Los verdaderos violadores de los derechos humanos nunca son sancionados.


Por Arthur González.

Estados Unidos todos los días viola los derechos humanos de miles de personas en su país y en el mundo, pero jamás son sancionados por las organizaciones que se dedican a ese tema. Por supuesto que no lo hacen porque fueron creadas y son financiadas por los mismos yanquis para atacar a los países que no se someten a sus dictados.

El caso más reciente de violación de los derechos humanos en Estados Unidos, es el escandaloso asesinato del Tyre Nichols, de 29 años y solo 68 kg de peso, a manos de cinco policías del Departamento de Policía de Memphis, el pasado 7 de enero 2023, quienes detuvieron a Nichols en plena vía, sin motivos, y le propinaron una salvaje paliza hasta causarle la muerte. Los cinco agentes tienen un peso corporal de más de 450 kg.

Este hecho es reiterativo en Estados Unidos, especialmente contra los estadounidenses de raza negra, pero nunca se han aprobado resoluciones para condenarlos en el Parlamento Europeo, la OEA ni en las Naciones Unidas, a pesar de existir pruebas suficientes respaldadas por videos, que confirma tales violaciones a los más elementales derechos de las personas, como es el derecho a la vida.

Si en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán, Siria, Rusia o China sucediera algo similar, el escándalo armado por la prensa occidental, el Departamento de Estado y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, fuera colosal, pero al ser en el país de “las libertades y el paraíso de los derechos humanos”, todo pasa como una mala práctica de 5 policías, quienes  fueron despedidos sin ser enjuiciados por ese crimen.     

Lo significativo de este caso es que los asesinos son también de raza negra, hecho que expone la violencia intrínseca en ese régimen para reprimir a las personas.

¿Por qué la organización Human Rights Watch no condena al régimen yanqui, por cometer esos abusos aberrantes ejecutados por la policía, como hace a diario contra los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba, sin hechos similares?  

Ni una sola línea escriben los europeos para reprobar ese crimen, que además no es llevado ante los tribunales, pues en Estados Unidos los muertos que causan los agentes de la policía, no reciben castigo porque en sus regulaciones están autorizados a matar, solo por suponer que “la víctima estaba armada y pretendía agredir a un agente del orden público”.

Los cinco policías detuvieron a Nichols en plena calle, supuestamente por “conducción imprudente”, pero tres días después del hecho, la Oficina de Investigación de Tennessee informó oficialmente que “La muerte fue a causa de las heridas sufridas en un incidente con el uso de la fuerza por los agentes” y Cerelyn Davis, jefa de la policía de Memphis, declaró: “Desde que ocurrió el hecho, las autoridades no han podido encontrar nada que corrobore la causa probable de conducción imprudente, por parte de Nichols antes del encuentro con los cinco policías”.

Pruebas suficientes para demostrar las violaciones a los derechos humanos y detener y procesar legalmente a los comisores, en vez de dejarlos en libertad y solo ser despedidos “por violar las políticas sobre el uso excesivo de la fuerza”, a pesar de que la jefa de policía declaró a la prensa que el video mostraba “actos que desafían a la humanidad y el desprecio por la vida, algo solo comparable con la golpiza mortal, que en 1991 le propinó la policía de Los Ángeles al taxista Rodney King.

En las próximas conversiones de Cuba con los Estados Unidos, donde los yanquis afirman que el tema de los derechos humanos siempre tiene que estar en la agenda, deberán explicar las razones por las cuales ellos matan a mansalva y no consideran como represión, tales acciones a manos de sus policías, ni violaciones de los derechos humanos de sus ciudadanos, principalmente si su piel es negra.  

La ausencia de vergüenza de los yanquis se plasma en declaraciones recientes de una funcionaria del Departamento de Estados, respecto a la Isla, en las que afirmó:

“Nuestra primera prioridad es promover la rendición de cuentas por los abusos de los derechos humanos, para lo cual hemos anunciado varias rondas de sanciones dirigidas a aquellas personas y entidades con vínculos directos con los abusos de los derechos humanos. Seguimos condenando estos abusos y exigiendo la liberación de los cientos de manifestantes y activistas encarcelados. Además, el presidente nos ha ordenado que exploremos formas significativas de apoyar al pueblo cubano”.

