¿Dónde están los defensores de los Derechos Humanos?


Por Arthur González.

Los que acusan a Cuba de cualquier acción que ejecute para hacer cumplir las leyes, especialmente contra los que al servicio de Estados Unidos las violan premeditadamente, ante hechos reales que pisotean los derechos civiles y humanos, hacen silencio total como si fueran sordos, ciegos y mudo.

Uno de los recientes casos de violación de derechos civiles y humanos se acaba de producir en los Estados Unidos, país que se adjudica el derecho de confeccionar listas para acusar a las naciones que se niegan a arrodillarse ante sus pies, cuando en realidad son los que más violaciones a los derechos humanos comete a diario. El caso en cuestión es el de Thomas Raynard James, estadounidense de raza negra que estuvo 32 años en prisión, condenado a cadena perpetua por un crimen que nunca cometió.

Su condena se ejecutó con una evidente falta de pruebas, hasta que sus apelaciones fueron analizadas por una corte de Miami, Florida, la que determinó el 26 de abril del 2022 que era inocente.

Este hecho recurrente en el país “paladín” de los derechos humanos, no ha sido condenado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, ni por la sacrosanta Unión Europea y su reaccionario Parlamento que de forma constante y cínica acusan a Cuba y a Venezuela de violar los Derechos Humanos, cuando sanciona a los mercenarios que trabajan para subvertir el orden constitucional, en cumplimiento de las orientaciones impartidas y financiadas por los yanquis.

Ser condenado a cadena perpetua y permanecer 32 años privado de libertad en una cárcel estadounidense, es criminal, sobre todo ante la ausencia de pruebas, algo que lacera la dignidad del reo y provoca el sufrimiento de su familia. Sin embargo, cuando los tribunales cubanos juzgan y sancionan a personas que comenten actos violentos, saquean centros comerciales, destruyen autos de la policía y golpean a los agentes del orden, de inmediato se forma la alharaca en Washington y en Europa, imponiendo sanciones solo por hacer cumplir las leyes, donde los acusados cuentan con abogados para su defensa y se presentan todas las pruebas que demuestran su culpabilidad, como sucedió con los responsables de los disturbios del 11 de julio 2021.

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La política contra Cuba es la misma desde hace 60 años.


Por Arthur González.

El gobierno de los Estados Unidos ha empleado todo su arsenal político contra Cuba y solo repite las mismas acciones porque ya no tienen capacidad para inventar nuevas acciones, así se puede comprobar repasando la historia de los últimos 60 años.

El manipulado tema migratorio y la guerra económica son recurrentes cada año, y hoy se percibe la misma política seguida desde 1960 cuando estimularon las salidas ilegales, posterior al rompimiento de relaciones diplomáticas, unido a la execrable Operación Peter Pan; la estrategia esbozada por el Departamento de Estado con el propósito macabro e inhumano de “enajenar el apoyo interno a la Revolución a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas con el fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del  gobierno”.

Nada ha cambiado desde entonces.

Hoy se puede constatar la intención de elevar las dificultades económicas para que el pueblo se lance a las calles y culpar al sistema socialista de sus males, cuando el recrudecimiento de la guerra económica se hace patente en cada actividad comercial y financiera ejecutada por Cuba, incluida una campaña mordaz contra el turismo, la solidaridad médica, las inversiones extranjeras, la compra de petróleo y piezas de repuesto para la industria y el transporte.

El cierre premeditado del consulado yanqui en La Habana se suma al incremento de las tensiones, lo que provoca las salidas del país por cualquier vía posible, ante las que Estados Unidos mantiene la Ley de Ajuste, a la vez que presiona a otras naciones del área para que impongan cada día más y más requisitos a los cubanos que desean viajar a otros países.

Repasando la historia, se comprueba lo que hicieron los yanquis en febrero de 1982, cuando el Departamento de Defensa diseñó varios escenarios, de conjunto con sus fuerzas armadas, especialmente sobre “posibles conflictos” para los que militares yanquis deberían estar preparados, ante una probable “acción irracional” ejecutada por Cuba.

Aquel borrador elaborado lo titularon: Guía para la planificación de la defensa, el cual incluyó el supuesto escenario siguiente:

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Lo que no dice la prensa yanqui


Por Arthur González.

Los Estados Unidos se auto califican de ser los “paladines” de la libertad y en especial de la prensa, pero cuando se trata de sus violaciones a los derechos humanos y sus acciones contra otras naciones, ahí mismo se rompe su conducta y prohíben a la gran prensa que publique los hechos que demuestran que son los mayores violadores del derecho internacional, incluida la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Cuba es un claro ejemplo de esas violaciones, al ser víctima de una guerra económica, comercial, financiera y biológica, unido a miles de acciones terroristas, incluido el asesinato de sus líderes principales, que pretenden matar de hambre y enfermedades a todo un pueblo, como castigo por no subordinarse a los intereses yanquis.

