Sueños de los terroristas de Miami


Por Arthur González

Esos que se dicen defensores de los derechos humanos en Cuba y tiene a su haber cientos de muertos por sus actos terroristas contra el pueblo, ahora trasnochados y con el saco repleto de 59 años de fracasos, llaman a la desobediencia y la rebeldía nacional, para aplicar la misma receta de Venezuela y Nicaragua.

La mafia terrorista de Miami no acaba de comprender que la Revolución cubana es auténtica, popular y con raíces mambisas anti imperialistas.

Millones de dólares malgastados por Estados Unidos durante más de medio siglo, no han podido derrocar lo que el pueblo cubano ha construido y defiende, consciente que de eso depende su independencia y soberanía.

El 30 de mayo 2018 en una demostración de subordinación a los que han asesinado y ejecutado cientos de actos terroristas contra Cuba, algunos de los “disidentes” fabricados por la CIA, como Antonio Enrique González-Rodiles, se reunieron en Miami con varios terroristas entre ellos Ángel de Fana, participante en un plan de asesinato al presidente cubano, Fidel Castro, cuando asistía a la Cumbre Iberoamericana en Isla Margarita, Venezuela.

El objetivo de dicho encuentro fue firmar un panfleto en el cual acordaron “unir” a los grupúsculos contrarrevolucionarios que aún quedan en la Isla, con aquellos radicados en Estados Unidos, según dicen, para liberar a Cuba de la dictadura de Castro, algo idílico que nunca han logrado.

La edad de la mayoría de los residentes en Miami les hizo perder la memoria de sus constantes fracasos, desde la aplastante derrota de la brigada mercenaria en Playa Girón, hasta los planes terroristas ejecutados durante los últimos 60 años.

El propio Gonzales-Rodiles es una prueba del fracaso yanqui, pues su mal diseñado proyecto del 2007 denominado Estado de Sats, se quedó por el camino sin penas ni glorias, a pesar del apoyo de la CIA.

Embriagados por lo que observan en la televisión, sobre las revueltas callejeras en Venezuela y Nicaragua, financiadas por la CIA a través de la NED y la USAID, piensan que en Cuba pueden aplicar similares fórmulas, olvidándose que los cubanos no permitirán jamás nada que perturbe su seguridad ciudadana.

Esos que creen realmente que son “disidentes”, pero dirigidos, entrenados y financiados por la CIA, desconocen al pueblo de Cuba y aunque pudieran existir inconformidades por la situación económica resultante de la Guerra Económica y también por errores cometidos, olvidan que, ante un hecho contrarrevolucionario, de inmediato el pueblo se une para repudiarlo.

Los ideólogos del presidente Donald Trump, retomaron añejos criterios de la CIA, cuando el 02.05.1967 se opusieron a un cambio de política hacia Cuba, asegurando:

“[…] “las medidas de rechazo económico y aislamiento político a través de las acciones de la OEA, contribuyen a crearle dificultades a Castro, pero no han sacudido su control sobre el poder” […]

“Después de seis años vale preguntarse si esta política será la mejor para hacer avanzar nuestros intereses nacionales, bajo las condiciones que puedan prevalecer en el futuro”.

Al igual que piensan hoy los funcionarios de la actual administración, en aquellos años hubo rechazo al cambio, bajo los argumentos siguientes:

“No es el momento más propicio para cambiar nuestra política hacia Cuba, ya que las dificultades económicas de Cuba y las señales del creciente descontento, indican que las penurias tienen un efecto real y es mejor mantener las presiones a fin de lograr el derrumbe del socialismo”.

Ni el desmembramiento del socialismo en Europa que conllevó al llamado Periodo Especial en Cuba, ni el reforzamiento de la Guerra Económica con la persecución financiera ejecutada por Barack Obama, con sus multas de 10 mil millones de dólares contra los bancos extranjeros que se atrevieron a negociar con La Habana, campañas mediáticas de supuestas violaciones de los derechos humanos, actos terroristas contra varios hoteles y restaurantes, ni la Posición Común de la Unión Europea, mermaron el apoyo popular a la Revolución.

Si Antonio-Enrique González-Rodiles considera que la situación en Cuba es “cada día más asfixiante y el país se desmorona a pedazos”, puede volver a residir en Miami, donde vivió hasta el 2002 cuando la CIA lo reclutó para llevar a cabo el proyecto Estado de Sats, obligándolo a regresar a La Habana y renunciar a su estatus migratorio de residente permanente en el exterior.

En Cuba no hay retroceso al sistema escogido por el pueblo, ni regreso al sistema imperante hasta 1958, cuando Fulgencio Batista asesinaba a todo el que se le opusiera, torturando a diestra y siniestra con el visto bueno de los yanquis.

