Los verdaderos patrocinadores del terrorismo.


Por Arthur González.

Con la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca, se produjo un reforzamiento de la derecha ultra conservadora en Estados Unidos, la que dio lugar a programas específicos para derrocar, a toda costa, el sistema socialista y Cuba estuvo incluida entre las tareas diseñadas.

La guerra económica, comercial y financiera impuesta desde 1960, se reforzó para estrangular a la Isla y para eso Reagan incluyó a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, hecho que le impide a otros países, realizar un grupo de acciones económicas y financieras con aquellos que aparecen en dicha lista.

Los efectos no se sintieron tanto en aquel momento, porque el comercio de Cuba era en mayor medida con los países socialistas, bajo el Consejo de Ayuda Mutua Económica, CAME, aunque ciertas operaciones tuvieron obstáculos para su realización.

Barack Obama, cuando asumió la presidencia de Estados Unidos, aplicó otra variante de la política yanqui para desmontar el sistema socialista cubano, al aplicar las recomendaciones del Council on Foreign Relations, que tenía entre sus objetivos:

  1. Promover en Cuba los intereses y valores estadounidenses, con el fin de acelerar el día en que una Cuba plenamente democrática, pueda asumir una relación normal y amistosa con Estados Unidos.
  2. Medios que deben utilizarse para tratar de lograrlo y por tanto se propongan apoyar, alimentar y reforzar la sociedad civil que comienza a surgir en la Cuba de hoy (1999), de forma lenta, tentativa, pero persistente, bajo la concha del comunismo.
  3. Promover la Transición. La oposición de Estados Unidos a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política.

Por ese motivo, excluyó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, pero mantuvo la categoría de nación observada, aunque realmente esa decisión rebajó la implacable presión que representa estar en ese listado, confeccionado unilateralmente por los yanquis.

Sin embargo, poco antes de culminar su mandato, Donald Trump por presiones de los mafiosos cubanos asentados en el Congreso estadounidense, accedió a incluir nuevamente a Cuba en la lista de marras, en un contexto internacional bien diferente al que existía en 1982. Ahora las implicaciones económicas, comerciales y financieras son muy difíciles para un país pobre y sometido desde hace 64 años a esa despiadada guerra, que busca matar por hambre a un pueblo.

El verdadero propósito es provocar que la gente se lance a las calles, debido al cansancio acumulado de tantas penurias y termine en una guerra civil, para entonces desembarcar las tropas yanquis para “salvar” a la nación, igual que hicieron en la primera década del siglo XX.

Esa guerra económica, constituye parte del terrorismo de estado que practica Estados Unidos contra Cuba, a pesar del rechazo casi unánime de las naciones del mundo.

No se puede olvidar que desde el mismo año 1959, cuando triunfa la Revolución, la CIA con la anuencia de su gobierno, creó numerosas organizaciones contrarrevolucionarias y las abasteció de medios para ejecutar acciones terroristas en toda la Isla, con el fin de desplomar la economía y sembrar el pánico entre la población.

Los blancos de sus acciones fueron las industrias, las refinerías de petróleo, las plantas de generación eléctrica, los centros comerciales, los teatros y cines, escuelas, círculos infantiles, el ferrocarril y otros medios de transporte.

Para tener una idea clara de las acciones contra Cuba en esos primeros años, basta señalar que solamente desde el 28 de septiembre de 1960 hasta el mes de abril de 1961, según informes desclasificados, la CIA introdujo ilegalmente en Cuba 75 toneladas de explosivos y armamentos, mediante 30 misiones aéreas, más 46,5 toneladas en 33 misiones de infiltración marítima, para abastecer a grupos terroristas urbanos y bandas de alzados en zonas montañosas, creadas, entrenadas y financiadas por la propia Agencia Central de Inteligencia.

Un amplio y detallado informe confeccionado por el coronel Jack Hawkins, jefe de la sección de personal paramilitar en el centro de operaciones de la Fuerza de Tarea de la CIA, reconoce:

“Durante el período comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos, donde se colocaron más de 200 bombas. Se descarrilaron 6 trenes, se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba durante una semana, como resultado de un ataque sorpresivo desde el mar.  Se provocaron más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluidas 21 viviendas de comunistas y 800 incendios en plantaciones de caña de azúcar”.

“Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba, entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares e infiltraron y sacaron a un gran número de personal”.

Años después continuaron sus actos terroristas contra los hoteles y centros comerciales destinados a prestar servicio a los turistas. Además, ejecutaron decenas de acciones contra embajadas cubanas y empresas comerciales en el exterior y asesinatos de funcionarios cubanos destacados en varios países.

En 1975, la CIA reconoció oficialmente ante el Congreso, su participación en planes de asesinato a Fidel Castro Ruz, lo que prueba fehacientemente quién es el mayor terrorista en el mundo.

La introducción de enfermedades contra el pueblo y la fauna, unido a las plagas contra la flora de la isla para afectar sus cosechas, no permiten dudas de la esencia terrorista de Estados Unidos.

Cuba jamás ha realizado nada semejante, pero los yanquis con sus mentiras y campañas mediáticas, pretenden acusarla como un pretexto más para causar hambre y desesperación, mediante el desencanto y el desaliento del pueblo, vieja aspiración para que se lance a las calles con el objetivo de destruir a la Revolución.

El pueblo cubano sabe que están en juego su libertad y soberanía, por eso resiste unido a pesar de las dificultades, en gran medida provocadas por el mayor terrorista del planeta.

No se equivocó José Martí cuando expresó:

“Cuando se lucha por la existencia de la patria, la división y la rivalidad son crímenes”

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