Otra farsa yanqui.


Por Arthur González.

Los Estados Unidos no cesan mentir y para eso venden la imagen de ser “solidarios y humanos”, a pesar de que solo siembran terror, la muerte, división, chantaje y amenazas, a quienes no obedecen sus órdenes.

Sobran los ejemplos de ese accionar bajo y prepotente, pero en estos meses, en que ellos y el resto del mundo enfrentan la pandemia de la Covid-19, se hace más patente, en especial ante los reclamos de la ONU y de muchos países, para que levanten las sanciones injustamente aplicadas a Cuba, Venezuela, Irán, Siria y Rusia, para que estas naciones puedan adquirir, pagar y transportar equipos médicos, medicinas y medios de protección para sus poblaciones enfermas y para el personal de la salud que trabaja afanosamente para salvar vidas.

La crueldad de los yanquis es inconmensurable, demostrada en sus deseos de regocijarse ante la muerte de ciudadanos de estados que no se arrodillan ante sus exigencias imperiales. Por eso se oponen al reclamo mundial para el levantamiento de dichas sanciones, lo que manifiesta que, ni les importan los derechos humanos ni desean ayudar a los pueblos, como dicen en sus hipócritas declaraciones.

Ante el incremento de las peticiones, incluidas las del Papa Francisco y el secretario general de la ONU, los yanquis han tratado de vender una imagen de falsa sensibilidad y de ahí que, después de tres meses de pandemia, el Departamento del Tesoro emitiera un comunicado, el pasado 16 de abril 2020, donde afirma:

Los programas de sanciones administrados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros(OFAC), permiten de un modo general, el comercio humanitario legítimo, la asistencia o las actividades en el marco de las leyes y regulaciones existentes” […] “La regla temporal es efectiva desde el 7 de abril de 2020 hasta el 10 de agosto de 2020”.

Una farsa más para hacerle creer a los tontos, que son sensibles y humanitarios, cuando en realidad las trabajas y sanciones se mantienen inalterables.

De acuerdo con la información oficial publicada en el caso de Cuba, la madeja de sanciones de la guerra económica, comercial y financiera, continua, por lo cual es casi imposible adquirir nada.

Las llamadas “flexibilidades” expresan textualmente:

“Estados Unidos se compromete a garantizar que la asistencia humanitaria continúe llegando a las poblaciones en riesgo, a través de canales legítimos y transparentes, a países de todo el mundo que luchan contra la enfermedad Covid-19”.

“Los programas de sanciones administrados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, generalmente permiten el comercio, la asistencia o la actividad legítima relacionada con la asistencia humanitaria, según las leyes y regulaciones existentes”.

“OFAC alienta a aquellos interesados ​​en proporcionar dicha asistencia durante la crisis de la Covid-19, a que aprovechen las exenciones, excepciones y autorizaciones de larga data relacionadas con la asistencia humanitaria y el comercio disponibles en muchos programas de sanciones de los Estados Unidos”. […]

En todos los casos y Cuba en particular, buscan vender una cierta “flexibilidad” de las sanciones impuestas desde 1961, que persiguen matar por hambre y enfermedades al pueblo, y al leerlas se percibe que todo está igual, y las solicitudes deben ser analizada caso a caso, lo que al final impide toda adquisición, transacción bancaria y su transporte, aéreo o naval, hacia la Isla.

Esto se hace patente en el propio Comunicado, al asegurar:

“El embargo a Cuba se dirige al régimen comunista de Cuba, que durante décadas ha oprimido al pueblo cubano y no ha logrado satisfacer sus necesidades más básicas”. Sigue leyendo

Washington aprovecha el Covid-19 para estrangular más a Cuba y Venezuela.


Por Arthur Gonzalez.

Por estos días en que la pandemia del Coronavirus ataca al mundo, Estados Unidos ejecuta acciones para estrangular aún más a Cuba y Venezuela, con la ilusión de derrocar sus procesos revolucionarios que tanto los agria, al constatar que su guerra económica, comercial y financiera, no logra indisponer a los pueblos contra sus gobernantes.

Muchas voces se unen para solicitarle a Estados Unidos que levante su criminal bloqueo y permita que ambos países puedan comprar medicinas y equipos imprescindibles para salvar vidas, pero los yanquis se niegan a aceptar los reclamos y aduce que es falso que ellos impidan tales compras, como si la gente fuera tan bruta que no conocieran las crueles medidas que lo impiden.

