Lobos que pretenden pasar por inocentes ovejas.


Por Arthur González

El arresto de un ex diplomático yanqui los primeros días de diciembre del 2023, bajo la sospecha de ser un agente de la inteligencia cubana, desató una campaña mediática que busca impulsar a la Casa Blanca a no excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, con el fin de arreciar la guerra económica, comercial y financiera para ahogar al pueblo cubano.

El objetivo de esa guerra es provocar el desencanto y el desaliento en la población, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas, para que culpen al gobierno y se lancen a la calle.

El golpe para el FBI es muy fuerte, porque según la información divulgada, el ex diplomático estadounidense colaboraba con Cuba desde 1981 sin ser descubierto y llegó ocupar cargos de embajador de Estados Unidos en varios países, aunque desde hace varios años está jubilado del Departamento de Estado.

Rápidamente los congresistas de origen cubano por la Florida, Carlos Giménez y María Elvira Salazar, declararon:

“Se han destapado los tentáculos de la dictadura asesina de Cuba en Estados Unidos”. “La única misión del régimen de Cuba es dañar a Estados Unidos”.

Lobos feroces de larga data que ahora se transforman en dulces ovejas. ¡Qué los compren quienes no los conocen!

La historia del accionar de la CIA y el FBI contra Cuba es bien amplia y su misión principal es afectar la vida económica, política y social de la Isla para derrocar a la Revolución.

Sus actos demuestran el carácter injerencista y ausente de todo principio ético, algo que no solo hacen contra la Revolución cubana, sino en todo el mundo, incluidos a sus propios aliados, sin el menor escrúpulo.

Un ejemplo palpable de lo antes expuesto es la denuncia hecha por la jefa de Centro Nacional de Inteligencia de España, hace unos días, respecto al arrestoa finales del pasado mes de septiembre 2023, de dos oficiales de ese órgano de inteligencia, al descubrirse que colaboraban con la CIA en la entrega de información secreta. Los yanquis no respetan ni a sus aliados, algo demostrado con amplitud en las revelaciones de WikiLeaks.

Contra Cuba la lista de espías reclutados para trabajar con los Servicios de Inteligencia yanqui es muy larga y los golpes asestados por la seguridad cubana han dejado muy mal parados a los yanquis, como fue la denuncia en 1987 de decenas de oficiales de la CIA, sin que la prensa de Estados Unidos pudiera publicar una sola línea del descalabro, por órdenes del gobierno que presume de la “libertad de prensa”.

En octubre de 1959 llegó a La Habana Melvin Beck, jefe del equipo de América Latina en la División de la Unión Soviética, del Directorio de Planes de la CIA, con una visa de turismo. Su misión principal fue explorar la presencia soviética en Cuba y familiarizarse con el país; por ese motivo visitó el puerto de Cárdenas en Matanzas, para verificar y documentar fotográficamente el arribo de un buque soviético que cargaba azúcar cubana con destino a la URSS.

Se iniciaban las acciones de espionaje contra la Revolución cubana con el fin de intentar derrocarla.

Su tercera visita a La Habana se produjo el 24 de mayo de 1960, designado como diplomático en tránsito para ejecutar trabajos internos en la embajada de Estados Unidos en Cuba. La CIA decidió ubicar a un especialista en temas soviéticos que pudiera permanecer en Cuba un período más prolongado de tiempo.

Su actividad en tareas contra los soviéticos en Cuba, estuvo apoyada por otros oficiales de la CIA con experiencia que operaban desde la embajada, como fue el agregado naval auxiliar Phillip H. Klepak.

A partir de una información no verificada de la probable ubicación de la embajada de la URSS en La Habana, en julio el oficial Beck organizó una compleja operación clandestina, para instalar modernos medios técnicos de escucha dirigidos a distancia, en el penthouse del entonces Hotel Rosita, donde presupusieron podía estar el despacho del embajador soviético.

En esa misión lo asistió activamente el oficial CIA Robert Donald Wiecha, acreditado en la embajada yanqui como agregado político, quien había estado al frente del consulado en Santiago de Cuba. Este oficial CIA le facilitó el contacto con uno de los espías cubanos reclutados por la CIA, Alfredo Izaguirre de la Riva, sobrino nieto del ex propietario del Hotel Rosita, quien había entrado en contacto con Jack Steward, activo oficial reclutador de la Estación Local. En dicha operación también participó una secretaria de la Estación local de la CIA.

En el libro “Contendientes Secretos”, escrito años después, el oficial Beck relata las acciones ejecutadas para la instalación de los micrófonos, para la cual la CIA envió a Cuba dos experimentados oficiales de la División de Servicios Técnicos, llamados Claude y Ralph, quienes empotraron dos micrófonos y sus dos transmisores, en el techo de un salón del segundo piso del pent-house.

