Contra Cuba vale todo.


Por Arthur González.

La guerra mediática contra la Revolución cubana es tal que no hay tema que se escape con tal de conformar una imagen diabólica, precio que debe pagar la Mayor de las Antillas por enfrentarse al imperio más poderoso y despiadado de la historia, los Estados Unidos de América.

A Cuba no le perdonan su rebeldía y el propósito de defender a ultranza su independencia y soberanía, frente al país que siempre soñó con sumarla a sus estrellas, deseos expresados en 1805 por el presidente Thomas Jefferson, al embajador del Reino Unido de Gran Bretaña, a quien planteó: “En caso de una guerra con España, Estados Unidos se apoderará de Cuba por razones estratégicas, relacionadas con la defensa de su territorio”.

Años posteriores recogen múltiples intentos de apropiarse de la Isla, como fue el anuncio de lo que sería la Doctrina Monroe y la teoría de la Fruta Madura en 1823, y así sucesivamente hasta que el 1ro de enero de 1959, triunfó la Revolución encabezada por Fidel Castro, quien cortó de raíz esas aspiraciones yanquis, hecho que trataron de impedir desde 1958 cuando el director de la CIA, Allen Dulles, afirmó en la reunión del Consejo de Seguridad de diciembre de ese año: “Tenemos que evitar la victoria de Castro”.

Desde aquel momento iniciaron las campañas de mentiras y acusaciones falsas para impedir que el ejemplo de Cuba fuese imitado.

Se aprobaron Planes de Acciones Encubiertas de la CIA, presiones a países de Latinoamérica y Europa para que rompieran relaciones diplomáticas, estructuraron las guerras económica, comercial, financiera y biológica con el fin de ahogar la economía, unido con acciones de propaganda y guerra psicológica para lograr el resentimiento del pueblo, sumándole planes de terrorismo de Estado y los de asesinato a Fidel Castro; pero nada ha tenido el resultado esperado.

En los últimos meses, desesperados por aplicar nuevas medidas de igual formato, Estados Unidos despliega una feroz cruzada contra la colaboración médica cubana, que tantas vidas ha salvado en zonas donde jamás hubo presencia de un médico, con el objetivo principal de cortar la entrada de dinero a Cuba.

Similares acciones se tomaron contra la entrada de visitantes a la Isla, impidiendo los arribos de cruceros y de norteamericanos con licencia, aunque esas, según declaró el presidente Barack Obama eran para:

Potenciar aún más nuestro objetivo de empoderar al pueblo cubano”.

Ahora pretenden fomentar la idea de que las misiones diplomáticas cubanas son “verdaderos centros de inteligencia para el espionaje y la subversión”, cuando son las embajadas yanquis quienes reparten dinero y utilizan el chantaje para que los gobiernos se sometan a sus políticas injerencistas.

A través de estaciones radiales y medios de prensa, creados por la CIA con el empleo de periodistas a su servicio, trasmiten noticias falsas para presionar a gobernantes a fin de expulsen a los diplomáticos cubanos, acusándolos de ser oficiales de inteligencia encubiertos, al estilo de lo que hace la CIA en todas sus embajadas.

Sin embargo, para amedrentar a quienes denuncian a sus oficiales CIA bajo la cobertura diplomática, Estados Unidos aprueba leyes que sancionan a quienes revelen los nombres de sus oficiales, como la aprobada por el Departamento de Defensa que expone:

“La divulgación de información clasificada que revele cualquier información que identifique a un agente encubierto, cuando se hace intencionalmente por una persona con acceso autorizado a dicha información de identificación, se castiga con prisión de hasta 15 años”.“Una divulgación similar por parte de alguien que se entera de la identidad de un agente encubierto, como resultado de tener acceso autorizado a información clasificada, se castiga con no más de 10 años de prisión”.

Esa y otras leyes similares vigentes en los Estados Unidos, se soslayan cuando personas mal intencionadas y financiadas por sus servicios de inteligencia, pretenden acusar a diplomáticos cubanos de ser “oficiales de inteligencia”, como hace en estos días la prensa en Colombia y Chile.

Reportes publicados por ciertos “analistas e investigadores” acusan a Cuba de tener en Colombia, un poderoso entramado de espionaje y agentes de inteligencia desplegados desde la Embajada de Cuba”.

