Arthur González
Aquellas personas que escuchen o lean las declaraciones de Berta Soler, auto titulada presidenta de las Damas de Blanco, podrán pensar que perdió el juicio, algo equivocado. Su problema fundamental es su ignorancia, al que se le suman su grosera forma de actuar.Para hacerse más simpática ante sus patrocinadores, los integrantes de la mafia terrorista anticubana de Miami, se ha lanzado sin saberlo al abismo, pues declaró públicamente el pasado 5 de febrero, durante la audiencia celebrada en el Subcomité de Derechos Humanos de la Cámara baja, que el Gobierno cubano «promociona la prostitución infantil», como ejemplo de los abusos de derechos humanos que ocurren en la isla”.
Todo esto como insostenible argumento para asegurar que no comparte el acuerdo alcanzado entre Washington y La Habana.
Por su incultura general e ignorancia jurídica, Berta Soler no sabe que se ha expuesto a ser acusada a su regreso a La Habana por el delito de Denuncia o Acusación Falsa, tipificado en el código penal cubano, en su artículo 154, con un marco sancionador de Privación de libertad de seis meses a dos años o multas de doscientas a quinientas cuotas.
Igualmente, la fiscalía pudiera acusarla por lo definido en el artículo 202 del mismo código penal, el que tipifica sus expresiones en dicha audiencia como Difamación de las instituciones de la República, pues como expresa dicho artículo: El que públicamente difame, denigre o menosprecie a las instituciones de la República… incurre en sanción de privación de libertad de uno a tres meses…
Según aseveró la inculta e irrespetuosa Berta Soler: “muchas jóvenes cubanas, que piensan dedicarse a la prostitución, están guardándose en la Universidad para cuando entre el turismo estadounidense, porque obtendrán más dinero».
Sería muy conveniente que las cubanas que hoy estudian en las Universidades y escuelas de formación de técnicos en turismo de la Isla, pudieran conocer de tales acusaciones, pues seguramente acudirán en masa a los tribunales para pedirle cuentas por su falta de respeto a la moral de cientos de cubanas.
En cualquier sistema político un ciudadano no puede violar las leyes, algo que al parecer esta señora debido a su bajo nivel cultural y ético no conoce.
El desconocimiento de las leyes no exima a nadie de su cumplimiento y ella debe aprenderlo.
Otras de sus acusaciones falsas fue lo expresado sobre los maestros cubanos y el invento de que los hijos de los contrarrevolucionarios no pueden acceder a la educación en la Isla.
Si así fuera, los hijos del asalariado Oswaldo Payá Sardiñas no hubieran culminado sus estudios primarios, secundarios y universitarios.
Hoy Rosa María Paya Acevedo y sus hermanos poseen títulos universitarios de Centros de altos estudios cubanos, de donde nunca fueron expulsados. En el caso de la hija de Berta Soler y Ángel Moya, ambos asalariados de Miami, fue dada de baja de la Universidad de la Habana por bajo aprovechamiento académico, al suspender 7 asignaturas durante los tres años en que permaneció en ese centro.
Al parecer no fue agraciada por la naturaleza en cuanto a coeficiente de inteligencia, pues durante su paso por el Miami Dade College, en el 2014, también confrontó serias dificultades para asimilar las asignaturas impartidas, aunque su conducta moral fue destacada, por su activa participación en fiestas nocturnas, en una de las cuales salió embarazada y por su nivel de alcohol no pudo identificar al padre de la criatura.
Resulta bochornoso para ciertos congresistas estadounidenses presentar personas de tan bajo nivel, como contra peso a la nueva política trazada por la actual administración Obama.
Para aquellos que solo habían leído sus declaraciones y acusaciones contra el gobierno cubano, debió resultar una experiencia excepcional, al comprobar que cuando en Cuba se le denomina crápula contrarrevolucionaria, no es por apasionamiento, sino por serlo realmente.
Solo hay que ver actuar a Berta para percatarse de su falta de educación formal y sus mentiras, pues una persona que “sufre” constantemente “represiones y acoso policial” nunca pudiera gozar de la buena salud que exhibe.
Quien lo dude que analice su imagen y la Antúnez y después podrán sacar sus propias conclusiones.