Repitiendo la historia


Arthur González

CIA6La CIA no se cansa en intentar viejas fórmulas para derrocar el socialismo en Cuba.

Es cierto que algunas le dieron resultado en Europa del Este, pero al quererlas aplicar en Cuba fracasaron y el socialismo fidelista aún se mantiene.No valieron los Programas de Acción Encubierta confeccionados por la CIA, para crear y financiar una contrarrevolución interna ante la falta de una oposición política ni medidas de guerra sicológica, invasiones mercenarias, actos de terrorismo y mucho menos la inhumana guerra económica, comercial y financiera.

Tampoco les sirvió de nada el aislamiento diplomático y sus presiones para separar a Cuba de la Organización de Estados Americanos ni los planes para asesinar a Fidel Castro.

¿Qué hacer para derrotar a esa Revolución, cuál espina envenenada tiene clavada en su garganta el Tío Sam?

Ahí es donde los nuevos jefes de la CIA y sus inexpertos oficiales pretenden echarle mano a los antiguos planes, aplicados en el Programa Democracia de 1982 por el presidente Ronald Reagan contra el campo socialista europeo, donde obtuvieron resultados; pero no se percatan que la Revolución cubana surgió como un movimiento popular auténtico y no apoyado por los tanques soviéticos, como sucedió en Europa oriental.

Walesa-SolidaridadEs conocido que el gobierno yanqui y la CIA trabajaron en la conformación de la contrarrevolución en Polonia hasta crear el sindicato Solidaridad; el apoyo que recibió la figura de Lesch Walesa, e incluso la participación de la iglesia católica como resultado de la llamada “Santa Alianza” entre el Papa Juan Pablo II y Reagan, acordada en el encuentro que sostuvieron el 7 de junio de 1982, en la biblioteca del Vaticano.

Se segura que en dicha reunión organizaron la cruzada para desestabilizar los gobiernos comunistas, en particular al de Polonia.

Ahora, 32 años después desempolvan aquellos planes con la intención de aplicárselos a Cuba, demostrado con las visitas de varios de los asalariados al Instituto Lesch Walesa, donde reciben preparación de cómo ejecutar acciones provocativas contra el gobierno revolucionario.

Entre los participantes en tales entrenamientos están Yoani Sánchez, Berta Soler, Elizardo Sánchez Santacruz-Pacheco, Eliécer Ávila, Antonio Enrique González-Rodiles y más recientemente algunos abogados y economistas contrarrevolucionarios orientados desde Miami a conformar una organización integrada por solo 7 personas, denominada “Centro ProLegal”, una de las tantas que han servido para alimentar y llenarle los bolsillos a supuestos “disidentes” y al final no obtienen resultados.

Para dispersar las dudas de la actual aplicación contra Cuba del añejo plan polaco, estos asalariados reciben un seminario sobre la reforma constitucional en Polonia, teniendo como tutor sobre leyes al profesor Jersy Stepien, juez retirado del Tribunal Constitucional de Polonia y Director del Instituto del Espacio Ciudadano y de la Política Social de la Universidad de Lazarski.

El coordinador de esos asalariados cubanos en el mencionado Instituto es Veizant Boloy, quien preparó encuentros en el Ministerio de Justicia, el Consenso Constitucional (CONSCONS) y en talleres con protagonistas del “modelo polaco de reconciliación política”.

Todo un bagaje informativo de lo que deben hacer a su regreso a la Isla; prueba la ingerencia de Polonia en los asuntos internos cubanos, a pesar de tener ambos países plena relaciones diplomáticas, consulares y comerciales.

Henry KissingerEn el año 1976 Henry Kissinger, entonces secretario de Estado de Estados Unidos, ordenó elaborar planes de contingencia para bombardear a Cuba, como represalia por su participación solidaria en apoyo Angola, recién independizada.

Si Cuba hiciera algo similar a lo que desarrollan los yanquis en Polonia pero con ciudadanos estadounidenses de raza negra, para enseñarles como luchar por sus derechos constitucionales, enfrentarse pacíficamente a la policía que asesina a jóvenes por el solo hecho de ser negros, los discriminan y excluyen de todas las actividades posibles; nadie dude que los planes de contingencia que ordenaría hoy John Kerry, de conjunto con el ejército, la aviación, la marina de guerra y la CIA, sería similares a los ejecutados contra Afganistán, Irak, Libia y Siria.

Los yanquis no le permitirían que organizara actividades subversivas como lo hacen la USAID y la NED por encargos de las agencias de inteligencia, por considerarlas peligrosas para su Seguridad Nacional; pero los cubanos sí tienen que soportar las constantes agresiones made in USA.

Torpes los yanquis al no querer darse cuenta que Cuba es otra cosa y sus arcaicos planes no dan resultados.

Sería mejor que en Washington leyeran con detenimiento los cables que confecciona su Sección de Intereses en La Habana, como el confidencial #202438 del 15 de abril del 2009, donde el jefe de la misma, Jonathan Farrar, aseguró:

“…los disidentes están más preocupados por conseguir dinero que en llevar sus propuestas a sectores más amplios de la sociedad cubana”.

Allá ellos.

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