Luis Domínguez, auto calificado “investigador”, divulgó que:

La estrategia cubana parece cumplir el objetivo de influir en los acontecimientos políticos a favor de los intereses regionales del régimen. También, al igual que en el resto del mundo, ha usado al país suramericano como plataforma para socavar todos los intereses de Estados Unidos, en lo que resulta clave el reclutamiento de ciudadanos colombianos, ya sean funcionarios o simples ciudadanos”.

“En los años 80 y 90 el centro de la inteligencia cubana en la Embajada en Colombia, se clasificó entre los más importantes de la región después de México y Perú. Humberto Cachón Gacita (Hermes), Rubén Darío Ibáñez Fajardo (Dalio), Rolando Sarraf Elías (El Moro), Francisco González García (Frank), Tomas Díaz Acosta (Tomasito) y Juan Roberto Loforte (Ramón, recientemente relevado), han sido algunos de los jefes y oficiales de ese centro que, en diferentes épocas, han dirigido el trabajo de la inteligencia cubana en ese país, usando coberturas diplomáticas o periodísticas.”

No hay dudas que es una cruzada para demonizar a Cuba, similar a la que despliegan contra los médicos cubanos, acusados de ser “miembros de la inteligencia” comunista.

Para ponerle más sal al asunto, el susodicho “investigador” agregó en su artículo:

“Hoy, en la pequeña Embajada del barrio bogotano del Chicó, laboran al menos tres experimentados altos oficiales de la DI cubana: el Embajador, el Primer Secretario y el Consejero de Prensa…José Luis Ponce Caraballo, Embajador desde el 18 de diciembre del 2015, es realmente un Coronel de la Dirección de Inteligencia cubana, que usó la fachada de periodista de la agencia cubana Prensa Latina, desde los años 70”.

“Luis Gilberto Beatón Fonseca, desarrolla sus actividades de inteligencia bajo la fachada de jefe de la oficina de Prensa Latina en Venezuela, donde presumiblemente es jefe o segundo jefe del Centro de la inteligencia cubana en ese país. Es también Coronel de la DI.

Noticias similares aparecen en la prensa de Chile, donde arremeten contra los diplomáticos cubanos, lo mismo que desde hace años dicen de los que trabajan en Venezuela.

A los yanquis les duele la solidaridad que recibe Cuba en el mundo, por su resistencia ante las criminales acciones que lleva a cabo el gobierno de Estados Unidos desde hace 60 años. Por eso, intentan amedrentar a los que mantienen relaciones de verdadera amistad con las embajadas cubanas y alejarlos de los diplomáticos para no ser acusados de “agentes” de la inteligencia comunista.

Esa vieja táctica nunca ha funcionado, porque los amigos de Cuba y su Revolución han sufrido persecución y hostigamiento por Estados Unidos desde 1959 y jamás han renunciado a darle su apoyo a quienes están sometidos a una vigilancia permanente.

En vez de mentir contra Cuba, sería conveniente que le informaran a la opinión pública internacional, lo que realizan los oficiales de la CIA desde las misiones diplomáticas de Estados Unidos en el mundo, como en La Habana desde el mismo año 1959.

¿Por qué el “investigador” no explica que, según documentos oficiales desclasificados, el 18 de enero de 1960 la CIA creó la primera estructura para enfrentar a la Revolución cubana, denominada Rama WH-4, dentro de la División del Hemisferio Occidental del Directorio de Planes, y que la misma contaba con 20 oficiales en la Embajada en La Habana y dos en el Consulado radicado en Santiago de Cuba?

Bien les valdría a los latinos conocer que, desde la Embajada yanqui en Cuba, la CIA ejecutó una importante operación en 1960, contra lo que ellos pensaron serían los locales de la embajada soviética, dirigida por el oficial Melvin Beck, especialista en temas soviéticos y jefe del equipo de América Latina en la División de la Unión Soviética del Directorio de Planes de la CIA,

Beck llegó a La Habana en mayo de 1960, por tercera ocasión desde 1959, pero acreditado como diplomático. Su objetivo era instalar micrófonos de alta tecnología en el que, a su entender, sería el despacho del embajador soviético.