A darle lecciones de derechos humanos a otros; antes mírense por dentro y dejen de fabricar falsas violaciones contra las naciones que no se someten ni se dejan amedrentar con sus amenazas.

No se equivocó José Martí cuando afirmó:

“La vergüenza se ha de poner de moda y fuera de la moda la desvergüenza”.

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El fin perseguido es estrangular a Cuba


Por Arthur González.

Quienes viven del tema contrarrevolucionario desde hace 64 años, enriqueciéndose y alcanzando posiciones políticas en Estados Unidos, ahora corren a Londres para tratar de convertir un juicio financiero en político, todo con el marcado objetivo de afectar más la economía cubana que sufre el peor y despiadado bloqueo económico, comercial y financiero de la historia.

Las imágenes publicadas en las televisoras de Miami y las redes sociales, muestran a emigrados cubanos, financiados con dinero aprobado por el gobierno yanqui para las acciones subversivas contra Cuba, en actos de repudio con gritos, palabras obscenas y ofensas contra la delegación de abogados cubanos y extranjeros, presentes en el Tribunal Superior Londres, por el juicio iniciado el 23 de enero 2023 ante la demanda número CL-2020-000092 del 18 de febrero de 2020, titulada “CRF I Limited versus Banco Nacional de Cuba y República de Cuba”, por una suma de 72 millones de dólares.

La empresa CRF I Ltd., grupo inversor registrado en el paraíso fiscal de Islas Caimán, adquirió en los últimos los años esa deuda en nombre de sus inversores y ahora la jueza Sara Cockerill, de la división Comercial del Tribunal Superior de Londres, deberá decidir si es dueña legítima de esa deuda.

En caso fallar a favor de la empresa CRF I, le permitiría la reclamación del pago de la deuda y ante una negativa de la parte cubana, pudieran iniciar mecanismos legales para embargar los bienes propiedad de Cuba en el exterior, como compensación de dicha deuda.

Por eso, el fin que persiguen las presiones políticas desarrolladas por los lacayos de Estados Unidos, es que la jueza acepte la demanda de la empresa y estimular a otros acreedores a iniciar una cacería legal, con el objetivo de apropiarse de todos los activos cubanos en el extranjero, para indemnizar las deudas, situación que pondría en crisis total a la economía de la Isla, ya resentida por las sanciones yanquis; además de ahuyentar a nuevos inversores extranjeros, escenario anhelado por los yanquis desde 1960.

Cuba está presente en dicho juicio con Rodolfo Dávalos Fernández, presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Mercantil y de la Corte Cubana de Arbitraje Comercial Internacional; Juan Mendoza Díaz, profesor de Derecho Procesal de la Universidad de La Habana y presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Procesal y el abogado Humberto López, unidos a prestigiosos bufetes de abogados encabezados por la firma inglesa PCB Byrne LLP, con vasta experiencia en el manejo de este tipo de querellas.

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Cuba es víctima no victimaria.


Por Arthur González.

Desde Estados Unidos se pretende cambiar la historia de las relaciones con Cuba y venderse como víctimas de la Revolución cubana, cuando realmente el gobierno yanqui hizo lo imposible por evitar el triunfo de Fidel Castro, lo que demuestra la mentira de responsabilizar a las nacionalizaciones de las empresas yanquis, como la causa de la confrontación entre ambas naciones.

El acta de la reunión del Consejo Seguridad Nacional de los Estados Unidos del 23 diciembre de 1958, recoge los criterios de sus participantes, entre ellos del presidente Dwight Eisenhower y su vicepresidente, el director de la CIA, el secretario de Estado, el de Defensa y el Fiscal General, quienes trataron el tema de la situación político-militar en Cuba.

