Por Arthur González.
En días pasados, Michael G. Kozak, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, aseguró: “Las sanciones de Estados Unidos a Cuba están diseñadas para negar recursos al régimen de Castro, tales recursos se emplean para controlar y abusar de los derechos del pueblo cubano e interferir en países de la región”.
Es indudable que la guerra económica, comercial y financiera va dirigidas a matar de hambre y enfermedades al pueblo, no a los gobernantes.
Para justificar sus actos criminales en medio de la pandemia, y haciendo caso omiso de los reclamos del mundo, pretenden engañar a los que no se han leído el amasijo de leyes aprobadas por el Congreso, para impedir el comercio con la Isla, las transacciones financieras y la entrada de buques a puertos cubanos.
Kozak ocupa actualmente el mismo cargo que tenía en 1960 Lester Mallory, quien el 6 de abril de 1960, redactó un memorando a su jefe donde afirmó:
“No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas.
Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Desde entonces las acciones yanquis van dirigidas al pueblo, no a sus gobernantes, para que los primeros culpen al sistema de sus penurias.
Estados Unidos no puede mentirle más al pueblo cubanos ni al mundo, se conocen sus planes macabros para desmotar el socialismo, única razón para la ejecución de sus programas de acciones encubiertas, contentivos de actos terroristas, guerras biológicas, asesinato de sus dirigentes y planes de subversión política y psicológica.
A Michael Kozak hay que recordarle algunos documentos elaborados por la CIA, sobre la situación interna en Cuba, que afirman sin ambages:
“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre. […] Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.
El sub secretario no debe engañar al mundo y reconocer las sanciones injustas, unilaterales y criminales impuestas por Washington contra Cuba, solo por haber decidido mantener su independencia. Sigue leyendo