Del terrorismo a la democracia.


Por Arthur González.

Nada de lo que sucede en Miami puede extrañar y menos aún cuando se trata de la comunidad cubana emigrada autocalificada de “exilio”, grupo que nunca ha cesado de ejecutar actos terroristas contra el pueblo de Cuba.

Entre las actividades más recientes está el homenaje organizado el 20 de septiembre del 2022, al terrorista confeso y prófugo de la justicia, Carlos Alberto Montaner Suris, por el Instituto Interamericano para la Democracia.

El homenaje fue por su supuesta trayectoria en “defensa de la democracia y la libertad”, según argumentaron los organizadores, al calificarlo como “una de las más relevantes voces críticas del exilio”, entregándole nada menos que el premio “Francisco de Miranda a la defensa de la libertad”.

Vergüenza deberían tener el director ejecutivo del citado Instituto, Carlos Sánchez Berzaín; Beatrice Rangel; Tomás Regalado, ex alcalde de Miami; el argentino Gerardo Bongiovanni, presidente de la Fundación Libertad; e Iliana Lavastida, directora del Diario Las Américas, quienes expusieron entre otras falsedades “la dimensión humana de Montaner”, calificándolo “Luchador por la libertad”.

Sacrilegio es comparar al terrorista Montaner con Francisco de Miranda, prócer de Venezuela que participó en diversas guerras, incluida por la Independencia de los Estados Unidos, mediador en la Revolución Francesa, donde fue nombrado “Héroe de la Revolución” y quien junto al argentino José de San Martín y el venezolano Simón Bolívar, fue el gran impulsor de la independencia iberoamericana.

Lo que omitieron quienes organizaron el acto para entregarle el premio en “defensa de la democracia y la libertad”, es que Montaner (La Habana en 1943), fue uno de los más activos terroristas al servicio del Frente Revolucionario Democrático (FRD), dirigida por Antonio «Tony» Varona y creado por los oficiales de la CIA David Atlee Phillips y Howard Hunt, ni de su alianza con terroristas connotados como José Ignacio Rasco y Rafael “Warry” Sánchez.

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Pánico ante recortes de Radio y Televisión Martí


Por Arthur González.

En Miami cunde el pánico ante presuntos recortes de financiamiento y personal en las llamadas Radio y TV Martí, ambas creadas para intentar subvertir el orden interno en Cuba, bajo el manido pretexto de “informar al pueblo cubano de la verdad”, algo que ni ellos mismo se creen.

El gobierno de Estados Unidos y la CIA tienen comprobado que ambos medios son interferidos exitosamente por Cuba y por tanto no cumplen con sus objetivos, pero ocasionan un alto costo para las finanzas estadounidense, al malgastar anualmente decenas de millones de dólares solo para complacer a la mafia anticubana de Miami, incluidos a los representantes y senadores que utilizan ese apoyo para mantener sus carreras políticas, construidas gracias a la existencia de la Revolución cubana.

Por eso, los representantes Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez, María Elvira Salazar, Debbie Wasserman Schultz, Albio Sires y Nicole Malliotakis, junto a los senadores Marco Rubio y Rick Scott, que deben sus puestos al voto de Miami, enviaron una carta a Kelu Chao, directora ejecutiva interina de Agencia de Estados Unidos para Medios Globales (USAGM), presionando para que reconsidere sus planes de reducir personal en la Office of Cuba Broadcasting (OCB), responsable de las transmisiones de Radio y Televisión Martí.

Según los congresistas, ese plan provocará despidos para fin de año y privaría a los cubanos de la Isla de “recibir y difundir la información necesaria para la conformación de ideas democráticas”, que provoquen el anhelado cambio que Miami espera desde hace 63 años.

Radio Martí se inició en 1985 por decisión de Ronald Reagan, como parte de su cruzada contra el comunismo, en el Programa Democracia estructurado en 1981.

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Obispos Católicos de Cuba pretenden influir negativamente en la votación del referendo sobre el nuevo Código de las Familia.


Por Arthur González.

En su más reciente mensaje, los Obispos Católicos de Cuba emiten criterios para que los cubanos y cubanas no voten a favor del nuevo Código de las Familias, siguiendo la misma línea de los que desde Estados Unidos se desgastan en su propaganda anticubana, con la ilusión de que dicho referendo se convierta en medidor del apoyo al gobierno revolucionario.

