Por qué son detenciones arbitrarias las de Cuba.


 

Por Arthur González

Las campañas de mentiras contra la Revolución cubana, financiadas por el gobierno de Estados Unidos y sus servicios de inteligencia, cumplirán 60 años en 2019. Sin embargo, la vida se encargó de sacar a flote la verdad, esa que los yanquis no pueden desaparecer, aunque les disguste.

Con la apertura del turismo, Cuba es visitada anualmente por millones de ciudadanos de todo el mundo, incluidos de los Estados Unidos, quienes comprueban en el terreno como los engañan mediante la divulgación de Fake News, que publican los medios de prensa al servicio de las políticas subversivas.

Una de las cruzadas más reiteradas es las inventadas “detenciones arbitrarias” que cacarean los asalariados de Estados Unidos, para hacerle creer a los pocos incautos que andan por el mundo, que la Revolución viola los derechos humanos.

Es bien sabido que uno de los actores mejor pagados para esas acciones son la denominadas “Damas” de Blanco, las cuales salieron a la luz en 2006, por las imágenes y declaraciones que lanzó a las redes, una periodista del diario Sun Sentinel acreditada en La Habana. Desde esa fecha las asalariadas iniciaron sus provocaciones por una populosa avenida habanera, que culminaba en la iglesia de Santa Rita de Casia, a pesar de que casi ninguna de ellas era católica, ni fueron bautizadas.

Las provocaciones de esas “damas” y otros grupúsculos similares, son diversas, pero todas calificaban como desordenes públicos, al sentarse en la calle para impedir el tránsito de ómnibus y autos, algo que no es permitido en ninguna ciudad de Estados Unidos o Europa. Eso motivaba su traslado a las estaciones de la policía para levantar actas, como habitualmente ejecutan los órganos policiales de todos los países, pero en el caso cubano lo califican como “detenciones arbitrarias”.

Las órdenes recibidas de los yanquis es formar un show, con el apoyo mediático de algunos periodistas extranjeros que amplificaban la noticia, a partir de instrucción por las que cobran posteriormente.

La organización fabricada y financiada por Estados Unidos, denominada Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede fuera de la Isla, tiene la encomienda de reportar inventadas detenciones “arbitrarias”, que, si todas se sumaran, Cuba necesitaría casi una de sus provincias para poder acumular tanta cantidad de detenidos, algo fantasioso que no es creíble ni aceptado por quienes tienen un coeficiente normal de inteligencia.

Lo extraño del asunto es que dicho Observatorio, no menciona jamás las detenciones ejecutadas por la policía de los Estados Unidos, a pesar de que golpea brutalmente, usa gas pimienta y bastones para reprimir a quienes se les ocurra realizar una caminata, o protesta pública en su territorio.

El pasado 3 de septiembre 2018, varias personas, mayormente activistas estadounidenses de raza negra, intentaron bloquear la carretera que da acceso al aeropuerto internacional O’Hare de Chicago, en protesta contra la violencia que afecta a los barrios más desfavorecidos de la ciudad.

De ipso facto, que quiere decir en el acto, la policía estatal de Illinois, arremetió contra los pacíficos protestantes, entre ellos el reverendo Gregory Livingston, acusándolos de invadir la autopista interestatal Kennedy.

La protesta tuvo como fundamento la violencia que ejerce la policía contra los ciudadanos residentes en los barrios pobres de Chicago, principalmente de piel negra, brutalidad que ha dejado decenas de muertos, pero los responsables nunca pagan por ellos.

En Cuba no hay un solo “disidente” apaleado por la policía y menos muerto por los golpes recibidos. La presidenta de las llamadas “Damas” de Blanco, viaja libremente a Miami a recibir orientaciones para sus provocaciones, regresa a Cuba cargada de dinero y artículos para su consumo, sin ser apresada.

Si no tuviera plena libertad de actuación, ella no hubiera podido comprarse la residencia de tres niveles que adquirió hace poco tiempo, con el dinero que recibe de la Fundación Nacional Cubano Americana.

La reciente manifestación pacífica efectuada en Chicago, es la tercera que llevan a cabo y ninguna ha sido permitida por la policía yanqui, bajo el argumento de que interrumpen el tránsito en autopistas importantes de la ciudad.

