Los yanquis y su mafia de Miami no saben que más hacer contra Cuba.


Por Arthur González.

Amargados por sus fracasos permanentes durante 60 años, los mafiosos terroristas de Miami, siguen cocinándose en su veneno y por eso acaban de aprobar una resolución, al mejor estilo de los nazis, contra el arte proveniente de Cuba, algo increíble en el siglo XXI.

La mencionada resolución fue presentada por el alcalde, Francis Suárez y por el comisionado Manolo Reyes, para impedir el intercambio cultural con artistas residentes en Cuba, elevándola al Congreso de Estados Unidos para que formule una ley que permita, a los estados y gobiernos locales, prohibir la contratación de artistas que vienen de Cuba.

El odio de los hijos y nietos de esbirros del dictador Fulgencio Batista es tal que no soportan la auténtica cultura cubana, esa con sabor a ron y tabaco, copiada en Miami por los que un día abandonaron su patria, pensando que la Revolución no duraría 6 meses y llevan ya 60 años sufriendo sus derrotas.

A esos mafiosos les duele que los cubanos de la Isla bailen, canten y gocen con felicidad, a pesar de estar sometidos a una extrema guerra económica, comercial, financiera y biológica, durante más de medio siglo, que no ha podido doblegar a todo un pueblo que disfruta su soberanía e independencia de los Estados Unidos.

La realidad los golpea, porque a pesar de sus planes para convertir a los artistas cubanos que actúan en Miami, en agentes transmisores de sus ideas subversivas, regresan a la patria satisfechos de ofrecer un arte de calidad, al estar formados en prestigiosas escuelas de la Isla, donde estudian gratuitamente, pintores, escultores, bailarines, actores y músicos, algo que no tienen otros países del aérea.

Personajes que se buscan la vida en Miami atacando a la Revolución, como Willy Chirino, Los Tres de La Habana, Amaury Gutiérrez, y el ex congresista Lincoln Díaz-Balart, ahijado del dictador Fulgencio Batista, dieron su apoyo a dicha resolución.

Sin contar con los ciudadanos de Miami, que sí disfrutan del arte cubano, los defensores de la llamada “democracia representativa”, adoptan decisiones sin tomar en cuenta la verdadera voluntad popular, situación que se les revertirá en las próximas elecciones presidenciales en las que Donald Trump aspira a ser reelegido.

Ese anhelo del actual Presidente le será difícil de materializar, por las medidas que adopta contra los emigrantes latinoamericanos, los portorriqueños afectados por huracanes que aún esperan por la asistencia del gobierno, los cubanos que no pueden reunificarse con sus familiares en Cuba y por quienes tendrán que pagar más dinero por los productos importados desde China, a partir de las nuevas imposiciones arancelarias.

Una realidad que demuestra la división que existe en Miami por la política hacia Cuba la está mostrando Mario Díaz-Balart, miamense Representante en el Congreso por el distrito 25, quien se expresa contra de la política de Trump de cerrar el consulado yanqui en La Habana.

Aunque su verdadero interés es captar votantes en Miami, Mario envió en días pasados una carta al Secretario de Estado, Mike Pompeo, pidiéndole “mejorar el acceso de servicios consulares para cubanos en la Habana”, situación que contradice su apoyo hace dos años a las campañas de mentiras sobre los inventados ruidos que “afectaron” a los diplomáticos yanquis, los que hasta la noche antes de retirarse de Cuba bebían ron y cerveza, en bares y restaurantes habaneros.

Para no buscarse la enemistad total del presidente Trump, Mario le declaró su agradecimiento por dar vía libre a la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton y la prohibición de los cruceros yanquis a Cuba, aplaudiendo la medida por considerarlo como “pasos cruciales para promover la democracia, las libertades esenciales y los derechos humanos en Cuba”, aunque en verdad la misma restringe la libertad de los estadounidenses, al no poder visitar un país tan cercano a los Estados Unidos, donde son recibidos con hospitalidad y amistad.

Los votantes del referido Representante, le escriben molestos por la situación creada en La Habana ante el cierre del consulado de Estados Unidos, situación que les dificulta y encarecen los trámites para la reunificación familiar, algo que para él es una contradicción con la facilidad que poseen los artistas de la Isla para obtener visas y actuar en ciudades norteamericanas.

