos religiosos continuó reportando mejoras en su capacidad para atraer nuevos miembros sin interferencia del gobierno y una reducción en la interferencia gubernamental en la realización de sus servicios”.

No obstante, Estados Unidos insiste en sus declaraciones públicas en que Cuba tiene que respetar las libertades fundamentales de sus ciudadanos, incluida la libertad de religión.

58 años no le han servido de lección a los vecinos del Norte, pero Cuba sigue su camino con la unidad de su pueblo, creyente en su independencia, porque como dijo José Martí:

“Hay que creer en lo que uno pinta”

Retoma la Iglesia Católica cubana su actuar contra la Revolución


Por Arthur González.

Con el paso a jubilación del cardenal Jaime Ortega Alamino, se percibe un retomar de la Iglesia Católica cubana a sus históricas posiciones en contra de la Revolución, algo que desde Miami los testaferros del dictador Fulgencio Batista pedían a gritos, con su frustrado sueño de 58 años, de reimplantar el sistema capitalista que tantas penurias dejó en el pueblo de la isla.

Ortega Alamino fue duramente acusado de complicidad con el gobierno y quienes lo hicieron olvidaron sus posiciones hostiles que dieron paso a varias pastorales pro yanquis, pues deseaban un enfrentamiento político que el Vaticano no aprobó, buscando una forma más hábil de actuar para alcanzar sus objetivos estratégicos.

Con la asunción del nuevo Arzobispo de La Habana, Juan de la Caridad García, hay cierto y cauteloso cambio en la línea seguida por su antecesor y muestra de ello fue el encuentro que sostuviera con algunas integrantes del grupúsculo “Damas” de Blanco, lo que fue interpretado como una señal de apoyo a la contrarrevolución asalariada de Estados Unidos.

El 16.07.2017 dos sacerdotes católicos, José Conrado Rodríguez Alegre y Castor Álvarez, acudieron a la vivienda de Berta Soler, donde oficiaron una misa ante una docena de contrarrevolucionarios, y la imagen publicada habla por sí sola de la calaña de los integrantes de los llamados “disidentes”.

De Conrado Rodríguez Alegre se conocen los antecedentes provocativos pagados por la mafia terrorista de Miami y sus frecuentes visitas a la capital de la mafia, lo que trajo como consecuencia que la jerarquía católica decidiera enviarlo a España por algunos años y después fuera trasladado de Santiago de Cuba para Cienfuegos para evitar males mayores, porque sus acciones transitan en la frontera del delito.

Orientado por esos que desean una confrontación de la Revolución con la Iglesia, José Conrado se entromete en los asuntos internos de la política del país, con actitudes provocativas como la mostrada en la propia misa, cuyo video se puede visionar en las redes sociales, en el cual estimula a los contrarrevolucionarios a seguir su enfrentamiento al gobierno, no decaer en sus propósitos, algo no acorde con la actitud de un religioso en una misa.

En demostración del desafío a las autoridades eclesiásticas y gubernamentales, ambos sacerdotes volvieron a reunirse el pasado sábado 5 de agosto con dirigentes contrarrevolucionarios, en la residencia del Antonio Enrique González-Rodiles, encontrándose presente Berta Soler, Ailer González, Ángel Moya, Claudio Fuentes y Raúl Borges, los que conforman el variopinto exponente de la mal trecha “oposición” cubana.

Esa reunión conspirativa forma parte del esfuerzo que hacen los yanquis por sacar del ostracismo y la inactividad a la contrarrevolución interna, la que pierde cada día más adeptos debido a su motivación por saltar a la emigración, después de acumular avales suficientes para clasificar a un visado como “refugiados políticos”, dentro del amplio y priorizado programa diseñado por el Departamento de Estados solo para Cuba.

Los propios participantes en dicha reunión divulgaron que el propósito era “intercambiar visiones sobre la situación actual y el papel que dentro de esta coyuntura deben jugar la Iglesia y la oposición en Cuba, la importancia del servicio en los temas sociales de la Iglesia católica cubana y del apoyo y solidaridad que necesita la oposición, llegando al acuerdo de ampliar y sostener de forma regular este tipo de intercambios”.

¿Qué buscan los dos sacerdotes con esa posición abiertamente violatoria de las normas de la Iglesia y de las leyes cubanas?

Evidente intentan convertirse en víctimas si fuera reprimidos, situación que serviría para amplificar las campañas anticubanas sufragadas por la Casa Blanca.

Esos conspiradores de 7ma categoría parecen olvidar que la Revolución jamás se dejó provocar por las múltiples acciones contrarrevolucionarias de algunos sacerdotes desde el mismo triunfo de 1959, a pesar de que usaron los templos para guarecer asesinos que intentaron secuestrar aviones civiles, guardar armas de fuego y reuniones totalmente conspirativas de decenas de agentes reclutados por la CIA.

Ante esos delitos, nunca fue cerrada un templo u orden religiosa, Cuba soportó que sacerdotes llevaran a cabo junto con la CIA, la despiadada e inhumana Operación Peter Pan, que separó de sus padres a 14 mil niños cubanos, enviados solos a Estados Unidos y recibidos por sacerdotes que los distribuyeron por orfanatos y casas de familias, donde muchos fueron abusados sexualmente.

En los últimos 20 años la relaciones Iglesia Católica- Estado cubano mejoraron notablemente, demostrado por la visita de tres Papas, algo único para Cuba a pesar de ser un país socialista, se construyó un nuevo seminario para la formación de sacerdotes, se repararon decenas de templos, se toleran varios centros de preparación docente, a pesar de que la educación es totalmente estatal, y muchos otros aspectos que hablan de una armonía positiva.

Si las presiones de Estados Unidos son tan fuertes que la iglesia acepta correr el riesgo de perder lo avanzado, se sabrá en los próximos meses.

Los que desean retomar la hostilidad contrarrevolucionaria de la Iglesia Católica, deberían conocer que esos llamados “opositores” no son respaldados por el pueblo, pues conoce perfectamente que trabajan siguiendo instrucciones del amo que les paga, carecen de ética, moral, prestigio y sin carisma alguno, y como aseguró el jefe de la misión diplomática estadounidense en La Habana:

“No vemos plataformas diseñadas para llegar a amplios sectores de la sociedad cubana, sino que más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores”.

Allá ellos con su condena, pero sería mucho más inteligente corregir la táctica para no perder lo avanzado en la estrategia.

No por gusto José Martí sentenció:

“La obra de amor ha hallado siempre muchos enemigos”