Por esa acción de la policía no existen campañas mediáticas, ni las agencias europeas se hacen eco de las declaraciones de sus participantes, no son acompañadas por diplomáticos occidentales, y el Parlamento Europeo no les otorga premios a sus dirigentes, como si hacen con Cuba.

Así son las maniobras construidas por los especialistas en guerra psicológica de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, país que más viola los derechos humanos en el mundo.

En Cuba los desórdenes públicos constituyen un delito recogido en el Código Penal, artículo 200-1, sancionado a privación de libertad de tres meses a un año, o multa de cien a trescientas cuotas o ambas, algo que raras veces se aplica a los asalariados de los yanquis.

No puede haber impunidad para los contrarrevolucionarios orientados y pagados desde Miami, de ahí que resulte tan importante recordar a José Martí cuando expresó:

“Hay que llevar mano firme al mal hondo”.

 

 

 

 

Los que se cambiaron de chaqueta en Miami.


Por Arthur González.

Ser opositor al socialismo cubano es un negocio jugoso en Miami, algo que ha transformado en millonarios a no pocos.

Recientemente un artículo publicado en el libelo Nuevo Herald, expone a uno de esos personajillos que se cambiaron de casaca, para hacer de su “oposición” a la Revolución cubana un jugoso medio de vida, su nombre: Juan Antonio Blanco Gil, quien desde hace unos años funge como director de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, en Miami.

Hijo de Elena Gil, miembro del Partido Socialista Popular antes de 1959, trabajadora de la Cuban Telephon Company, y estrecha colaboradora de Fidel Castro, Juan Antonio Blanco anunció recientemente su campaña para denunciar y deportar a antiguos “represores” de la Cuba socialista, quienes posteriormente decidieron emigrar a los Estados Unidos.

Según el artículo, ese académico devenido en connotado contrarrevolucionario, cuando residía en La Habana perteneció a las Brigadas de Respuesta Rápida y antes de convertirse en “defensor” de los derechos humanos, tuvo una larga carrera dentro del gobierno socialista, primero como diplomático y después como funcionario del Departamento América, del Comité Central del Partido Comunista, dirigido por Manuel Piñero.

Al dejar ese cargo, y en su carrera hacia el dinero fácil, creó la Fundación Félix Varela, para promover una “sociedad civil” en Cuba, de acuerdo a los parámetros yanquis.

El pasado junio 2018, Blanco denunció a dos ex policías fidelistas, que ahora viven en Estados Unidos, con el objetivo de que esos supuestos “represores” fueran deportados hacia Cuba, por las autoridades migratorias.

Juan Antonio también se acogió a la Ley de Ajuste Cubano en 1997, convirtiéndose en “defensor de los derechos humanos y director de Cooperación Internacional de la organización Human Rights Internet”, lo que le permite contar con un jugoso salario.

Posteriormente, logró la plaza de subdirector visitante del Instituto de Investigaciones Cubanas (CRI) de la Universidad Internacional de la Florida y más tarde fue nombrado director ejecutivo del Centro de Iniciativas para América Latina y el Caribe en el Miami Dade College.

En el 2016 la Fundación Nacional Cubano Americana, lo contrató para el cargo de director ejecutivo de la Fundación de Derechos Humanos de Cuba, con el fin de “apoyar y empoderar” a la llamada sociedad civil cubana, para alcanzar la soñada transición hacia el capitalismo.

Desde ese cargo propició que 15 jóvenes cubanos fueran como becarios a estudiar en el Miami Dade College”, mediante un programa diseñado para formar futuros “líderes” comunitarios en Cuba.

Entre esos becarios estaban la hija y el hijo de Berta Soler, la sobrina de Guillermo Fariñas, la sobrina de Ángel Moya, esposo de Berta, Danilo Maldonado, alias El Sexto, y otros parientes de esos asalariados de los norteamericanos. Algunos se acogieron a la Ley de Ajuste y no retornaron a la Isla, violando el compromiso asumido antes de viajar. Otros fueron expulsados por bajo índice académico y conductas impropias.

