Intromisión provocativa de la Encargada de Negocios de EE.UU. en Cuba.


Por Arthur Gonzalez.

De acuerdo a las normas del derecho diplomático internacional, una embajada acreditada en otro país persigue el propósito de trabajar por fomentar las relaciones amistosas y desarrollar las relaciones económicas, culturales y científicas entre el Estado acreditante y el receptor, tomando en cuenta los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas relativos a la igual soberana de los Estados, el manteamiento de la paz y de la seguridad internacional entre las naciones.

Nada de eso cumple la embajada de Estados Unidos en La Habana, desde su apertura el 1ro de julio de 2015, como tampoco hizo su antecesora la Sección de Intereses desde 1977.

Espionaje económico, político, militar y acciones de subversión política, han sido el pan de cada día de los “diplomáticos” yanquis asignados en Cuba, en franca violación de la Convención de Viena de 1961, sobre las relaciones diplomáticas.

En 1987 el gobierno cubano se vio obligado a denunciar públicamente la actividad de espionaje ejecutada constantemente por los “diplomáticos” de la Sección de Intereses en La Habana, mostrando imágenes filmadas en las que se constató como oficiales de la CIA depositaban en carreteras, basureros y cuevas, plantas de transmisión satelital, dinero y otros medios de espionaje, para los agentes que tenían reclutados en el país, en los sectores del comercio exterior, inversión extrajera, la banca, la aviación civil, el transporte, la marina mercante, la política exterior, la agricultura, la ciencias, la salud, educación, el deporte.

La ejecución de su actuar subversivo fue y sigue siendo enorme, con el afán de fabricar una “oposición” a la Revolución, mediante la entrega de elevadas sumas de dinero a los denominados “disidentes”, darles preparación de cómo deben actuar en sus actividades provocativas callejeras, abastecerlos de literatura, videos y clases, con profesores yanquis y algunos latinoamericanos, dentro del edificio de la misión diplomática, en tres centro creados ilegalmente para el entrenamiento de los contrarrevolucionarios.

Múltiples son las violaciones de la Convención de Viena que cometen los “diplomáticos” yanquis desde sus puestos de la denominada “diplomacia pública” y derechos humanos, unido a los cargos políticos, bien alejados del fomento de las relaciones amistosas bilaterales.

Un claro y evidente ejemplo es el de Mara Tekach, actual Encargada de Negocios de Washington en Cuba, quien a pesar del virtual cierra de la Embajada, dada las medidas tomadas por la actual administración, no cesa de inmiscuirse en los asuntos internos cubanos, reunirse con los elementos contrarrevolucionarios, brindarles preparación para las provocaciones y estimularlos a continuar por ese camino.

En ese sentido, hay que recordar la reunión efectuada dentro de la sede diplomática yanqui con los organizadores de la Marcha Gay, con el único fin de fomentar desordenes públicos, apoyados por las campañas mediáticas de sus medios de prensa.

A eso se une la reciente visita realizada a la provincia de Guantánamo, con el objetivo de entrevistarse personalmente con un contrarrevolucionario, de los conocidos periodistas dependientes del dinero de Washington, algo que legalizó al publicarlo en la página oficial en Facebook de su Embajada.

Las declaraciones de la susodicha diplomática son un desafío a las autoridades cubanas, al afirmar que las medidas legales aplicadas al contrarrevolucionario reflejan la crueldad e injusticia del gobierno cubano, el que continúa violando los derechos humanos y libertades de sus ciudadanos”, lo cual constituye una total violación del artículo 41 de la Convención de Viena que afirma:

“Sin perjuicio de su privilegios e inmunidades, todas las personas que gocen de ellos, deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado Recepto y están obligados a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado”.

Si un diplomático cubano hiciera algo semejante en los Estados Unidos, en aras de defender a los cientos de miles de emigrantes latinoamericanos detenidos inhumanamente en centros de concentración, al estilo nazi, separados de sus hijos y sin atención médica, de iso facto el Departamento de Estado lo declararía persona non grata, por entrometerse en sus asuntos internos.

