Mayo en la historia de las agresiones contra Cuba.


Por Arthur González.

Un repaso a la historia de las agresiones de Estados Unidos contra la Revolución cubana, nos detiene en el mes de mayo, aunque todos están cargados de hechos similares.

El 17 de mayo de 1959 el gobierno revolucionario aprobó la primera Ley de la Reforma Agraria, acto que demostró el cumplimiento del programa anunciado por Fidel Castro, durante su defensa en el juicio por el ataque al cuartel Moncada, julio de 1953.

Los yanquis vieron esa ley como un paso peligroso hacia el comunismo y el pretexto para reforzar sus actos subversivos, contemplados desde abril de 1959 en un informe elaborado por su embajada en La Habana, (Foreign Relations of United States, volumen VI, Cuba, 1958-1959, páginas 458-466), cuyos autores fueron Daniel M. Braddock, ministro consejero y James A. Noel, jefe de la Estación Local de la CIA.

Un año después, el 17 de mayo de 1960 salía al aire la emisora subversiva Radio Swan, desde la isla hondureña de igual nombre, con noticias falsas contra Cuba. Por la misma, la CIA inició su campaña de la execrable Operación Peter Pan, logrando sacar del país a 14 mil 48 niños sin acompañantes, al divulgar un inexiste proyecto de Ley de Pérdida de la Patria Potestad.

El 3 de mayo de 1961, días después de la derrota de la invasión contra Cuba por Bahía de Cochinos, el mercenario Manuel Artime, cabecilla de la organización contrarrevolucionaria Movimiento de Recuperación Revolucionaria, MRR, reconoció durante entrevista a la radio cubana, que la CIA planificó y dirigió la frustrada invasión y que Howard Hunt Jr., lo había recomendado como líder político y militar de la brigada invasora.

Al siguiente año, en mayo 1962, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le retira a Cuba el estatus de “nación más favorecida en el comercio”, que ostentaba desde hacía décadas, incluso durante el régimen del dictador Fulgencio Batista.

El 7 de mayo de ese año oficiales de la CIA informaron al fiscal general Robert Kennedy, que esa agencia se involucró con el mafioso ítalo-norteamericano San Giancana, para asesinar a Fidel Castro.

Una lancha artillada procedente de Miami, ataca el 12 de mayo de 1962, una embarcación de pescadores cubanos, matando a tres tripulantes e hiriendo a cinco. La organización Alfa 66 se adjudicó la acción criminal, sin que las autoridades yanquis actuaran contra ellos.

El 7 de mayo de 1963 es presentado en la TV de Cuba el contrarrevolucionario Víctor Llufrio Bofill, capturado días antes por fuerzas cubanas. En sus declaraciones afirma que la CIA financiaba las acciones de su grupo denominado Triple A.

Días después, el 10 de mayo, la agencia de prensa AP reporta que en Miami se intenta crear una organización única para derrocar a la Revolución cubana. Se asegura que el plan fue discutido con oficiales de la CIA y que el mercenario de Bahía de Cochinos, Enrique Ruiz Williams, sería el líder de esa ambicionada fórmula.

El 13 de mayo de 1964 una lancha artillada procedente de Miami, ametralla un central azucarero en la provincia de Oriente y destruye 70 mil sacos de azúcar, acto terrorista organizado por Paul Lionel Edward Helliwell, agente CIA asentado en la Isla Andros, Bahamas.

El día 14, el Departamento de Comercio exige que se solicite una licencia especial para empresas de medicamentos de Estados Unidos que pretendan venderle a Cuba.

Se detectan las primeras acciones de guerra biológica contra el pueblo cubano, pues el 29 de mayo de 1964, las Fuerzas Armadas Revolucionarias reportan desde la provincia de Sancti Spíritus, el avistamiento de globos de varios tamaños que caían desde gran altura, los que explotaban al tocar la tierra y las plantas, dejando escapar una sustancia gelatinosa, semejante al caldo de cultivo bacteriano. Posteriormente se detectaron varios enfermos de meningoencefalitis, principalmente niños.

