Para que no queden dudas

Arthur González

No hay nada mejor que un día tras otro para conocer la verdad y ese es el caso de Rosa María Paya Acevedo, hija del asalariado de los norteamericanos Oswaldo Payá Sardiñas, muerto en un accidente de tránsito cuando viajaba por las provincias centrales de Cuba, repartiendo dinero para acciones subversivas contra el Gobierno.El auto donde iba era conducido a acceso de velocidad por el líder de las juventudes del Partido Popular Español, Ángel Carromero, quien entregó miles de euros por órdenes de su jefa Esperanza Aguirre, todo lo cual prueba la injerencia en los asuntos internos de Cuba y la subordinación de la política del PP a Estados Unidos.

Rosa María y su madre, Ofelia Acevedo, ante la pérdida de la entrada estable de dinero, negociaron con funcionarios diplomáticos de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, un visado de refugiados políticos para toda la familia y a cambio se prestarían para el desarrollo de una campaña de prensa, donde culparían al gobierno cubano de ser el causante del fallecimiento de Payá Sardiñas, algo que ni la fiscalía española aceptó.

Ahora como prueba de quién dirigió a Rosa María en sus mentiras y acusaciones falsas contra las autoridades cubanas, salió a la luz pública su estrecha relación con el Senador Marco Rubio, republicano e integrante del núcleo central de la mafia anticubana radicada en Miami.

Todo quedó evidenciado cuando el citado Senador declaró que Rosa María era su invitada oficial para presenciar el discurso del presidente de Barack Obama, ante el Congreso del Estado de la Unión, ofrecido el pasado 20 de enero.

En sus palabras a la prensa, Marco Rubio repitió al dedillo el mismo cuento que recitara Rosa María desde que arribó a Miami el pasado año, algo no casual sino la línea estratégica diseñada en su intento desesperado por hacer realidad una mentira repetida muchas veces.

Curiosamente ninguno de los dos trajo a colación la negativa de la justicia española en aceptar esa falsa versión, y de dejar en libertad al homicida Ángel Carromero, quien aún cumple en España la sanción que le fuera impuesta por el tribunal cubano, juzgado ante su embajador y el cónsul general en la Isla, los que reconocieron públicamente la limpieza del proceso y que jamás Carromero les informó durante su estancia dentro de la sede diplomática, de presiones recibidas para que aceptara su culpabilidad.

Se conoce que los integrantes de la mafia terrorista anticubana, a la que pertenece Rubio junto a Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz Balart y Bob Menéndez, se oponen al cambio de línea política anunciada por el presidente Obama el pasado 17.12.2014, pues temen perder los millones de dólares que aprueba anualmente la Casa Blanca para su política anticubana.

Evidentemente esa mafia quiso premiar a Rosa María por su actuación durante todo este tiempo, que si bien no tuvo los resultados esperados, entre otras cuestiones por la imparcial actitud de la justicia española, sirvió para crear una matriz de opinión contra Cuba y sembrar dudas en algunas personas desconocedoras de la realidad y antecedentes de esa mafia miamense.

Por eso, mucha tenía razón José Martí al decir:

“Las verdades reales son los hechos”.