A pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas Estados Unidos no cesa su guerra contra Cuba


Por Arthur González.

Con bombos y platillos fue recibido el primer vuelo a Cuba de una línea aérea norteamericana, algo que sin dudas pudiera incrementar el flujo de pasajeros a Cuba, especialmente de aquellos estadounidenses que solo se les permite hacerlo bajo una de las 12 licencias aprobadas por el Departamento del Tesoro, aunque Washington mantiene intacta su guerra contra Cuba.

La Casa Blanca fue precisa en su comunicado del 17.12.2014 al anunciar el restablecimiento de las relaciones con la Isla, cuando afirmó:

“Los cambios introducidos por nuestra nueva política potenciarán aún más nuestro objetivo de empoderar al pueblo cubano.

Nuestras políticas en materia de viajes y remesas están ayudando a los cubanos al brindarles nuevas fuentes de información, oportunidades de trabajar como autónomos y acceso a bienes de propiedad privada, además de fortalecer a la sociedad civil independiente.

Estas medidas servirán para fomentar aún más los contactos personales, respaldar con mayor fuerza a la sociedad civil en Cuba y seguir mejorando el intercambio de información entre los cubanos y el flujo de información hacia y desde la isla.

El Congreso de EE.UU. financia la programación de la democracia en Cuba para proporcionar asistencia humanitaria, promocionar derechos humanos y libertades fundamentales y apoyar la libre circulación de información en lugares en donde está restringida y censurada”.

Esa línea de trabajo es inamovible y no admite discusión en las reuniones bilaterales entre ambos países, algo que reiteran altos funcionarios del Departamento de Estado, como son el criminal bloqueo económico, comercial y financiero, la ley de Ajuste cubano y el financiamiento a la contrarrevolución interna.

Las aparentes mejoras introducidas son solo espejismos para crearle a los cubanos una imagen de bondad, pero, como reiteran los políticos yanquis, persiguen el objetivo de sembrar sus valores y trabajar en el desmontaje del socialismo que tanto le ha agriado la vida en los últimos 58 años a los Presidentes de Estados Unidos y directores de la CIA.

Con el afán de lograr sus propósitos Washington no escatima dinero y prueba de eso es el pago de cientos de miles de dólares a la contrarrevolución cubana, esa que se empeñan en denominar “disidencia”, a pesar de estar conscientes de que no es reconocida por el pueblo cubano y solo buscan obtener dinero fácil.birmania

El más reciente mal gasto de dinero fue el pago de un costoso viaje, desde Cuba hasta Birmania, de varios de sus asalariados, entre ellos la corrupta Berta Soler; Jorge Luis García Pérez, “Antúnez”; Antonio Enrique González-Rodiles; Laritza Diversent; Kirenia Yalit; Bernardo de Quesada Salomón, líder de una iglesia protestante no reconocida; Pablo Díaz y Eliécer Ávila.

El objetivo del viaje turístico fue que pudieran observar directamente la “transición a la democracia” que ha tenido lugar en ese país del sudeste asiático, después de tener un gobierno socialista.

El dinero para los 8 cubanos salió del presupuesto asignado al Instituto Internacional Republicano, dirigido por la CIA con fondos gubernamentales para enmascarar sus planes subversivos. Sigue leyendo