La CIA los utilizó y ahora los abandona.


Por Arthur González.

De acuerdo con informaciones divulgadas el 24 de agosto 2019 en la prensa de Miami, Francisco Verona Santana, cubano de 83 años de edad, recibió una respuesta negativa a su solicitud de ciudadanía estadounidense, cuando decidió aplicar por ella.

Francisco cumplía prisión en Cuba, sancionado por delitos contra la Seguridad del Estado por ejecutar acciones al servicio de la CIA para derrocar al gobierno revolucionario, cuando fue liberado en 1979 después de un proceso de negociación entre las autoridades cubanas y la administración del presidente Jimmy Carter, comprometiéndose la parte norteamericana a otórgales visas a un grupo de esos cubanos, que estaban presos por la misma causa, algo que Estados Unidos se negaba a cumplir.

Ese mismo año Verona Santana llegó a Estados Unidos, pero nunca solicitó la ciudadanía, hasta ahora que ha sentido temor ante las nuevas regulaciones migratorias que aplica el presidente Donald Trump.

Una muestra de cómo los yanquis utilizan a miles de personas para que cumplan sus órdenes y conspiren contra Gobiernos que no son de su agrado, es el caso de Francisco Verona, al que las mismas autoridades norteamericanas, que una vez lo recibieron como “héroe”, ahora lo consideran un delincuente común, al exigirle los funcionarios del Servicio de Inmigración y Naturalización, evidencias documentales que sustenten que su sanción penal en Cuba fue por actos políticos, algo que él no puede presentar.

Para reafirmar cómo esas personas se han dejado manipular y actualmente no son respaldados por quienes hace 40 años les pagaron para cometer acciones contrarrevolucionarias, es lo que el propio Francisco contó a periodistas de Miami, al expresar que ante la negativa de otórgale la ciudadanía estadounidense, acudió a varios Senadores y Congresistas cubanoamericanos buscando apoyo, (pudieran ser Bob Menéndez, Marco Rubio, Mario Díaz-Balart, entre otros) pero ninguno se interesó en su caso, a pesar de que ellos hicieron carrera política instigando a cometer y apoyar actos contra la Revolución cubana.

Situación similar vivió un grupo de contrarrevolucionarios entrenados, abastecidos y financiados desde la entonces Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, cuando una década atrás viajaron a España, después de un proceso de mediación del Cardenal cubano, Jaime Ortega Alamino, con el gobierno español.

Una vez en España ninguno fue considerado como “preso político” y el tratamiento recibido fue similar al de otros emigrantes del mundo, e incluso fueron reprimidos brutalmente ante los desórdenes públicos que ejecutaron, al exigir prebendas como las que estaban acostumbrados a recibir de los diplomáticos de Estados Unidos, España y de otros países europeos, mientras cumplían instrucciones yanquis en la Isla.

Recientemente Ramón Saúl Sánchez, terrorista al servicio de la Agencia Central de Inteligencia, también denunciaba que no le aceptaron su solicitud de residencia permanente en Estados Unidos, después de cumplir por muchos años instrucciones de esos oficiales para ejecutar actos y provocaciones, en sus intentos por derrocar a la Revolución. Hoy es considerado un delincuente común.

Esto es una prueba de la forma en que la CIA trata a sus asalariados, los usa y después los abandona a su suerte, al igual que hacen con los materiales desechables.

Triste historia para quienes traicionan a su patria por unos dólares, que al final no les sirven ni para obtener una pensión honorable al llegar a viejos.

Así les pasa a todos aquellos que un día creyeron que, por aceptar su ingreso en los grupúsculos contrarrevolucionarios, como los creados para supuestamente defender los “derechos humanos” en Cuba, iban a ser para los yanquis estrellas rutilantes de por vida y hoy no tienen otro recurso que emborronar cuartillas diciendo mentiras, con la ilusión de recibir algunas migas de sus amos.

Qué razón tiene José Martí cuando sentenció:

“Debe ser penoso inspirar desprecio a los hombres”

Miami donde se ganan millones por hablar mal de Cuba.


Por Arthur González.

