¿Deshielo en las relaciones de Estados Unidos con Cuba?


Por Arthur González.

En los últimos meses del año 2022, Estados Unidos decidió retomar conversaciones con el gobierno cubano en algunos temas que son de su interés, como el migratorio, porque la oleada de inmigrantes ilegales les está creando serios problemas.

La política mantenida por Estados Unidos de pretender ahogar la economía cubana, a través de la sostenida criminal guerra económica, comercial y financiera para lograr el desencanto y el desaliento del pueblo, no ha dado los resultados ambicionados de ver a los cubanos protestando masivamente en las calles y reprimidos por el ejército, como sucedió en países del este europeo décadas atrás y más recientemente en Ucrania.

Los sucesos del 11 de julio del 2021, fomentados por las redes sociales controladas por los servicios de inteligencia yanqui, se esfumaron rápidamente y corrieron el mismo camino los demás conatos ante la falta de electricidad. Sin embargo, las campañas anticubanas estructuradas desde el norte, dieron origen a una masiva emigración hacia Estados Unidos, que ahora desborda sus controles, ante el privilegio que gozan los cubanos desde la aprobación en 1966 de la Ley de Ajuste cubano.  

El bumerang les dio en la cara y evidentemente los yanquis se percataron que el cierre de su consulado en la Habana y las demás acciones contra Cuba fracasaron y ahora retoman el camino del diálogo, pero sin desmontar las medidas y leyes vigentes que buscan estrangular la economía, y ni siquiera admiten el envío de remesas familiares por vías oficiales.

En este escenario han vuelto las visitas de senadores y congresistas para conocer la situación de la isla y sondear que pasos de pueden dar para un mejoramiento en las relaciones, pero a la vez mantienen el viejo discurso injerencista del manido tema de las supuestas violaciones de los derechos humanos, la fabricada campaña mediática de la “represión” contra los “opositores” y sus presiones para que sean liberados.

Todos los que arriban a La Habana, declaran la voluntad de trabajar en conjunto para mejorar las relaciones bilaterales en beneficio de los pueblos cubano y estadounidense, pero ninguno le exige al presidente de turno en la Casa Blanca, que deje de prorrogar cada año la Ley de Comercio con el Enemigo, puesta en vigor en 1961 por el presidente John F. Kennedy, que constituye el estatuto principal que da pie a la guerra económica, comercial y financiera, plasmado en el Proyecto Cuba, aprobado por el mismo presidente en 1962.

Desde entonces, antes del día 14 de septiembre, esa Ley es renovada cada año por el ocupante de turno en la Casa Blanca.

La susodicha ley es aplicada solo a Cuba, y en los últimos años a Corea del Norte, le confiere al presidente de los Estados Unidos la facultad ejecutiva de relajar o mantener las sanciones económicas, comerciales y financieras, sin necesidad de ser aprobada por el Congreso, como se establece en la Ley Helms-Burton, firmada por el presidente William Clinton en 1995.

Una señal de buena voluntad de esos senadores y representantes, sería la petición de que el presidente dejara de prorrogar dicha Ley, algo que también hizo Barack Obama, a pesar de expresar su deseo de eliminar el Bloqueo e incluso abstenerse durante la votación del proyecto que anualmente presenta Cuba ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

Una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen, pues al final todos están en contra de que en la Isla exista un sistema socialista que ha beneficiado al pueblo, como nunca hicieron los gobiernos de turno bajo la tutela de Estados Unidos desde 1902.

Es por eso que el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, denunció que “en 2022 el gobierno del presidente Joseph Biden, mantuvo la política de máxima presión de su antecesor Donald Trump, dirigida a hacer colapsar la economía cubana y estimular acciones desestabilizadoras para derrocar a la Revolución socialista, con el diseño de operaciones de desinformación, que intentan culpar a Cuba del impacto de las políticas inhumanas y de abuso del gobierno estadounidense”.

