Los yanquis insisten en asustar a quienes inviertan en Cuba.


Por Arthur González.

La táctica de asustar a los que se acerquen a Cuba ya cumplió 60 años y los resultados no se ven, aunque los yanquis repiten sus viejas amenazas con la pretensión de ahogar la economía de la Isla, para después culpar al sistema socialista.

Con la puesta en marcha del Título III de la execrable Ley Helms-Burton, aprobada por el presidente Bill Clinton en 1996, Donald Trump pretende alcanzar los votos de la Florida, en su aspiración a la reelección de 2020, sin percatarse que cada año son menos los cubanos que sostienen posiciones reacias a las relaciones con Cuba, pues la composición de la emigración ha cambiado sustancialmente, y ya no son mayoría los testaferros del régimen del dictador Fulgencio Batista.

No obstante, el objetivo de Trump y sus ancianos asesores, es incrementar la guerra económica y financiera contra la Revolución cubana, método seleccionado contra todos los países que se oponen a someterse a sus designios.

Para asustar a los inversionistas extranjeros que desafían las sanciones yanquis, entre ellos los españoles que apuestan por el desarrollo turístico en la Isla, un grupito de los lacayos en Madrid, financiado por Estados Unidos, bajo el nombre de Mesa de Unidad Cubana (MUC), presentarán una denuncia ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional de España, contra empresas españolas y europeas que, “en complicidad con la dictadura cubana, someten al trabajador cubano a un nuevo sistema esclavista en pleno siglo XXI”.

La MUC declaró que esas empresas europeas “violan e ignoran” las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las Directrices de la OCDE en materia de responsabilidad corporativa, así como derechos fundamentales recogidos en la Carta Universal de los Derechos Humanos de la ONU o principios fundacionales de la propia UE.

El artificial argumento no es nuevo y solo persigue el interés de crear un ambiente enrarecido contra empresas de prestigio como Meliá, Iberostar y otras, que ignoran las amenazas yanquis.

En 1995 los cubanos radicados en Miami, Rolando Castañeda y George Plinio Montalván, quienes laboraban en el Banco Interamericano de Desarrollo, dieron a conocer un grupo de “Principios” para promover los derechos humanos en Cuba y prácticas “justas de empleo y pagos”.

Tales principios fueron bautizados como “Principios Arcos”, en homenaje al contrarrevolucionario Gustavo Arcos Bergnes, quien dirigía el grupúsculo Comité Cubano de Derechos Humanos en Cuba.

Según ellos, los principios eran para que las empresas extranjeras que abrían sus negocios en Cuba, los acogieran voluntariamente para seguir prácticas de “igualdad y justicia en el pago y la contratación de empleados, sin discriminación por consideraciones políticas, sexuales, religiosas o de edad”.

También planteaban “eliminar los expedientes laborales, los acumulativos escolares, informaciones sobre antecedentes morales, conducta social, la participación en organizaciones políticas y promover la contratación directa sin limitaciones”, todo basado en la llamada Ley Torricelli

En 1992 Cuba inició un programa de medidas económicas para enfrentar la pérdida de sus relaciones comerciales y financieras con el extinto campo socialista y la URSS.

Ese programa de reformas abarcó entre otras, la despenalización de la tenencia de divisas, fijó el marco legal para el trabajo no estatal, se crearon las Unidades Básicas de Producción Cooperativas, introdujo el sistema tributario, la apertura del Mercado Agropecuario con precios de oferta-demanda, autorizó establecimientos de centros privados para la elaboración y venta de alimentos y bebidas, se aprobó una nueva Ley de Inversión Extranjera, que incluía la participación hasta de un 100% de capital extranjero, y un Decreto Ley para la creación de zonas francas.

Ante esos cambios en Cuba el enemigo convulsionó de rabia, al no ver cumplidos sus sueños de destruir el socialismo como en Europa del Este; solo le quedaba fortalecer la persecución económica y financiera, sumándole las amenazas a los inversionistas extranjeros que apostaban por sus negocios en el país.

Ninguna de esas presiones dio resultados. La inversión extranjera creció rápidamente, importantes empresas se decidieron por el mercado cubano y las dedicadas al turismo desafiaron las intimidaciones y sanciones de Estados Unidos.

La vida les dio la razón y hoy compañías españolas son líderes en la industria hotelera, algo que los estadounidenses hubieran podido hacer, sino fuera por la obstinación de sus gobernantes que prohíben hasta las visitas a Cuba.