El programa fue un fracaso total y suspendido ante la pérdida de dinero mal empleado, pues por cada joven cobraron 16 mil dólares, negocio redondo para aquellos que se hacen millonarios a costa de la Revolución cubana.

Coautor del libro “El asesinato de la reputación”, Juan Antonio ha iniciado una lucha para denunciar lo que él denomina “represores del gobierno cubano” que ahora viven en el sur de la Florida, pero no menciona a los asesinos, torturadores, terroristas y ladrones cubanos, que sirvieron al régimen del dictador Fulgencio Batista y posteriormente a la CIA en su guerra sucia contra Cuba y otros países latinoamericanos, como fue la Operación Cóndor, con los cuales convive en ese mismo estado.

Queriéndose congraciar con la mafia terrorista anticubana, no se atreve a denunciar a los esbirros que sumieron en sangre y dolor a Cuba, contra los cuales luchó su madre hasta la muerte.

A Juan Antonio Blanco Gil, las cosas no parecen salirle como las ideó para ganar más dinero, pues su pasado comunista, pleno de vínculos con el gobierno de Castro, lo hacen calificar para lo que él mismo diseñó contra sus coterráneos, poniendo ahora al escrutinio público sus antecedentes.

Nada que Roma paga a los traidores, pero al final los repudia y como dijo José Martí:

“A la ignominia la traición es guía”

 

 

Historias reales de Cuba que no se cuentan


Por Arthur González.

Siempre hay personas que están prestas a contar historias tergiversadas y falsas de Cuba, porque no soportan que su pueblo haya construido una sociedad socialista desafiando las sanciones de Estados Unidos, y ocultan muchas verdades y proezas de un país que resiste la guerra económica más brutal y larga de la historia mundial.

Recientemente se han publicado varios artículos sobre historias de informantes de la Seguridad del Estado cubano, divulgadas en medios de Estados Unidos y de otros países, intentando desacreditar a la Revolución, incluso historietas divulgadas en comics, encargadas por la organización Amnistía Internacional, esa que es sostenida con financiamiento yanqui para condenar a los que no siguen su política.

Todos los relatos hablan de supuestas vivencias de informantes, que después de un tiempo colaborando con la Seguridad se arrepienten y se pasan al bando de los yanquis.

Esos informantes narran ahora que los reclutaron para vigilar a sus compañeros de estudios y reportarle a la Seguridad sobre sus verdaderas ideas y planes futuros, pretendiendo brindar una visión infernal de Cuba, pero ni una palabra del por qué desde el mismo año del triunfo revolucionario, fue necesario crear un órgano capaz de descubrir y cortar los planes que la CIA organizaba contra la naciente Revolución.

Nunca se han expuesto en artículos e historietas publicadas por Amnistía Internacional, que el 28 de enero de 1959, a solo 27 días del triunfo, en Miami los testaferros del dictador Fulgencio Batista, bajo las orientaciones de la CIA, constituyeron la primera organización contrarrevolucionaria para invadir a la Isla, a la que bautizaron como La Rosa Blanca, dirigida por Rafael Díaz-Balart.

Menos aún mencionan los cientos de actos terroristas perpetrados por organizaciones contrarrevolucionarias abastecidas por la CIA, en la que murieron decenas de personas, ni que poco a poco la Seguridad cubano logró desmantelarlas, gracias a la inteligencia y creatividad de miles de informantes voluntarios que llegaron a convertirse en los principales líderes de las misma, engañando a profesionales oficiales de la CIA.

¿Por qué nunca relatan los planes para asesinar a Fidel Castro, todos frustrados, en los que muchos informantes jugaron un rol protagónico?

Hasta filmes se exhiben hoy con guiones de escritores cubanos, donde se intenta desprestigiar a la exitosa Seguridad cubana, pues les duele profundamente no haber podido vencer la sagacidad de esos agentes que lo dan todo por salvaguardar la soberanía de su patria.