Los congresistas que declaran su buena voluntad, saben perfectamente que la política genocida de su gobierno es la culpable del sufrimiento de la población cubana, que resiste con dignidad y unidad, hecho que exaspera a los que tanto odian a la Revolución que en solo horas cumplirá 64 años de victorias.

Ojalá que algún día la cordura prevalezca en el gobierno de los Estados Unidos y entiendan que el diálogo respetuoso debe ser el protagonista de las relaciones con Cuba y no las acciones subversivas, porque como expresa la Constitución de la República:

“Las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado, no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción”.

Los cubanos siempre tendrán presente lo que aseguró José Martí:

“Lo primero en política es aclarar y prever”.

La prepotencia imperial.


Por Arthur González.

Cuando se escucha a congresistas estadounidenses exigirle a Cuba discutir la situación de los mal llamados presos políticos en cualquier negociación futura, la indignación es el sentimiento que embarga a todo patriota cubano, que conoce la historia de las agresiones yanquis.

¿Con qué derecho pueden los representantes de un régimen imperial que solo ha causado daño y muertes en este hemisferio, pretender imponer este manido asunto en discusiones diplomáticas con Cuba?

¿No sabrán los congresistas Mark Pocan, James McGovern, y Troy Carter, que los sentenciados por los actos violentos provocados el 11 de julio 2021, no se juzgaron por sus ideas sino por atentar contra el órden público y cometer delitos comunes sancionados en cualquier país?

Antes de acusar a Cuba, estos señores deberían buscar información de quién estuvo detrás de las acciones callejeras, como denunció el canciller Bruno Rodríguez, al exponer claramente que en Estados Unidos se fabricaron los Twists bajo la etiqueta #SOS Matanzas, para preparar a la opinión pública internacional y cubana, de que la Isla se encontraba en una crisis.

Le siguieron otras con el empleo de robots para incitar las protestas en varias ciudades cubanas, construidas por operadores políticos bajo órdenes del Departamento de Estado, como fueron los hashtags #SOSCuba y #PatriaYVida,unido a las transmisiones en vivo a través de Facebook Live, para desencadenar un plan de desestabilización social y propiciar un cambio de sistema.

La etiqueta #SOSCuba tuvo 5,000 tuits entre el 5 al 8 de julio. El 9 de julio 100,000; el 11 de julio, 1,5 millones; y dos millones el día 12.

Twitter, WhatsApp, Signal y Telegram, reprodujeron las imágenes de los disturbios y desórdenes sucedidos, estimulados por ciberataques contra sitios web gubernamentales y medios de prensa nacionales.

Esos congresistas conocen perfectamente la creación por el Departamento de Estado, del Grupo Operativo de Internet para la subversión en Cuba, el 23 de enero del 2018, con el único fin de subvertir el orden interno siguiendo las directrices planteadas por el presidente Donald Trump, en su memorando presidencial del 16 de junio del 2017, grupo integrado por representantes del gobierno, la USAID, Freedom House, la NSA y el buró de transmisiones hacia Cuba, responsable de Radio y TV Martí.

Con desmedida insolencia, los congresistas después de ser recibidos por el presidente Miguel Díaz-Canel, visitaron a familiares de presos del 11J. Sin embargo, nunca se han reunido con los huérfanos, viudas y padres de los muertos por acciones terroristas ejecutadas por agentes al servicio de la CIA, y muchos de los ejecutores residen libremente en Miami sin ser juzgados por sus crímenes.

Si algo tiene que estar en los temas de negociaciones, es el millonario financiamiento anual que otorga el régimen de Estados Unidos para las acciones subversivas contra la Revolución cubana, las que no cesan desde 1959, cuando iniciaron los bombardeos a los campos de caña de azúcar e incluso en la ciudad de La Habana.

Si tanto les preocupa la vida del pueblo cubano y sus derechos, dejen de interferir en los asuntos internos de un país que ya no es una colonia yanqui y condenen las violaciones de los derechos humanos que comente Estados Unidos en la ilegal cárcel en la base naval en el territorio ocupado de Guantánamo, que se niegan a devolver.