La llamada MUC debería luchar por los derechos de los trabajadores españoles, rebajar las tasas impositivas, el derecho de las mujeres a ser tratadas igual que los hombres, la discriminación que existe con los inmigrantes, ampliar las oportunidades de trabajo en ciudades que en pocos años parecerán pueblos fantasmas ante la huida de sus habitantes en busca de fuentes laborales, luchar contra la corrupción administrativa que corroe su sociedad, recortar los privilegios financieros que tiene la monarquía sin trabajar y otros problemas que enfrenta el ciudadano común español.

Cuba hizo una Revolución social para rescatar a sus trabajadores y campesinos de la opresión de las empresas norteamericanas, lograr una jornada laboral de 8 horas, eliminar la discriminación racial, por sexo y posición económica imperante, otorgarles derechos a las mujeres a un salario igual al de los hombres por el mismo trabajo y el derecho a una seguridad social para todos.

Hoy las cubanas cuentan con leyes que las benefician durante su gestación, otorgándoles licencias pagadas hasta un año después del parto, con posibilidades de extensión otro año más, sin retribución, manteniéndoles su puesto de trabajo, una licencia de maternidad pagada que permite que el padre, o lo abuelos, atiendan a los recién nacidos, mientras las madres se incorporan al trabajo.

Una justicia laboral que impide la expulsión del trabajador sin razones legales sustentables, subsidios para los accidentados en el trabajo o por adquirir enfermedades laborales.

Posibilidades de superación para los trabajadores, enviados a cursos sin afectar su salario, estimulación monetaria por resultados productivos y derecho a analizar y debatir los planes económicos de sus empresas.

Nada de eso existía en la Cuba capitalista de 1958, pero ni el gobierno yanqui, o los de Europa, protestaban por la explotación a la que estaban sometidos los cubanos, especialmente los campesinos que ni tierra poseían, ni servicios médicos y escuelas donde educar a sus hijos.

Ahora los lacayos dicen que el trabajo en Cuba es “indecente y constituye un paraíso para los evasores de derechos”, campaña que pretende deformar la realidad.

¿Por qué no defienden los derechos de los trabajadores de México, Guatemala, Honduras, Panamá y Argentina, que marchan protestando en las calles ante la difícil situación que confrontan?

Muy poca moral tienen los escasos integrantes de la MUC, financiados para atacar a la Revolución socialista que tanto hace por la clase obrera y campesina cubana.

El foco de sus acusaciones falsas son las más de 300 empresas españolas y europeas que operan en Cuba, desde grupos hoteleros, operadoras de viajes, bancos, e inmobiliarias, hasta empresas de servicios e industrias, que tanto molestan a los yanquis por desafiar sus órdenes.

En el 2015 el embajador cubano en España, se enfrentó a similares provocaciones durante un foro para promover las inversiones en la Isla, cuando uno de esos asalariados intentó provocarlo con “reflexiones” sobre la situación del mercado laboral en Cuba, donde el Estado es el único empleador.

Los empresarios españoles saben de la seguridad que tienen en Cuba, unido a la actitud positiva de sus trabajadores altamente calificados, por tener un sistema de educación gratuito que les asegura capacidad para asumir diferentes puestos de trabajo.

El fin que persigue Estados Unidos es el mismo de hace más de medio siglo, destruir a la Revolución, y para eso repiten la misma mentira, y como declaró a la prensa el diputado del Partido Popular (PP) español Teófilo de Luis, “es un flanco por el que se puede provocar nerviosismo en el Gobierno cubano”, palabras que hacen honor a su ignorancia histórica, pues a los cubanos nada les crea nerviosismo, ni siquiera la amenaza de una invasión militar como la prevista en octubre de 1962, durante la conocida Crisis de los Misiles.

Bravo por los valientes que mantienen su firmeza con Cuba, porque como afirmó José Martí:

“Quien se levanta hoy con Cuba, se levanta para todos los tiempos”.

Los cambios de sistema que le exigen a Cuba.


Por Arthur González.

Niños cubanos

Recientemente el presidente Donald Trump declaró que hace todo lo posible por erradicar el socialismo de America Latina, específicamente en Cuba, Venezuela y Nicaragua, vieja pesadilla que impide el sueño de todos los mandatarios yanquis, pero a pesar de sus leyes y operaciones encubiertas, no han podido lograrlo.

Sus campañas van dirigidas a satanizar al sistema socialista, en especial a su economía, con repeticiones de que “es ineficiente y no da resultados”.

Sin embargo, no hablan de las zancadillas que ponen a los países que adoptaron el socialismo, con el objetivo de impedir su desarrollo para que no sea imitado por otros.