Desvergonzadamente el 16 de abril 2020, el Departamento del Tesoro afirmó en un comunicado:

“Nuestra política de sanciones contra los gobiernos de Cuba y de Venezuela permiten la ayuda humanitaria y el comercio para combatir la Covid-19”. Argumento que refutaron La Habana y Caracas, por ser falsos y sin pruebas.

Recientemente una donación para Cuba de la empresa privada china Alibaba, no pudo llegar a la Isla porque el transportista adujo que podía ser multado por violar las regulaciones establecidas en la Ley Torricelli y Helms-Burton. Las autoridades cubanas explicaron que, por esa guerra financiera, los bancos internaciones se niegan a efectuar transacciones para los pagos de las medicinas que Cuba necesita, viéndose obligados a sortear mil trabas para poder adquirirlas.

Palabrerías de bajo costo emplean los funcionarios yanquis para confundir a quienes no dominan las regulaciones legales, pero al final siempre se descubren sus verdaderos planes, porque resulta imposible ocultarlos, como las afirmaciones de Michael Kozak, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, quien dijo:

El embargo tiene como objetivo al régimen comunista que durante décadas ha oprimido el pueblo de Cuba”.

La pregunta es, si no dejan entrar medicinas y alimentos ¿a quién perjudican, a los gobernantes o la población que se ve impedida de adquirirlos?

Sus argumentos de que “el Bloqueo es contra el gobierno comunista” no engañan a los cubanos, porque son los ciudadanos de a pie quienes sufren la escasez, con el objetivo calculado de que estos culpen al sistema socialista de ineficiente, algo que no han logrado en 60 años, porque la gente común sabe leer y escribir y conoce perfectamente el nudo gordiano de leyes aprobadas contra Cuba y el esfuerzo del gobierno para mantener las necesidades básicas cubiertas, a pesar de esa guerra económica.

Con Venezuela ejecutan similar receta, por eso el Departamento del Tesoro declaró hace pocos días que la guerra económica “está diseñada para limitar las fuentes de ingresos para el régimen de Nicolás Maduro”.

Pero no es el Presidente quien se afecta, si no su pueblo.

El diseño lo publican descaradamente al afirmar:

“Este programa es una forma de responsabilizar a aquellos que se interponen en el camino de restaurar la democracia en Venezuela, asegurando un flujo de bienes humanitarios y servicios al pueblo de Venezuela”.

O sea, Estados Unidos embarga bienes venezolanos en el exterior, incluidos los fondos depositados en bancos yanquis y en otros países, impide la venta de suministros para el pueblo y es Nicolás Maduro el responsable.

Por eso es que fracasan y su títere Juan Guaidó, pasado más de un año de su auto proclamación como presidente de Venezuela, no tiene apoyo popular alguno.

Siempre se dice que se detecta primero a un mentiroso que a un cojo y así se puso de manifiesto el pasado año cuando Mike Pompeo, Secretario de Estado y ex director de la CIA, respondió varias preguntas con relación a Cuba y América Latina, donde afirmó descarnadamente los verdaderos propósitos que persigue Estados Unidos contra el pueblo cubano, para intentar que los ciudadanos se lancen a las calles a protestar, tal como hicieron en Polonia y Alemania.

En esas declaraciones Pompeo confesó la crueldad de la política yanqui al reconocer: Sigue leyendo

Los verdaderos intransigentes.


Por Arthur González.

 

Es usual escuchar que Cuba y su gente lo politizan todo, pero la vida explica las razones.

Desde el propio año 1959 Estados Unidos se encargó con sus políticas hostiles al proceso revolucionario, de convertirlo todo en intransigencia ideológica, iniciando una guerra en ese sentido que se mantiene e intensifica cada día.

Hay quienes olvidaron esa etapa o no la conocieron, pero basta recordar que fueron los yanquis quienes calificaron a los esbirros y asesinos del dictador Fulgencio Batista, como “refugiados políticos” y a todos los que arribaban a territorio de Estados Unidos, decían que “huían del comunismo”, situación que persiste respaldada por la conocida Ley de Ajuste Cubano, construida especialmente para politizar la emigración proveniente de la Isla.

