Estados Unidos violador de los derechos de los niños.


Por Arthur González.

La Declaración de los Derechos del Niño de 1959, seguida de la Convención sobre los Derechos del Niño, fue sometida a la aprobación, ratificación y adhesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la resolución 44/25, el 20 de noviembre de 1989 y entró en vigor el 2 de septiembre de 1990.

A diferencia de otras naciones, Estados Unidos se negó a ratificarla con variadas justificaciones. Por esa razón, cerca de 200,000 menores de 18 años de edad viven el drama de estar presos, incluso en cárceles para adultos.

Niños de 13 años son juzgados como adultos y sentenciados a morir en las cárceles sin tener en cuenta su edad, situación que demuestra la transgresión total de sus derechos, convirtiéndose en el máximo violador de los Derechos Humanos.

Para tener una idea de cuan violadores son, basta señalar que, en ese país, que se auto califica como el juez máximo de los derechos humanos en el mundo, sólo ocho de sus estados establecen una edad penal mínima superior a los 10años y cerca de la mitad no tiene establecida una edad mínima para juzgar y sancionar a los niños y niñas.

La pena de muerte fue instaurada a nivel federal a inicios del siglo XIX y cálculos conservadores afirman que hasta 1985, habían sido ejecutados 365 niños. A esta situación escalofriante se suman los casi 3 mil niños y niñas que cumplen condenas de cadena perpetua en pleno siglo XXI, más otros 2,500 reclusos que fueron condenados a esa misma pena cuando era aún menores de edad, de acuerdo con denuncias efectuadas por la organización Equal Justice Initiative (EJI, por sus siglas en inglés).

En 14 estados, los menores son tratados como si fueran mayores de edad, situación que conforma un escenario dantesco para esos niños y niñas, al ser violentados y mal tratados por la población reclusa de adultos.

A pesar de que la Organización de Naciones Unidas ha criticado a Estados Unidos, por ser el único país que impone cadenas perpetuas a menores de edad, jamás ha recibido una sanción ni aparece en ninguna lista de países violadores de los Derechos Humanos y tampoco el Parlamento Europeo, siempre “preocupado” por esos derechos en países que no son del agrado de los yanquis, ha aprobado una resolución condenatoria ante una total violación de los derechos de los niños.

La Convención de los Derecho del Niño, no ratificada por Estados Unidos, prohíbe la sanción de cadena perpetua para los menores de edad, y no menos de 132 países también rechazan esa sentencia.

Un ejemplo del irrespeto a los derechos de los niños en Estados Unidos, fue la ejecución de Scott Hain, mediante inyección letal el 3 de abril de 2003. El día anterior el Tribunal Federal de Apelación del distrito 10 de Denver, había decidido suspenderla, pero el Tribunal Supremo estadounidense revocó la suspensión de la misma.

Esa ejecución recibió el rechazo del Secretariado Internacional de la OMCT, World Organisation Against Torture, al considerar que la misma incumple las Normas Internacionales sobre los Derechos del Niño y expresó su preocupación por la suerte de otros 79 reos juveniles que están a la espera de ser ejecutados.

Un caso del pasado 21 de mayo del 2024, demuestra que en los Estados Unidos no hay respeto para los derechos de los niños, cuando la prensa de Miami divulgó la noticia de una menor de 13 años, encarcelada sólo por haber reportado al servicio de emergencias un falso tiroteo en la escuela secundaria Olsen en Dania Beach, aunque seguidamente dijo que estaba bromeando.

Como si se tratase de una criminal peligrosa, la niña fue trasladada al Centro de Evaluación de Menores para su procesamiento y pasará tras las rejas el 1ro de junio, Día Internacional de los Niños.

Así actúan cotidianamente los supuestos campeones de los Derechos Humanos del mundo, que sancionan a los demás como sí estuvieran investidos por la gracia divina.

Por eso José Martí afirmó: “Viví en el monstruo y le conozco sus entraña