Analistas del Council on Foreign Relation de Estados Unidos así lo afirman, al expresar en 1999:

“La oposición de EE.UU. a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

Son innegables las dificultades económicas que sufre la economía cubana desde 1960, no por su sistema socialista como los yanquis y sus aliados quieren hacerle creer al mundo, sino, por las medidas coercitivas que le impusieron desde instrumentó medidas para favorecer al pueblo y defender su soberanía nacional frente la dominación que tenía Estados Unidos.

La primera medida contra la Revolución, fue la negativa a venderle petróleo, seguida de la eliminación de la cuota azucarera, situación muy difícil de resistir en un país subdesarrollado y absolutamente dependiente de la economía yanqui.

Los que exigen cambios, parece olvidar la despiadada guerra económica, comercial y financiera que impuso Estados Unidos, para provocar una rebelión del pueblo cubano contra la Revolución, a partir de la insatisfacción de sus necesidades, algo expuesto claramente en la Operación Mangosta, desarrollada por el Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad Nacional, para el trabajo contra Cuba.

Un informe del gobierno de Estados Unidos del 4 de mayo de 1961, publicado en el FRUS del Departamento de Estado, Volumen X, 1961-1963, expone entre otras cuestiones:

“Los puntos económicos vulnerables del régimen de Castro incluyen su posición de intercambio foráneo, la escasez de piezas de repuesto y materias primas, la falta de técnicos y personal de dirección, la decadencia del ingreso per cápita y la escasez de consumo. […] La imposición del Acta de Comercio con el Enemigo contra Cuba, reducirá las ganancias del intercambio extranjero de Cuba con Estados Unidos y que extendería el embargo de exportaciones estadounidenses a todos los productos y la campaña de sabotajes limitados contra las industrias e instalaciones cubanas, lo que agravarían estos problemas…

A pesar de esos planes, Cuba logró alfabetizar a todo su pueblo, abrió la enseñanza gratuita; ofreció servicios de salud a la población citadina y rural sin costo alguno; organizó programas de educación cultural en escuelas especializadas; el deporte se constituyó en un derecho del pueblo, lo que le permitió avanzar en la producción industrial y agrícola para resistir la guerra económica impuesta.

Por supuesto que las penurias se sintieron en la población, de ahí la organización de una cartilla de alimentos racionados para que nadie se quedara desamparado, algo que se mantiene con precios subsidiados, que, si bien no satisfacen todas las necesidades, permiten una canasta básica que no poseen los millones de pobres en América Latina.

Los que culpan de todos los males al sistema socialista no toman en cuenta que ningún otro país, sin apoyo popular, ni consiente de quien es el verdadero responsable de sus penurias, hubiese resistido 60 años de cruel bloqueo comercial y financiero impuesto por Estados Unidos.

Existen cuestiones internas que Cuba debe transformar y de hecho lo hace, pero no con el diseño que prefieren los yanquis para volver a apoderarse de la Isla, y aunque se ejecuten medidas en la economía, no se puede pasar por alto lo que afirma la CIA en uno de sus informes:

“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre…. estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

¿Qué país del mundo es sometido a la guerra financiera que soporta Cuba, que se le impide utilizar la banca internacional para el pago de sus importaciones y el cobro de sus exportaciones?

Recientemente el economista de origen cubano, Carmelo Mesa Lago, afirmaba en una entrevista:

“El sistema de planificación central que tiene Cuba ha fracasado en todo el mundo, ese es el principal culpable de todas estas cosas […] Yo aspiro a un modelo que permita un crecimiento económico, y que a su vez incremente las exportaciones para que financie las importaciones, porque lo que ha ocurrido en Cuba es una reducción de las exportaciones…”

Cuba subsiste por la ingeniosidad de sus profesionales y el apoyo valiente de amigos, porque la persecución financiera es total para ahogar su economía.

Barack Obama desató una feroz cacería a la banca internacional, e impuso record de multas a quienes ejecutaron transacciones con Cuba, algo que continúa Trump, al implementar nuevas medidas de guerra económica.

Entre los años 2009 y 2016, las 49 multas aplicadas a prestigiosos bancos extranjeros alcanzaron una cifra de 14 mil 397 millones 416 mil 827 dólares.

¿Cuáles serían las soluciones del profesor Mesa Lago ante este panorama? ¿Pensará él y otros, que ampliando el trabajo no estatal en Cuba se puedan aumentar las importaciones, la inversión extranjera y las exportaciones, y violar la guerra económica y comercial aplicada desde 1962?

No por gusto Donald Trump acaba de autorizar la implementación del Título III de la Ley Helms-Burton, buscando atemorizar a los inversionistas extranjeros.