En ese punto, el secretario de Defensa expresó:

Castro es el mayor de los dos males entre él y Batista. Los Estados Unidos deben apoyar al menor de los dos males y proceder contra las bases que apoyan a Castro en los Estados Unidos”.

“A criterio de Allen Dulles, director de la CIA, la situación en Cuba está empeorando. Batista no está en condiciones de tomar ninguna acción para mejorar las condiciones, a no ser que fuera una acción militar desesperada, para lo cual el ejército no parece tener agallas”.

“El vicepresidente preguntó si era posible someter a proceso criminal a personas que, en Estados Unidos, financiaban a Castro. El Fiscal General señaló que el proceso a los partidarios de Castro podría ser más enérgico, si esto era conveniencia de los Estados Unidos”.

“Dulles añadió, debemos evitar la victoria de Castro”.

“El secretario Herter hizo la observación de que parece unánime la opinión de no apoyar el régimen de Castro y el presidente Eisenhower expresó su esperanza de lograr una tercera fuerza, que creciera en fortaleza e influencia, si se organiza alrededor de un hombre capaz, pertrechado con financiamiento y armamentos”. 

Con estos elementos ¿cómo ahora pretenden hacerle creer a quienes desconocen esta historia, que Cuba es la culpable de las acciones del Bloqueo económico, comercial y financiero?

Para desbaratar la actual corriente de cambiar la historia, ejecutada por los enemigos de la Revolución cubana, resulta importante leer el plan de influencia subversiva y reclutamiento en sectores priorizados de la sociedad cubana, elaborado el 14 de abril de 1959 desde la embajada yanqui en La Habana, por Daniel M. Braddock, ministro consejero en la embajada y el jefe de la Estación Local de la CIA James A. Noel.

El objetivo central de ese plan a solo tres meses del triunfo, era tratar de aislar a Fidel Castro de la influencia comunista, prueba del inicio de la injerencia en los asuntos internos de Cuba y las acciones de la CIA para entorpecer el desarrollo de la Revolución que no pudieron evitar.

Entre las medidas propuestas estaban:

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El fantasma de la represión en Cuba y la ceguera donde realmente existe.


Por Arthur González.

En su más reciente informe anual, la organización Human Rights Watch al servicio de los intereses del régimen de Estados Unidos, calificó a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba de cometer “abusos aberrantes” y en el caso específico de la Isla declara:

“…el gobierno cubano continuó durante el pasado año reprimiendo y castigando cualquier forma de disenso; en los juicios realizados el año pasado a cientos de manifestantes, se violaron las garantías básicas del debido proceso y se acordaron penas de prisión desproporcionadas”.

Sin explicar que las verdaderas causas provienen de la guerra económica yanqui, agregan:

“…los cubanos siguieron padeciendo una crisis económica severa que impactó en sus derechos básicos”.

Esto demuestra el estrabismo y miopía que padecen los miembros de organizaciones de los Derechos Humanos, por no decir que el cinismo desborda los límites razonables de quienes siguen la línea política que ordena el Departamento de Estado yanqui, para deformar la realidad de aquellos países que mantienen su independencia, a pesar de las sanciones impuestas por los yanquis para doblarle el brazo a esos rebeldes.

Los sucesos del 11 de julio del 2021 se produjeron como resultado del trabajo político ejecutado por el régimen de Estados Unidos, con el viejo anhelo de derrocar a la Revolución socialista cubana y provocar la represión por parte del ejército, para justificar sus sanciones económicas y disfrutar el trasnochado sueño de ver caer, con lo que no han podido en 63 años.

Human Rights Watch, omitió conscientemente un informe elaborado en el 2011, por el senador Carl Meacham, donde afirma:

“El Departamento de Estado entrenó a periodistas en varios países, para que aumenten su capacidad de diseminar rápidamente la información precisa, sobre acontecimientos y asuntos importantes, invirtiendo grandes esfuerzos en Cuba, paraincrementar las capacidades básicas de computación y alfabetización del pueblo cubano, como medio de facultarlo para llevar a cabo cambios positivos en su propia sociedad”.

