No había armas químicas en ninguno de los tres objetivos bombardeados en Siria.


Por Arthur González.

Especialistas de la , confirmaron que, en los objetivos bombardeados en Siria el 14 de abril 2018, por los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, no había evidencias de armas químicas, confirmándose una vez más el crimen ejecutado por esas potencias, mediante mentiras inventadas con la complicidad de los medios de prensa oficialistas.

Sin pruebas ni evidencias de la existencia de tales armas, los tres jefes de gobierno autorizaron el ataque a Siria, los que debería ser juzgados en un tribunal internacional, similar al conformado después de la 2da Guerra Mundial contra los nazis.

George W. Bush, Barack Obama, Donald Trump, unidos a los ex presidentes Anthony Blair de Gran Bretaña, el francés Nicolás Sarkozy y José María Aznar de España, son tan criminales como los jefes nazis juzgados y sancionados por el tribunal de Núremberg.

Suman cientos de miles los muertos inocentes por las guerras injustificadas en Afganistán, Irak, Libia y Siria, iniciadas con pretextos fabricados para permitir la entrada de las tropas que arrasaron con ciudades enteras, que antes tuvieron esplendidas y modernas capitales, donde sus pobladores vivían felices y en paz.

Las campañas de falsedades construidas por la prensa occidental que responde a los servicios de inteligencia, acomodaron a la opinión pública internacional y la de sus propios países, para que aceptaran las invasiones imperialistas, que además dejaron miles de muertos entre los soldados atacantes, mutilados y enfermos mentales de por vida.

Hoy se conoce que Irak no tenía armas químicas como aseguraron los yanquis con el general Colin Powell al frente, y que todo fue un burdo pretexto creado maquiavélicamente para poder apoderarse de los pozos de petróleo, repartirse la reconstrucción, mediante jugosos contratos para las industrias y compañías yanquis, del país que ellos mismos destruyeron, obteniendo ganancias multimillonarias.

El caso de Siria es similar a los otros, con la diferencia que Estados Unidos encontró una resistencia popular férrea que apoya mayoritariamente a su presidente Bashar al Assad, a pesar de no ser del agrado de Washington por su cercanía ideológica con Moscú.

Por ese motivo, invadieron una parte del país y conformaron el ejército terrorista que no ha podido vencer al ejército sirio, no obstante, de los miles de millones de dólares aprobados por la Casa Blanca para ese fin.

¿Qué dirán ahora los “muy preocupados” ministros del Consejo de la Unión Europea, que siguieron servilmente a Estados Unidos, como hicieron las ratas a los acordes del flautista de Hamelin?

¿Podrán mirarles a los ojos a sus hijos sin tener el cargo de conciencia de que dieron el visto bueno al asesinato de niños como los de ellos, o los que quedaron huérfanos por las bombas norteamericanas, francesas e inglesas?

Tienen muy poca moral los que se arrodillan a los pies del tío Sam, representado en estos momentos por Donald Trump, quien, como si fuera Adolfo Hitler, ordena ataques contra Damasco para demostrar de lo que es capaz de hacer con tal de conquistar a Siria.

Tal parece que el mundo ha regresado al siglo XV cuando las potencias de España, Portugal e Inglaterra, se repartieron el nuevo mundo, saquearon sus riquezas e impusieron la esclavitud, robándose a los africanos para obligarlos a trabajar despiadadamente.

Después hay que aguantar sus discursos huecos y ausentes de ética, acusando a los países que no le besan las botas de violar los derechos humanos, a los que intentan doblegar con campañas tendenciosas, retomando al pie de la letra las ideas del ex director de la CIA, Allen Dulles, cuando en 1953 afirmó:

“…Gracias a su diversificado sistema propagandístico, Estados Unidos debe imponerle su visión, estilo de vida e intereses particulares al resto del mundo, en un contexto internacional donde nuestras grandes corporaciones transnacionales contarán siempre con el despliegue inmediato de las fuerzas armadas, en cualquier zona, sin que le asista a ninguno de los países agredidos el derecho natural a defenderse”.

La más reciente acción de la Unión Europea es la solicitud de ayuda internacional para la reconstrucción de Siria, cuando el máximo responsable es Estados Unidos, quien conformó el ejército terrorista, le dio el armamento, uniformes, alimentación y los sistemas de comunicaciones y llevan seis años destruyendo ciudades completas, incluidas zonas declaradas como patrimonio de la humanidad, sin ser condenados por los organismos de la propia UE.

La trampa sigue presente porque Estados Unidos y sus aliados europeos, pretenden que Siria acepte las condiciones que le quieren imponer, siendo la primera, la salida del gobierno del presidente Al Assad, quien fue elegido democráticamente por su pueblo. Los yanquis seguirán con ese objetivo, aunque para ello tengan que arrasar con todo el país y malgastar millones de millones de dólares.

Siria resiste y no negociará su soberanía; solo su pueblo es responsable de decidir qué presidente desean para dirigir los destinos del país.

Estados debería interiorizar lo como sabiamente sentenció José Martí:

“No debe perderse tiempo en intentar lo que hay fundamentos sobrados para creer que no ha de lograse”