La Seguridad del Estado cubano detiene, el 6 de mayo de 1965, al agente de la CIA Lawrence K. Lunt, quien radicaba en la Isla desde 1956 como agente encubierto.

El Congreso yanqui, como parte de la guerra económica y comercial iniciada en 1962, declaró ilegales todas las transportaciones marítimas de cualquier país que le venda o envíe hacia Cuba, bienes estratégicos o no.

El 21 de mayo de 1966 muere por un disparo procedente del territorio de la base naval yanqui en Guantánamo, el soldado cubano Luis Ramírez López.

El 3 de mayo de 1967 explota una bomba en el auto del embajador cubano en México, quien no estaba en el vehículo. Cuatro personas resultaron heridas.

En mayo 3 de 1969 fuerzas cubanas dieron captura a un grupo contrarrevolucionario al servicio de la CIA, cuando desembarcaba en las costas de la provincia de Oriente.

Un acto terrorista se ejecuta el 1ro de mayo de 1970, contra un almacén de azúcar en la provincia de Las Villas. El fuego devoró toda la producción que allí se encontraba.

El 10 del mismo mes, dos embarcaciones pesqueras cubanas fueron destruidas por un ataque perpetrado por lanchas procedentes de Miami, comandadas por el agente CIA Ramón Orozco Crespo. Los once pescadores fueron secuestrados y trasladados a una isla de Bahamas. La población de La Habana se movilizó para exigir su liberación inmediata. El día 18 fueron liberados y regresados a la patria.

El 6 de mayo de 1971, Cuba detecta por primera vez en el hemisferio occidental el virus de la fiebre porcina africana, por tal motivo fueron sacrificados medio millón de cerdos en todo el país. En 1977 la prensa de Estados Unidos publica que una fuente secreta de la CIA, admitió que dicho virus, procedente de Fort Gulick, base yanqui en el canal de Panamá, fue introducido en la Isla en marzo de 1971 por contrarrevolucionarios cubanos.

El día 26 de mayo de 1971 unidad de Guardacostas yanqui, arrestaron a ocho pescadores cubanos en aguas internacionales. Cuatro pescadores fueron liberados y los demás trasladados a Estados Unidos donde fueron sentenciados a seis meses de cárcel y multados con 10 mil dólares cada uno. Es la política del terror para evitar esa vía de alimentación al pueblo cubano.

Mayo de 1974. Actos terroristas contra la embajada cubana en Londres el día 4 y el día 14 contra el consulado en Mérida, México, demuestran que Estados Unidos organiza acciones de este corte y da cobijo a sus autores.

El 29 de mayo de 1975 Robert A. Maheu, reconoció ante el Comité Selecto de Inteligencia de Estados Unidos, su participación en los intentos de asesinato contra Fidel Castro, organizados por la CIA.

Al día siguiente, el Coronel Sheffield Edwards declaró ante ese Comité, sobre la participación de la CIA en dichos planes de asesinato.

El propio día 30, el Mayor General (retirado) Edward Lansdale, confiesa a la agencia AP, que en 1962 por órdenes del presidente J.F. Kennedy, inició el desarrollo de planes para derrocar a Fidel Castro. Similares declaraciones las hizo ante el Comité Selecto de Inteligencia, donde por primera vez reveló públicamente, la Operación Mangosta, considerada como la más amplia y abarcadora en tareas de subversión contra Cuba.

Los meses de mayo de los años subsiguientes están igualmente cargados de hechos, que demuestran la política hostil y terrorista de Estados Unidos contra la Revolución cubana, esos que ahora confeccionan listas negras y acusan a otros, cuando ellos deberían estar sentados en el banco de los sancionados.

Razón tenía José Martí cuando afirmó:

“Hay pocas cosas en el mundo tan odiadas como los hipócritas”.

 

Estados Unidos y sus listas negras.


Por Arthur González.

Estados Unidos se toma el derecho de confeccionar listas espurias, donde anota a los países que tienen gobiernos no aceptables para ellos, sin que ningún organismo de las Naciones Unidas les dieran tal atribución.

Lo triste del asunto es que el resto del mundo se arrodilla y cumplen al pie de la letra las sanciones que los yanquis imponen, algo que los hace perder soberanía e independencia en sus decisiones políticas internacionales.