Esa posición es habitual en el clero cubano que participó activamente en la operación de subversión política Peter Pan, organizada por la CIA en 1960, bajo el falso argumento que el estado les quitaría a los padres el derecho a la patria potestad de sus hijos. Por esa razón sacaron sin acompañamiento filial, a 14,038 niños y niñas de Cuba.

Otras acciones fueron desarrolladas por ellos como fue prestar sus templos para reuniones de grupúsculos contrarrevolucionarios, esconder armas y hasta pretender dar asilo a un asesino que quiso desviar un vuelo comercial hacia Estados Unidos. Igualmente han respaldado a elementos contrarrevolucionarios y organizaron cursos de preparación para líderes comunitarios para una supuesta transición hacia el capitalismo. 

Revistas y folletos con posiciones abiertamente contra el sistema cubano, como Vitral y otras, se reparten en sus templos, utilizan las homilías para incitar a la oposición al gobierno e incluso escriben en las redes sociales líneas de mensajes contrarrevolucionarios.

Respecto al nuevo Código de las Familias, en su mensaje hacen planteamientos para manipular a los feligreses con preceptos de “moralidad legado los padres fundadores de la Patria, que sostienen como Nación”, como si el nuevo Código no se basara en esos mismos principios de amor a la familias, a los ancianos, personas desprotegidas y niños, abarcador de todos los tipos de familias que están presentes hoy en la sociedad cubana, realidad que no se puede ocultar ante la particularidad existente en cada hogar de la Isla.

Bajo qué principios humanos la Conferencia de Obispos Católicos puede afirmar que “No es ético que se reconozca como adecuada la llamada gestación solidaria”, cuando una pareja no pueda engendrar un hijo por deficiencias genéticas de uno de los cónyuges.

Quienes no son padres por mantener el celibato, no pueden comprender los sentimientos de frustración que sufre una pareja que desean tener un hijo y no puede lograrlo.

Lo recogido en el nuevo Código es un acto sumamente humano que no admite discusión, pero la iglesia católica se opone incluso hasta la fecundación in vitro, a pesar de que, según la biblia, al crear a Adán y a Eva, Dios les dijo: Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra; hecho que niega la evolución de las especies. 

Otro aspecto que expone la doble moral que practican sobre las relaciones sexuales, son sus criterios manipuladores en cuanto al matrimonio entre personas del mismo sexo, como si quisieran ignorar lo que sucede en la tierra desde la existencia del hombre como ser racional.

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El lado triste de la mentira.


Por Arthur González.

“El ignorante afirma, mientras el sabio duda y reflexiona”, así afirmaba Aristóteles, filósofo y matemático griego, ante las mentiras que algunos decían para influir en el criterio de la sociedad.

Con esa misma intención, en el año 2016 el Departamento de Estado, con el visto bueno de la Casa Blanca, lanzó la falsa tesis de que varios de sus diplomáticos acreditados en la embajada de La Habana, habían sido “víctimas de supuestos ataques sónicos” que afectaron su salud.

Ante eso tomaron la decisión de evacuarlos de inmediato, lo que dio lugar al cierre del consulado y de casi todas las actividades diplomáticas que se llevaban a cabo desde el restablecimiento de relaciones bajo la administración de Barack Obama.

Para Cuba, acostumbrada a los planes de acciones encubiertas de la CIA y sus patrañas, era evidente que se trataba de una operación para fabricar un pretexto que le posibilitara al nuevo gobierno, encabezado por Donald Trump, el rompimiento de relaciones diplomáticas.

No por casualidad los “afectados” eran oficiales y especialistas de la CIA, orientados por sus jefes a poner en práctica el guión aprobado.

Un caso significativo fue protagonizado por el jefe de seguridad de la embajada yanqui, quien le expresó al jefe cubano responsable de la protección exterior de la embajada y las residencias, que desconocía la información del “ataque sónico” y los enfermos. Sin embargo, al día siguiente fue uno de los evacuados por padecer “síntomas de enfermedad cerebral”.

Cuba de inmediato inició una profunda y profesional investigación con destacados especialistas, demostrando la falsedad de los inventados ataques, e incluso aceptó que funcionarios del FBI visitaran la Isla y sostuvieran conversaciones con homólogos cubanos, sin que pudieran demostrar elementos que permitiera señalar a Cuba como responsable de esa farsa.

Han pasado seis años y el único resultado ha sido el deterioro creciente de las relaciones entre los dos gobiernos, objetivo que perseguía el guión escrito por aquellos que se oponen a la armonía y buena vecindad entre ambos países.