Reconozcan públicamente en el Congreso que no existe tal “embargo”, sino una guerra económica, comercial y financiera, como recogen los documentos oficiales en el conocido Programa Cuba, aprobado por el presidente J.F. Kennedy en 1962, para que el pueblo  estadounidense conozca la verdad de lo que el régimen yanqui comete contra los cubanos y dejen de ser hipócritas “preocupados” por la vida de hombres, mujeres, ancianos y niños de la Isla, que sufren penurias calculadas por el gobierno de ese país.

Si las condiciones económicas de Cuba hoy son las más difíciles de los últimos 63 años, es porque el régimen de Estados Unidos sostiene una cruel política que pretende ahogar a la Revolución, para que los cubanos se lancen a las calles.

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Se destapó la verdad sobre la corrupción en la Unión Europea.


Por Arthur González.

Siempre se ha dicho de la corrupción que existente en el Parlamento Europeo, de las presiones y chantajes que reciben sus miembros para aprobar resoluciones contra países que no son del agrado de los Estados Unidos y la manipulación del mal traído tema de los Derechos Humanos, coronada con la entrega de premios a los lacayos que cumplen orientaciones de los yanquis, pero ahora el escándalo ha sido imposible de callar al salir a la luz pública la participación de Eva Kaili, vicepresidenta del Parlamento europeo, sobre un presunto tráfico de influencias con Qatar.

Desde hace años hemos denunciado las operaciones estructuradas contra Cuba y Venezuela, en el sacrosanto recinto de ese Parlamento, con el propósito de satanizar a ambos gobiernos por indicaciones del Departamento de Estado a través de sus misiones diplomáticas, las que orientan a parlamentarios como Dita Charanzová, Martin Schultz, Elena Valenciano, Luis De Grandes, Ignacio Salafranca, María Arena, Leopoldo López Gil, y José Ramón Bauzá, entre otros, así como a supuestas ONG que se suman al coro anti cubano, para aprobar resoluciones condenatorias, muchas de ellas redactadas en la misión diplomática yanqui.

Ahora, al destaparse la caja de Pandora, salieron una parte de las actividades ilegales que desde el Parlamento Europeo se estructuran, donde emplean el tema de los Derechos Humanos como receta para cobrar altas sumas de dinero, a cambio de informes o declaraciones favorables a los intereses yanquis.

Si el tema en cuestión hubiera sido contra Cuba, por supuesto que las yanquis no lo permitirían, pero al ser Qatar, país al que Washington pretende acusar como castigo por no someterse a sus presiones de limitar la producción de petróleo, han formado el alboroto, sin percatarse que ponen en evidencia a la misma entidad que se presta para sus planes subversivos.

La algarabía conformada apunta a la existencia de una organización criminal estructurada dentro de los europarlamentarios, que cobran sobornos y para sustentarlo escogieron a la griega del partido socialista Eva Kaili.

Evidentemente los servicios de inteligencia de Estados Unidos en coalición con los europeos, le facilitaron informaciones a la policía belga, quien en un operativo incautó un millón 600 mil euros en efectivo, trampa que le tendieron a la griega que alega que su viaje a Qatar no fue una decisión personal, sino enviada como representante de la Eurocámara, con el visto bueno de la Comisión Europea y de Josep Borrell, Alto Representante para Asuntos Exteriores, español buen amigo de la Casa Blanca y de los servicios de inteligencia yanqui.

La Operación tiene todos los componentes empleados por la CIA en otros planes similares, entre estos el control de los teléfonos del padre de Kiali, quien debió ser penetrado por agentes encubiertos que le hicieron las llamadas, las que posibilitaron ser sorprendido in fraganti por la policía belga, con las bolsas cargadas con miles de euros a la salida del hotel.