Así sucede con el tema de Venezuela y la presión de la Casa Blanca, para que reconocieran al títere Juan Guaidó, situación que puso en ridículo a la Unión Europea, al comprobar que no tiene seguidores y solo cumple las órdenes de Donald Trump y Mike Pompeo, obsesionados por destituir e incluso asesinar, al presidente constitucional Nicolás Maduro, una copia de los planes que desplegaron contra Cuba y su líder Fidel Castro, sin alcanzar sus propósitos.

El más reciente hecho protagonizado por los yanquis es la inclusión de Cuba en la lista de países que “no cooperaron con los esfuerzos antiterroristas” en 2019, según informó el 13 de mayo 2020 el Departamento de Estado, hecho que representa una antesala de la probable recolocación en la lista de países “patrocinadores del terrorismo”.

Hay diferencias entre la lista de países “patrocinadores del terrorismo”, cuya inclusión es designada por el Secretario de Estado y aprobada por el Presidente, y la de naciones que “no cooperan con la lucha antiterrorista”, hecho aclarado por un portavoz del Departamento de Estado.

Pero ambas traen aparejadas fuertes sanciones, con el fin de ahogar económicamente a las naciones incluidas, pues desde hace más de medio siglo Estados Unidos tiene como arma, las represalias económicas para arrodillar a los gobiernos, método que aplican contra Cuba, Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela, todos con políticas de soberanía nacional que no aceptan someterse a los dictados de Washington.

La calificación de país “patrocinador del terrorismo” fue creada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Ronald Reagan, y por supuesto, en 1982, Cuba fue inscrita en dicha lista con todas las sanciones económicas previstas.

En el 2015 la administración de Barack Obama sacó del listado a Cuba, aunque la mantuvo entre los “países observados”, hecho que tuvo más repercusión mediática que un levantamiento real de sanciones, de acuerdo con declaraciones emitidas por tres funcionarios del Departamento de Estado, el 17 de abril 2015, quienes explicaron el significado del retiro de Cuba de la lista de “países patrocinadores del terrorismo”, al afirmar:

“Rescindir a Cuba de esa lista no flexibiliza el Bloqueo, porque existen muchas otras regulaciones y prohibiciones, como parte de la política del Bloqueo, que son independientes de las sanciones que implica estar en ella”.

Las sanciones que impone Estados Unidos a los incluidos en su lista negra son:

Cancelación de la exportación de armas; vigilancia de las exportaciones con doble objeto: restricciones en la ayuda económica y restricciones financieras; bloqueo de créditos en el Banco Mundial e instituciones similares; permitir denuncias contra ellos en tribunales estadounidenses por daños civiles a las familias de víctimas del terrorismo; denegación de deducciones fiscales para sueldos cobrados en esos países; eliminación impuestos a importaciones de esos países; posibilidad de prohibir a ciudadanos estadounidenses entablar relaciones financieras con esos países y prohibición al Departamento de Defensa de contratar por más de 100,000 dólares con compañías controladas por los países de la lista.

Todas estas sanciones las sufre Cuba desde que en 1962 cuando se aprobó la guerra económica, comercial y financiera impuesta bajo la administración Kennedy, con el eufemismo de “Embargo”, incrementadas además por las Leyes Torricelli y Helms-Burton. Por tanto, estar fuera de la lista de marras no cambia en nada la situación.

Cuba no teme ninguna de las acciones yanquis y ellos lo saben perfectamente. Volver a estar en la espuria lista de países “patrocinadores del terrorismo”, no incrementará las sanciones, porque como se sabe, ya no hay más nada que aplicarle.

Lo que no soportan en Washington es que el pueblo cubano decidiera andar sin amos que le dictaran su camino, asumir un proceso socialista a solo 90 millas de sus costas y resistir unidos, las penurias que causan las acciones de la guerra económica, comercial y financiera desde hace 60 años.

A pesar de eso, Cuba salva vidas por el mundo en medio de una de las pandemias más terribles que se conozcan y envía solidariamente a sus médicos, enfermeros y técnicos para ayudar a los necesitados, mientras los yanquis despachan barcos y aviones de guerra para matar inocentes.