A la vez, Trump continúa arremetiendo contra compañías que organizan viajes a Cuba, porque su pretensión es ahogar económicamente a los cubanos, para que protesten por la crisis económica que padecen y culpen al socialismo, como si fuesen analfabetos que no saben quién es el único responsable de la guerra económica, comercial y financiera que sufren desde hace 60 años.

Para amedrentar con mayor fuerza a quienes mantienen relaciones con La Habana, Trump acaba de anunciar fuertes multas a las compañías Expedia Group, Hotelbeds USA y Cubasphere, por organizar viajes a Cuba y violar las disposiciones del bloqueo económico y comercial impuesto por Estados Unidos.

Esas medidas coercitivas siguen el interés de que nadie se acerque a la Mayor de las Antillas, a fin de cercarla más para rendirla por hambre y enfermedades, sueño que no alcanzó España en 1897 cuando declaró la tristemente célebre Reconcentración de Weyler, en alusión al General ibérico, Valeriano Weyler, quien mató de hambre a miles de campesinos encerrados en zonas donde no podían cosechar, ni recibir ayuda del exterior.

Esas tres compañías pagarán cientos de miles de dólares por la prestación de servicios de viajes relacionados con Cuba, que violaban el Reglamento de Control de Activos Cubanos (CACR).

Expedia, con sede en Bellevue, Washington, acordó con la OFAC desembolsar 325 mil 406 dólares, por haber asistido en sus viajes y movimientos dentro de Cuba a más de 2000 viajeros estadounidenses, entre los años 2011 y 2014, algo que los yanquis consideran un delito.

Hotelbeds USA, subsidiaria ubicada en Florida, Estados Unidos, del Grupo español Hotelbeds, con sede en Mallorca, pactó el pago de 222 mil 705 dólares, y Cubasphere, deberá liquidarle a la OFAC, 40 mil 320 dólares, acusada de estar involucrada en transacciones que no fueron autorizadas, al asistir a 100 personas en viajes hacia Cuba, entre diciembre de 2013 y febrero de 2014.

Estas y otras razones son la que demuestran la violación flagrante de los derechos humanos sobre once millones de cubanos, a los que se les impide, a la fuerza, su desarrollo económico por el solo hecho de no aceptar someterse a los dictados de la Casa Blanca, como hicieron gobiernos anteriores a 1959.

Ni esas ni otras sanciones podrán doblegar a los cubanos, que seguirán unidos resistiendo los embates del imperialismo yanqui, porque como expresó José Martí:

“Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.

Permite Estados Unidos viajes a Cuba bajo licencias con fines subversivos.


Por Arthur González.

El Departamento de Estado continuará permitiendo que ciudadanos de Estados Unidos viajen a Cuba, amparados en una licencia que persigue objetivos subversivos, según información publicada en su sitio oficial.

La licencia titulada, “Apoyar la sociedad civil de Cuba o promover la independencia del pueblo cubano de las autoridades cubanas”, será admitida para que ciudadanos norteamericanos continúen viajando a la Isla, siempre que su finalidad sea la de:

Apoyar la sociedad civil de Cuba o promover la independencia del pueblo cubano de las autoridades del país, lo cual resultará en una interacción significativa entre el viajero y las personas de Cuba”.

De acuerdo con la información publicada por las autoridades yanquis, los “intercambios deben desarrollarse bajo los auspicios de una organización sujeta a la jurisdicción de los EE.UU., que favorezca dichos intercambios, siempre que su propósito sea la de promover las llamadas conexiones de pueblo a pueblo”. 

Tales viajes “contarán con un programa de actividades a tiempo completo, diseñado para incrementar el contacto con los cubanos, y que estos produzcan interacciones significativas entre el viajero y las personas de Cuba”.

Para garantizar ese objetivo, los grupos de estadounidenses que viajen a la Isla, “deberán estar encabezados por un empleado, consultor pagado o agente de la organización auspiciadora, que siempre acompañe a cada grupo en su viaje a Cuba, a fin de garantizar que todos los viajeros tenga un programa a tiempo completo de actividades de “intercambio educativo”, debiendo certificar que no sostengan contactos con personas o entidades que actúen en nombre de determinados funcionarios prohibidos del gobierno de Cuba, o ciertos miembros del Partido Comunista de Cuba”.