¿Cuantos millones de dólares ha gastado el gobierno de Estados Unidos desde 1959, en fabricar campañas contra la Revolución cubana? La cifra es astronómica, y lo peor es que no logran los resultados añorados.

A pesar de llevar 60 años de fracasos, es negocio muy jugoso con el que muchos se salpican. Algunos amasan cuantiosas fortunas y otros hacen carreras políticas jamás soñadas por honestos ciudadanos norteamericanos.

Todos los meses del año esos mafiosos terroristas crean nuevas fórmulas para ganar más dinero del que aportan los contribuyentes, sin sospechar que sus impuestos engordan a decenas de norteamericanos de origen cubano, que viven del cuento de “acabar con el gobierno socialista”.

El invento más reciente lo dio a conocer el mafioso Tomás Regalado, ex alcalde de Miami y actual director de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), íntimo amigo de los capos Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart, Bob Menéndez y Marco Rubio.

Regalado, como buen marrullero, sabe cómo apoderarse del dinero y por esa razón inventó la mentira de que Radio Martí se “escucharía en toda Cuba”, a partir del pasado 13 de agosto, pero la vida demostró su engaño pues tampoco se escuchó.

Para desviar la atención de aquellos que pudieran reclamarle por el gasto innecesario de los 20 millones de dólares que el Congreso aprobó este año, para las emisoras fantasmas Radio y TV Martí que jamás se han escuchado ni visto por el pueblo cubano, de conjunto con la organización Freedon House, lanzó la noticia del próximo establecimiento de una línea telefónica para denunciar inventadas “violaciones” de derechos humanos en Cuba.

¿Por qué en vez de seguir perdiendo tiempo y engañando al mundo con sus mentiras, no abre una línea telefónica para denunciar las violaciones de los derechos humanos que Estados Unidos ejecuta contra Cuba?

Entre las primeras denuncias de esas violaciones, estará el daño causado al pueblo por la criminal guerra económica total, impuesta por Estados Unidos desde 1962, que persigue el fin de lograr el desencanto y el desaliento del pueblo, además de querer matar por hambre y enfermedades a 11 millones de seres humanos.

Otra de las denuncias será la despiadada guerra biológica desplegada por el gobierno de Estados Unidos contra el pueblo de Cuba.

Un memorando del Estado Mayor Conjunto (JCS), del 30 de octubre 1964 dirigido al secretario de Defensa, desclasificado y archivado en la Biblioteca LBJ en Austin, Texas, recoge el diseñó para la destrucción de la economía cubana, mediante la introducción por vía aérea, de un parásito contra la caña de azúcar llamado Bunga, que destruye todos los sembrados de esa gramínea.

La diseminación en la Isla de la fiebre aftosa, altamente infecciosa en el ganado caprino, porcino y ovino, con el objetivo de cortar los suministros de carne, leche y huevos al pueblo de Cuba, es una violación de los derechos humanos de Estados Unidos, a la que se suman la introducción de la fiebre porcina africana, la tristeza del cítrico, el moho azul de tabaco, la roya de la caña, el trip palmis y el dengue hemorrágico, por solo citar algunas de las enfermedades diseminadas en la Isla.

Otras violaciones fueron los intentos de asesinar a Fidel Castro y los hechos terroristas contra la economía, estos últimos recogidos en documento preparado en junio del 1963 por la Agencia Central de Inteligencia y aprobado por el Grupo Permanente del Consejo Nacional de Seguridad, que refleja su política encubierta con una amplia gama de actos terroristas.

Esas acciones fueron dirigidas a sabotear la producción y entrega de la energía eléctrica; el daño o pérdida de la producción e instalaciones de almacenamiento del petróleo, aceites y lubricantes; vandalismo en las vías férreas, en materiales rodantes de las carreteras y la destrucción de puentes principales; fábricas procesadoras y su producción, entre ellos el complejo niquelífero de Nicaro, plantas de cemento, destilerías y otras industrias asociadas al abastecimiento de alimentos, ropas y casas.

