Final de una historieta


Por Arthur González.

Todo lo que comienza culmina y así parece ser con la historieta creada por el Departamento de Estados, relacionada con supuestos “ataques acústicos” contra solo algunos de sus diplomáticos acreditados en La Habana.

En lo que pudieran ser uno de los capítulos conclusivos de su inventada historia, nada fácil de creer y refutadas por altos especialistas estadounidenses y cubanos en otorrinolaringología y neurociencias, en horas de la mañana del 29.09.2017, el Gobierno de Estados Unidos informó su decisión de retirar a todo su personal “no esencial” de su embajada en Cuba.

El argumento esgrimido es el fabricado “ataque acústico” sufrido por al menos 21 estadounidenses acreditados en la Habana, a pesar de que ni ellos mismos lo han podido comprar, y no muestran interés en que una comisión médica conjunta estadounidense-cubana, examine a los “afectados” para llegar a una determinación de las “causas” de los síntomas que dicen padecer.

Desde que se inició la campaña de prensa, ampliamente divulgada por la prensa oficialista yanqui, se vía a las claras que el fin perseguido era poder justificar ante la opinión pública de Estados Unidos y la internacional, la decisión de medidas drásticas, algo que Donald Trump, durante su discurso el 16.06.2017 ante la mafia terrorista anticubana en Miami, afirmó que echaría atrás los pasos dados por la administración de Barack Obama con Cuba, haciéndole nuevamente el juego a esa mafia que en 58 años no logró ningún resultado, como aseguró el comunicado de la Casa Blanca el 17.12.2014, al anunciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba.

Es sabido que Obama no eliminó la guerra económica, ni el financiamiento a la contrarrevolución interna, ni la Radio y la TV Martí, ni la Ley de Ajuste cubano, sancionó como nunca antes a los bancos extranjeros que hacían transacciones con Cuba y se negó rotundamente a tratar el tema de la base naval que tienen en el territorio cubano de Guantánamo.

Las medidas aprobadas sobre el comercio, solo están dirigidas al sector privado y declaró reiteradamente que su objetivo era fortalecer la «sociedad civil» cubana para erosionar el sistema socialista desde adentro.

En cuanto a la ampliación que hizo a las licencias de viajes a Cuba, tiene como fin subvertir ideológicamente al pueblo cubano y eso lo afirmó Obama cuando expresó:

Nuestras políticas en materia de viajes y remesas están ayudando a los cubanos, al brindarles nuevas fuentes de información, oportunidades de trabajar como autónomos y acceso a bienes de propiedad privada, además de fortalecer a la sociedad civil independiente. Estas medidas servirán para fomentar aún más los contactos personales, respaldar con mayor fuerza a la sociedad civil en Cuba. Nuestros esfuerzos se enfocan en promocionar la independencia de los cubanos para que no tengan que depender del estado cubano”.

Cuba aceptó el reto porque tiene cosas que mostrarles a los norteamericanos que no conocen, debido al bloqueo que hace su gobierno sobre la realidad de la Revolución desde 1959, mediante cruzadas mediáticas.

Los acuerdos firmados entre ambas naciones, y aunque favorecen a las dos partes, es Estados Unidos quien le saca más provecho por ser de su interés de seguridad nacional, como el tráfico de personas, de drogas, el uso de internet y otras similares.

Lo interesante de la actual decisión de Trump, es conocer si entre el personal que retirará estarán oficiales de la CIA, la NSA y otras agencias de inteligencia, plazas que se incrementaron para ejecutar labores no acordes con sus cargos y expuesto claramente por Obama al anunciar la apertura de su embajada en La Habana, cuando dijo:

“Podremos aumentar considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano. Tendremos más personal y nuestros diplomáticos podrán participar de manera más extensa en toda la Isla, esto incluirá al gobierno cubano, la sociedad civil y los ciudadanos cubanos que buscan alcanzar una vida mejor”.

Fue ese presidente de Estados Unidos quien reveló para qué crecerían en personal especializado en temas de subversión política en su misión diplomática en Cuba, porque para Estados Unidos “sociedad civil”, en buena medida son los elementos contrarrevolucionarios que financian con parte de los 20 millones de dólares que asigna la Casa Blanca cada año.

Por tanto, habrá que esperar los capítulos finales de esta historia de “ataques acústicos”, pero es muy difícil que la CIA y otras agencias de inteligencia, permitan rebajar su personal en Cuba, porque esa mala experiencia ya la sufrieron cuando el presidente Dwight Eisenhower, decidió en 1961, romper relaciones diplomáticas, quedando la CIA fuera del juego y por eso tuvo que recurrir a las alianzas con sus homologas de la OTAN y algunos gobiernos latinoamericanos para poder atender a su amplia red de agentes secretos que tenían en el territorio cubano.

Al parecer a esos oficiales no les hace daño los “rayos invisibles” y no tienen temor a enfermarse, al final ellos están inmunizados por ser parte de los guionistas.

Trump, repite los errores de sus antecesores para hacerle gracias a una mafia anticubana,  que cada día está más sola y desprestigiada, mientras Cuba con toda paciencia y mucha soberanía, observará con tranquilidad e inteligencia como la Casa Blanca da por terminada su historieta, porque la actual ya no tiene más de donde inventar.

Iluminado fue José Martí cuando escribió:

“Las causas reales destruyen las hipótesis”.