Tampoco dijo una sola palabra respecto a declaraciones del Departamento de Estado, el 13 de junio de 2013, donde anunciaron propuestas de varios proyectos para promover la “democracia y los derechos humanos” en Cuba, entre ellos el uso de herramientas digitales “para ser utilizadas de forma selectiva y segura por la población civil cubana”.

Silencio absoluto sobre el Grupo Operativo de Internet para la subversión en Cuba, creado el 23 de enero del 2018 por ese Departamento, para subvertir el orden interno, integrado por representantes del gobierno, Organizaciones No Gubernamentales, como la USAID, Freedom House, la NSA y el buró de transmisiones hacia Cuba, responsable de Radio y TV Martí.

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Relaciones entre Estados Unidos y Cuba, viejo dilema sin solución.


Por Arthur González.

En días pasados el investigador estadounidense William M. LeoGrande, publicó un artículo sobre el tema de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, donde expone como una esperanza para mejorar la maltrecha situación, el nombramiento del exsenador Christopher Dodd, en el cargo de Asesor Presidencial Especial para las Américas, dada su experiencia en el tema regional y en especial por su constancia en insistir por el fin de la guerra económica, comercial y financiera que dura ya 62 años.

Esa línea política la siguieron casi todas las administraciones yanquis sin conseguirlo, excepto Barack Obama, quien creó grupos de trabajo para preparar a la opinión pública, que le posibilitará poner en práctica viejas recomendaciones del Council on Foreign Relations y otros órganos académicos especializados en política internacional, que sugerían un cambio de estrategia, siempre con la idea de derrocar a la Revolución cubana desde adentro, sin eliminar la guerra económica.

El fracaso de los intentos por mejorar las relaciones con Cuba, radica en que, Estados Unidos impone condiciones inaceptables, porque su pensamiento es del dueño y señor del hemisferio, que no admite una posición independiente y soberana, por ser “un mal ejemplo” para los demás.

Después del asesinato de J.F. Kennedy, en 1963, quien dio un primer paso, le siguió su sucesor Lyndon Johnson, presionado por un pequeño grupo de industriales, entre ellos Cyrus Eaton y Edwards Lamb, que consideraban errada la política hacia la Isla, pero el intento fracasó.

Con Richard Nixon en la Casa Blanca, también hubo tentativas e incluso muchos viajes a La Habana de diferentes congresistas y académicos, sufragados por las Fundaciones Ford y Rockefeller.

Henry Kissinger tuvo destacada participación en el traslado de mensajes y propuestas para mejorar las relaciones, personaje con un pensamiento muy práctico en temas de política exterior.

Este influyó en el presidente Gerald Ford, quien aprobó licencias para que subsidiarias yanquis comerciaran con Cuba, siempre que radicaran en países que mantuvieran políticas favorables al comercio con la Isla y cesaron las presiones políticas con quienes aceptaran esos negocios.

En reuniones efectuadas en 1975, Estados Unidos tenía el propósito de que Cuba pagara por las empresas que le fueron expropiadas; el pago de la deuda postal; la liberación de los presos contrarrevolucionarios juzgados por acciones de espionaje y subversión a favor de los yanquis; la situación de los derechos humanos; que se le permitiera a los cubanos con ciudadanía norteamericana viajar a Estados Unidos y que Cuba dejara de apoyar la independencia de Puerto Rico y a los movimientos revolucionarios latinoamericanos.

Estos elementos están recogidos en un informe desclasificado, fechado el 2 de enero de 1975, que envió William D. Rogers, subsecretario de estado, a Henry Kissinger.

Cuba planteó que el cese del bloqueo económico, comercial y financiero era una premisa para una negociación seria, pues no se podía negociar con un cuchillo en el cuello.

Los funcionarios estadounidenses respondieron que las relaciones con Cuba no era lo más importante de la política exterior de los Estados Unidos y para resolverlo se requería de un balance de acciones por ambas partes.

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