¿Qué van a decir Regalado y Freedon House, sobre la acogida en Miami de terroristas, asesinos, torturadores y ladrones que se pasean por sus calles sin ser molestados por el FBI?

Carlos Alberto Montaner es uno de ellos, a pesar de haber sido detenido después de colocar una petaca explosiva en un centro comercial habanero, donde resultaron heridos una madre y sus dos hijos menores. Por ese hecho terrorista fue juzgado y sancionado, fugándose del centro penitenciario, logrando asilo en la embajada de Brasil.

Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, vivieron en Miami hasta su muerte natural sin ser molestados por el FBI, siendo autores de decenas de actos terroristas contra embajadas cubanas, oficinas comerciales en el exterior, hoteles, restaurantes y de la explosión en pleno vuelo del avión civil cubano en 1976 donde murieron 73 inocentes.

En el mundo desarrollado existen más de 76,5 millones de niños afectados por la pobreza, incluidos estadounidenses, según el informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), pero ninguno es cubano.

Las sanciones impuestas a la banca internacional por hacer alguna transacción financiera con Cuba, es una flagrante violación de los derechos humanos, porque busca impedir la compra de alimentos, medicinas, materias primas, equipos médicos y artículos de consumo general.

Regalado no es capaz de abrir una línea telefónica para denunciar las violaciones de los derechos humanos de los miles de latinos que son separados de sus hijos en la frontera con México, por orden del presidente Donald Trump; los abusos sexuales cometidos por cientos de sacerdotes norteamericanos contra menores de edad; los estadounidenses que viven en alarmantes niveles de pobreza; los veteranos y mutilados de las guerras imperialistas contra Afganistán, Irak, Libia y Siria, que no son atendidos adecuadamente por la falta de un sistema de salud humano en Estados Unidos.

Antes de seguir haciendo negocios con las campañas mediáticas contra Cuba, Regalado y Freedon House deberían trabajar por el bien de los estadunidenses, evitar y denunciar las verdaderas violaciones a los derechos humanos que comete a diario el gobierno yanqui.

En Cuba existe el derecho a una vida saludable, culta y digna, ejemplo para muchos países, incluido Estados Unidos, a pesar de que se autocalifican como “paladines” de los derechos humanos.

No por gusto José Martí aseveró:

“Los negocios tienen sus rufianes”

 

 

Proyecto Varela, la historia de un fracaso


Por Arthur González

En 1998 el asalariado de Estados Unidos Oswaldo Payá Sardiñas, quien encabezó el controvertido Movimiento Cristiano de Liberación, escaso en membresía y no bien visto por otros grupos contrarrevolucionarios fomentados por Estados Unidos, presentó un proyecto de ley titulado Proyecto Varela.

Dicho engendro producido en territorio norteamericano, pretendía alcanzar reformas políticas en la isla, especialmente en el tema electoral.

La promoción no le faltó en los principales medios occidentales e incluso el ex presidente James Carter en su visita a La Habana, le dio apoyo, al pronunciar su discurso en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, transmitido en vivo por la Tv cubana.

Ninguna de las maniobras diseñadas por los especialistas yanquis dio resultado; la causa fundamental fue la falta total del apoyo de los 11 millones de cubanos que respalda a la Revolución y los beneficios sociales que esta le proporciona al pueblo, a pesar de que el esquema de guerra económica impuesta por Estados Unidos desde 1962, busca precisamente cortar ese apoyo a partir de las limitaciones económicas.

Transcurridos 19 años de ese fiasco total, Rosa María Paya Acevedo, hija del fallecido Payá Sardiñas, recibió instrucciones en Miami de desempolvar el viejo guion del Proyecto Varela, con el sueño de aprovechar el próximo proceso electoral cubano donde el actual presidente Raúl Castro Ruz, dejará su cargo.

Rosa María reside en Miami como “refugiada política”, aunque visita periódicamente La Habana, donde jamás ha confrontado represiones ni peligros para su vida, incluso conserva la casa familiar en el barrio del Cerro.

