Rosa María Payá la que vendió su alma a los yanquis.


Por Arthur González.

Mucho se habla en la prensa de derecha sobre Rosa María Paya Acevedo, hija de uno de los asalariados de Estados Unidos en Cuba, que murió en un accidente de tránsito cuando viajaba en un auto conducido a exceso de velocidad por el español Ángel Carromero, repartiendo dinero del Partido Popular Español a la contrarrevolución fabricada por los yanquis, acción que prueba fehacientemente la injerencia en los asuntos internos cubanos y la incitación a desórdenes públicos.

Al ver cortada la entrada de dinero proveniente de Estados Unidos debido a muerte del padre, Rosa María y su madre Ofelia Acevedo, aceptaron apoyar la campaña diseñada por los yanquis, de acusar a las autoridades cubanas del accidente y a cambio recibirían un visado del programa de refugiados políticos para todo el núcleo familiar, de los que asigna el Departamento de Estado.

La mentira construida sobre el hecho se destruyó al ser enviadas a España para presionar a su gobierno, con el fin de que apoyaran la versión made in USA, pues las cortes judiciales españolas no aceptaron la acusación contra Cuba, al validar el juicio celebrado en la Isla y reafirmar que Carromero era el verdadero responsable del homicidio.

No obstante, Rosa María y su madre tuvieron que seguir con el guion por el que recibieron los beneficios de residir en Estados Unidos y han continuado con la mal trecha historia, pero la vida se encarga de poner el punto sobre la i, demostrando que todo es parte del complot anticubano, pues sus gastos van a la cuenta del Departamento de Estado, quien paga las facturas de sus visitas a países europeos y latinoamericanos, donde es recibida por dirigentes subordinados a la política yanqui, entre ellos José María Aznar del Partido Popular, condecorado en Miami por haber impuesto la Posición Común Europea contra Cuba, en 1997.

La evidencia de que Rosa María vendió sus sentimientos por dinero, fue su presencia el pasado 20 de enero de 2019 en la Convención del Partido Popular español, celebrada en Madrid.

Ella fue enviada nuevamente por el Departamento de Estado, dirigido actualmente por el ex director de la CIA, para hablar mal de Cuba, como si ella fuese un personaje de la política internacional, algo que no es, ni tiene avales para ello.

Durante su intervención en el conclave afirmó en la Isla, durante los sesenta años de la Revolución, hay una marcada “falta de libertades”, algo que se contradice con su residencia legal en La Habana, adonde entra y sale sin la menor dificultad, a pesar de las provocaciones que hace en cada viaje, estatus que refuta su condición de “perseguida política” en Cuba.

Como muestra de agradecimiento a uno de sus padrinos, tuvo palabras de elogio para el ex mandatario José María Aznar, y quizás hasta compartió alguna cena con el asesino de su padre, Ángel Carromero, porque si de algo carece Rosa María es precisamente de escrúpulos.

Lastimoso su discurso en el cual no se escuchó un solo reclamó para los derechos de españoles, franceses, africanos, palestinos y los millones de latinoamericanos que son víctimas del sistema capitalista y tienen que lanzarse a las calles a protestar por mejoras salariales, la salud pública, la educación, la rebaja de altísimos impuestos y el reclamo de jubilados por el aumento de sus pensiones, recibiendo una salvaje represión con porrazos, potentes chorros de agua fría, gases lacrimógenos y arrestos arbitrarios, solo por exigir una vida mejor, algo que no sucede en la Cuba socialista.

Esos ciudadanos si requieren de una solidaridad globalizada para evitar el incremento de la pobreza, que según los organismos de la Naciones Unidas aumenta por años, matando niños que pudieran tener una mejor existencia sin el capitalismo salvaje que los oprime sin piedad.

De quien vendió su alma por el dinero de los yanquis no se puede esperar más que odio, al ver saludable a la Revolución que lleva 60 años resistiendo agresiones. Al final la vida le pasara factura como a hace con personas de similar calaña, porque como afirmó José Martí:

“El odio mira como a un criminal a la cordura”

Ley de Ajuste Cubano, vestigio de una política fracasada


Por Arthur González

Hay quien dice que los seres humanos son animales de costumbres y por eso les cuesta tanto cambiar, aunque sea para mejorar, y así les ocurre a los que en Miami viven del cuento de ser «exiliados políticos», cuando todo el mundo conoce que muchos son prófugos de la justicia, por haber cometido crímenes horrendos durante la dictadura de Fulgencio Batista.