González-Rodiles ha marcado su camino al unirse a terroristas, como Ángel de Fana y Armando Valladares, quienes cumplieron sanción en Cuba por sus acciones terroristas, por lo que siempre tendrá el desprecio de los cubanos.

Ese intento de la CIA por realizar provocaciones callejeras en Cuba con sus asalariados Berta Soler, Guillermo Fariñas, Jorge Luis García “Antúnez” y el drogadicto Gorki Ávila, no tiene futuro, porque:

  • Desconocer al nuevo Presidente.
  • Apoyar la aplicación de sanciones políticas, económicas y judiciales contra Cuba, sus funcionarios y otros vinculados a ellos.
  • Condenar la violación de los derechos humanos y exigir la liberación de los presos contrarrevolucionarios y que se les permita ejecutar provocaciones callejeras.
  • Exigir el derrocamiento del sistema socialista y el paso al capitalismo.
  • Llamar a la desobediencia y realizar actos callejeros en contra del gobierno.
  • Solicitar apoyo y reconocimiento de otros países a los grupos contrarrevolucionarios.

Son parte de la receta diseñada por el ideólogo Gene Sharp, pero esas nunca serán aplicables en Cuba, porque como aseguró José Martí:

“Una vez gozada la libertad, no se puede vivir sin ella”.

 

Final de una historieta


Por Arthur González.

Todo lo que comienza culmina y así parece ser con la historieta creada por el Departamento de Estados, relacionada con supuestos “ataques acústicos” contra solo algunos de sus diplomáticos acreditados en La Habana.

En lo que pudieran ser uno de los capítulos conclusivos de su inventada historia, nada fácil de creer y refutadas por altos especialistas estadounidenses y cubanos en otorrinolaringología y neurociencias, en horas de la mañana del 29.09.2017, el Gobierno de Estados Unidos informó su decisión de retirar a todo su personal “no esencial” de su embajada en Cuba.

El argumento esgrimido es el fabricado “ataque acústico” sufrido por al menos 21 estadounidenses acreditados en la Habana, a pesar de que ni ellos mismos lo han podido comprar, y no muestran interés en que una comisión médica conjunta estadounidense-cubana, examine a los “afectados” para llegar a una determinación de las “causas” de los síntomas que dicen padecer.

Desde que se inició la campaña de prensa, ampliamente divulgada por la prensa oficialista yanqui, se vía a las claras que el fin perseguido era poder justificar ante la opinión pública de Estados Unidos y la internacional, la decisión de medidas drásticas, algo que Donald Trump, durante su discurso el 16.06.2017 ante la mafia terrorista anticubana en Miami, afirmó que echaría atrás los pasos dados por la administración de Barack Obama con Cuba, haciéndole nuevamente el juego a esa mafia que en 58 años no logró ningún resultado, como aseguró el comunicado de la Casa Blanca el 17.12.2014, al anunciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba.

Es sabido que Obama no eliminó la guerra económica, ni el financiamiento a la contrarrevolución interna, ni la Radio y la TV Martí, ni la Ley de Ajuste cubano, sancionó como nunca antes a los bancos extranjeros que hacían transacciones con Cuba y se negó rotundamente a tratar el tema de la base naval que tienen en el territorio cubano de Guantánamo.

Las medidas aprobadas sobre el comercio, solo están dirigidas al sector privado y declaró reiteradamente que su objetivo era fortalecer la «sociedad civil» cubana para erosionar el sistema socialista desde adentro.

En cuanto a la ampliación que hizo a las licencias de viajes a Cuba, tiene como fin subvertir ideológicamente al pueblo cubano y eso lo afirmó Obama cuando expresó:

Nuestras políticas en materia de viajes y remesas están ayudando a los cubanos, al brindarles nuevas fuentes de información, oportunidades de trabajar como autónomos y acceso a bienes de propiedad privada, además de fortalecer a la sociedad civil independiente. Estas medidas servirán para fomentar aún más los contactos personales, respaldar con mayor fuerza a la sociedad civil en Cuba. Nuestros esfuerzos se enfocan en promocionar la independencia de los cubanos para que no tengan que depender del estado cubano”.

Cuba aceptó el reto porque tiene cosas que mostrarles a los norteamericanos que no conocen, debido al bloqueo que hace su gobierno sobre la realidad de la Revolución desde 1959, mediante cruzadas mediáticas.

Los acuerdos firmados entre ambas naciones, y aunque favorecen a las dos partes, es Estados Unidos quien le saca más provecho por ser de su interés de seguridad nacional, como el tráfico de personas, de drogas, el uso de internet y otras similares.

Lo interesante de la actual decisión de Trump, es conocer si entre el personal que retirará estarán oficiales de la CIA, la NSA y otras agencias de inteligencia, plazas que se incrementaron para ejecutar labores no acordes con sus cargos y expuesto claramente por Obama al anunciar la apertura de su embajada en La Habana, cuando dijo:

“Podremos aumentar considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano. Tendremos más personal y nuestros diplomáticos podrán participar de manera más extensa en toda la Isla, esto incluirá al gobierno cubano, la sociedad civil y los ciudadanos cubanos que buscan alcanzar una vida mejor”.

Fue ese presidente de Estados Unidos quien reveló para qué crecerían en personal especializado en temas de subversión política en su misión diplomática en Cuba, porque para Estados Unidos “sociedad civil”, en buena medida son los elementos contrarrevolucionarios que financian con parte de los 20 millones de dólares que asigna la Casa Blanca cada año.

Por tanto, habrá que esperar los capítulos finales de esta historia de “ataques acústicos”, pero es muy difícil que la CIA y otras agencias de inteligencia, permitan rebajar su personal en Cuba, porque esa mala experiencia ya la sufrieron cuando el presidente Dwight Eisenhower, decidió en 1961, romper relaciones diplomáticas, quedando la CIA fuera del juego y por eso tuvo que recurrir a las alianzas con sus homologas de la OTAN y algunos gobiernos latinoamericanos para poder atender a su amplia red de agentes secretos que tenían en el territorio cubano.

Al parecer a esos oficiales no les hace daño los “rayos invisibles” y no tienen temor a enfermarse, al final ellos están inmunizados por ser parte de los guionistas.

Trump, repite los errores de sus antecesores para hacerle gracias a una mafia anticubana,  que cada día está más sola y desprestigiada, mientras Cuba con toda paciencia y mucha soberanía, observará con tranquilidad e inteligencia como la Casa Blanca da por terminada su historieta, porque la actual ya no tiene más de donde inventar.

Iluminado fue José Martí cuando escribió:

“Las causas reales destruyen las hipótesis”.

Donald Trump y su laberinto


Por Arthur González.

No son pocos los que piensan que Donald Trump, por ser un hombre enteramente dedicado a los negocios, pudiera tener un pensamiento más objetivo respecto a lo inoperante que ha resultado para Estados Unidos su política hacia Cuba, pero en la actualidad nadie se atreve a predecir cuáles serán sus pasos una vez asentado en la Casa Blanca.

doland-trumpDurante su campaña por la candidatura presidencial, el tema cubano no fue centro de sus discursos, realmente no sintió la necesidad de obtener el apoyo político y menos financiero, de la mafia terrorista anticubana asentada en la Florida, convencido de que ya no tiene el poder que ostentó durante décadas, se han desgastado en luchas intestinas y la vida demostró que no pudieron ganar una sola batalla contra la Revolución.

Vinculada desde siempre a acciones terroristas como agentes al servicio de la CIA, esa mafia resulta una macha en el expediente que Estados Unidos pretende llevar en su supuesta lucha contra el terrorismo internacional, pues las pruebas de sus actos son elevadas, como fueron las presiones para obtener el refugio en Miami del asesino Luis Posada Carriles y de otros con delitos similares.

Sin embargo, contra todos los pronósticos Trump antes de las elecciones, hizo una breve visita al local de la fracasada brigada mercenaria que invadió Cuba por las arenas de Bahía de Cochinos, y les prometió su apoyo, al parecer desconociendo la vergonzosa historia de esos que se rindieron incondicionalmente ante el pueblo uniformado, a solo 66 horas de iniciar su agresión a la isla, lloraban ante el temor de ser fusilados y muchos justificaron su participación asegurando que “solo eran cocineros”.

Las contradicciones del nuevo Presidente ya se ponen de manifiesto, pues por una parte reitera: “no elijo ministros pobres porque quiero gente que haya hecho fortunas”; le envía mensajes a Viet Nam con sus deseos de fortalecer las relaciones con ese país que los derrotó en la guerra, dándole una lección de resistencia y unidad; y por la otra hace declaraciones agresivas hacia Cuba, amenazando con deshacer las relaciones diplomáticas y los pocos acuerdos que ejecutó la administración de Barack Obama.

Los hombres de negocios ven oportunidades y fortalezas en las relaciones con aquellas partes que pueden reportarles buenas ganancias, entonces, ¿cuáles son las razones que tiene Trump para no tomar en cuenta a un vecino tan cercano y abierto a las inversiones foráneas como Cuba? Sigue leyendo