Es fácil idealizar soluciones detrás de una mesa, pero comprar todo lo que requiere un país, producir con equipos obsoletos sin piezas de repuesto, pagar las deudas y satisfacer las necesidades crecientes del pueblo sin financiamiento, es otra cosa.

¿Qué cambios tendrán que hacer los países latinoamericanos con un sistema político y económico capitalista, que hoy acumulan 246 millones de personas en pobreza y pobreza extrema?, (cuatro de cada diez ciudadanos) según informe presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

De acuerdo con ese estudio, Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay y Perú, alcanzan una taza de pobreza entre el 15% y el 25%; República Dominicana y Colombia, se encuentran entre el 25% y el 35%; y en Bolivia, El Salvador y México, la pobreza supera el 35% de su población.

En Cuba, a pesar de las limitaciones, no se acuesta un solo niño sin comer, ni deja de asistir a la escuela o recibir atención media gratuita, incluidas 13 vacunas; todas las mujeres paren a sus hijos en hospitales y tienen el mismo derecho que los hombres al trabajo, y recibir igual salario por el mismo cargo. Además, el estado le ofrece un año de licencia de maternidad pagada.

Esas y muchas otras ventajas solo las ofrecen un sistema socialista, razones por las que Estados Unidos no lo tolera, por ser un mal ejemplo, incluso para los norteamericanos donde millones de ellos carecen de seguro médico.

Un estudio reciente arrojó “un panorama desolador de la desigualdad económica en la zona metropolitana de Miami, donde 30 personas con un patrimonio superior a los mil millones de dólares, ocupan lo más alto de la pirámide, sobre un nivel de pobreza amplia y profunda, una clase media pequeña y cada vez menor, y una fuerza de trabajo que depende de empleos mal pagados en los servicios”.

“Más de 14 por ciento de los vecinos de Miami-Dade viven en la pobreza, el noveno índice mayor entre las grandes zonas metropolitanas de EEUU. El mayor índice de pobreza está entre los adultos mayores; los negros tienen dos veces y media más probabilidades de vivir en la pobreza que los blancos y los latinos dos veces más”.

Entonces, ¿Quiénes tienen que cambiar para acabar con tanta desigualdad y pobreza?

Cuba hace los cambios que requiere, pero no renunciará al socialismo para caer en los brazos del capitalismo con sus cantos de sirena.

Preciso fue José Martí cuando dijo:

“Se puede afirmar que ni actividad, ni espíritu de invención, ni antes de comercio, ni campos para la mente, ni ideas originales, ni amor a la libertad siquiera, ni capacidad para entenderla, tenemos que aprender de los Estados Unidos”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miembros de la mafia anticubana intentan más sanciones contra Venezuela.


Por Arthur González.

Los senadores anticubanos Bob Menéndez y Marco Rubio, lograron el 23 de mayo de 2019, la aprobación en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, de un proyecto de ley con medidas muy similares a las que aun sostienen contra Cuba, bajo el principio de la guerra económica, financiera y psicológica, sin descartar las militares, con el objetivo de derrocar el proceso bolivariano y chavista que tanto odian.

A pesar del fracaso en el caso cubano, los dos senadores copiaron elementos básicos contenidos en la Operación Magosta, aprobada por el presidente J.F. Kennedy, en enero de 1962, que soñaba destruir a la Revolución.

Las nuevas sanciones contra el pueblo venezolano, pretenden reforzar el cerco para ahogarlos económicamente y de esa forma, inducirlo a salir a las calles a protestar por la escasez de alimentos y bienes de todo tipo, principio expuesto en la Operación Mangosta.

El nuevo proyecto titulado: “Ley de Ayuda de Emergencia, Asistencia para la Democracia y Desarrollo de Venezuela” (VERDAD), incrementa las medidas contra el gobierno del presidente Maduro, entre  ellas: la asignación de 400 millones de usd en “ayuda humanitaria”, la revocación de visas a los familiares de funcionarios del régimen chavista sancionados, castigar el endeudamiento indebido del gobierno bolivariano y el comercio del oro, así como coordinar otras sanciones internacionales, especialmente con gobiernos de países latinoamericanos y europeos aliados.

Una simple lectura de la Operación Mangosta, permite confirmar la similitud de medidas, 60 años después, contra un país que al igual que Cuba, posee un gobierno no aceptable para Estados Unidos.

El objetivo que buscaba Mangosta era: “ayudar a los cubanos a derrocar al régimen comunista en Cuba e instaurar un nuevo gobierno con el cual Estados Unidos pueda vivir en paz”.