Por esa razón, Cuba denuncia desde el mismo año 1959 los actos criminales ejecutados por el gobierno norteamericano, como la hizo el Canciller Raúl Roa, el 23 de abril de 1964 ante las Naciones Unidas, donde con su elevada dignidad informó de las mil 181 agresiones, hasta ese momento, de Estados Unidos contra la Isla.

A pesar de esos crímenes confirmados en sus propios documentos desclasificados, Estados Unidos jamás ha sido sancionado por la ONU ni por otros organismos internacionales, como hacen contra países que no se someten a las órdenes yanquis, ni la prensa refleja los que le hacen diariamente a Cuba.

Mucha desvergüenza existe en este mundo donde los Estados Unidos se sienten dueños de los destinos de millones de seres humanos, con la complicidad de sus aliados europeos y de otros continentes.

Sabio José Martí cuando expresó:

“Son viles, aunque hayan venido con magnas fuerzas y precisamente porque vinieron con ellas, los traidores al espíritu humano”.

El terrorismo contra Cuba fomentado por Estados Unidos.


Por Arthur González.

Es conocido que Estados Unidos manipula la verdad y confecciona listas de países que patrocinan el terrorismo, en la cual incluyen a naciones que no se les subordinan, con el propósito de satanizarlas y justificar las sanciones que como imperio les imponen.

Sin embargo, el mundo sabe que son los yanquis quienes más crímenes comenten con actos terroristas, ejecutados por la CIA en los planes que les aprueban las administraciones de turno en la Casa Blanca, situación que consta en los miles de documentos desclasificados, entre ellos los asesinatos a dirigentes extranjeros que no son aceptables para los Estados Unidos.

En el caso de Cuba la lista de acciones terroristas contra su economía es amplia, pero los yanquis nunca se incluyen en sus informes, pues el Departamento de Estado solo acusa a otros.

El 11 de junio de 1965, el diario The Miami News, publicó un artículo sobre las acciones terroristas que, desde hacía tres años, varios cubanos pertenecientes al mal llamado exilio, ejecutaban desde territorio yanqui por miembros de la organización contrarrevolucionaria MIRR, a cargo del asesino y agente CIA Orlando Bosch Ávila.

El conjunto de actos de corte terrorista ejecutados por Bosch y su pandilla es amplia, pero murió en Miami tranquilamente bajo la protección de gobierno norteamericano.

Desde el año 1968 las acciones terroristas fueron dirigidas contra empresas y embajadas cubanas en el exterior, así destruyeron los locales de la misión comercial en Montreal, Canadá, en abril de 1972, donde murió el funcionario Sergio Pérez Castillo. En 1974 resultó gravemente herida la funcionaria cubana Pilar Ramírez Vega, al recibir en la embajada de Cuba en Lima, Perú, un paquete bomba que le explotó en las manos.

Este y otros hechos similares fueron reconocidos por Orlando Bosch, como parte de sus acciones contra las embajadas cubanas en España, Perú, Canadá, Argentina, e incluso en el mismo territorio de Estados Unidos, pero nada le sucedió al asesino entrenado por la CIA.

El 22 de abril de 1976 una bomba colocada en la embajada de Cuba en Lisboa, Portugal, destrozó a los funcionarios cubanos Adriana Corcho y Efrén Monteagudo, los que dejaron huérfanos a sus hijos.

¿Dónde está la lista para incluir a los gobernantes de Estados Unidos por sus crímenes?

Mucha doble moral la de los yanquis que atacan injustificadamente a otros y a ellos nadie los sanciona, a pesar de tantos muertos que tienen en su corroída conciencia.

Por eso aseguró José Martí:

“Las cosas hay que verlas en sus causas y objeto, no en la superficie”.

La historia habla por sí misma


Por Arthur González.

Después de participar activamente con la CIA en la execrable Operación Peter Pan a inicios de 1960, que sacó de Cuba a 14,048 menores de edad sin acompañantes, bajo el falso argumento de que el gobierno revolucionario le quitaría la patria potestad a los padres para enviar a sus hijos a la URSS, los obispos católicos cubanos dieron lectura el 20 de abril de 1969 a la primera carta pastoral desde 1962, en la cual para sorpresa de los Estados Unidos, piden el fin del Bloqueo económico, comercial y financiero impuesto oficialmente por los yanquis desde 1962.

En dicha pastoral reconocen las dificultades económicas que esa acción causan en Cuba, las que gravitan principalmente sobre los trabajadores, mujeres, niños y enfermos de la Isla.

Nunca más la curia católica cubana volvió a mencionar esos efectos sobre el pueblo, pues aquella pastoral reconoce las penurias que causa el Bloqueo, el que pretende matar por hambre y enfermedades a toda la nación. Esa posición cívica disgustó sobremanera al gobierno de Estados Unidos y a la comunidad cubana radicada en Miami.

A partir de esa fecha callan en complicidad con los yanquis y culpan a la Revolución de la situación económica y financiera, siguiendo la misma línea que Washington establece.

No se equivocó José Martí cuando afirmó:

“Cobarde ha de ser quien por temor no satisfaga la necesidad de su conciencia”