Estados Unidos podrá incorporar a Cuba en cuantas listas fabriquen, que la actitud del pueblo seguirá siendo la misma, la de condenar las políticas imperiales y aumentar el sentimiento de repudio, a esos que se auto titulan “campeones” de los derechos humanos, a la vez que ejecutan actos terroristas en el mundo.

Lo peor es que los yanquis dan refugio a todos los asesinos terroristas que ejecutan sus instrucciones.

Asesinos y torturadores del gobierno del dictador Fulgencio Batista, fueron acogidos como “refugiados políticos” en Estados Unidos, ninguno fue extraditado a Cuba a pesar de estar vigente el tratado entre los dos países.

Planes de terrorismo de Estado aprobados por los presidentes estadounidenses, comprueban que el único patrocinador del terrorismo es Estados Unidos.

Ellos crearon y financiaron múltiples organizaciones terroristas para atacar a la Revolución cubana y lo sabía el FBI sin hacer nada contra los participantes.

Todos conocen la execrable organización Omega 7, de corte terrorista, que entrenó a muchos de los autores de acciones contra Cuba, tanto en la Isla como en el exterior.

Otra de esas bandas de asesinos a sueldo fue Alfa 66, autora de decenas de actos terroristas en Cuba.

¿Se les olvidó a los que ahora infunden calumnias contra la Revolución, que ellos construyeron las organizaciones terroristas Comandos F-4 y Comandos L, ambas con una larga hoja de crímenes?

Esas bandas de asesinos fueron fabricadas en la Florida, armadas y entrenadas por oficiales de la CIA, ante los ojos del FBI.

Acciones terroristas llegaron a ejecutarse en el propio territorio de Estados Unidos y de eso el canal Discovery hizo un documental que lo prueba. Sus asesinos vivieron y aún viven en la Florida sin ser molestados, como los casos de Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, entre muchos.

El reciente ataque terrorista contra la misión diplomática cubana en Washington, por un cubano con fuertes vínculos a la mafia terrorista anticubana de Miami, no ha recibido el rechazo del Departamento de Estado yanqui, prueba de su aceptación y complicidad.

Falta total de moral tienen los yanquis para pretender condenar a otros; por eso José Martí, que bien los conoció, afirmó:

“Nación que no cuida de ennoblecer a sus masas, las cría para los chacales”.

 

Aplica Trump un Decreto Ley 370 similar al de Cuba.


Por Arthur González.

El llevado y traído Decreto Ley 370/2018, titulado “Sobre la Informatización de la Sociedad en Cuba”, ha desatado campañas de prensa entre aquellos que difunden noticias falsas, difaman al gobierno revolucionario y se hacen eco de las líneas de desinformación y ataques contra la Revolución cubana, que orientan las agencias yanquis, mientras esos mismos protestones hacen silencio ante las medidas que adopta Donald Trump, como emperador absoluto de este mundo.

Toda la alharaca contra la medida legal cubana, es porque en dicho Decreto Ley se establece como una violación, difundir a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas, algo que para nada violan la libertad de expresión, pensamiento o de prensa y que en cada país se regulan de forma similar.

Sin embargo, en total violación de la libertad de expresión y pensamiento, el presidente de Estados Unidos amenazó el 16 de mayo 2020 en su twitter, con cerrar las cuentas en las redes sociales de Facebook, Instagram, Twitter y Google, de todos los usuarios que manifiesten posiciones de izquierda, pues según afirmó:

“La izquierda radical ha tomado el poder sobre las principales redes sociales y mi gobierno está tomando medidas al respecto”.

A su vez, solicitó se le envíen nombres de personas y eventos para cerrarles las cuentas.

La advertencia del presidente yanqui es contra las posiciones políticas de los usuarios, no contra las informaciones que atentan las buenas costumbres, la moral o la integridad de las personas, como se establece en el Decreto Ley cubano.

Hace pocos días prohibió que el canal DIRECT TV, transmitiera para Venezuela, algo verdaderamente violatorio de la libertad de información, pero lo acusan por ello.

