Al descubierto plan contra Cuba

Arthur González

Era evidente la jugada que organizaba desde Estados Unidos la derecha reaccionaria opuesta a un entendimiento con el Gobierno de Cuba, repetitiva cada vez que un Presidente intentaba lograrlo.Bill Clinton fue un ejemplo clásico de cómo desde Miami preparan las trampas, y así se la hicieron cuando pretendía suavizar las sanciones de la Guerra Económica, al permitir las visitas libres de ciudadanos norteamericanos a la Isla.

La trampa consistió en provocar reiteradamente al Gobierno cubano al enviar avionetas de la organización terroristas “Hermanos al Rescate”, a violar el espacio aéreo cubano y lanzar proclamas contra la Revolución en plena capital.

Ante la respuesta anunciada previamente por las autoridades revolucionarias a las estadounidenses, la medida fue la firma de la conocida Ley Helms-Burton que impide a los presidentes norteamericanos levantar el criminal Bloqueo contra el pueblo cubano.

Conociendo estos antecedentes, ahora el Presidente Barack Obama mantuvo en secreto las conversaciones con La Habana, sorprendiendo a la mafia terrorista anticubana y a sus estrechos aliados del Congreso, al anunciar el pasado 17 de diciembre el restablecimiento de relaciones diplomáticas y el cambio de métodos de trabajo para intentar derrocar el socialismo cubano.

El comunicado de la Casa Blanca establece perfectamente los objetivos que esa medida persigue, entre ellos:

“El Congreso de Estado Unidos financia la programación de la democracia en Cuba para proporcionar asistencia humanitaria, promocionar derechos humanos y libertades fundamentales y apoyar la libre circulación de información en lugares en donde está restringida y censurada”.

“La administración estadounidense continuará implementando programas enfocados en promover el cambio positivo en Cuba, y fomentará reformas en nuestro compromiso de alto nivel con los
funcionarios cubanos”.

Para la mafia el solo hecho de reconocer al Gobierno socialista cubano y declarar públicamente que el método empleado durante más de medio siglo fue un fracaso, es un pecado inaceptable; de ahí surge el plan provocativo que deciden llevar a cabo a través de la artista nacida en La Habana y residente en New York, Tania Brugueras, devenida en activista contrarrevolucionaria después de disfrutar todas las ventajas que le ofreció ser hija de un alto funcionario del Gobierno comunista.

Así es como deciden iniciar la campaña mediática para acusar a La Habana de no respetar las “libertades individuales”, al pretender llevar a cabo una provocación nada menos que en plena Plaza de la Revolución, algo impensable de ejecutar en sitios similares en Washington, Madrid, Londres o Paris, sin la autorización de sus autoridades.

En Madrid le aplicarían la “Ley Mordaza”, obligándola a pagar multas por no menos de 30 mil euros por esa “acción plástica” que nadie con un coeficiente de inteligencia normal se la traga.

Al no lograr su plan provocativo, la campaña mediática previamente organizada intenta condenar a Cuba y poner en entredicho al Presidente Obama por su decisión.

Era diáfana la intención contrarrevolucionaria. Si lograban hacerla sería un triunfo para la mafia terrorista, al ganar el espacio de una zona emblemática para la Revolución.

Si se le impedía, entonces la cruzada contra Cuba se desplegaría en los medios de prensa y en las redes sociales al servicio de la ultraderecha norteamericana. O sea, la fórmula siempre era para ellos “Ganar-Ganar”.

El error de cálculo el mismo de siempre: subestimar al pueblo cubano que mayoritariamente apoya a la Revolución y conoce a la perfección la vieja estrategia de los que apoyaron al sanguinario Fulgencio Batista, que asesinó a no menos de 20 mil cubanos hasta el 1ro de enero de 1959.    

Los que sueñen con imponerle a Cuba otro tirano al estilo de Gerardo Machado o del propio Batista, quienes jamás fueron sancionados o condenados por torturar y matar a jóvenes inocentes y permitieron que la isla se convirtiera en un garito de los marines norteamericanos; la respuesta será siempre la misma.

Tania Brugueras quedó expuesta ante la opinión pública como otra asalariada más que pasó sin penas ni glorias y solo logró la repulsa de los artistas e intelectuales cubanos, esos que no cambian su arte por favores de la mafia cubana radicada en Miami.

Y como aseveró José Martí: