Unión Europea soltando amaras

Arthur González

Desde que en 1996 el entonces presidente de España José María Aznar, arrastró a la Unión Europea a sancionar a Cuba, siguiendo las orientaciones de Washington, han pasado muchas cosas.La primera fue la medalla de oro que le confirió la mafia terrorista anticubana de Miami a ese derechista presidente, por haber logrado la llamada “Posición Común” que pretendía ahogar a la Revolución, como un anexo a la Guerra Económica que desde 1962 impuso el gobierno norteamericano.

Otros momentos históricos se vivieron en la isla con la decisión del presidente Fidel Castro, de dejar su cargo ante los problemas de enfermedad que lo aquejaban, sin que sucedieran revueltas populares, inestabilidad interna o crisis de gobernabilidad.

Para disgusto de Washington sus pronósticos no se cumplieron y el pueblo cubano continuó su curso con nuevos cambios en su modelo económico, adecuados a la situación que el país necesita.

La contrarrevolución interna, creada, entrenada y financiada por Estados Unidos se fracciona cada día más, no logra captar nuevos integrantes y demuestra que es el dinero asignado por el gobierno norteamericano el único fin que los mueve, a pesar de los ingentes esfuerzos por fabricarle una imagen internacional mediante costosas giras europeas.

Mientras tanto, Europa sufre la más profunda crisis económica después de la 2da guerra mundial, con salvajes represiones policiales, detenciones arbitrarias, persecución a líderes sindicales y estudiantiles, unido a la pérdida de los niveles de vida, desempleo, desalojos, incremento de los suicidios y aumento de la pobreza, especialmente la infantil.

En ese tétrico escenario la Unión Europea que había mantenido las sanciones a Cuba y su inútil Posición Común para complacer a Estados Unidos, fue sorprendida el pasado 17 de diciembre con el anuncio del presidente Barack Obama, del restablecimiento de relaciones diplomáticas con La Habana lo que dejó a los europeos colgados de un clavo caliente y fuera del juego.

Ante este hecho los europeos se lanzaron sin frenos a intentar recomponer sus relaciones con la Isla, pero tratando de no quedar en entredicho ante sus aliados estadounidenses, de ahí que en sus visitas a Cuba intenten tímidamente introducir el maltratado tema de los Derechos Humanos.

Es en este contexto arribó a La Habana en la segunda quincena de marzo, la alta representante para la política exterior europea Federica Mogherini, quien fue recibida por el presidente Raúl Castro.

El encuentro se efectuó en un ambiente distendido y cordial, lo que demuestra que Europa se quedó sin armas para continuar una posición obtusa al servicio de los yanquis, cuando estos últimos pretenden recuperar terreno en el campo económico, lo que sin dudas pudiera perjudicar las relaciones comerciales del viejo continente.

De ahí que la jefa de la diplomacia europea no perdiera tiempo en contactar con los asalariados de los norteamericanos y se dedicara a intercambiar con importante figuras del mundo cultural cubano, algo mucho más enriquecedor y provechoso.

Igualmente reconoció que los europeos tienen sus propios desafíos internos y por tanto tienen que negociar con Cuba sin doble rasero.

Nunca es tarde si la dicha es buena, por eso los europeos intentan recuperar su espacio antes de que Washington reconozca que a Cuba no se le puede tratar como a una colonia, lo que se traduce en visitas del más alto nivel a la isla como la efectuada por el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius; el   ministro de exteriores de Italia Paolo Gentiloni,; el jefe del Club de París de naciones acreedoras, Bruno Bezard, quien es también director general del Tesoro francés; el secretario de Estado francés de Comercio Exterior, Matthias Fekl y la anunciada visita del presidente francés François Hollande, para el 11 de mayo.

El resultado principal de la visita de la alta representante para la política exterior europea, es el reconocimiento de que Cuba cuenta con un programa definido para lograr avances en su sociedad, sabe cómo hacerlo y cuenta con todos los factores para lograrlo, además del compromiso de ambas parte para acelerar un acuerdo político y de cooperación que Bruselas negocia con La Habana desde hace un año, con igualdad de condiciones.

Europa suelta sus armaras con Estados Unidos, pues la final salieron perdedores en ese acuerdo de colaborar para tratar de apretarle la soga al cuello a los cubanos sin lograrlo, porque al decir de José Martí:

“La dignidad propia se levanta contra la falta de dignidad ajena”.