La verdadera razón de las protestas de los cubanos asalariados del imperio, es que temen ser llevados a los tribunales por calumniar, emitir acusaciones falsas y difamar, con lo que a diario inundan las redes sociales, siguiendo instrucciones de quienes le financian sus cuentas desde Estados Unidos.

Cuba nunca ha llevado ante los órganos de justicia a los que se prestan para hacer campañas contra la Revolución, sus instituciones y dirigentes principales, a pesar de que la difamación, la calumnia, la injuria y las acusaciones falsas, contra personas o instituciones, están recogidas como delitos en el Código Penal vigente.

Las sanciones por esas violaciones de la ley pueden conllevar a la privación de libertad, de tres meses a un año, y/o multas de cien a trescientas cuotas, algo que legalmente puede hacerse contra quienes actúan a favor de los Estados Unidos, en su histórica guerra mediática contra Cuba, con el fin de distorsionar la realidad y crear matrices de opinión contrarias al pueblo cubano.

Es ampliamente conocido como la misión diplomática yanqui en La Habana, ha impartido cursos de “periodismo” a la carrera, para que los llamados “disidentes” envíen noticias falsas y distorsionadas de la realidad de Cuba, recibiendo salarios de Estados Unidos por dicha acción totalmente ilegal.

En el año 2003, los destacados periodistas cubanos Luis Báez y la doctora Rosa Miriam Elizarde, publicaron un libro en el que denuncian con innumerables pruebas, las actividades subversivas ejecutadas desde la sede diplomática de Estados Unidos, sustentadas en declaraciones de un grupo de esos “disidentes”, que en realidad trabajaban para la Seguridad del Estado de Cuba.

Fotos, testimonios, cartas, comprobantes de pagos del dinero recibido, listado de alimentos e insumos y las instrucciones recibidas de sus jefes, los “diplomáticos” yanquis, se recogen a lo largo de dicho libro, que ilustra en detalles el trabajo de los llamados “periodistas independientes”, quienes tienen que cumplir al pie de la letra, las órdenes enviadas desde Estados Unidos, aspecto probatorio que de “independientes”, solo tienen el calificativo acuñado por los yanquis.

Tanto el ex analista de la CIA Edward Snowden, como Julián Assange, del sitio WikiLeaks, quitaron el velo en los ojos de miles de millones de personas, al mostrar como los Estados Unidos y sus agencias de inteligencia, espían a gobernantes, hombres de negocios, profesionales, intelectuales, religiosos, diplomáticos y hasta amas de casa, violando la privacidad de sus comunicaciones personales.

Snowden publicó en los diarios The Guardian y The Washington Post, varios programas de la NSA, incluidos los de vigilancia masiva PRISM y XKeyscore, que pusieron a Estados Unidos en el banquillo de los acusados, aunque con sus presiones y chantajes, lograron acallar las denuncias e impiden que ese tema sea tratado nuevamente.

¿Por qué no se quejan de tal violación los lacayos que acusan a Cuba de aprobar el Decreto Ley 370, que protege a la inmensa mayoría de los ciudadanos, para no ser víctimas de informaciones que atentan contra la moral y las buenas costumbres?

A conformar campañas subversivas contra otros que no sepan defender sus derechos, porque con los cubanos tales cruzadas mediáticas no caminan, pues como dijo José Martí:

“Es ley que las frentes más altas y limpias atraigan sobre sí las piedras que se mueven en las manos débiles o envidiosas”.

José Martí, el político.


Por Arthur González.

El 19 de mayo de 1895 caía en combate José Julián Martí Pérez, el hombre que luchó en las tres guerras libertarias cubanas, algo de lo que no se divulga mucho.

Siempre se habla del Martí poeta, escritor y periodista, cuando su más trascendental obra fue su permanente labor política para que Cuba fuera libre y soberana.

A quienes no les interesa que se conozca profundamente la posición anti imperialista del más universal de los cubanos, han vendido su imagen como conquistador de corazones y poeta, dejando a un lado sus ideas patrióticas y la claridad con la que denunció los propósitos yanquis de apoderarse de toda la América Latina.

