Estado Unidos y su táctica de no reconocer resultados de elecciones.


Por Arthur González.

La actual táctica de no reconocer el resultado de las elecciones de candidatos de la izquierda, Estados Unidos la ejecutó contra el presidente Evo Morales en Bolivia, con la participación de la CIA, algo que le dio resultado mediante la compra del alto mando del ejército que apoyó el golpe de Estado, acusando a Evo de fraude.

En Bolivia demostraron de hasta dónde son capaces de llegar para derrocar a las fuerzas de izquierda.

Esa táctica la repiten en Bielorusia contra el presidente Alexander Lukashenko, ampliamente vencedor en los recientes comicios presidenciales, al obtener el 80.23% de los votos, mientras su repentina rival pro yanqui, Svetlana Tijanóvskaya, solo alcanzó el 9.9 % de los votos.

Inmediatamente la maquinaria preparada por Estados Unidos, inició la campaña de que hubo “fraude”, similar a lo que hicieron contra Evo.

La derecha dirigida por Washington, fue llamada a través de las redes sociales a lanzarse a las calles para protestar contra el ganador, agrediendo con violencia a las fuerzas policiales.

El gobierno asegura que esas acciones subversivas son organizadas con el apoyo la república Checa, Polonia, el Reino Unido, elementos de organizaciones opositoras rusas y la emisora subversiva Radio Europa Libre, creada en la época de la guerra fría, que también recibe dinero de la USAID y la NED.

Observadores de medios de prensa occidentales, reportaban que los criterios a boca de urna marcaban la ventaja de Lukashenko contra su opositora Svetlana Tijanósvskaya, situación prevista porque ella no tiene ninguna experiencia política, es una simple ex profesora de inglés y actualmente ama de casa al cuidado de sus hijos, lo que pone de manifiesto su fabricación por Estados Unidos, para presentarla contra el presidente Lukashenko.

El único aval que posee, es ser esposa de Sergey Tikhanovskiy, bloguero derechista de YouTube y principal carta de Estados Unidos como candidato opositor, pero se vio impedido al estar en prisión desde mayo,por desobediencia a la autoridad e incitar desórdenes masivos siguiendo instrucciones de los servicios especiales de Estados Unidos.

Svetlana carece de un proyecto político y declaró:

Solo busco la independencia de Bielorrusia respecto a Moscú, la liberación de todos los presos políticos, incluido mi marido, y de ser electa, me comprometo a celebrar elecciones libres en seis meses, para que los candidatos de la oposición actualmente excluidos, puedan postularse. Entonces, volveré a dedicarme a cuidar de mi familia”.

Sin dudas, una marioneta construida al estilo de Juan Guaidó en Venezuela.

Los yanquis replican sus acciones donde pretenden derrocar a gobiernos de izquierda. Así hicieron en Venezuela y Nicaragua. En Bielorrusia repartieron manillas blancas para identificar a los opositores, igual a las introducidas en Cuba para la contrarrevolución en los años 90, con la palabra Cambio.

Las campañas de prensa europeas contra Lukashenko, están dirigidas a acusarlo de ser “el último dictador” del continente, al frente de la antigua república soviética y ser un aliado de Vladimir Putin, aspecto que marcan con claridad las acusaciones de que hubo “fraude”, al ser Bielorrusia un país estratégico para la OTAN, frente a Moscú.

A diferencia de otras elecciones en países europeos, el pueblo bielorruso salió masivamente a votar, lo que demuestra el apoyo mayoritario a Lukashenko.

Es evidente que Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea, intentan repetir el golpe que lograron hace unos años en Ucrania, contra el presidente Viktor Yanukovich; por ese motivo, Lukashenko declaró que “en Minsk no se repetiría otro Maidan”, recordando las revueltas que la oposición ejecutó en Ucrania.

La prensa occidental y ciertas ONG financiadas por instituciones yanquis y países europeos, publican noticias tergiversadas para buscar apoyo contra la supuesta represión policial, que en realidad intenta mantener el orden en las calles, ante las manifestaciones convocadas por la derecha.

Sin embargo, no acusan de igual forma a Estados Unidos por la brutalidad que emplea ante las justas protestas por el racismo estructural de su sociedad.

Las noticias divulgadas informan de “más de 3.000 detenidos y decenas de heridos en todo el país” por la policía bielorrusa, pero cuando el golpe militar en Bolivia, no hicieron el mismo alboroto ante la salvaje persecución y la represión contra los ministros y otros dirigentes del partido de Evo Morales, incluso contra él, su vicepresidente y el canciller, que fueron perseguidos como delincuentes comunes.

Acusan al gobierno bielorruso de haber entorpecido varias aplicaciones y sitios web, incluidos WhatsApp, Viber, Facebook Messenger y Telegrama Messenger, reconociéndolos como sus “principales herramientas de comunicación para movilizar a la oposición bielorrusa”, hecho probatorio de que Estados Unidos las utiliza para dirigir sus acciones de subversión política, contra gobiernos no aceptables.

Otra prueba contra la democracia y la injerencia en los asuntos de Bielorrusia, fue la declaración de los ministerios de Relaciones Exteriores de Francia, Alemania y Polonia, al afirmar que estarían monitoreando las elecciones con gran preocupación, debido a informes “preocupantes de irregularidades” electorales durante la votación anticipada.

¿Tendrán la misma preocupación ante las elecciones de Estados Unidos, donde Donald Trump ha dicho que si pierde no las reconocerá?

Ahora pretenden hacerle creer al mundo que los bielorrusos están “disgustados” por la situación económica, la gestión “nefasta” de la pandemia de coronavirus y la “represión” habitual que ha hecho un verano caliente en Bielorrusia.

Entonces, ¿cómo describirá esa prensa occidental la situación pre electoral de Estados Unidos, ante el pésimo manejo de la pandemia hecho por el presidente Trump, el desempleo incrementado, la crisis económica que sufren, considerada la peor desde 1930, la ausencia de 27 millones de personas sin seguros médicos, más otro tanto de indocumentados que mueren y son enterrados en fosas comunes, unido a la brutal represión por las protestas antirracistas?

Nada en este mundo es comparable con el actual panorama yanqui, pero nadie se atreve a denunciarlos como hacen contra Bielorrusia y harán también contra Venezuela, país que tiene que observar con mucho detenimiento este proceso, porque Estados Unidos está preparándole medidas similares, con el propósito de no reconocer al gobierno de Nicolás Maduro.

No por gusto la Casa Blanca salió a rechazar rápidamente los resultados en Bielorrusia y reclamó nuevas elecciones, arrastrando a la UE a imponerle sanciones a Bielorrusia, debido a las acusaciones de “fraude” electoral.

Como único medio para justificar su línea de acción, Estados Unidos declaró:

No aceptamos los resultados de estas elecciones, debido a que la campaña electoral se ha desarrollado en un clima de miedo y ha incluido detenciones, palizas y fraude”.

Lo mismo dirán de las elecciones parlamentarias venezolanas, cuando la oposición a su servicio, pierda por decisión soberana del pueblo, porque como afirmó José Martí:

“El pueblo es el verdadero jefe de las revoluciones”.

Un pensamiento en “Estado Unidos y su táctica de no reconocer resultados de elecciones.

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