Para lograrlo, diseñaron un conjunto de acciones encaminadas a:

“Provocar una rebelión del pueblo cubano, que derrocará al régimen comunista e instaurará un nuevo gobierno”.

“La sublevación necesita un movimiento de acción política fuertemente motivado y arraigado en Cuba, capaz de generar la rebelión, de dirigirla hacia el objetivo perseguido y de aprovecharse de su momento clímax. La acción política será apoyada por una guerra económica, que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen, y las de tipo militar darán al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos”.

¿Es o no lo mismo que le hacen hoy a la Revolución Bolivariana?

A Venezuela llevan varios años sometiéndola a una brutal guerra financiera, privándola de utilizar sus cuentas bancarias en el exterior para impedirle comprar y vender, incluido un bloqueo petrolero con el fin de sacar del poder al presidente constitucional, Nicolás Maduro.

Desde agosto de 2017, el presidente Donald Trump prohibió por decreto, consentir nuevas deudas emitidas por el gobierno de Venezuela y su petrolera estatal PDVSA, situación que afecta renegociar unos 150 mil millones de usd de deuda, sacándola de los mercados financieros a pesar de contar con la mayor reserva de petróleo del mundo.  También vetó las transacciones con bonos del sector público venezolano y los pagos de dividendos al gobierno de Maduro.

Ante esta situación, el gobierno venezolano lanzó en febrero 2018 el petro como moneda que, con respaldo en oro, le permitiría salir al mercado a comprar alimentos, medicinas y bienes para mantener su economía, pero el 19 de marzo de 2018 Washington prohibió a los estadounidenses negociar con el petro.

Apretándole más la soga al cuello de los venezolanos, en mayo 2018 otro decreto de Washington vetó las transacciones de deuda con entidades oficiales como PDVSA y el Banco Central, incluidos unos pagarés o cuentas por cobrar. Prohibieron la venta de acciones en las que el actual gobierno de Venezuela tenga más del 50%, lo que afecta a la filial de PVDSA en Estados Unidos, Citgo.

A inicios del 2019 los yanquis vedaron todas las operaciones petroleras de Venezuela en su sistema financiero, siendo el petróleo el que mantiene el 96 % de las finanzas del país. Por tanto, con esa sanción la empresa Citgo no puede pasar sus ganancias a su único dueño, Venezuela, quedándose el dinero en Estados Unidos, robo que les permite financiar a la contrarrevolución que ahora encabeza Juan El Títere Guaidó.

El oro venezolano ha sido sancionado de la misma forma, cortando las operaciones de oro de la minera estatal Minerven.

Las sanciones punitivas yanquis llegan a los bancos, como el estatal Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes), y tres filiales en Venezuela; así como a Prodem, con sede en Bolivia, y a Bandes, en Uruguay, congelándole todos los bienes y activos que poseen en Estados Unidos, o bajo el control de estadounidenses.

Igualmente, se lanzaron contra 34 embarcaciones de PDVSA y sancionaron a dos compañías navieras por enviar crudo de Venezuela a Cuba.

¿Qué país del mundo sin respaldo de su pueblo puede resistir estoicamente esa despiadada guerra económica y financiera?

La prueba de que Maduro es apoyado por la mayoría de los venezolanos es que el golpe militar fracasó, los cabecillas se escondieron en embajadas o andan prófugos intentando llegar a Estados Unidos.

Copiando la Operación Magosta, Estados Unidos presiona a la OEA para sancionar a Venezuela, lo mismo que hicieron en 1962 contra Cuba. En dicha Operación se puede leer:

El Departamento de Estado está concentrando sus esfuerzos en la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, del 22 de enero 1962, esperando obtener amplio respaldo del Hemisferio Occidental para las resoluciones de la OEA que condenen a Cuba y la aíslen del resto del HemisferioName=n1070; HotwordStyle=BookDefault; … La reunión de la OEA será apoyada por demostraciones públicas en América Latina, generadas por la CIA y las campañas psicológicas asistidas por USIA”.

Contra la Revolución cubana también planificaron en la mencionada Operación, una invasión militar, como hacen contra Venezuela:

“El Departamento de Defensa tiene la tarea de preparar un plan de contingencia para la acción militar estadounidense en apoyo al pueblo cubano, cuando este inicie la rebelión, haciéndola progresar. Este plan de contingencia permitirá lograr una decisión política, basada en las principales intenciones norteamericanas, y es visto como un factor político psicológico favorable en una rebelión popular, incluso mucho más que una posible acción militar. Se le ha asignado la responsabilidad como Comisión de Defensa, de los requerimientos de hombres, dinero y material, con la asistencia total del Departamento de Estado y la CIA”.