La guerra económica, comercial, financiera y biología que ejecutan desde hace 60, persigue el fin de hacer fracasar el sistema socialista, a la par que desarrollan campañas psicologicas, haciéndole creer al mundo que el socialismo es incapaz de satisfacer las necesidades del pueblo y que solo el capitalismo es quien lo logra, como si las personas fuesen ignorantes que no ven lo que acontece a diario en países con economías capitalistas, donde crece la pobreza sin tener un sistema socialista.

Los propios tanques pensantes del Council on Foreign Relations de Estados Unidos, dicen:

“La oposición de Estados Unidos a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

Por eso, toda la estrategia de ellos se encamina a evitar el desarrollo normal y exitoso de la economía socialista cubana, lo que ha conllevado a una emigración permanente de ciudadanos que buscan elevar su nivel de vida, pues en su país no lo pueden obtener, no porque el socialismo sea un fracaso por sus errores, como quieren hacerle creer a las masas, sino, en la mayor parte, por sus acciones de guerra económica y financieras.

A su vez, las acciones de la CIA se encargan de hacer lo suyo, mediante operaciones de Acciones Encubiertas, el reclutamiento de agentes secretos ubicados en sectores claves de la economía y la política de Cuba, para obtener información e impedir que los planes se incumplan adecuadamente, como hacían los 27 supuestos colaboradores secretos que tenía la CIA y fueron descifrados en 1987, quienes relataron por la TV todas sus actividades, los requerimientos informativos y orientaciones para sabotear la economía y los servicios de la Revolución socialista.

Las más recientes sanciones impuestas a Cuba son otro ejemplo de los propósitos de ahogar la economía, pero insistiendo en estimular la propiedad privada, como fórmula mágica para el desarrollo, pues desmontar el socialismo desde adentro es el sueño que aspiran a materializar.

Nadie olvide lo que afirma la CIA en sus análisis sobre Cuba, cuando aseguran:

“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre….  estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

¿Quién en verdad lo politiza todo?

Prueba de que son los mismos yanquis quienes sostienen una politización ideológica intransigente, es la nueva regulación sobre aquellas personas que desean visitar los Estados Unidos, a quienes el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) los obliga a entregar información de sus cuentas en las redes sociales y los nombres de los usuarios en los últimos cinco años.

Con el resultado de esa recopilación de información los órganos de Seguridad de Estados Unidos, determinará si un individuo representa un “riesgo” para la aplicación de la ley o la Seguridad Nacional de Estados Unidos.

Nadie escapará al escrutinio del DHS, al incluir los sitios de Facebook, Instagram, Reddit, Ask.fm, Weibo, Myspace, YouTube y LinkedIn.

El verdadero propósito es no admitir la entrada de personas que tengan una forma de pensar diferente a la de los yanquis, violando los derechos de libertad de pensamiento, expresión, religiosos y otros, contradiciéndose con las campañas que hacen a diario para acusar a Cuba y a otros gobiernos no aceptables para Estados Unidos.

Para darle un viso legal a esa ideologización extremista y fanática, aprobaron en el 2017 una orden ejecutiva que implementa niveles similares de investigación y recopilación de información, requeridas para ingresar a territorio de Estados Unidos y los beneficios de inmigración recogidos en nueve programas, entre ellos los servicios de Ciudadanía e Inmigración, solicitudes de naturalización y asilo, además de tres formularios de Aduanas y Protección Fronteriza, para exenciones de visas, actualizaciones de visas y el Sistema Electrónico para Autorización de documentos de Viaje.

Lo obsesión yanqui por perseguir a quienes no piensen como ellos, llega a tal punto que los Servicios de Ciudadanía e Inmigración, pretenden contar con una base legal que les posibilite abrir cuentas con falsa identidad en las redes sociales, para obtener información de aquellos usuarios que manifiesten posiciones diferentes a las que desea Estados Unidos.

Es tan frenética la intransigencia político ideológica yanqui, que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, en su reciente medida sobre el recorte de las remesas familiares que se envían a Cuba, volvió a reiterar la prohibición de enviarle dinero desde Estados Unidos, a los familiares de personas que ocupen altos puestos en el Gobierno y el Partido Comunista, pero añadió ahora el veto para los familiares cercanos, incluidos hijos, padres, abuelos, primos y tíos, al mejor estilo empleado por el presidente George W. Bush.