En la capital de la mafia terrorista anticubana,  políticos como Marco Rubio, pretenden encaminar la política hacia la isla por los mismos senderos de 58 años de fracaso, arrastrando al presidente Donald Trump a tomar partido por la línea política de la hostilidad y el enfrentamiento, que lejos de perjudicar beneficia a la Revolución, al mostrar la verdadera esencia que siempre caracterizó las agresiones estadounidenses contra el pueblo de Cuba.

Rosa María, ausente de trayectoria como “opositora” en vida de su padre, falta de carisma como líder y quien tras la muerte de su padre negoció visa de “refugiada política” con diplomáticos de la misión de Estados Unidos en La Habana, al prever que ella, su madre y dos hermanos quedarían sin el dinero que mensualmente recibía Payá Sardiñas.

Como moneda de cambio, se comprometió a desarrollar una campaña contra Cuba, culpando a sus autoridades de ser responsables de la muerte de su padre, la cual ocurrió en un accidente automovilístico cuando viajaba por todo el país repartiendo dinero para acciones subversivas, enviado por Esperanza Aguirre del Partido Popular Español.

El auto era conducido por el español Ángel Carromero, juzgado en Cuba delante del embajador de España y el Cónsul General, los que declararon que “el juicio fue transparente y justo y Carromero el culpable por conducir a exceso de velocidad”, situación ratificada por los tribunales españoles.

Estados Unidos ante la ausencia de líderes contrarrevolucionarios jóvenes, apuesta por Rosa María para trasmitir el mensaje de la supuesta existencia de una “oposición” entre la juventud cubana, pero comete un gravísimo error al ser ella residente permanente en Miami y no en Cuba, carecer de prestigio por negociar con la muerte del papá y mantener relaciones amorosas con Orlando Pardo Lazo, cubano que eyaculó encima de la bandera cubana y lo divulgo por Internet.

No obstante, sufragan sus costosos viajes a congresos internacionales, entrevistas con altos dirigentes políticos extranjeros y es asidua visitante a los senadores Marco Rubio y Bob Menéndez, acusado por corrupto, y los representantes Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, ambos hijos de testaferros del dictador Fulgencio Batista, prueba de que es una figura fabricada a la carrera para sus campañas contra Cuba.

Desde Estados Unidos creó un supuesto movimiento denominado Cuba Decide, para crear la ilusión de que hay una oposición política en la isla, pero otra vez la falta de quórum y apoyo del pueblo cubano la condenan al fracaso.

El descalabro de la política yanqui contra Cuba está precisamente en no aceptar que el pueblo decidió caminar por un rumbo diferente en 1959 y que ni guerra económica, ni mediática han logrado remover las bases populares de apoyo a la Revolución.

Los cubanos no olvidan los cientos de actos terroristas ejecutados por la CIA, incluida la guerra biológica que tantos muertos ha causado, como fueron los 101 fallecidos en la explosión del buque francés La Coubre, en marzo de 1960, los 73 pasajeros muertos como resultado de las bombas colocadas en un avión cubano en 1976 y menos aún los 158 cubanos que perdieron la vida en 1981, debido a la introducción por la CIA del Dengue Hemorrágico, epidemia que aun afecta a la población.

Las falsas acusaciones de Rosa María sobre inventadas represiones a sus seguidores en Cuba, son replicadas en las redes sociales, hechos que nadie ve, ni comprueba, pero son ampliamente divulgadas para construir situaciones virtuales, por las que en su momento ella tendrá que aclarar ante los tribunales cubanos por ser constitutivas de delito, algo también condenable en los Estados Unidos.

A pesar de las campañas mediáticas, el proceso electoral cubano se completará como siempre, los contrarrevolucionarios que pretendan auto proponerse como delegados de base en el Poder Popular, no tendrán respaldo alguno, primero porque ningún trabaja, son asalariados de Estados Unidos y en segundo lugar porque quien apoya a una potencia extranjera para mantener la guerra económica contra el pueblo sabe que jamás tendrá un solo voto.

La historia se repite unas veces como tragedia y otras como comedia, pero el Proyecto Varela II, irá a parar al mismo basurero.

Razón tenía José Martí cuando afirmó:

“¡Los flojos, respeten: los grandes adelante!”