Los yanquis no aprenden de sus errores, y como sucede con Cuba, el pueblo venezolano resistirá para no caer en brazos del imperio, el que desmontaría todas las misiones sociales para instaurar una dictadura militar, al servicio de sus intereses económicos.

Sabio fue José Martí cuando expresó:

“Con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia”

 

 

Manipulan a los lectores con noticias falsas contra Cuba.


Por Arthur González.

Estados Unidos tiene una estrategia bien definida contra países que no son de su agrado, entre ellos Cuba que es víctima de una guerra total, incluida la mediática, con el objetivo de satanizar a su gobierno revolucionario.

Desde el mismo año 1959, cuando triunfó la Revolución popular encabezada por Fidel Castro, los yanquis iniciaron campañas de prensa contra el proceso cubano, al no ser del agrado de Washington, tal y como aseguraron en 1958 durante la reunión del Consejo de Seguridad, el director de la CIA y el presidente Dwight Eisenhower: “Es necesario evitar la victoria de Castro”.

El empleo de la tergiversación y mentiras falsas que hoy se mantienen contra Cuba, y otros países como Venezuela e Irán, está protegido por la Directiva de Seguridad Nacional de Estados Unidos, conocida como NSC10/2 de junio de 1948.

En dicha directiva se expresa: “Estados Unidos denomina operaciones encubiertas, a las acciones de propaganda negra, guerra económica, sabotaje y subversión, contra aquellos estados considerados hostiles”.

Basado en ese principio han acusado a Cuba a través de la fabricación de noticias falsas, entre ellas una de alta crueldad como fue la llamada Operación Peter Pan, en la cual la CIA hizo circular un falso proyecto de ley que aprobaría el gobierno revolucionario, donde se establecía la pérdida de la patria potestad de los padres sobre sus hijos, los que sería enviados a la URSS para convertirlos en carne y envasarlos en latas, lavarles el cerebro y otras atrocidades que fueron apoyadas por la Iglesia Católica cubana y de Estados Unidos.

Engañando a los padres y embuidos por la propaganda negra diseñada por especialistas de la CIA, sacaron de la Isla a 14 mil 48 niños y entregados a la Iglesia Católica estadounidense, sin acompañantes, para desplegar la noticia por el mundo que se iban huyendo de su patria.

La mentira más reciente para dañar a Cuba y justificar nuevas sanciones, fue publicada el 20 de mayo 2019, por el libelo El Nuevo Herald y replicado por otras agencias al servicio de los yanquis, referente a la detección de un cargamento de drogas en un contenedor que arribó al Puerto de Cristóbal, provincia de Colón, proveniente de Cuba con destino final Estambul, Turquía, con una escala antes en el puerto de Rotterdam, Holanda.

La noticia añade que Unidades del Servicio Nacional Aeronaval de Panamá, descubrieron mil 517 paquetes de cocaína en supuestos sacos de carbón vegetal, distribuidos en más de 40 maletines.

A partir del hecho, comenzaron las acusaciones contra Cuba y para hacerlas más creíbles y confundir a la opinión pública aseveran que “no es la primera vez que un barco proveniente de Cuba con material ilícito es descubierto en Panamá”.

Entre líneas y después de acusar con sus infamias, el artículo señala que “las autoridades panameñas no descartan que personal, o trabajadores del mismo puerto panameño, estén involucrados en el trasiego de la sustancia, o hayan contaminado el contenedor”.

Para sembrar la duda en los lectores, de forma mal intencionada ponen como ejemplo que “en marzo del 2015, autoridades de Colombia inmovilizaron el barco chino Da Dan Xia, que viajaba con destino a Cuba y transportaba ilegalmente “100 toneladas de pólvora, 2.6 millones de fulminantes, 99 núcleos de proyectil y alrededor de 3,000 casquillos de referencia para la construcción de cañones de artillería”.

Sin embargo, después de predisponer a quienes leyeron la noticia con las fanfarrias anticubanas, diluyen la información de que:

En el 2016, Panamá incautó un cargamento de 401 paquetes de cocaína provenientes de la Isla. La droga se encontraba dentro de un contenedor, camuflada entre tanques con melaza de caña y tenía como destino Bélgica, explicó en aquella ocasión el Ministerio de Seguridad Pública panameño. La droga fue incautada como parte de un operativo denominado “Caña Brava” por agentes de la zona policial de Colón, de servicio en la Dirección de Inteligencia Policial. En aquel momento las investigaciones demostraron que la droga fue introducida en Panamá”.

