El temor de los anticubanos


Arthur González

Ileana Ross-Hermanos Diaz-Balart y Bob Menéndez¿Por qué razón los anticubanos que residen en Estados Unidos le temen tanto a un cambio de la política hacia Cuba?

En días pasados el diario “The New York Times”, publicó un editorial en el que expone un conjunto de consideraciones que debe tener en cuenta el presidente Barack Obama, para cambiar la vieja y arcaica política contra Cuba.Aunque muchas de ellas son inexactas y respaldan las acciones ejecutadas durante medio siglo por las diferentes administraciones norteamericanas, exhorta al actual presidente a escuchar el reclamo mundial de eliminar el criminal Bloqueo económico, comercial y financiero, estructurado por el entonces presidente J.F. Kennedy para rendir por hambre al pueblo cubano, algo no logrado incluso después del éxito obtenido en las medidas desarrolladas para derrocar el socialismo europeo.

Personajes al servicio de la mafia terrorista anticubana como el viejo agente CIA, Carlos Alberto Montaner, y Jorge Benítez, miembro principal del Consejo Atlántico y director de un sitio de la OTAN, salieron a defender la inmovilidad de la política yanqui, específicamente las presiones económicas, con argumentos torcidos y falsos que reflejan el temor de un posible cambio, en momentos en que existe una corriente interna en Estados Unidos que presiona para que así sea; no para ayudar a Cuba sino para darle un giro diferente a las acciones que buscan derrocar el sistema socialista.

En su réplica ambos aseguran que: “La propuesta de The New York Time, ignora las verdaderas razones que dieron pie al embargo y fantasea sobre los efectos que causaría su levantamiento”. A su vez distorsionan las verdaderas causas que provocaron que el gobierno de Estados Unidos aplicara tan salvaje medida.

Es bueno recordarle a estos señores de la mafia anticubana, integrada fundamentalmente por miembros del gobierno del dictador Fulgencio Batista y sus descendientes, que un memorando (desclasificado) para el director de la CIA, fechado el 11 de diciembre de 1959, confeccionado por J.C. King, Jefe de la División del Hemisferio Occidental de esa agencia, afirmó:

Los objetivos de Estados Unidos son el derrocamiento de Castro en el término de un año y su reemplazo por una Junta que sea del agrado de los Estados Unidos, la cual convocará a elecciones seis meses después de su llegada al poder”.

Entre las recomendaciones que hacía en dicho documento J.C. King, se encuentra una que dice a las claras las pretensiones de Estados Unidos, al asegurar:

Se le debe dar una cuidadosa atención a la eliminación de Fidel Castro. Ninguno de los que se hallan cercanos a Fidel, como por ejemplo su hermano Raúl y su compañero Che Guevara, tienen el mismo magnetismo sobre las masas. Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno actual”.

Por tanto, lo que expresan Montaner y Benítez de que “No es cierto que el origen del embargo sea el intento de expulsar a Fidel Castro del poder”, es totalmente falso.

Desde el mismo año 1959 ya el gobierno de Eisenhower y Allen Dulles, director la CIA, buscaban la forma de asesinar al líder cubano para reponer en Cuba un gobierno aceptable para ellos, como los que instalaron desde 1902, a pesar de que eran corruptos, asesinos y violadores de todos los derechos humanos.

El 6 de abril de 1960, el Subsecretario de Estado para Asuntos Iberoamericanos Lester D. Mallory, redactó un memorando en el que afirma:

“No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros a Cuba para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Este documento se puede leer en el Volumen VI, página 886 del Foreign Relations, publicado por el Departamento de Estado.

Este objetivo es el que defienden hoy Montaner y Benítez, ambos “luchadores” por los derechos humanos del pueblo cubano. De ahí que expresaran su desacuerdo en que el Bloqueo sea eliminado, al no haberse alcanzado aún los objetivos propuestos por Mr. Mallory.

Por ese motivo ambos afirman:

Hace muy bien Estados Unidos en mantener activa la defensa de los derechos de sus ciudadanos hasta que no se produzca la debida compensación que, aun cuando llegue tarde para muchos, no se debe aceptar otra opción. No es cierto que el origen del embargo sea el intento de expulsar a Fidel Castro del poder”.

Montaner no puede decir otra cosa, él representa lo más reaccionario de la comunidad cubana en Estados Unidos; es uno de los agentes que la CIA reclutó en los años 60 para acciones terroristas en Cuba y por ese motivo huyó de la justicia hacia Miami.

Sus sueños de ver desaparecer a la Revolución se desvanecen, y al igual que Batista, Esteban Ventura, Rolando Masferrer, Orlando Bosh, Enrique Ros y Rafael Díaz-Balart, pasará a mejor vida sin materializar sus deseos.

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