Proponen recortar fondos para embajada yanqui en La Habana


Por Arthur González.

Compulsada por mafiosos anticubanos en el Congreso de Estados Unidos, la Cámara de Representantes propuso un proyecto para recordar los fondos a su embajada en la Habana, hasta que Cuba devuelva algunos ciudadanos considerados como «terroristas» refugiados en la Isla.

Estados Unidos no reconoce como disidentes u opositores a los integrantes del extinto grupo Las Panteras Negras, sin embargo, así califican a los contrarrevolucionarios que ellos crearon, entrenan y sostienen financieramente en Cuba y en Venezuela.

Una de las personas reclamadas es Joanne Chesimard, única mujer que aparece como uno de los 10 terroristas más buscados por el Buró Federal de Investigaciones, FBI, acusada de matar en 1973 a un policía de Nueva Jersey, durante un enfrentamiento entre una patrulla y varios disidentes.

Si ella hubiese sido la víctima, al culpable nunca lo juzgarían por asesinar a una mujer que luchaba por los derechos civiles de los negros norteamericanos.

En Venezuela, la derecha estimulada por Washington asesina a mansalva a jóvenes chavistas quemándolos vivos, pero no son considerados asesinos, sino “opositores que luchan por la libertad”.

Si de reclamaciones se trata, el Senador por el estado de New Jersey, Bob Menéndez, acusado de corrupción, debe tener presente que la lista de asesinos prófugos de la justicia cubana es mucho más extensa que la de los que reclama Estados Unidos, e incluye a esbirros de la tiranía de Fulgencio Batista, que encontraron abrigo y apoyo desde 1959, a pesar de las reclamaciones oficiales de Cuba.

Si la refugiada Joanne Chesimard, está acusada de matar un policía, Menéndez, quien integra la mafia terrorista anticubana, debería saber que solo entre Esteban Ventura Novo, Rolando Masferrer Rojas, Julio Laurent Rodríguez y Conrado Carratalá Ugalde, tienen mucho más de 100 asesinados cada uno, y fueron reclamados por delitos comunes y jamás el gobierno de Estados Unidos los devolvió a Cuba.

Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, Pedro Remón, Guillermo Novo Sampoll, Gaspar Jiménez, más otros asesinos y autores de actos terroristas contra el pueblo cubano, disfrutan la vida en las calles de Estados Unidos bajo el estatus de “refugiados políticos”, e incluso muchos fueron aceptados en ese país a partir de la solicitud que hiciera la representante republicana Ileana Ros-Lehtinen, a los presidentes Ronald Reagan y George Bush.

No hay moral para hacer reclamaciones de una disidente que buscaba la igualdad para los negros estadounidenses, mientras goza de total libertad Luis Posada Carriles, autor de la voladura de un avión civil cubano donde perdieron la vida 73 personas, más un turista italiano muerto a causa de las bombas colocadas en hoteles de La Habana, jactándose posteriormente ante la TV de Miami que ese joven italiano “estaba en el lugar y momento equivocado”.

¿Qué tratamiento recibirían Posada, Bosch, Remón, Novo y Jiménez, si los asesinatos cometidos fuesen en Estados Unidos contra ciudadanos de ese país? ¿Los considerarían disidentes? Por supuesto que no y las condenas serían de pena de muerte.

Mucha manipulación existe en la política de Estados Unidos, mientras consideran “luchadores por la libertad” a vulgares delincuentes, a los que verdaderamente batallan por los derechos civiles y humanos, los persiguen y condenan sin piedad.

La historia pasa factura y por eso Estados Unidos es repudiado por millones de hombres y mujeres en el mundo, sus embajadas tienen que ser fuertemente protegidas, sus presidentes circulan en autos blindados como ningún otro estadista y la policía reprime sin misericordia a todo aquel que intente reclamar sus derechos.