Las bandas de los alzados en las montañas del Escambray cubano, fueron inundadas por agentes pagados por Estados Unidos, pero gracias a los agentes de las Seguridad cubana, como Alberto Delgado, permitieron conocer sus planes criminales y eliminarlas totalmente. Alberto al ser descubierto, fue asesinado vilmente por aquellos bandidos al servicio de la CIA.

haciéndoles creer que 30 agentes cubanos supuestamente trabajan para ellos, poniendo en ridículo a la Agencia, al denunciar por la TV cubana en 1987, el trabajo sucio que pretendían ejecutar contra la economía, la salud y la agricultura cubana.

Esa denuncia, la más escandalosa en la historia de la CIA, fue silenciada por la prensa oficialista yanqui, sin embargo, veintiún años después, fue calificada por el ex oficial CIA Ishmael Jones, en su libro “The Human factor: Inside the CIA’S Dysfunctional Intelligence Culture”; Encounter Books, New York and London; 2008; pp. 33-35, como una muestra de la mala profesionalidad de esa Agencia de Inteligencia.

Otros agentes cubanos penetran hoy los grupúsculos contrarrevolucionarios, entrenados, abastecidos y financiados por Estados Unidos, ridiculizando su motivación monetaria.

Esos que reciben dinero por intentar desprestigiar lo que respetan otras agencias de inteligencia, incluidas las estadounidenses, o aquellos que escriben guiones de filmes sobre esa temática para ganar resonancia en Miami, no hablan de que la CIA utilizó al asesino terrorista Luis Posada Carriles, para espiar a otros exiliados anticastristas, muchos de ellos sus propios amigos y compañeros de quehaceres contra Cuba, según documentos desclasificados.

Un memorando de noviembre de 1976 enviado por el director de la CIA al director del FBI, dice textualmente:

“…a partir de agosto de 1966, Posada fue utilizado únicamente como informante de las actividades de la Representación Cubana en el Exilio (RECE)”, organización basada en Miami en la que militaba Jorge Mas Canosa, presidente de la llamada Fundación Nacional Cubano Americana, radicada en la Florida.

También fue utilizado para monitorear los pasos del contrarrevolucionario Orlando Bosch, coautor de la voladura de la aeronave de Cubana de Aviación.

Si Cuba no hubiese contado con sus Órganos de Seguridad y de miles de cubanos dispuestos voluntariamente a participar en el enfrentamiento a los actos terroristas diseñados por la CIA, unido a la fuerte y permanente actividad de espionaje que busca afectar su economía y el desencanto de su pueblo, la Revolución no habría resistido las consecuencias de la Operación Peter Pan, el Plan Mangosta, las acciones terroristas, la guerra biológica, ni los planes para asesinar a Fidel Castro.

A los que les duele la resistencia de los cubanos y la actitud de aquellos que solo por su amor a la patria colaboran sin cobrar un centavo, que sigan emborronando páginas con calumnias, pues la vida diaria se encarga de desmentirlos, porque como apuntó José Martí:

“Las revoluciones hermosas no tienen necesidad de los soldados mercenarios”.

Berta Soler y el fin de su farsa


Por Arthur González. 

Berta Soler, quien se apoderó a la fuerza de la dirección de las llamadas “Damas” de Blanco, tras la muerte de Laura Pollán, logró hacer carrera gracias al apoyo brindado por la Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA, especialmente de su mentora Laly Samper.

Con el propósito de hacerle creer a la opinión pública de la existencia en Cuba de una “poderosa oposición”, que nadie ve ni apoya, a Berta la han paseado por las capitales europeas, a un alto costo del presupuesto conformado por 20 millones de dólares anuales aprobado por la Casa Blanca, destinado a las acciones subversivas.

En su desenfrenado empeño, la FNCA logró arrastrar al Presidente Barack Obama, a una cena en la residencia del Jorge Mas Santo en Miami, con el fin de que abrazara a Berta, como reconocimiento a la contrarrevolución y para que continuara aprobando el millonario presupuesto, del cual la mayoría pasaba a manos de la Fundación, para continuar viviendo del cuento de que iban a derrocar al sistema socialista en Cuba.

Producto de su escasa cultura, poca educación formal, métodos despóticos y enriquecimiento personal, Berta es rechazada por la mayoría de las mujeres integradas a su grupúsculo, solo por el salario que paga mensualmente, del cual ella se apropia de la mayor parte.

