La CIA y sus operaciones mediáticas


Arthur González

Carromero y viuda de PayáCuando se analiza la campaña propagandística lanzada desde Estados Unidos sobre la muerte de los asalariados Oswaldo Payá Sardiñas  y Harold Cepero, no se puede dejar de pensar en como la CIA ha organizado infinitas cruzadas similares para tratar de desprestigiar a Cuba y a cuanto gobierno se niegue a seguir sus instrucciones.Fueron los diplomáticos norteamericanos acreditados en La Habana, los que le propusieron a Ofelia Acevedo, viuda de Payá y a su hija Rosa María Payá Acevedo, la participación en el desarrollo de una acción de propaganda contra el gobierno de Cuba, donde se le acusaría de ser responsable de la muerte de los dos contrarrevolucionarios. A cambio recibirán, de forma privilegiada e inmediata, visas como refugiados políticos para todo el núcleo familiar.

El trato quedó sellado y no pasaron tres meses del encuentro cuando Ofelia y sus tres hijos dejaban la isla para radicarse definitivamente en Miami, aunque uno de los dos hijos varones fue quien inició el viaje hacia el país que siempre estimuló, financió y abasteció la actividad contrarrevolucionaria de su padre.

Carromero accidenteDurante el juicio celebrado en la provincia oriental de Granma, se comprobó fehacientemente ante el embajador de España, el Cónsul General y la prensa extranjera, que Ángel Carromero enviado del Partido Popular español, fue el único responsable del homicidio de los dos asalariados, cuando conducía el vehículo en que viajaban a exceso de velocidad, algo común en el español quien había sido privado de su licencia de conducir en su país por similares violaciones.

La CIA tenía que intentar contrarrestar esa situación e inició de inmediato la divulgación de que fueron las autoridades cubanas las causantes de las dos muertes. Para ello su hija Rosa María fue entrenada en como debía conducir las conferencias de prensa, las entrevistas que le facilitarían con funcionarios y políticos latinoamericanos y europeos e incluso su intervención ante el parlamento europeo, todo con el objetivo de solicitar una supuesta investigación independiente sobre el accidente y culpar al gobierno cubano.

Carromero llegó a Cuba bajo el amparo de una visa de turista con la encomienda de entregarle dinero a Payá, como pago por sus actividades contra la Revolución.

Según documentos oficiales norteamericanos desclasificados, desde los años 50 del pasado siglo, la CIA inició una Operación bajo el nombre código de Mockingbird.

En dicha Operación, reclutaron a un numeroso grupo de reconocidos periodistas e importantes directivos de órganos de prensa, con el fin de servir a la difusión internacional de informaciones manipuladas para crear matrices de opinión favorables a los planes de la CIA, mediante la conformación de campañas de prensa.

Algunos de los periodistas reclutados para ese trabajo de Guerra Sicológica, divulgaron noticias falsas y tergiversadas sobre la Revolución cubana desde 1959, con el propósito de lograr el aislamiento internacional, mientras callaban e ignoraban en sus artículos los crímenes cometidos por la tiranía de Fulgencio Batista.

Pero la CIA no tuvo en cuenta la posición que asumiría el gobierno de España, cuando sus autoridades no aceptaron prestarse para la campaña anticubana.

Durante la estancia de Rosa María en Madrid, financiada por Estados, el canciller español no la recibió y le sugirió que si deseaba acusar a Cuba lo hiciera ante la fiscalía y no ante la prensa.

Todo hace indicar que después de consultar con los oficiales de la CIA, la familia Payá Acevedo recibió la orientación de presentar la demanda ante las Cortes españolas, pero recibieron como respuesta un jarro de agua fría, al ser rechazada por los fiscales ante la ausencia de pruebas legales.

No obstante, la cruzada mediática continua y ante la presentación de una solicitud de indulto para el homicida, el Consejo de Ministros español la rechazó de plano y la Fiscalía reiteró que no existen razones de justicia, equidad o conveniencia para otorgar la medida de gracia.

Ahora el libelo “Diario Las Américas”, al servicio de la mafia anticubana, insiste en mantener como noticia las declaraciones de Rosa María, quien seguramente está cobrando una buena suma de dinero por ese trabajo sucio, a costa de la muerte de su padre.

Este empeño en la distorsión de la verdadera causa de la muerte de los dos contrarrevolucionarios, trae a la memoria lo descrito por el ex oficial CIA Philip Agee en su libro “Diario de la CIA”, en el cual relata algunas operaciones que ejecutó cuando estuvo destacado en Ecuador, bajo fachada diplomática.

En uno de sus pasajes Agee señala:

Quito, 27 junio 1963. Hoy se hizo una propaganda inmensa en contra del comunismo que refleja cómo prospera nuestra campaña. La primera página de El Comercio trae cuatro artículos anti-comunistas”…

No es un secreto que el gobierno de Mariano Rajoy es anticomunista y si realmente las autoridades cubanas tuvieran responsabilidad en la muerte de Payá, se hubiesen sumando a las acusaciones internacionales, máximo cuando el propio Partido Popular lo estaba financiando en su accionar contra de la Revolución.

Las declaraciones oficiales del Ministerio de Justicia de España, expresan la negativa a cualquier acción legal a favor de Carromero y eso no es por gusto, está basado en un informe de la Audiencia Nacional, por considerar que los hechos juzgados en Cuba tienen la misma calificación jurídica y parecida penalidad que en España y que cuando ocurrieron los hechos Carromero tenía retirada su licencia de conducción.

Lo demás que se escriba en panfletos y libelos al servicio de la CIA, es parte de lo que los norteamericanos denominan Guerra Sicológica, definido en el Diccionario de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, donde exponen que:

Es la acción emprendida por parte de una nación o de varias naciones, de propaganda y otros medios de información contra grupos enemigos, neutrales o amigos de la población, para influir en sus concepciones, sentimientos, opiniones y conductas, de manera que apoyen la política y los objetivos de la acción y grupos de las naciones que sirven a la guerra sicológica”.

Todo está bien claro; la campaña sobre la muerte de Payá es un andamiaje al viejo y tradicional estilo de la CIA. Quien lo dude que investigue para al final sacar sus propias conclusiones.

Mientras tanto la viuda y su hija disfrutan de paseos y recorridos por el mundo, a costa del financiamiento del gobierno norteamericano y sus agencias de inteligencia.

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