Pero los “diplomáticos” que se prestaron para ese teatro reclamaron una indemnización monetaria, debido a los presuntos “tratamientos médicos y los efectos causados por los ataques”, algo que después de muchas discusiones el gobierno aceptó, como pago al silencio, bajo una llamada Ley de La Habana, que el Congreso aprobó el año 2021, donde se otorgarán hasta 187 mil 300 dólares a cada “víctima”, en compensación por los daños a la salud.

En el 2022 la CIA inició el pago de esas compensaciones a las supuestas víctimas del “Síndrome de La Habana”, a todos funcionarios de esa agencia, en activo y veteranos, que se desempeñaban en la Isla bajo pasaporte diplomático, pero el Departamento de Estado no le ha dado un solo dólar aquellos que realmente eran diplomáticos y no oficiales de inteligencia.

Según declaró recientemente un portavoz del Departamento de Estado, se están evaluando cuidadosamente los parámetros del programa de compensaciones, porque dicha mentira se extendió a embajadas yanquis en otros países como China, Austria, Alemania, Serbia, Suiza y Colombia, por tanto, ahora varios funcionarios afirman que también sufren de “lesiones cerebrales” y también exigen la compensación monetaria.

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Ignorancia o mala fe.


Por Arthur González.

No sorprende que una monja católica manifieste criterios que responsabilizan al gobierno revolucionario de las limitaciones y carencias que padecen los cubanos, sin tener en cuenta las leyes impuestas por Estados Unidos contra Cuba, ni condenar esas conductas.

Las declaraciones a la prensa y en las redes sociales, de Sor Nadieska Almeida, madre superiora de la orden religiosa católica Hijas de la Caridad en Cuba, evidencian ignorancia y parcialidad, para no calificarlas de mala fe, aunque así lo parezcan.

Todo indica que nunca se ha leído una sola de las leyes impuestas contra la Isla desde 1959, que persiguen:

Causar daño, debilitar la vida económica de Cuba, negarle dinero y suministros al gobierno revolucionario con la finalidad de disminuir los salarios reales y monetarios, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno, mediante el desencanto y el desaliento.

Esto no es propaganda comunista, es parte de un documento oficial elaborado por un funcionario del Departamento de Estado, fechado el 6 de abril de 1960.

Tales acciones dan mucha rabia, dolor e impotencia, porque van dirigidas a matar por hambre y enfermedades a toda una nación, violando sus derechos humanos. Eso no se lo merecen los cubanos.

Antes de responsabilizar al gobierno cubano de las limitaciones que atraviesa la salud pública, debería leerse la Ley de Comercio con el Enemigo, (TWEA), de 1917, sección 5.b, impuesta a Cuba desde enero de 1961, la cual prohíbe cualquier tipo de transacción comercial o financiera, incluidas las relativas a viajes, transportes o negocios. Cuba es el único país del mundo que sufre las sanciones económicas y comerciales de Estados Unidos en virtud de las disposiciones de esta ley.

La Ley de Cooperación Internacional de 1961, sección 620.a; Regulaciones al Control de los Activos Cubanos de 1963; Ley para la Democracia en Cuba de 1992, conocida también como Ley Torricelli; Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubanas de 1996, (Ley Helms-Burton) y la Ley de Sanciones Comerciales e Incremento del Comercio, de 2000.

Parece que quien manifiesta sufrimiento por las penurias de los cubanos, no sabe nada de las restricciones impuestas por la guerra económica aplicada desde 1962, dirigidas a privar a Cuba del acceso a medicamentos, nuevas tecnologías científicas y médicas, alimentos y hasta el tratamiento químico del agua y la electricidad.

La Ley para la Democracia Cubana de 1992, insta a los gobiernos de terceros estados a abstenerse de fomentar el comercio y el otorgamiento de facilidades financieras a Cuba.

El pueblo de Cuba no se merece tales sanciones, solo por defender su soberanía frente al imperio.

La religiosa debería conocer que la cifra de niños y niñas que padecen de enfermedades cardiacas, en espera de un tratamiento adecuado en un hospital pediátrico cubano, aumentó después que Cuba fuera impedida de adquirir el equipo médico necesario para su tratamiento en empresas radicadas en Estados Unidos, pues estas se negaron a venderlo debido a las restricciones y sanciones impuestas por el Bloqueo.

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