Cuba soporta inteligentemente esas acciones insultantes, pero que no se equivoquen los yanquis, porque las pruebas de sus violaciones son contundentes y tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe, aunque como afirmó José Martí:

“La paciencia es la dote de los fuertes”

 

La ignorancia de los diplomáticos yanquis.


Por Arthur González.

 En su accionar sucio y torcido, la diplomacia yanqui volvió a ratificar su conducta mentirosa, al asegurar en un twitter desde su embajada en La Habana: “Cuba es libre de comerciar con cualquier país porque el embargo no es internacional”.

¿Pensaran esos oficiales de la CIA con ropaje diplomático que el mundo está plagado de ignorantes?

Solo con leerse uno de los cientos de documentos oficiales del Gobierno de Estados Unidos, la mentira se desvanece de inmediato.

Esos “diplomáticos” deben darle lectura al plan aprobado el 18 de enero de 1962, el cual dice textualmente:

“Guerra económica. Clave principal de nuestro Proyecto de acción política está todavía en la etapa de planificación bajo la dirección del Departamento de Estado. El mismo está basando las acciones económicas futuras, incluso los planes para un embargo al comercio cubano, al resultado de la venidera reunión de la OEA. Mientras tanto, el Departamento de Estado ha creado un grupo de acción económica, el cual acordó desarrollar 13 acciones”.

“El Departamento de Estado planificará, con el de Comercio y otras agencias estadounidenses, sobre cómo interrumpir la diversión de artículos vitales en el comercio cubano. Se explorará por el Departamento de Estado la colaboración con otras naciones de la OEA, particularmente Canadá y México.  

“El Departamento de Estado, con el de Comercio y otros involucrados, confeccionará “una lista positiva” de artículos a América Latina que estarán sujetos a los mismos procedimientos de licencias aplicados en otras partes del mundo libre a tales embarques”.

“El Departamento de Estado informará el 15 de febrero 1962 sobre el estado de los planes para ganar la cooperación de los aliados de la OTAN (bilateralmente o en el foro de la OTAN, como sea más apropiado) El objetivo es convencer a esas naciones a dar los pasos para aislar a Cuba de Occidente”.       

“El Departamento de Estado informará el 15 de febrero 1962 sobre el estado de las acciones adoptadas con Japón, quien tiene un comercio comparativamente importante con Cuba, las cuales son similares a las seguidas con las naciones de la OTAN”.

“La CIA propondrá un plan el 15 de febrero 1962 sobre la interrupción del suministro del níquel cubano a la Unión Soviética. La CIA considerará específicamente cómo bloquear la reapertura del suministro de níquel de Canadá a los soviéticos.”

El Departamento de Estado debería darle clases de historia a sus “diplomáticos” enviados a La Habana, para que no se proyecten como ignorantes de los actos hostiles que Washington ha ejecutado y aun ejecuta, contra la pequeña Isla del Caribe, con el propósito de hacerle la vida difícil a sus ciudadanos, que son quienes sufren las consecuencias de esas políticas criminales.

El fin que persigue la guerra económica está claramente expuesto en el propio documento, el cual afirma sin ambages:

“Básicamente, la operación está dirigida a provocar una rebelión del pueblo cubano. Esta sublevación derrocará al régimen comunista e instaurará un nuevo gobierno con el cual Estados Unidos pueda vivir en paz”.

El 12.12.1963 un extenso memorando desclasificado de la CIA sobre la situación interna de Cuba, expone:

“La actual política de los Estados Unidos respecto a Cuba tiene por objetivo aislarla del hemisferio occidental y del resto del mundo libre, y ejercer la mayor presión posible…para evitar la consolidación y estabilización del régimen Castro-Comunista”.  

“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre….  estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

Estados Unidos no puede engañar al mundo y menos a los cubanos que la Revolución enseñó a leer, escribir y analizar.

Sus propios documentos los acusan, no es propaganda de Cuba, es la política imperialista que los delata, aunque prepotentemente piensan que la historia se ha olvidado.

No en vano José Martí enfatizó:

“Saber leer es saber andar. Ser cultos para ser libres”