Entre los que más manchadas de sangres tienen sus manos están Conrado Carratalá Ugalde, Luis Alberto del Río Chaviano, Mariano Faget Dímanos con sangreaz, Irenaldo Remigio García Báez, Pilar Danilo García García, Rolando Masferrer, Julio Laurent Rodríguez y Lutgardo Martín Pérez Molina, entre otros cientos reclamados oficialmente por Cuba, aunque las autoridades estadounidenses denegaron su extradición para ser juzgados por los asesinatos cometidos.

Ese grupo de criminales recibió de inmediato un tratamiento de «refugiados políticos» a su llegada a Estados Unidos, muchos de ellos de forma ilegal, siendo protegidos bajo el “Cuban Refugee Program” aprobado en 1961 por el presidente John F. Kennedy, destinado a facilitar la integración de los “exiliados” de la isla.

El pretexto político “fue ayudar a toda persona que supuestamente huía del régimen comunista”, situarlos en las mejores condiciones posibles para adaptarse a ese país y disponer de un mejor nivel de vida, con el fin de comprometerlos con los planes agresivos que diseñó la CIA contra la Revolución.

Ese programa duró 15 años y  costó 727 millones de dólares al tesoro estadounidense.

El 28 de junio de 196justicia2, el gobierno norteamericano aprobó la Ley Pública 87-520, bajo el nombre de “Ley de Migraciones y de Asistencia a los Refugiados”, la cual restringe la definición de refugiado solo al Hemisferio Occidental, en evidente preferencia para los cubanos.

Estimados del Centro de Refugiados Cubanos señalan que entre 1963 y 1965 arribaron unos 10 mil 536 emigrados, a los que se les consideró “Bajo Palabra” por entrar de forma ilegal a los Estados Unidos.

Según cálculos de las autoridades migratorias, desde el 1ro de enero de 1959 hasta 1965, existían 258 mil 317 cubanos que arribaron a Estados Unidos ilegalmente y por tanto carecían de un estatus legal, lo que obligó al Presidente, Lyndon B. Johnson, a aprobar el 2 de noviembre de 1966 la Ley Pública 89-732, conocida como “Cuban Adjustment Act”.

Dicha ley cambió el estatus jurídico de los cubanos, de Parole a “refugiados políticos”, y por tanto beneficiados automáticamente con la obtención del permiso de trabajo y la posibilidad de solicitar la residencia permanente a los 366 días de haber ingresado a ese país, sin formalidades particulares.

Pasados 55 años, algunos políticos estadounidenses reconocen que hay promover la igualdad entre los inmigrantes cubanos y los de otros países, algo que de ejecutarse derrumbaría una de las más graves mentiras diseñadas contra la Revolución cubana para satanizarla.

Uno de los que promueve en el Congreso un proyecto de ley para eliminar la llamada Ley de Ajuste Cubano, es el congresista republicano por Arizona, Paul Gosar, pero seguramente encontrará una fuerte oposición de los integrantes de la mafia terrorista anticubana, hijos de los asesinos batistianos que buscaron refugio seguro en Estados Unidos desde 1959, los que trataran de impedirlo.

Si lo lograra, sería junto a la Guerra Económica, la muerte definitiva de una política caduca y criminal a la que han sometido por más de medio siglo al pueblo cubano, sin poder someterlo y quitarle el derecho a escoger el régimen político por el que lucharon.

Esa victoria a la resistencia de Cuba estaría en consonancia con lo expresado por José Martí, cuando sentenció:

“Y eso cuestan todos los triunfos: sangre, de las venas o del alma”.

Los que no tienen apoyo


Arthur Gónzalez

cubanos-en-madridCon marcada orfandad, un grupo de cubanos de los clasificados como “disidentes” mientras residían en Cuba y que fueron recibidos en Madrid como Sigue leyendo

Como se construye una campaña mediática.


Arthur González.

Los Servicios Especiales Norteamericanos tienen una amplia experiencia en fabricar campañas de prensa y cuentan con el personal calificado para ello, así lo demuestra la historia en el último medio siglo. Sigue leyendo

El extraño temor de la viuda de Payá Sardiñas.


Arthur González.

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