Un aspecto puntualizado por el Departamento de Estado yanqui y de estricto cumplimiento por los agentes de viajes, es que tienen ajustarse al requisito contemplado en la licencia “Apoyar la sociedad civil de Cuba o promover la independencia del pueblo cubano de las autoridades cubanas”, el cual establece claramente que “los viajes a Cuba solo se autorizan, siempre y cuando sus actividades sean con organizaciones reconocidas defensoras de los derechos humanos; una organización independiente diseñada para promover una transición rápida y pacífica a la democracia o, con personas y organizaciones no gubernamentales, siempre que promuevan actividades independientes, con la intención de fortalecer la sociedad civil en Cuba”. 

Otro de los elementos a consumar es que “el programa de actividades del viajero no puede incluir tiempo libre, ni de recreo en exceso de lo normal para un programa a tiempo completo”.

Este elemento deja por sentado que están prohibidas las actividades de placer y recreo, o sea turísticas.

Todas las gestiones en Cuba tienen que ser con trabajadores no estatales, tales como el alojamiento, transporte y la alimentación.

La mencionada licencia se estableció bajo la administración de George W. Bush, quien dio luz verde al plan de la “Comisión para la Asistencia de una Cuba Libre”, más conocido como Plan Bush, aprobado en mayo del 2004, que pretendía acelerar la “Transición pacífica de Cuba hacia la democracia”.

El Plan Bush, aceleró un conjunto de medidas para estrangular la economía cubana, incrementándose las multas impuestas por la OFAC, a las entidades financieras que sostenían relaciones con la Isla y a ciudadanos estadounidenses que viajaran a Cuba.

Limitó las visitas familiares de cubanos residentes en Estados Unidos, a una cada tres años y recortó el monto anual de las remesas a mil usd, cifra vuelta a imponer por el presidente Donald Trump.

En esa época, Bush revitalizó la Ley Helms-Burton con sus Títulos III y IV para amedrentar a los inversionistas extranjero.

A pesar del recrudecimiento de las sanciones económicas, permitió viajes con fines subversivos, con el sueño de provocar el derrocamiento del sistema desde adentro, para lo cual incrementó el apoyo a los grupúsculos contrarrevolucionarios, muchos de ellos abastecidos e instruidos por viajeros estadounidenses que ingresaban a Cuba, amparados en la licencia para “Apoyar a la “sociedad civil” de Cuba, como sucedió el 20 de mayo del 2005 cuando la asalariada del gobierno de Estados Unidos, la contrarrevolucionaria Marta Beatriz Roque Cabello, orientada por los yanquis, fomentó en La Habana una supuesta reunión de la “Asamblea Nacional para Promover la Sociedad Civil”, con varios invitados extranjeros y la presencia fiscalizadora del entonces Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, James Cason.

La Revolución cubana tiene suficiente experiencia en esos menesteres y las autoridades competentes, de conjunto con el pueblo, sabrán detectar los intentos subversivos e impedir actos provocativos contra la integridad de la nación, porque como dijera José Martí:

“Quien bien vela, todo se le revela”

Los yanquis carentes de moral.


Por Arthur González.

Que nadie se llame a engaño, los yanquis no tienen el más mínimo ápice de moral. Prueba de eso son las declaraciones del secretario del Tesoro el 8 de marzo 2019, donde informó que presentaron ante la Corte Federal de Manhattan, cargos contra el ex vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, por violar las sanciones que le fueron impuestas, al contratar vuelos privados a través de empresas estadounidenses.

La acusación también es contra el empresario Samark López, y los cinco cargos presentados pueden conllevar una pena máxima total de hasta 150 años, 30 años por cada supuesto delito cometido.

¡Qué clase quebrantamiento de la ley tan grave para encarcelar a una persona por contratar un vuelo privado!, algo que ni afecta la seguridad de los Estados Unidos, ni de ningún ser humano, lo que prueba la manipulación política que hacen solo por tratarse de un alto funcionario del gobierno del presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro.

Tareck El Aissami, es actualmente ministro de Industria y Producción Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, de ahí las mentiras que han inventado sobre su persona e inclusión en una llamada Lista Negra, confeccionada por la OFAC, que también incluye a otros funcionarios y militares venezolanos, como parte de la guerra psicológica puesta en práctica para atemorizarlos, con el fin de que deserten.

Sin embargo, terroristas asesinos que han ocasionado la muerte de cientos de personas y dañado instalaciones industriales de países que no son del agrado de los yanquis, como es el caso de Cuba, gozan de total impunidad y son acogidos como “refugiados políticos” del gobierno de Estados Unidos, en vez de ser condenados a cadena perpetua.