Por tanto, Cuba no fue responsable del hecho, pero la forma en que se relata la información persigue el propósito de confundir e introducir subliminalmente la culpabilidad de Cuba.

Sumándose a las campañas de condena a Cuba, sospechosamente el agente CIA, Luis Almagro, Secretario General de la OEA, a través de su cuenta en Twitter, felicitó a las autoridades panameñas por el descubrimiento de la droga “proveniente de Cuba”, y añadió: “Es hora de acabar los vínculos del narcotráfico con las dictaduras, mientras sus pueblos viven oprimidos y en la miseria estas actividades crecen”.

Con estos elementos, podemos versionar que estamos ante el preludio de nuevas sanciones contra Cuba, como pudiera ser incluirla nuevamente a la lista de países patrocinadores del terrorismo, en vez de mantenerla en la lista de países observados, en la que el presidente Barack Obama la colocó, aunque las sanciones para ambos listados son similares.

La campaña mediática está en desarrollo y ahora las informaciones van dirigidas a señalar que, a dos días del descubrimiento de la droga en Panamá, “el Gobierno cubano sigue sin ofrecer una versión oficial, ni sin reaccionar sobre el descubrimiento”.

Llama la atención que la noticia de marras es lanzada durante la visita a La Habana del canciller turco, para estrechar relaciones con el gobierno de la Isla, algo que no es del agrado de los yanquis que intentar cércala aún más, con el fin de derrocar el sistema socialista.

Cuba mantiene relaciones de cooperación con Estados Unidos para combatir el tráfico de drogas, especialmente la que es bombardeada en el mar y recala en las costas de la Isla.

Razón tenía José Martí cuando apuntó:

“Levantarse sobre intrigas, es levantarse sobre serpientes”.

 

 

 

 

Lo absurdo de una mentira.


Por Arthur González.

No es de extrañar que Mike Pompeo, secretario de Estado de los Estados Unidos, exprese deliberadamente una de sus tantas mentiras, al afirmar en una conferencia de prensa que: mi país está enfocado en presionar al gobierno cubano para que repiense su apoyo a Maduro, y mi gobierno seguirá insistiendo a sus aliados sobre la necesidad de presionar a Cuba, que apoya a Maduro en materia de inteligencia y contrainteligencia”.

El gran error de Estados Unidos es su fabricada pretensión de hacérsele creerse al mundo que el gobierno de Nicolás Maduro, se mantiene por el apoyo de una pequeña nación como Cuba, insólita afirmación que pretende desconocer que la Revolución bolivariana ha hecho más por el pueblo venezolano, que todas las administraciones anteriores.

Fue el presidente Hugo Chávez Frías quien diseñó y ejecutó las misiones sociales para ayudar al pueblo, ese que durante décadas estuvo olvidado para las clases dominantes venezolanas.

Gracias a esas misiones, millones de venezolanos tienen acceso a la salud de forma gratuita, como es la Misión Milagro y Barrio Adentro, que instituyó los centros integrales de diagnóstico para atender enfermos en cada parroquia del país, incluso en la selva donde no conocían un médico.

Las misiones de cultura, deporte y de educación, cambiaron la vida de millones de personas, enseñándoles a leer y a escribir bajo el método cubano “Yo sí puedo”, algo que molesta al imperialismo yanqui porque le abrió los ojos a los que antes no sabían cómo reclamar sus derechos.

La cultura se generalizó en todos los estados de Venezuela, detectando valores en niños, adolescentes y adultos, que pudieron alcanzar una educación artística sin precedentes en la historia de ese gran país.

Cuba le tendió la mano a Venezuela al igual que a otros países del mundo, ayudando a los más necesitados, algo que Estados Unidos ni Europa hacen, a pesar de las riquezas económicas que poseen.

Los cubanos comparten lo que tienen, no lo que les sobra y eso irrita a los yanquis porque es para ellos un mal ejemplo que no quieren que se copie.

Por esas razones y muchas más, el pueblo defiende su soberanía e independencia de los Estados Unidos, acostumbrados a meterse en los asuntos internos de los países latinoamericanos, al considerarlos como su patio, sin embargo, jamás ha desembolsado un dólar para ayudar los más necesitados y sí para invertir en beneficio de sus grandes trasnacionales y compañías, que solo explotan los recursos naturales para enriquecerse a costa de los demás.

Es por ese motivo que Washington diseña acciones encubiertas contra Cuba y Venezuela con la intensión de desestabilizar sus economías, para fomentar el malestar en la población a fin de que culpen a los procesos revolucionarios.