Los mafiosos son tan brutos que no analizan que el recorte presupuestario solo perjudicará a los propios Estados Unidos, y sin dinero los diplomáticos en La Habana se verán restringidos de llevar acabo las acciones de subversión política que realizan sobre los cubanos, especialmente los jóvenes, a los que pretenden emplearlos para su añorado cambio del sistema socialista, a fin de instaurar nuevamente el capitalismo que no eliminó la pobreza, el analfabetismo, la falta de atención médica para los pobres, la discriminación racial y de género, más las diferencias sociales.

Después del restablecimiento de relaciones el 17.12.2014 el Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, solicitó un incremento del presupuesto en más de 6 millones de dólares para la Misión en La Habana, el que hoy asciende a  11 millones 92 mil dólares, más un aumento adicional de otros 528 mil dólares.

Esta última partida fue destinada a programas diseñados por el Departamento de Estado  en su trabajo “pueblo a pueblo”, que tiene como objetivo el traslado de los valores de la sociedad norteamericana entre los cubanos, para ir horadando el sistema socialista desde adentro, mediante proyectos de educación e intercambio cultural, y según sus propias palabras “desarrollar contactos con nuevos públicos e instituciones, fortaleciendo las conexiones con instituciones e individuos de los Estados Unidos, que actualmente están en contacto con organizaciones cubanas”.

Al respecto Barack Obama declaró el 01.07.2015:

“…Podremos aumentar considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano. Tendremos más personal y nuestros diplomáticos podrán participar de manera más extensa en toda la isla…incluida la sociedad civil y con los cubanos que buscan alcanzar una vida mejor. […] Nadie espera que Cuba se transforme de la noche a la mañana, pero creo que el compromiso estadounidense, mediante nuestra embajada, empresas y ante todo nuestro pueblo, es la mejor manera de representar nuestros intereses, y apoyar la democracia y los derechos humanos”.

Los gastos aprobados el pasado 26.07.2017 por el Comité de Asignaciones para su embajada en Cuba, impedirá construir en esa Misión nuevas instalaciones o contratar personal adicional, excepto los imprescindibles para la seguridad y salud de los funcionarios, e impone las mismas restricciones a la de Cuba en Washington, algo que no es preocupante para los cubanos, todo lo contrario, pues como bien afirmó José Martí:

“Con la resolución indudable del pueblo de Cuba, es imposible la derrota”.

 

 

 

Quien carezca de principios éticos y morales no podrá dirigir a los cubanos.


Por Arthur González

Esos que se apodan “disidentes” y luchan entre ellos por alcanzar posiciones, con la ilusión de dirigir a los cubanos en el futuro cercano, jamás podrán aspirar a lograr un liderazgo en Cuba.

Los diplomáticos yanquis en La Habana que tuvieron el especial “privilegio” de conocerlos, escucharlos y verlos actuar, informaron al Departamento de Estado y a la CIA que:

“…Sin un verdadero milagro entre los líderes de la oposición, no es probable que el movimiento disidente tradicional pueda reemplazar al gobierno cubano es improbable que desempeñen algún papel significativo en cualquier gobierno que asuma después de los Castro…vemos poca evidencia de que las organizaciones disidentes principales tengan mucho impacto en los cubanos de a pie… su impacto en la sociedad cubana es muy poco y no ofrecen una alternativa política al gobierno…más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores…”

A pesar de esos criterios del personal diplomático que los conoció bien, en Washington algunos políticos continúan apostando por ellos y asignan presupuestos millonarios para alimentar a los que desde Miami llevan 58 años viviendo del fracasado cuento de “derrocar al régimen de Castro”.

Desesperados por encontrar figuras jóvenes entre la llamada “oposición”, crearon cursos en centros de Estados Unidos para la preparación de líderes. La primera acción fue en el 2009 con el lanzamiento de becas para jóvenes entre 16 y 18 años de edad.

Le siguieron otras como las otorgadas en el 2015 por la organización World Learning Inc., con sede en Washington, para un “Programa de Liderazgo de Verano”, y en el 2017 la convocatoria de la organización Líderes Sociales, con el propósito de promover el desarrollo profesional juvenil y fortalecer la sociedad civil cubana.