En esa riesgosa tarea organizada y ejecutada entre julio y agosto de 1960, contó con el apoyo de Robert D. Wiecha, uno de los oficiales de la CIA más activos en la actividad de espionaje y subversión contra Cuba, quien se desempeñaba como diplomático en la Isla; y de Phillip H. Klepak, agregado naval auxiliar en la embajada yanqui.

El imaginario local de la embajada soviética era el Pent house del entonces Hotel Rosita, hoy edificio Sierra Maestra en Miramar.

Melvin Beck, narró los detalles en su libro “Contendientes Secretos”, donde explica que su apoyo para entrar en el Pent house, fue el cubano Alfredo Izaguirre de la Riva, sobrino nieto del ex propietario del Hotel Rosita, reclutado por “diplomáticos” yanquis a principio de 1959.

Para esa injerencista operación, violadora de todas las normas internacionales y la soberanía de Cuba, la CIA envió también a dos especialistas de su División de Servicios Técnicos, quienes llegaron a instalar dos micrófonos con dos transmisores, en el techo de uno de los locales del segundo piso del Pent house, con diferentes frecuencias de transmisión. La recepción de las informaciones estaba prevista en el apartamento del cubano, en el edificio Rio Mar, colindante con el Hotel.

Otra de las violaciones que la CIA acostumbra ejecutar con sus “diplomáticos”, fue la instalación de micrófonos de la más avanzada tecnología, en las oficinas de la agencia de prensa China SINJUA, situada en el apartamento 172 del Edificio del Retiro Médico, en la zona de la Rampa, en la capital cubana.

Para dirigir esa tarea, en agosto de 1960 arribó a La Habana el oficial CIA Robert L. Neet, bajo la fachada de “agregado consular” en tránsito.

Otra vez el oficial CIA Robert Wiecha, recibió instrucciones de participar en la operación, con la misión de observar clandestinamente dicha agencia de prensa y recolectar la información necesaria que facilitaría la instalación de los micrófonos.

La embajada yanqui alquiló dos apartamentos, uno en los altos y otro debajo de la SINJUA, donde residirían dos secretarias de la misión diplomática, pero Wiecha tuvo que alquilar un tercer apartamento, a nombre de un norteamericano de origen italiano, propietario de una academia de baile en La Habana, reclutado por el oficial CIA para apoyar esa operación de espionaje.

La CIA dio máxima prioridad a ese trabajo y envió a La Habana como “diplomáticos”, a varios técnicos y también empleó la fachada de turistas con otros, entre estos David Lemar Christ, jefe de la Rama de Operaciones de Audio de la División de Servicios Técnicos de la CIA, fundador de la Rama de Física Aplicada en la mencionada División.

Para instalar los micrófonos, perforaron el piso del apartamento ubicado encima de la SINJUA y empotaron en la pared del baño el transmisor. El micrófono trasladado hacia el piso de abajo, era tan pequeño como un alfiler. La operación fue detectada por la Seguridad cubana y todos fueron detenidos in fraganti.

La conducta de los “diplomáticos” yanquis se mantiene y en 1987 la CIA fue denunciada por el gobierno cubano por sus acciones de espionaje en la Isla, publicándose las imágenes de decenas de operaciones de inteligencia, ejecutadas por 22 oficiales CIA acreditados como diplomáticos, más otros 51 que visitaban La Habana como “diplomáticos en tránsito”, para trabajos en la entonces Sección de Intereses.

Jamás una embajada cubana ha realizado tales actos injerencistas, pero esas historias cometidas por la CIA no las divulgan en los Estados Unidos y menos en países latinoamericanos.

Cuba tiene suficiente moral y se defiende de las agresiones permanentes que Estados Unidos desarrolla contra su pueblo, para destruir su proceso revolucionario, lo cual no han podido ni podrán hacer, porque como afirmó José Martí:

“La Revolución en Cuba es el aire que se respira, el pañuelo que la novia regala, el saludo continuo de los amigos y el recuerdo que venga y que promete”.

La doctrina Monroe en plena vigencia.


Arthur Gónzalez.

doctrina monroeTal parece que el secretario de Estado, John Kerry, se subió a la máquina del tiempo y asumió la personalidad del ex presidente norteamericano James Monroe, creador en 1823 de la doctrina que expresa “América para solo los americanos”. Sigue leyendo