Esos modernos micrófonos serían operados por control remoto desde el apartamento del espía cubano, ubicado en el edificio colindante, Río Mar.

Aunque los micrófonos fueron instalados y su funcionamiento comprobado, la embajada de la URSS nunca fue ubicada en el Hotel Rosita.

El 14 de agosto de 1960 llegó a La Habana el oficial CIA Robert L. Neet, acreditado igualmente como funcionario en tránsito en funciones consulares. Su verdadera misión era la instalación de micrófonos en la agencia de prensa china SINJUA, ubicada en esa época en el apartamento 172 del Edificio del Retiro Médico, en el Vedado.

El oficial CIA Robert Wiecha, estuvo nuevamente involucrado en esta acción de espionaje.

La Estación local alquiló tres apartamentos en el mismo edificio, uno de ellos lo ocupó Carolin O. Stacy, secretaria del área administrativa de la embajada, el segundo fue para la secretaria del área económica Marjorie A. Lennox, ambas colaboradoras de la CIA, y el tercero lo rentó Wiecha, pero a nombre de Mario Nordio, ciudadano estadounidense de origen italiano, propietario de una academia de baile en La Habana, reclutado por el oficial CIA para dar cobertura y apoyo a la operación de espionaje.

Robert Neet, desde su arribo a Cuba residió con el oficial CIA Melvin Beck en el Country Club.

Para esa compleja operación, la CIA envió a la Isla a David Lemar Christ, jefe de la rama de operaciones de audio de la División de Servicios Técnicos de la CIA, fundador de la rama de física aplicada en esa División, considerado un innovador y promotor de la fabricación de equipamientos electrónicos transistorizados de última generación, quien estuvo apoyado por un equipo de especialistas de la División de Servicios Técnicos.

En 1956 Christ realizó trabajos de la CIA en Japón, Formosa y Corea. En 1957 en Berlín, Uruguay, Argentina, Chile y Panamá. En 1958 en Turquía, Pakistán, Grecia, Alemania y Bélgica. En 1959 en Inglaterra y Alemania. A principios de 1960 en México y en marzo del propio año en Marruecos, Grecia y Alemania.

Para no revelar su verdadera identidad, la CIA lo envió a Cuba como turista con falsa identidad, a nombre de Daniel Lester Carswell, con licencia de conducción de la ciudad de Nueva York, certificado de nacimiento de Pensilvania, y documentos que lo acreditaban como miembro de la Sociedad de Ingenieros de los Estados Unidos y de la Asociación de Oficiales de la Reserva de la Fuerza Aérea.

En su prepotencia subestimaron a los jóvenes órganos de la Seguridad de Cuba y caro les costó el error.

Para la instalación de los micrófonos, los técnicos yanquis perforaron el piso inferior del apartamento que ocupaba la agencia SINJUA. Al concluir la instalación, el oficial Wiecha le ordenó a Mario Nordio mudarse para el apartamento donde estaban los equipos de grabación, quien se encargaría de entregar diariamente las grabaciones a los oficiales de la Estación local.

Al culminar la operación,el oficial CIA Carswell/Christ, viajó a Estados Unidos a buscar los equipos necesarios para la segunda parte de la operación y retornó a la Isla con los técnicos Eustace H. Danbrunt y Edmund Konrad Taransky, bajo la fachada de ingenieros civiles, pero sus verdaderas identidades eran Thortón J. Anderson y Walter Szumisnky,de la División de Servicios Técnicos de la CIA.

El sabor del aparente triunfo les duró poco y el 15 de septiembre de 1960 fueron detenidos Carswell/Christ, Danbrunt/Anderson, Taransky/Szumisnky, Marjorie Lennox,Robert Neet y Mario Nordio.

Robert Neet y Marjorie Lennox se liberaron dada su condición de diplomáticos, pero el resto que tenían visa de turistas, quedaron detenidos, juzgados y sancionados.

Los oficiales Neet, Lennox, Carolyn Stacy, Robert Wiecha y Melvin Beck, abandonaron rápidamente el país.

La CIA intentó organizar sin resultados, una operación de rescate a través de la mafia italo-norteamericana, por la que ofreció hasta un millón de dólares para lograr la evasión de los oficiales prisioneros.

 ¿Cómo calificarían los congresistas yanquis María Elvira y Carlos Giménez, esta injerencia de la CIA en Cuba? ¿Quién es realmente un peligro? Cuba no ejecuta tales acciones ilegales contra Estados Unidos.

Muy conveniente sería que la prensa yanqui, especialmente la de Miami, publicara las operaciones ilegales llevadas a cabo por la CIA en Cuba, para que los estadounidenses tengan real conciencia de lo que hacen contra la Revolución y así comprender que Estados Unidos es quien afectan la seguridad nacional de Cuba y no viceversa, pues como dijera José Martí:

Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos”.

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