Los lacayos de la mafia anticubana


Arthur González

Obama 3 febreroEl 3 de febrero del 2015 se convirtió en un día histórico para Estados Unidos, por ser la primera vez en 56 años que su pueblo tuvo la oportunidad de escuchar un discurso diferente sobre la política hacia Cuba, en la voz de la Administración de Barack Obama, donde se reconoció el fracaso de una política hostil e injerencista, y la importancia de restablecer sus relaciones con la isla.Hasta la fecha, todos los discursos pronunciados en más de medio siglo han sido para exponer criterios de cómo derrocar a la Revolución y la asignación de fondos millonarios para operaciones de subversión.

A pesar de que persisten los objetivos de eliminar el socialismo con métodos diferentes, el tono es diferente, lo que pudiera ofrecerle al pueblo estadounidense la posibilidad de visitar Cuba y comprobar las mentiras que les han inculcado en estos años.

Esa es la razón por la cual la mafia terrorista anticubana se opone a la libertad de viajes a la isla, ya que “vista hace fe” y por tanto los descaracterizaría para siempre, con la consecuente pérdida de credibilidad y poder político.

La audiencia se efectuó en el Subcomité de Relaciones Exteriores del Senado sobre Asuntos del Hemisferio Occidental, presidida por el senador integrante de la mafia anticubana, Marco Rubio; hijo de exiliados cubanos que huyeron de la isla para evitar ser asesinados o torturados por el dictador Fulgencio Batista y ahora apoya y comparte con los hijos de testaferros de ese régimen, como son Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen.
El evento contó con la asistencia de la subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, quien presidió la delegación de Estados Unidos a la ronda de conversaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, y Tom Malinowski, secretario de Estado Adjunto para la Democracia, Derechos Humanos y Trabajo,.

Pero lo que demostró la inconsistencia de las posiciones anticubanas fue la invitación que hicieron los mafiosos anticubanos a ciertos asalariados, que lejos de ayudarlos en su intransigencia contra Cuba, demostraron quienes son en realidad y la baja calaña de sus miembros.

Marco Rubio invitó a declarar nada menos que a Rosa María Payá, hija del fallecido Oswaldo Payá, la que accedió a iniciar una campaña contra las autoridades cubanas, a cambio de una visa de “refugiado político” en Estados Unidos para toda su familia.
Rosa María pretendió inculpar a Cuba de la muerte del padre, algo que no pudo demostrar e incluso fue rechazada de plano por la fiscalía de España, pues esta reconoció que el verdadero responsable fue el español Ángel Carromero, al conducir el auto en que viajaban a exceso de velocidad.

Tampoco logró que se iniciara una investigación independiente en el Parlamento europeo, al comprobarse que Carromero posee antecedentes de conducir a exceso de velocidad de forma continuada y visitó la isla como “turista”, para entregar financiamiento a Payá en sus acciones provocativas contra el gobierno.

Otro “ejemplar” de la comparsa de asalariados mentirosos, fue la grosera e inculta Berta Soler, quien nunca ha podido demostrar que es golpeada por la policía cubana, que no cuenta con plena libertad de expresión ni de movimientos para recorrer todos los domingos una de las arterias principales de La Habana, provocando al pueblo y a sus autoridades, sin ser molestada.

La mejor muestra de su libertad son sus constantes viajes al exterior y declaraciones a la prensa extranjera.

Como invitado de la senadora por California Bárbara Boxer, asistieron Manuel Cuesta Morúa y Miriam Leiva.

Leiva fue funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, integrándose a la contrarrevolución asalariada de Miami, al ser detenido su esposo, Óscar Espinosa Chepe, por actividades subversivas. Sin embargo, rápidamente se separó de la “comparsa” de la grosera Berta Soler por diferencias de conducta, educación, y moral.

Actualmente ha declarado que apoya las posiciones adoptadas por la Administración de Obama y es contraria a la actitud de Marco Rubio, a diferencia de Berta, Rosa María, la megalómana Martha Beatriz Roque y su compañero de enfermedad Guillermo Fariñas.

La audiencia celebrada bajo el título de «Comprensión del impacto del Cambio de Política de Estados Unidos en los Derechos Humanos y la Democracia en Cuba», permitió reafirmar lo informado en el 2009 por el jefe de la Sección Intereses en La Habana, Jonathan Ferrar, cuando escribió:

“Muchos grupos de oposición son dominados por individuos con encumbrados egos que no trabajan bien en equipo […] Pese a sus afirmaciones de que representan a “miles de cubanos”, nosotros vemos muy pocas evidencias de ese apoyo […] más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores…”
Ante esto debemos recordar a José Martí cuando dijo:
“…la verdad una vez despierta, no vuelve a dormirse”.

3 pensamientos en “Los lacayos de la mafia anticubana

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