Es público que Luis Posada Carriles, prófugo de la justicia venezolana por fugarse de una cárcel de ese país, fue aceptado en Estados Unidos a pesar de los crímenes cometidos, como la voladura en pleno vuelo de un avión de la aerolínea Cuba de Aviación, en el cual murieron 73 personas inocentes, más las bombas colocadas en varios hoteles de La Habana y restaurantes, donde murió un joven turista italiano y resultaron heridos una decena de personas.

Posada Carriles, haciendo gala de sus actos terroristas declaró ante la TV de Miami, que el muerto y los heridos “estaban en el momento y lugar equivocado”.

Este mismo asesino fue detenido en Ciudad de Panamá, por preparar un plan para colocar una poderosa carga del explosivo C-4, la que estallaría cuando el líder cubano Fidel Castro, estuviera reunido en el paraninfo de la Universidad panameña, en la que, sin dudas, morirían decenas de estudiantes y el propio Presidente de Cuba.

Ante la denuncia pública efectuada por el propio Fidel ante la prensa, Posada fue detenido junto a otros asesinos de origen cubano, sancionados y encarcelados, pero posteriormente por presiones de la CIA y el gobierno de Estados Unidos, la presidenta Mireya Moscoso los indultó, en una vergonzosa acción.

Posada viajó a México y de allí ingresó ilegalmente en Estados Unidos, acogiéndose a la Ley de Ajuste Cubano, a pesar de ser un asesino connotado.

Orlando Bosch Ávila, otro asesino de origen cubano al servicio de la CIA, hizo estallar bombas en varias embajadas y oficinas cubanas en el exterior, e incluso en los propios Estados Unidos, además de ser también uno de los autores intelectuales de la voladura del avión civil cubano, por lo que estaba calificado por el FBI como un individuo peligroso e inadmisible de entrada en ese país, según documentos oficiales.

No obstante, ingresó ilegalmente a Miami y fue aceptado por las autoridades como “refugiado político”, contando con el respaldo político de la congresista Ileana Ros-Lehtinen, quien le solicitó al Presidente su apoyo.

Qué diferencia de tratamiento para estos asesinos que murieron de viejos en Miami, a la que ahora pretenden darle al ministro de Industria y Producción Nacional de Venezuela, funcionario que jamás ha dañado, ni asesinado a persona alguna.

Esos son los yanquis que se auto proclaman “paladines de los derechos humanos” de este mundo, ellos que lanzan bombas, napalm, agentes químicos sobre bosques y cultivos, e invaden países para apoderarse de sus riquezas mediante guerras imperiales.

La lista de asesinos que se refugian con total impunidad en territorio de Estados Unidos, es bien extensa y ninguno ha sido presentado ante las Corte Federales.

La razón, una sola, todos han cumplido misiones para la CIA, y como se afirma en uno de sus programas terroristas contra Cuba, ya desclasificados y publicados:

Cada acción tendrá sus peligros, habrá fracasos con la consecuente pérdida de vidas y acusaciones contra EE.UU., que traerán críticas en casa y afuera. Pero ninguna de esas consecuencias esperadas deberá hacernos cambiar nuestro curso, si el programa tiene éxito”.

Sincero y visionario fue José Martí al sentenciar:

“De este pueblo del Norte hay mucho que temer, mucho que parece virtud no lo es, y mucha forma de grandeza está hueca por dentro”.

 

 

Estados Unidos y su guerra financiera contra Cuba.


Por Arthur González.

No son pocos los que aseguran que Cuba justifica sus errores con la guerra económica total que le aplica Estados Unidos, emiten opiniones y proponen cambios idílicos para que la economía de la Isla avance, sin tener en cuenta que sin dinero fresco no se pueden materializar sus propuestas, al desconocer la brutal persecución financiera de los yanquis.

¿Cómo un inversionista extranjero puede hacer transacciones financieras con Cuba, si cada vez más, la OFAC refuerza su persecución contra los bancos que se atreven a efectuarlas?

La realidad es dura y debería ser estudiada con más profundidad por todos los cubanos, y lo que a diario se hace para efectuar los pagos por las compras de productos adquiridos, e incluso para pagar las cuotas a los organismos internacionales.

Durante el mes de agosto 2018, la Asociación vasca de amistad y solidaridad Euskadi-Cuba, denunció el rechazo del banco alemán, Deutsche Bank, de una ejecutar una transferencia ascendente a 6 mil 800 euros, destinada a la Fundación “Un mundo mejor es posible”, ONG de Buenos Aires que coordina junto al gobierno de Cuba, varios programas de salud y alfabetización en Argentina.