Ante esa realidad que golpea a los cubanos, ¿cómo despojarse del tema político ideológico ante cada medida que se adopte en Cuba, si los mismos yanquis obligan a esa forma de pensamiento?

Por conocerlos desde adentro, expuso José Martí:

“Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que se apartan más de los Estados Unidos”

 

La doble moral de Donald Trump.


Por Arthur González.

Para que todos sepan la doble moral que tiene el actual inquilino de la Casa Blanca, el pasado mes de abril 2019, Donald Trump y tres de sus hijos, Donald Jr., Ivanka y Eric, más y su empresa la Trump Organization, interpusieron sendas demandas a los bancos Deutsche Bank de la República Alemana y al Capital One, de propiedad estadounidense.

El motivo de las mismas es impedir que los bancos entreguen informaciones sobre sus finanzas personales, a dos Comités de la Cámara de Representantes, situación a la que dichas entidades bancarias están obligadas debido a un requerimiento judicial presentado en la Corte del distrito sur de New York.

El Clan Trump trata de impedir, por todos los medios, la investigación que llevan a cabo los demócratas en la Cámara de Representantes

El contenido de la demanda de los abogados de los Trump, se hizo público y ha permitido conocer que en la misma alegan que la solicitud de información “no tiene ninguna legitimidad ni fin legítimo y ha sido emitida por los demócratas con un objetivo político”.

El Deutsche Bank, a través de su portavoz, Kerrie McHugh, declaró que “están comprometidos en brindar la información correspondiente para todas las investigaciones que han sido autorizadas y ellos cumplirán con las órdenes judiciales”.

La negativa del Clan Trump pone en evidencia la doble moral yanqui, que mientras obstaculizan las informaciones sobre sus finanzas, aprueban anualmente altos presupuestos para que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, se ocupe de exigirle a los bancos de todo el mundo, información sobre las transacciones que ejecutan con entidades cubanas, incluso para pagar las cuotas de los organismos internacionales, entre ellas las de Naciones Unidas, todo eso con un fin político.

Precisamente en el 2014 bajo la administración de Barack Obama, la OFAC solicitó al Deutsche Bank, información concerniente a los pagos en dólares efectuados por sus instituciones, provenientes o hacia Cuba.

En 2015 el banco alemán Commerzbank, fue obligado a pagar a varias autoridades estadounidenses 1,196 millones de euros (1,452 millones de dólares) por haber realizado transacciones con empresas de Cuba. Otras compañías comerciales alemanas como Siemens, Daimler y Deutsche Telekom, recibieron advertencias de la OFAC para que no ejecutaran ninguna acción financiera con la Isla.

Ante tales imposiciones imperiales, el abogado y profesor de Derecho Internacional en Düsseldorf, Siegfried Elsing, declaró en ese momento:

En Estados Unidos existe la tendencia de imponer sus propias leyes y un banco que actúa a nivel global, no puede evitar a Estados Unidos, por eso hay que someterse ante ellos”.

Con anterioridad la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), había multado a una de las sucursales del banco alemán Commerzbank, situada en Nueva York, por respaldar transacciones con entidades cubanas, que violan la guerra económica, comercial y financiera que Estados Unidos impone a la Isla desde hace más de medio siglo.

La multa más alta aplicada por los yanquis a bancos extranjeros que mantienen relaciones con Cuba, la recibió en 2015 bajo el gobierno de Obama, el BNP Paribas, el mayor banco de Francia, por un total de 10 mil millones de dólares, rebajado a 8 mil 834 millones de dólares después de un largo proceso de conversaciones entre París y Washington.

Adicionalmente, dicho banco fue sancionado a no realizar operaciones en dólares durante un año, especialmente en el sector del petróleo y el gas, demostrando con ese proceder que Estados Unidos está por encima de lo regulado en derecho internacional, al imponerles sanciones por comerciar directamente con Cuba a naciones soberanas.

Con esos antecedentes, es posible que el banco alemán entregue los requerimientos solicitados por la Corte de New York respecto a las cuentas del Clan Trump, como desquite por las multas y presiones políticas que reciben las entidades alemanas, pues como afirmó José Martí:

“La historia salda cuentas”.