Con solo 16 años, Martí fue detenido y sancionado a seis años de trabajo forzado como preso político.

Fue deportado de la Isla, no por versos de amor, sino por sus ideas anticolonialistas contra España, donde expresó su apoyo ideológico al levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes, en su gesta libertaria.

Ahí están El Diablo Cojuelo, La Patria Libre y su poema político Abdala, como pruebas de sus ideas patrióticas siendo aún un adolescente.

Muy cierta y destacada es su obra como periodista, poeta, dramaturgo, novelista, crítico de arte y traductor, pues innegablemente era un hombre de alta sensibilidad artística, pero más que eso fue un revolucionario a cabalidad y su colosal obra política es de altísima importancia y no debe ocupar un segundo plano.

En sus 42 años vividos, no tuvo descanso en su lucha política, al denunciar y alertar del peligro que, con esa genial lucidez, veía crecer peligrosamente en la ambición de los Estados Unidos para apoderarse de Cuba y de otros países de América.

En Madrid condenó el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en 1872, hecho considerado de los viles cometidos por España. En 1873 publica el folleto: “La república española ante la Revolución cubana”.

De regreso a Cuba, ya casado y con un hijo, en 1879 vuelve a ser deportado a España por su conspiración a favor de la independencia.

Se escapa a New York en 1890, donde no detiene la preparación de la guerra de independencia.

Trabaja en Venezuela como periodista por un año, pero sus escritos políticos lo obligan a dejar ese país que tanto quiso.

Qué decir de su labor diplomática al servicio de países hermanos, Uruguay, Argentina y Paragua, donde alzó su voz para denunciar las injusticias sobre los pobres de la tierra.

Su artículo publicado en La Revista Ilustrada, New York, mayo de 1891, sobre la Conferencia Monetaria internacional celebrada el mismo año, a la que Estados Unidos puso varias trabas para evitar su participación, posee una vigencia total de lo que vive el mundo hoy, pues denunció las pretensiones yanquis de dominar la economía regional.

La fundación del periódico Patria, el 14 de marzo de 1892 y la creación del Partido Revolucionario Cubano, 10 de abril del mismo año, como único partido que permitió la unidad de los cubanos para la lucha, son pruebas de su elevada capacidad como líder político.

En abril del propio año, es elegido como delegado del Partido Revolucionario Cubano e inicia la preparación de la guerra de 1895 y trabaja en la unificación de las fuerzas entre los emigrados, incluidos Antonio Maceo y Máximo Gómez.

No por gusto las autoridades norteamericanas, en complicidad con España, desplegaron una intensa labor de espionaje sobre Martí, recrudecida a partir de marzo de 1880 cuando asume el cargo de presidente interino del Comité Revolucionario Cubano, de New York, sustituyendo al Mayor General Calixto García Iñiguez.

Ante ese acoso, Martí despliega su agudeza y sagacidad política, conformando una red secreta de contrainteligencia e inteligencia al servicio de la causa revolucionaria, para evadir el trabajo de la agencia Pinkerton de Estados Unidos, que lo vigilaba y perseguía su trabajo conspirativo en favor de la libertad de Cuba.

A pesar del fracaso de la expedición denominada La Fernandina, por la traición de un coterráneo, insiste en organizar el levantamiento interno en la Isla, para el inicio de la guerra de 1895.

Su dimensión política está expuesta en el conocido Manifiesto de Montecristi, como preámbulo del inicio de la guerra de independencia, en el cual afirma:

“Cuba vuelve a la guerra con un pueblo democrático y culto, conocedor celoso de su derecho y del ajeno, o de cultura mucho mayor, en lo más humilde de él, que las masas llaneras o indias con que, a la voz de los héroes primarios de la emancipación, se mudaron de hatos en naciones, las silenciosas colonias de America”.

Es necesario dar a conocer más la faceta política martiana, porque sus ideas patrióticas no tienen la misma divulgación que la artística, pero ahí están sus discursos, circulares y cartas donde se ponen de manifiesto sus cualidades y el alcance de sus ideas revolucionarias.

