Contrarrevolución cubana en el estertor de la muerte.


Por Arthur González.

Fabricada por Estados Unidos en los primeros meses de 1960, la contrarrevolución en Cuba ha pasado por muchas etapas, pero en todas, el dinero yanqui ocupa el motor principal para la conformación de pequeños grupúsculos, que mueren en el transcurso de los años por las luchas internas para alcanzar protagonismo, rivalidades por el dinero, la penetración de la Seguridad del Estado cubano, las mentiras que trasladan a sus amos norteamericanos, y esencialmente por la ausencia de apoyo popular.

En 60 años de Revolución surgieron decenas de pequeñas agrupaciones por orientaciones de la CIA y la mafia terrorista y asesina radicada en Miami, pero sin alcanzar resultados.

Todas viven de los presupuestos millonarios que anualmente aprueba la Casa Blanca, en su política obstinada para derrocar el sistema socialista cubano, y sin excepción sucumben sin penas ni glorias.

De aquellos grupúsculos como: Abdala, Asociación Defensora de los Derechos Políticos, Asociación de Periodistas Independientes de Cuba, Asociación Nacional de Economistas Independientes de Cuba, Asociación Pro Arte libre, Bibliotecas Independientes, Comité cubano Pro Derechos Humanos, Consejo Unitario de Trabajadores de Cuba, Coordinadora de Derechos Humanos, Corriente Cívica Cubana, Coordinadora Obrera Cubana, Corriente Socialista Democrática Cubana, Criterio Alternativo, Foro Feminista Aliadas Democráticas, Fundación Lawton de Derechos Humanos, Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna Cubana, Movimiento de Madres Cubanas por la Solidaridad, Movimiento Armonía, Movimiento Camaradas de Mella, Unión Agramontista de Cuba, Tercera Opción y otros más, no queda ni el recuerdo, porque ninguno fue autentico ni contó con el respaldo del pueblo.

En vísperas del referendo popular para la aprobación de la nueva Constitución cubana, desde Miami despliegan cruzadas de prensa con la ilusión de que el pueblo no vote de forma favorable, algo muy difícil pues el estudio y discusión del proyecto de la nueva Constitución marcó una notable diferencia con lo que sucede en el mal llamado mundo libre, donde los pueblos no tienen participación en la redacción de esa ley de leyes.

A la mafia terrorista y asesina de Miami le duele ver que, a pesar de la guerra económica, comercial y financiera impuesta por Estados Unidos contra el pueblo cubano, este se mantenga unido a su Revolución y participe activamente en los debates para mejorar el texto constitucional, con el propósito de que cada Título, Capítulo y Artículos, reflejen el sentir de todos los cubanos.
Empleando twittees intentan influir en la juventud de la Isla, pero esta sabe leer y escribir, piensa con cabeza propia y observa como en países del mundo occidental sus trabajadores y estudiantes salen semanalmente a protestar por derechos que los cubanos disfrutan gracias a su Revolución.
Mientras desde Estados Unidos le exigen cambios a Cuba, callan ante las peticiones populares en Argentina, Honduras, Guatemala, Colombia, Brasil, Panamá, Chile, Ecuador, Perú, España o Francia, donde las fuerzas policiales reprimen salvajemente y apresan a los manifestantes, sin que ninguno de esos gobiernos sea condenado ni sancionado.

Los cubanos saben que le nueva Constitución posibilitará ejecutar los ajustes necesarios para alcanzar una Cuba prospera, con más participación popular y siempre sin afectar los logros alcanzados por la Revolución, que ha hecho de la Isla un país con alta calificación educacional, con salud y una seguridad ciudadana envidiable en la región.

Amargados, los mafiosos terroristas y asesinos pretenden criticar el llamado al Voto por el Sí a la Constitución, que se televisa y radialisa en Cuba, mientras olvidan las campañas de prensa en Estados Unidos y otros países capitalistas previo a las elecciones, todas respaldadas por cientos de millones de dólares que recaudan los candidatos, algo que en la Revolución cubana no ocurre.
Gústele o no, el pueblo de Cuba saldrá como siempre a votar mayoritariamente por el Sí a su Constitución, porque esa magna Ley de Leyes, se redactó con las propuestas y modificaciones que hizo el pueblo, algo que jamás harían en Estados Unidos u otros países autocalificados de “democráticos”.

El 24 de febrero del 2019, marcará un punto en la vida política de Cuba y el mundo comprobará lo que es realmente una democracia, a pesar de las mentiras y noticias falsas que pagan los yanquis para deformar la realidad de un pueblo que resiste acciones terroristas, planes de subversión política y una guerra económica, comercial y financiera, como no ha soportado ningún país en el mundo.

Cubanos y cubanas votarán ese día por su futuro, de forma soberana, sin injerencias de ninguna potencia extranjera, ni presiones políticas, porque saben que volver a la Cuba de 1958 es regresar a las penurias, discriminación social por nivel económico, color de la piel, sexo, orientación sexual y limitación de todos los derechos alcanzados, como la educación y salud gratuititas, participación en el movimiento cultural y deportivo como nunca se conoció en la Isla hasta el triunfo de la Revolución socialista.

No por gusto José Martí afirmó:

“Los traidores alientos no llegan donde alcanza la brava voluntad”.

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