Esos euros los remitían con el propósito de equipar el Centro Oftalmológico “Ernesto Che Guevara”, ubicado en la ciudad de Córdoba, donde miles de argentinos han recuperado su visión gracias a la solidaridad cubana.

Una fuente del mencionado banco expresó confidencialmente, que Cuba está en la lista de países con los que tienen prohibido negociar.

En 2015 Deutsche Bank fue multado por Estados Unidos con 258 millones de dólares por haber ejecutado trasferencias cubanas.

La persecución es implacable. La Asociación de amistad Euskadi-Cuba negoció el envió con el banco italiano Unicredit, en Milán, pero dicho banco también se negó a realizar la transferencia de 3 mil 500 euros.

El banco alemán Commerzbank AG, en Frankfurt, no quiso realizar el pago de una subvención de 7 mil euros, a la Fundación argentina “Un mundo mejor es Posible.

Larga y triste es la historia del acoso financiero contra Cuba.

En 2017, el banco holandés ING Bank, se negó a transferir 60 mil euros de la Asociación de Amistad alemana RFA-Cuba, destinado a familias cubanas damnificadas por el huracán Irma.

Ese banco, en 2012 recibió una sanción de 619 millones de dólares por realizar transacciones con Cuba y el Departamento del Tesoro lo obligó a romper sus relaciones comerciales con la Isla.

La multinacional sueca, Ericsson, especializada en las telecomunicaciones, tuvo que pagar una multa de 1,75 millones de dólares por reparar, mediante su filial basada en Panamá, equipos cubanos de un valor de 320 mil dólares.

En julio 2012, el Departamento del Tesoro multó en 1,35 millones de dólares, a la empresa estadounidense Great Western Malting Co. por vender entre agosto 2006 y marzo 2009, cebada a Cuba a través de sus filiales extranjeras.

La guerra financiera pretende ahogar la economía cubana, siguiendo las recomendaciones de Lester Mallory, sub secretario de Estado para el hemisferio occidental, en abril de 1960:

“Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Esa guerra, incrementada por el presidente Barack Obama, persigue todas las transferencias efectuada por Cuba con bancos extranjeros, los cuales son multados como castigo a los que se atrevan a violar las órdenes.

Los economistas que ofrecen recetas milagrosas al gobierno cubano, parecen desconocer que con esa espada en el cuello es muy difícil obtener socios extranjeros que desafíen a los yanquis.

La ley Helms-Burton, sanciona a los inversionistas foráneos, los coacciona y condena, colocándolos en una posición de indefección en sus negocios.

Basta recordar algunas de las multas millonarias impuestas por Estados Unidos, para comprender el carácter extraterritorial de sus acciones contra la Revolución cubana.

La administración Trump mantiene el hostigamiento a la banca internacional para impedir las negociaciones con Cuba.

En mayo del 2014, multaron al banco francés BNP Paribas, con 10 mil millones de dólares, cifra record en la historia, por violar las leyes del Bloqueo. El gobierno francés negoció con la Casa Blanca y obtuvo una rebaja de 8 mil 834 millones de dólares.

El banco alemán Commerzbank, en marzo 2015 tuvo que pagar una multa de mil 196 millones de euros, por realizar transacciones con empresas cubanas.

En el 2014, los bancos franceses Société Géneral y Crédit Agricole, la banca italiana UniCredit y la alemana Deutsche Bank, corrieron la misma suerte que los bancos antes mencionados.

Empresas de Alemania como, Siemens, Daimler y Deutsche Telekom recibieron amenazas de Estados Unidos por hacer contratos con empresas de Cuba.

La empresa distribuidora mexicana (Micra), vendió a un instituto cubano un microscopio proveniente de República Checa. El pago por 100 mil dólares lo ejecutó en 2011 a través del banco Banamex, dinero retenido y congelado por el Departamento del Tesoro, porque la transacción decía Cuba.

Los dos mayores bancos de Suiza, Union Bank of Switzerland (UBS) y Credit Suisse, desde el 2005 fueron obligados a terminar las transacciones con Cuba, después de recibir amenazas de Estados Unidos.

En septiembre del 2005, el HSBC Bank de Londres, decidió unilateralmente cerrar la cuenta en dólares del Banco Metropolitano. La sucursal de dicho banco en Canadá, devolvió los pagos por un millón de dólares canadienses y 819 mil 900 euros, enviados a través del Banco Internacional de Comercio S.A. (BICSA), alegando las prohibiciones de la OFAC. En 2006 se negó a procesar una transferencia de 15 mil 500 dólares canadienses hacia Cuba, por iguales razones.