Hoy sus alertas sobre las verdaderas pretensiones de Estados Unidos tienen total vigencia, como las plasmadas en sus crónicas Escenas Norteamericanas, donde afirmó:

El Norte revuelto y brutal que nos desprecia” y “Viví en el monstruo y le conozco sus entrañas”. 

Aunque el sello de sus consideraciones sobre los yanquis, las expuso en su carta inconclusa a su amigo mexicano Manuel Mercado, al decirle:

“…impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.

Ese es el Martí que sirvió de guía a la generación en el Centenario de su nacimiento, encabezada por Fidel Castro, porque tal como indicó ese apóstol de la independencia de Cuba:

“Los arboles de han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas”

Subversión contra Cuba en medio de la pandemia.


Por Arthur González.

A pesar de la pandemia que azota al mundo y en especial a los Estados Unidos, donde la cifra de contagiados y muertos es la más alta, los centros generadores de subversión contra Cuba no descansan.

La propaganda anticubana tiene millones de dólares asignados para crear matrices de opinión, con el fin de satanizar a la Revolución y a la vez tratar de captar jóvenes con campañas y promesas de una supuesta sociedad mejor, al estilo del neoliberalismo impuesto en otros países como Argentina y Chile, donde los derechos de los trabajadores, estudiantes y ancianos desaparecen gracias al capitalismo salvaje.

La propia pandemia del coronavirus se encargó de poner al descubierto las diferencias de los sistemas de salud capitalistas con el de Cuba, pues en países capitalistas desarrollados los hospitales colapsan, mueren los ancianos sin recibir la asistencia adecuada y los cadáveres son enterrados en fosas comunes, muy distinto a lo que sucede en la Isla, a pesar de la guerra económica, comercial y financiera más larga de la historia.

Pero, mientras Cuba ofrece salud en decenas de países con su colaboración médica, Estados Unidos gasta millones de dólares para acusarla de “esclavitud”, como si los esclavos salvaran vidas humanas, mirando de qué lado está el deber y no donde se vive mejor y se gana más dinero.

Ese ejemplo no es perdonado por los yanquis y de ahí sus campañas subversivas que la Organización Mundial de la Salud se encarga de desbaratar, al reconocer la labor encomiable de los profesionales de la salud de Cuba.

En el mismo escenario Estados Unidos pretende lavarles el cerebro a los jóvenes cubanos, algo hacen desde hace décadas sin obtener resultados, y por eso ofertan programas de becas para fabricar “líderes” comunitarios que puedan trasladar ideas subversivas.

La entonces Sección de Intereses de Washington en La Habana, divulgó en 2009 el primer programa de becas para jóvenes cubanos, entre 16 y 20 años de edad.

Aquel programa tenía dos variantes, una por tres meses y otra por seis meses. El requisito de ambas era que debían ser estudiantes de nivel medio y universitario y una vez concluido sus estudios en Estados Unidos, debían regresar a Cuba para trabajar en los barrios.

El fracaso fue total. No obstante, en abril del 2015 lanzaron otra utilizando como pantalla a la organización World Learning Inc., con sede en Washington, denominado “Programa de Liderazgo de Verano,” durante cuatro semanas, para jóvenes cubanos de 16 a 18 años.

Cuba lo denunció públicamente y quienes asistieron, no hicieron nada de lo indicado por los yanquis. Los gastos fueron altos y no obtuvieron el menor resultado.

Como perro hueveros, a inicios del año 2017 volvieron por la misma senda del fracaso, promoviendo una convocatoria para diez becas ofrecidas por la organización Líderes Sociales, y sin ambages decían que el objetivo perseguido era “promover el desarrollo profesional juvenil y fortalecer la sociedad civil cubana”, sueño que nunca se convierte en realidad y vuelven a perder el dinero.

Ahora en el 2020 insisten en construir “líderes” jóvenes, pero esta vez convocan a un curso Online, solo para residentes en Cuba, bajo el título de “Aulas Abiertas”, ofrecido por el Instituto Político para la Libertad, con sede en Perú, financiado con dinero de la NED y la USAID, que funcionan como pantalla de la CIA.