Gracias al desvío de dinero que hace para su peculio personal, logró cambiar el apartamento donde residía en el reparto Alarmar, para una zona más alejada del mar y posteriormente adquirir una residencia de tres niveles en el municipio 10 de octubre, a un altísimo costo, lo que demuestra su enriquecimiento a costa de robarse el dinero que Miami destina para las actividades provocativas del grupúsculo.

No es secreto las constantes bajas de las integrantes de las “Damas” de Blanco, como consecuencia del tratamiento autoritario y grosero de Berta, asesorada por su esposo Ángel Moya, algo expuesto en las denuncias contra ella de muchas mujeres, publicadas en Miami.

Cada vez le es más difícil mantener la membresía, porque no existe ideología entre sus integrantes y las que aún permanecen, realmente no tienen sustento para defender los proyectos de Berta, porque solo busca reforzar su protagonismo internacional, para continuar viajando por el mundo.

Un ejemplo claro es el dinero del manipulado premio Sajarov, otorgado por el Parlamento Europeo, que nunca repartió entre las integrantes de las “Damas” de Blanco, algo que propició la deserción de varias mujeres y las contradicciones con la hija de Laura Pollán y otras fundadoras del engendro creado por instrucciones de Miami.

Las alteraciones del orden público, como obstruir calles al sentarse en la vía, son la causa real del traslado a las estaciones de policía, lo que manipulan para decir que son “arrestos arbitrarios”, cuando en cualquier país del mundo la policía no permite semejantes actos y los reprime salvajemente con porrazos y gases lacrimógenos, algo que Berta ni su tropa han padecido en Cuba.

Ahora, ante la escasez de membresía y la negativa de continuar con esos actos, de las que aún permanecen a su lado para cobrar los 25 dólares mensuales, Berta acusa a las autoridades cubanas de “acoso”, como justificación ante la falta de apoyo que posee en su grupúsculo.

Hace tiempo que ni Berta ni las «Damas» de Blanco, reciben publicidad de la prensa extranjera acreditada en La Habana, sus periodistas se cansaron de asistir los domingos a presenciar como desfilaban sin ser molestadas, más bien ignoradas por el pueblo cubano, el que las rechaza por estar convencido de que solo actúan por el dinero que reciben desde Estados Unidos.

Berta intenta atraer a la prensa con denuncias falsas sobre la desaparición de su esposo, el que evidentemente aprovecha esa situación quizás para justificar ciertas infidelidades matrimoniales, pues al no trabajar y estar siempre controlado por ella, no tiene otro recurso que emplear, después de más de una veintena de años soportándola.

La auto titulada “Presidenta” sabe que tiene los días contados, la FNCA le dejará de enviar los cientos de miles de dólares, con los que ha vivido ampliamente durante años sin necesidad de trabajar y ya no encuentra recursos para justificar la escasa membresía, que lejos de aumentar decrece por días.

Sus más recientes declaraciones a la prensa de Miami demuestran lo antes expuesto, al decir:

“La Seguridad del Estado busca aniquilar el grupo, y así nos lo hacen hecho saber en reiteradas ocasiones cuando somos detenidas. Si no acaban con nosotras como movimiento intentan acabar con nuestras familias”.

Si eso fuera cierto no habría «Damas» de Blanco hace rato, pues ellas mismas han vivido de inventar historias de represión y abusos del gobierno; entonces ¿por qué ahora, después de tanto tiempo, es que quieren aniquilar el grupito que le queda?

Esa farsa no aguanta más, lleva demasiado desgaste entre ellas mismas y los propios videos que divulgan en las redes sociales prueban la falta de cuórum y la falta de clase en las mujeres que aún le quedan. Vista hace fe, lo demás son historietas en las que nadie cree.

Pobre Berta, sabe que se acerca su fin y solo habrá que hacerle un réquiem.

Ante farsas como esas dijo José Martí:

“Solo lo genuino es fructífero”

 

 

Dios los cría y Miami los une.


Por Arthur González

La capacidad  de Berta Soler de engañar y de querer trastocar la realidad es cada día menor, porque tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe.

Por tantas mentiras acumuladas las llamadas “Damas” de Blanco ya no son noticia los domingos, cuando ejecutan su acostumbrada marcha por cuatro cuadras del reparto Miramar, antes ocupado por la aristocracia cubana y ahora por embajadas y residencias diplomáticas.