Ante tantos fracasos, apareció Rosa María Paya Acevedo, hija de Oswaldo Payá Sardiñas, muerto en un accidente automovilístico por la imprudencia del español Ángel Carromero, secretario general de Nuevas Generaciones del Partido Popular español, enviado a Cuba a repartirle dinero a la “disidencia” interna, cuando conducía a exceso de velocidad el auto en el que viajaban.

Carromero era un consuetudinario violador del código del tránsito en España, debido a su gusto por la velocidad, por lo cual le fue retirada su licencia de conducción.

Por el homicidio de Paya y su compañero Harold Cepero, fue juzgado y condenado a cuatro años de prisión por homicidio imprudente, ante la presencia del Embajador y el Cónsul General de España en Cuba, quienes reconocieron la limpieza del juicio y la veracidad de las pruebas presentadas, lo que fue ratificado por los periodistas extranjeros asistentes al acto jurídico.

La ausencia de ética de Rosa María y su madre Ofelia Acevedo, es tal que les vendieron a los yanquis sus principios y el amor familiar, a cambio de iniciar una campaña difamatoria contra el gobierno de Cuba, acusándolo de ser responsable de la muerte de ambos asalariados.

Como pago, recibieron un visado para Estados Unidos de “refugiadas políticas”, para ellas y dos hijos varones de Payá Sardiñas. Al arribar a Miami sus declaraciones fueron amplificadas por la prensa, con el respaldo de la mafia terrorista anticubana y en especial del Senador Marco Rubio.

A tal nivel cayeron ambas que se fotografían con el homicida español, lo besan y abrazan como un héroe, sin el menor escrúpulo, a sabiendas que es el único responsable de la pérdida del esposo y padre.

Por instrucciones recibidas en Miami, presentaron una acusación formal ante las cortes españolas, la que fue declarada sin lugar por falta de pruebas, al igual que la apelación.  Tampoco el gobierno de Mariano Rajoy aceptó la versión fabricada en Estados Unidos, y no se dejó arrastrar al show mediático, corroborando las declaraciones de sus funcionarios diplomáticos que presenciaron el juicio en Cuba.

Pasados cinco años y queriendo darle un protagonismo inexistente a la joven Rosa María, con la quimérica pretensión de presentarla como una futura líder para los cubanos, costearon nuevamente su viaje a La Habana para conformar otra provocación en el aniversario de la muerte de Payá.

Para darle más sazón al tema, los senadores Dick Durbin, Bill Nelson, Jeff Merkley, Marco Rubio, Bob Menéndez y Ted Cruz, estos tres últimos de origen cubano, presentaron en el Senado una resolución en honor al legado de Payá, e instaron a que se aclarasen las circunstancias del suceso, con el objetivo de mantener el tema Cuba en discusión y evitar las propuestas de leyes para eliminar la prohibición de viajes a la Isla.

Rosa María siendo supuestamente una perseguida política, visita la Habana de forma permanente, sin confrontar dificultades para sus movimientos e incluso no ha sido encausada por las acusaciones falsas que reitera contra el Gobierno cubano, al responsabilizarlo de la muerte del padre, tal y como hizo recientemente en un comunicado, donde afirmó: “el accidente fue un atentado provocado por oficiales del régimen castrista”.

La “refugiada política” sabe perfectamente que está cometiendo un delito, tipificado en el código penal cubano, como denuncia o acusación falsa, sancionado con privación de libertad de tres a ocho años, algo que, de las autoridades proceder, le daría el pretexto anhelado para proclamarse como perseguida política.

Cuba tiene vasta experiencia en ese tipo de ardides yanquis, por tanto, Rosa María seguirá desgastándose con acusaciones que nunca podrá probar y con el denigrante papel de ganar dinero a costa de la muerte del padre.

En consecuencia, las aspiraciones que tienen de convertirla en una futura líder están condenadas al repudio del pueblo cubano y seguirá el mismo destino que sus tantos antecesores, pues como aseguran los diplomáticos norteamericanos en La Habana: “su impacto en la sociedad cubana es muy poco y no ofrecen una alternativa política al gobierno”.

Ante actitudes similares afirmó José Martí:

“Debe ser penoso inspirar desprecio a los hombres.”