El referido curso, ofertado en medio de la pandemia que sufre Perú y los propios Estados Unidos, pretende impartir clases de “democracia, comunicación, derechos humanos y creación de contenidos digitales”, con herramientas teóricas y prácticas.

Entre las materiales a impartir estan la redacción de textos en plataformas digitales, el uso de normas ortográficas, reglas estandarizadas para una expresión clara y concisa, pensamiento crítico y reflexivo, así como el conocimiento para dirigir un portal digital de opinión.

Dicho curso comenzará el 19 de mayo y culmina el 27 de junio 2020 y como carnada ofrecen la recarga gratuita para acceder a Internet.

Los requisitos son: ser ciudadano cubano residente en la Isla, tener entre 20 y 35 años, y presentar un potencial de “liderazgo”, compromiso comprobado y experiencia de trabajo dentro de una organización civil o en iniciativas que buscan el desarrollo de su comunidad.

Aulas Abiertas, del Instituto Político para la Libertad, Perú, había presentado una convocatoria Online, para un curso sobre “Democracia, derechos humanos y juventudes”, del lunes 18 de mayo hasta al 30 de junio 2020, también con la intensión de formar a los activistas juveniles cubanos, en temas de “democracia” y potenciar sus habilidades para documentar, analizar, producir y divulgar información independiente, sobre la situación y los derechos de los jóvenes en su país.

¿Por qué no ofertan cursos para jóvenes de Chile, Colombia, Guatemala, Honduras y Brasil, donde los gobiernos reprimen sus reclamos?

La desesperación de los yanquis es encontrar líderes juveniles para sus acciones subversivas contra la Revolución cubana, pero la contrarrevolución fabricada y financiada por ellos, solo busca obtener dinero fácil.

Millones de dólares derrochan los Estados Unidos para materializar sus sueños, sin reconocer que esa contrarrevolución carece de objetivos ideológicos y solo existe por los dólares y la posibilidad de emigrar, como hicieron la mayoría de los “disidentes” construidos en los años 80 del siglo XX, durante la presidencia de Ronald Reagan, cuando presentó el llamado Proyecto Democracia, y nació la National Endowment for Democracy, NED.

Importante recordar lo afirmado en 1991 por Allen Weinstein, primer presidente e historiador de la NED:

Mucho de lo que hoy hacemos, lo hacía la CIA hace 25 años, de manera encubierta”.

Ahí están los casos de Ricardo Bofill, Gustavo Arcos Bergnes, Yndamiro Restano, Elizardo Sánchez, Oswaldo Payá, María Elena Cruz Varela, Jesús Yanes Pelletier, Félix Bonne Carcasés, Martha Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca, Oscar Elías Biscet, René Gómez Manzano, Laura Pollán, Berta Soler y otros mercenarios.

El fiasco de la inventada bloguera Yoani Sánchez y el casi millón de dólares recibidos como premios internacionales, no sirvieron para atraer a los jóvenes cubanos. Idéntico destino siguieron Eliecer Ávila y Antonio Enrique González–Rodiles.

A pesar de eso, anualmente asignan millones de dólares que pagan los contribuyentes estadounidenses, para que esos “disidentes” reciban altos salarios, sin obtener triunfos.

Los yanquis intentan rejuvenecer su añeja nómina de “opositores” cubanos y para eso destinan cuantiosos recursos monetarios, pagan viajes al exterior, programas en la TV y sitios en Internet, para sostener a supuestos grupos de la “sociedad civil independiente de la Isla”, quienes cobran sin trabajar ni mostrar éxitos.

La táctica actual para atraer a los jóvenes cubanos es el manipulado principio del “Estado de Derecho, la gestión de organizaciones y la participación ciudadana y juvenil”, como si los cubanos no conocieran sus leyes, analizaran y debatieron, a todos los niveles, el proyecto de la nueva Constitución y votaran secretamente por ella en referendo popular.

Podrán malgastar millones de dólares en proyectos desconocidos por los ciudadanos norteamericanos, ni auditados por el Congreso e instituciones oficiales, que todos terminarán en fracasos, porque como afirmó José Martí:

“Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército”.