Por Arthur González.
Cualquier persona que lea un poco de historia, se percata de que Estados Unidos no ha dejado un solo día en violar los derechos humanos, pero con su potente maquinaria mediática y miles de millones de dólares, intenta culpar a otros.
Desde la matanza de los indios nativos para robarle sus tierras ancestrales, la esclavitud despiadada que torturó y mató a cientos de africanos traídos a América para trabajar, la ocupación de una parte del territorio de México, más los golpes de Estado en países de la región, invasiones para imponer a gobernantes leales a ellos, la organización de operaciones terroristas contra Cuba, incluidos los planes de asesinato a Fidel Castro, la tenebrosa Operación Cóndor en latinoamérica, que dejó un saldo de miles de muertos, desaparecidos y torturados, unido a guerras de rapiña como en Vietnam, Afganistán Irak, Libia y Siria, son la prueba de quienes son los violadores consuetudinarios de los Derechos Humanos en el mundo.
¿Podrá la humanidad olvidar los horrores cometidos contra el pueblo vietnamita durante la guerra genocida, emprendida por Estados Unidos, solo por no aceptar la unificación de un país dividido a la fuerza por guerras imperialistas?
En Vietnam los yanquis demostraron su verdadero irrespeto por todos los derechos de los seres humanos, incluso los de sus 540.000 soldados obligados a matar niños, mujeres y ancianos, quienes cargan sobre su conciencia los más de 1,1 millón de vietnamitas muertos, que defendieron la soberanía de su país, mientras 58 mil soldados yanquis perdieron la vida, sin tener un verdadero y justo ideal para luchar.
Ahora basados en su afán por acabar con Cuba y Venezuela, países que no aceptan arrodillarse, Estados Unidos presiona fuertemente a los miembros de la ONU, para que no voten a favor de Cuba, en su aspiración por ocupar nuevamente un puesto en el Consejo de Derechos Humanos.
Desesperados ante ese hecho, Mike Pompeo, secretario de Estado, declaró el 6 de agosto 2020:
“Es indignante que se ofrezca una banca a Cuba, una dictadura brutal que trafica a sus propios médicos con el pretexto de misiones humanitarias”.
¿Pensará el prepotente canciller que el mundo es tonto y se cree la campaña mediática fabricada contra los médicos cubanos, que solo salvan vidas y no asesina ni torturan como los soldados yanquis?
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