Por Arthur González.
Por Arthur González.
La libertad y la soberanía tienen un alto costo y Cuba lo paga con mucho sacrificio para no volver a caer en brazos de Estados Unidos, algo conseguido con la victoria alcanzada en 1959 contra el tirano Fulgencio Batista, ahijado predilecto de Washington y de la mafia italo-norteamericana, que hicieron de la isla su mayor casino de juego y de prostitución; junto a la posesión de las mejores tierras, industrias y la banca yanqui que dominaban la economía cubana.
Por mantenerse soberana e independiente, Cuba es el país más sancionado por los Estados Unidos en los últimos 63 años, por desafiar al imperio más poderoso de la tierra, quien no se resigna a tener a un gobierno socialista a solo 90 millas de sus costas, que resiste las sanciones criminales.
La más reciente sanción fue divulgada el pasado 2 de diciembre del 2022 por el Departamento de Estado, al incluir a Cuba, junto a Nicaragua, en su lista negra por supuestas violaciones a la libertad religiosa, algo insólito y no creíble para quienes conocen que la isla es el único país de Latinoamérica que recibió a tres Papas en los últimos años.
Todo forma parte de la guerra mediática de 5ta generación que ejecutan los yanquis, con el propósito de fabricar una matriz de opinión contra Cuba, para tratar de justificar la criminal guerra económica, comercial y financiera que sufre el pueblo cubano, con la finalidad de que culpe al gobierno socialista de sus penurias y sembrar el desencanto y el desaliento entre sus ciudadanos, especialmente los jóvenes, como expresan sus planes secretos.
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