Cuando ellas iniciaron su show mediático, con la esperanza de que el pueblo las apoyara, eran seguidas muy cerca por diplomáticos estadounidenses, alemanes, suecos, canadienses, españoles y algunos más, que intentaban respaldar sus acciones. Llegaron a ser visitadas por mujeres de otros países, enviadas por los yanquis para conformar provocaciones que siempre tenían el respaldo de agencias de prensa extrajera.

El tiempo fue pasando y diplomáticos y periodistas se cansaron de tener que concurrir a un espectáculo que no reportaba ganacias, por tanto, dejaron de asistir al comprobar que no había represión como la contaban ellas, y con el dinero que recibían como pago por sus marchas, no hacían más que engordar de forma desmedida, convirtiéndose con el tiempo en las conocidas “Gordas de Blanco”.

Ellas mismas dejaban de participar, a pesar de los llamados de su “presidenta”, cansadas de sus groserías y amenazas, pues todas residen en barrios muy distantes de Miramar, y con la crisis del transporte público en la Habana, es cada vez más engorroso llegar hasta la iglesia de Santa Rita de Casia, seleccionada desde Miami por estar situada en muy cerca de las residencias de los diplomáticos y así evitar que ellos se trasladaran a barrios obreros de la capital, donde no serían bien vistos.

Ahora para no dejar morir súbitamente la asistencia de las “Damas” a la misa dominical y tratar de mantener la noticia en el “hit parade”, el sacerdote santiaguero José Conrado Rodríguez Alegre, estrechamente relacionado con la CIA y la mafia terrorista anticubana de Miami, junto al párroco camagüeyano Cástor Álvarez, oficiaron la famosa misa en la casa de Berta Soler, ubicada en la barriada de Lawton.

Hay que recordar que esa vivienda de tres niveles fue comprada por Berta con cerca de 200 mil dólares, enviados por la Fundación Nacional Cubano Americana y otras “donaciones” de la Casa Blanca, con la finalidad de trasladarla del reparto Alamar, en el Este capitalino, por estar muy distante del escenario seleccionado para sus provocaciones.

No se sabe cómo los dos sacerdotes oficiaron la misa en una casa que no tiene los atributos para ello y cuál es la opinión del Arzobispado de La Habana sobre el particular , pues si a cada párroco se le ocurre oficiar en donde le venga en ganas, la religión pierde todo el rigor que requiere ese culto; aunque cuando de hacer propaganda orientada por los yanquis se trata, cualquier cosa puede resultar posible, bajo el principio de “quien paga manda”.

Berta Soler declaró para ellas fueron muy impactantes las palabras textuales de José Conrado cuando dijo: “ustedes tienen el derecho a escuchar la palabra de Dios. Cuando la policía les impide llegar a la Iglesia cada domingo, está restringiendo la libertad religiosa dada por Dios y no por ningún gobierno”.

Propaganda barata y gastada, porque lo primero que debería hacer el cura Rodríguez Alegre, es impartirles el catecismo a todas ya que no están bautizadas, ni confirmadas, ni casadas por la Iglesia, nunca se confiesan en las misas dominicales de Santa Rita de Casia y menos aún toman la comunión, lo que confirma que lo menos que buscan en encontrase con Dios, como hacen los verdaderos feligreses de esa parroquia.

El disco está rayado hace años y todo el que quiera comprobar si en Cuba hay o no libertad religiosa, con visitar las iglesias católicas y protestantes  y verlas repletas de creyentes de todas las edades, es suficiente, más las misas ofrecidas por los tres Papas que han visitado la Isla.

La jugada está clara, el show mediático dominical pudiera trasladarse a la residencia de Berta y así poco a poco abandonar el escenario de Miramar y dejarlo sucumbir, ante la falta de apoyo por parte de los diplomáticos occidentales y de la prensa extranjera, convencidos que no vale la pena perder el tiempo en un espectáculo de poca monta que no brindó los objetivos planificados.

Ante situaciones similares afirmó José Martí:

“Anchas tumbas se construyen con sus propias manos las maldades