Esa fórmula, ya gastada contra Cuba por 60 años de guerra económica, comercial y financiera, la replican contra Venezuela, pero ya es tarde para que obtengan resultados, pues precisamente el pueblo ya sabe leer, escribir y pensar con entera libertad, resultándole difícil a los yanquis engañarlos con sus mentiras y tergiversaciones.

¿Quién en Venezuela no sabe hoy que los ataques al sistema electro energético nacional, que dejó sin electricidad a los hospitales, escuelas, centros fabriles, el transporte público y las viviendas de los ciudadanos, no es obra de los yanquis?

¿Quién no conoce en Venezuela que el intento de golpe de estado y el apoyo a Juan El títere Guaidó, no fue por obra y gracia de los yanquis?

Cada medida de guerra económica que impide al gobierno de Maduro adquirir alimentos y medicinas para el pueblo, une más a los venezolanos y fortalece el sentimiento anti yanqui.

Ningún venezolano que aprendió a leer y a escribir, ha sido operado gratuitamente y recibido tratamiento médico, le fue entregada una vivienda con el mejor nivel, y sus hijos pueden estudiar en la universidad o escuelas de arte como nunca lo soñaron, puede desear regresar al pasado que dejó el expresidente Carlos Andrés Pérez, quien robó con las dos manos, enriqueciéndose junto a cientos de funcionarios de su gobierno.

De eso la prensa yanqui no dice una sola palabra, como si la historia de Venezuela comenzara solo bajo el gobierno de Chávez. El chavismo acabó con la explotación de los pobres, como jamás otro gobierno hizo por ese pueblo.

Las cruzadas de mentiras fabricadas contra la Revolución Bolivariana son brutales, todo con el único fin de satanizar a Chávez y a Maduro, haciendo campañas de desinformación en todo el mundo para evitar el apoyo a ese proceso.

La Unión Europea también ha sido víctima de esas falsedades y de ahí el apoyo que le dan a la política agresiva y violatoria del marco legal internacional contra Venezuela, pero la verdad está saliendo a flote, pues desde el mes de enero 2019 en que Estados Unidos fabricó al auto nombrado “presidente” Juan El Títere Guaidó, no ha recibido respaldo del pueblo, ni de los militares de Venezuela.

A pesar de los planes de la CIA para comprar a los generales del ejército bolivariano, no logran resultado alguno y por tanto no pudieron llevar adelante el golpe de estado el 30 de abril 2019. Los líderes de la oposición ante el aplastante fracaso, corrieron a solicitar asilo o alberge en embajadas, dando por sentado que el gobierno de Maduro es fuerte y cuenta con todo el apoyo de su pueblo.

Los yanquis andan desesperados y sin muchas posibilidades para sus proyectos. La opción militar no es apoyada por los gobiernos latinoamericanos ni los europeos, y aunque no se descarta que Estados Unidos la ejecute, los costos en vidas yanquis serían demasiado altos para enfrentar a la opinión interna, ante el proceso electoral, aunque la táctica a emplear sea similar a la ejecutada en Yugoslavia, con un bombardeo diario para someter al ejército y aniquilar la vida económica del país.

Por esa razón, quieren construir la matriz de opinión de que hay que doblegar la resistencia y unidad del pueblo cubano, pues “es Cuba la que mantiene vivo al gobierno de Nicolás Maduro”, como si los venezolanos no tuvieran criterio y pensamiento propio para saber qué es lo mejor para ellos.

La pasada semana, un alto funcionario del Departamento de Estado confesó al Miami Herald que: “el Gobierno estadounidense estudia opciones para limitar la influencia de Cuba en Venezuela, pues constituye un obstáculo en la búsqueda de una solución a la crisis política en ese país y el propósito principal del Departamento de Estado es conseguir que los cubanos salgan de Venezuela”.

La táctica es clara, dejar a los venezolanos sin la asistencia médica gratuita, la deportiva, la educacional, la cultural, la de la agricultura y otras que reciben de los colaboradores cubanos, lo que agravaría aún más las limitaciones de la población y por tanto su malestar se incrementaría, siendo aprovechado por los yanquis para culpar a Maduro de sus penurias.

Pero ya sabemos que el mismo secretario de Estado reconoce que la CIA entrena a sus oficiales para mentir, engañar y robar; por eso a otros con ese cuento, mientras, los cubanos continuarán su apoyo a los venezolanos, haciendo gala a lo expresado por José Martí:

“Dígame Venezuela en que servirla; ella tiene en mi a un hijo”