La ex eurodiputada portuguesa Ana Gomes, afirmó: “La red de sobornos bajo la excusa de la defensa de los derechos humanos, se podría extender a otros países como Marruecos, para blanquear sus políticas represivas contra el pueblo saharaui”, y denunció al ex eurodiputado italiano Antonio Panziere, como “principal urdidor de ese sistema en el que se comercia con los derechos humanos a través de comisiones o delegaciones que viajan a los países para fiscalizar sus sistemas de justicia y sus modelos políticos”.

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Los cambios vienen llegando.


Por Arthur González.

Los recientes acontecimientos en los Estados Unidos, indican que los cambios en ese régimen vienen llegando y quizás más pronto de lo que muchos pudieran especular.

El pueblo de ese país está cansado de ver como cada día los ricos son más ricos, mientras la pobreza avanza a pasos agigantados.

Crecen por horas los miles de personas que duermen en las calles, por no tener dinero para pagar los altos precios de las rentas, al igual que quienes se ven obligados a buscar comida y otros artículos en los contenedores de basura.

¿Qué está pasando en el país de las maravillas, ese que vendían como el sueño americano y donde los pobres de Latinoamérica luchan por alcanzar su frontera?

Es cierto que la pobreza en Estados Unidos es menos aplastante que la que enfrentan los países subdesarrollados, donde impera el terror de las mafias traficantes de drogas y la posibilidad de morir masacrados por bandas paramilitares, pero lo que encuentran hoy en el país más poderoso del mundo, no es lo que pintan los filmes de Hollywood.

Un elemento a tener encuentra en los cambios que se generan en la sociedad yanqui, es precisamente la huelga por 24 horas que llevaron a cabo el 8 de diciembre 2022, más de mil trabajadores de la redacción del emblemático diario The New York Times, tras fracasar las negociaciones durante 20 meses, entre sindicatos y la dirección del periódico, por un nuevo contrato que incluía un aumento salarial y mejoras, situación que no sucedía desde 1981.

Como es costumbre en los regímenes capitalistas, la patronal acusó a los sindicatos por el plantón, pues los altos directivos no aceptan los reclamos de los trabajadores y solo hacen promesas que no cumplen.

Hoy la situación económica en Estados Unidos es crítica, debido a la inflación galopante, el alto precio de las rentas, los alimentos y del combustible, en parte por malgastar millones de dólares en subvertir el orden interno en otros países, entregar miles de millones a Ucrania para que se enfrente a Rusia y aprobar multimillonarios presupuestos para el Departamento de Defensa que solo benefician al complejo militar industrial, mientras una buena parte de la población carece de seguros médicos, viven empeñados por los  altos gastos que se ven obligados a hacer en medicina y en pagar los estudios de sus hijos, entre otros.

Las protestas aumentan en un país donde la USAID, la NED y la CIA no sufragan a líderes para llevarlas a cabo, ni el Departamento de Estado las estimula y organiza; todas son auténticas como resultado de la decadencia de un régimen capitalista que no se ocupa, ni preocupa, por la situación de su pueblo.

La situación en Estados Unidos se torna cada día más difícil para los trabajadores y por eso resurge el movimiento que impulsa las protestas, a pesar de las acciones que secretamente ejecuta el FBI y otras estructuras de sus órganos de inteligencia, para dividir y penetrar a los organizadores de las huelgas, donde miles de enfermeras, empleados de almacenes, de cafeterías y de supermercados, se unen a mil 500 académicos de tiempo parcial que se fueron a la huelga y marcharon en la Universidad New School, por recibir míseros salarios y pésimas condiciones de vida.

En Staten Island, New York, casi 8,300 trabajadores lograron sindicalizar a todo un almacén de Amazon y ahora exigen firmar su primer contrato colectivo, a la vez que dan apoyo para la sindicalización de sus compañeros en otras partes de esta mega empresa yanqui, acciones que demuestra lo que ocurre en el imperio más poderoso del mundo.

La gente no soporta más la explotación a la que están sometidas por un régimen que defiende solo a los ricos.