Ese mismo año, el banco francés Natexis Banques Populaires, comunicó al Banco Internacional de Comercio S.A (BICSA), que no estaba en disposición de avisar una carta de crédito no confirmada, por 903 mil 900 dólares, pagadera en euros. Por consiguiente, Cuba tuvo que cancelar dicho crédito en busca de otra entidad bancaria.

El Republic Bank, con casa matriz en Trinidad y Tobago, informó en 2005 al Banco Internacional de Comercio de Cuba, BICSA, que no continuaría tramitando los pagos que Cuba realizaba a los agricultores de los Estados Unidos, por presiones de la OFAC.

En marzo del 2006, la sucursal jamaicana del Banco de Nueva Escocia de Canadá, comunicó a la Embajada de Cuba en Jamaica, la imposibilidad de mantener la cuenta de esa Misión diplomática, ni realizar transferencias de fondos en dólares estadounidenses.

Siguiendo la misma suerte, la transferencia bancaria realizada por el NEDBANK, banco namibio-sudafricano, ascendente a 2 mil 154 euros, a nombre de la empresa cubana PESPORT, del Ministerio de la Industria Pesquera, fue retenida por un banco norteamericano.

Las contribuciones de Cuba a los organismos multilaterales también son sometidas a esa cacería. Cuba se vio impedida y obstaculizada de pagar sus cuotas desde 2004. En el 2006 le fue casi imposible liquidar el pago a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y a la Organización Meteorológica Mundial (OMM), con sede en Ginebra, debido a la negativa del Banco suizo UBS, de recibir transferencias desde Cuba.

En febrero del 2006, la compañía argentina Furbia International s.a., tuvo que cerrar sus cuentas bancarias en el Discount Bank de Uruguay, así como las existentes en los EE.UU. donde operaba durante 35 años, por órdenes impartidas desde los Estados Unidos. El nombre del Presidente de esa compañía está registrado en la Lista de Nacionales Especialmente Designados, por sus tradicionales vínculos comerciales con Cuba.

Del 2009 al 2016 fueron impuestas 47 por violar las regulaciones contra Cuba, por un monto de 14 mil 396 millones 357 mil 471 dólares.

Con esta realidad viven los cubanos, pero con inteligencia y audacia siguen adelante.

Sabio José Martí al afirmar:

“No se opina con la fantasía, ni con el deseo, sino con la realidad conocida”.

 

 

Ningún temor ante Donald Trump


Por Arthur González.

La inmensa mayodoland-trump-2ría de los ciudadanos del planeta tierra no pensaba que Donald Trump, pudiera obtener los votos necesarios para alcanzar la presidencia de los Estados Unidos; las campañas en su contra y a favor de la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, era muy fuertes.

Sin embargo, la vida demostró la manipulación de decenas de encuestas, e informaciones divulgadas por la gran prensa estadounidense, porque a la hora de la verdad Donald Trump recibió más de 270 votos de los miembros del Colegio Electoral, frente a los 218 de su rival, la señora Clinton.

Como parte de las matrices de opinión fabricadas, algunos temen que su política hacia Cuba sea funesta, pero habrá que esperar a que se acomode en la Sala Oval, para saber cuáles serán sus pasos, pero cabe dudar que la CIA y otras Agencias de Inteligencia de su país, le permitan perder el terreno que han ganado con las decisiones tomadas bajo la presidencia de Barack Obama.

Obligatoriamente hay que recordar el error de cálculo cometido el 3 de enero de 1961, cuando el presidente Dwight Eisenhower, firmó la ruptura de relaciones de Estados Unidos con Cuba, soñando que la invasión mercenaria que venía preparando desde hacía varios meses, le permitiría derrocar a la Revolución encabezada por Fidel Castro, y retornar triunfantes a su edificio de granito blanco ubicado en el malecón habanero.

Al sufrir una aplastante derrota en las arenas de las playas de Bahía de Cochinos, esos sueños se esfumaron y la CIA perdió una importante plaza para llevar a cabo sus planes de Acción Encubierta, dependiendo desde entonces del apoyo de otros Servicios de Inteligencia como el británico, canadiense, español, belga, italiano, alemán y francés, entre otros. Sigue leyendo