Hasta este momento, se han materializado unas 300 huelgas en todo el país, con una participación de tres veces más trabajadores que las ocurridas en el 2021.

Un reciente sondeo de Gallup afirma que, el nivel de aprobación de los estadounidenses a sindicalizarse llegó al 71 por ciento, el nivel más alto desde 1965.

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Recetas fracasadas.


Por Arthur González.

Quienes conocen bien la historia y la lucha desesperada por buscar dinero a toda costa, al hacer de la política anticubana una jugosa profesión, saben que las recetas empleadas llevan 63 años de fracasos.

Uno de esos buscavidas es Manuel Cuesta Morúa, quien a semejanza del viejo camaján Elizardo Sánchez Santacruz y Pacheco, ha transitado por numerables grupúsculos contrarrevolucionarios, con el único fin de llenar sus bolsillos con dólares que los yanquis le entregan.

Viajes a diferentes países con alojamiento incluido, conforman su currículo en los últimos 30 años, sin que hasta la fecha pueda demostrar algún resultado creíble.

El más reciente invento es la llamada “Plataforma D Frente” y según este vividor “reúne a activistas, intelectuales y grupos de la oposición cubana”, que nadie conoce en la Isla.

En su intento por darle alguna publicidad al engendro, envió una carta al Papa Francisco para pedir su mediación para la libertad de los “presos políticos” en Cuba, acusando al Santo Padre de olvidar a los cubanos en sus peticiones y dar prioridad a los de África, Ucrania y otros países, en vez de exigir la liberación de los cubanos.

El Papa conoce perfectamente el negocio de la contrarrevolución y también la obra de la Revolución, castigada por Estados Unidos con una criminal guerra económica, comercial y financiera que dura más de medio siglo, para causar hambre y enfermedades al pueblo, con el marcado propósito de que el pueblo se desaliente y culpe al gobierno de las penurias producidas por las sanciones yanquis.

Como la mentira tiene piernas muy cortas, la carta del vividor Cuesta Morúa no es otra cosa que parte de las orientaciones recibidas y la prueba está en que “casualmente”, varios congresistas estadounidenses también le exigen al Vaticano que intervenga en favor de los cubanos “que se sienten abandonados por la jerarquía de la Iglesia”.

Los presos en Cuba cometieron delitos comunes, todos siguen orientaciones desde Estados Unidos y cobran bastantes dólares por sus provocaciones y acciones contra el orden interno cubano.

¿Por qué esos “preocupados” congresistas yanquis no piden la liberación de Julián Assange y el cese de su persecución por darle a conocer al mundo las violaciones a los derechos humanos que practica Estados Unidos de forma sistemática, incluso al espiar a altos funcionarios extranjeros?

Antes de exigirle al Papa que hable de los cubanos, hay que pedirle que se preocupe por los más de 39.000 reclusos que guardan prisión en las 36 prisiones de Ecuador (según cifras oficiales), en las cuales han muerto más de 400 internos desde el año 2020, situación que no existe en Cuba.

Los internos en esas prisiones viven un infierno permanente, debido a las malas condiciones, rodeados de mafias que controlan los centros; no tienen derecho a ver televisión, hay hacinamiento, carecen de programas de reeducación, no hay duchas colectivas y donde existen, les impiden usarlas, teniéndose que asearse en sus celdas.

Un alto porciento ingresa las prisiones sin un juicio previo, exponiéndose a conflictos con quienes controlan y extorsionan a la población penal que muchas veces desencadenan en mascares, situación que los yanquis no satanizan.

¿No sabe el contrarrevolucionario Cuesta Morúa lo que sucede en las cárceles de El Salvador, con los más de 55.000 detenidos que ingresan sin ser sancionados por los tribunales y con pocas esperanzas de que los jueces atiendan su caso de manera individual, debido a que celebran audiencias con hasta 300 acusados a la vez, con abogados de oficio que no conocen los casos por estar sobrecargados y carecer de tiempo para preparar la defensa?

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