Por Arthur González.
Desde hace años, especialistas en guerra psicológica de la CIA diseñaron campañas propagandísticas para desacreditar al gobierno chavista en Venezuela, acusándolo de cuantos delitos se les ocurren y distorsionar la realidad, lo que le permite a Estados Unidos imponerle sanciones para ahogarlos económicamente.
La misma táctica es empleada contra la Revolución cubana, a pesar de que en 60 años no han tenido resultados.
Una de las acusaciones más reiteradas contra el presidente Nicolás Maduro y otros dirigentes venezolanos, es el ficticio lavado de dinero, algo que Estados Unidos jamás hizo con los verdaderos corruptos que se aprovecharon de las riquezas de esa nación, como el ex presidente Carlos Andrés Pérez, acogido en Miami como “refugiado”.
Noticas recientes afirman que Maduro aparece en una investigación en Miami por un inventado caso de lavado de dinero, junto al empresario venezolano Raúl Gorrín, dueño del canal de noticias Globovisión, declarado como persona non grata por la ciudad de Miami, debido a sus presuntos vínculos con el chavismo, algo que no perdonan quienes exigen libertad de pensamiento y pluralismo político, a países con posiciones socialistas.
El show mediático contra Maduro es evidente queriéndolo involucrar en ese delito, a pesar de no estar en ningún expediente judicial, difamación que hace la prensa oficialista yanqui y que sí constituye un delito.
Los especialistas en ese tipo de guerra, armaron un guion propagandístico en el cual involucran a los tres hijos del matrimonio anterior de Cilia Flores, esposa del presidente Maduro, asegurando que ellos recibieron 200 millones de dólares en dinero sucio y el magnate venezolano Gorrín, otros 78 millones, todo bajo supuestas informaciones no verificadas, pero presentadas como acusaciones ante Corte Federal de Miami, debido a una presunta conspiración para lavar mil 200 millones de dólares, malversados de las arcas de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
El propio presidente Maduro ordenó hace meses abrir una investigación profunda sobre la corrupción detectada en PVDSA, donde aparecen vinculados altos funcionarios venezolanos que se aprovecharon de sus cargos para desviar fondos a su favor, dinero que en parte fue a parar a bancos en el extranjero.
Realmente la corrupción está presente en Venezuela y es combatida por el gobierno, viéndose en la necesidad de apresar y sustituir a funcionarios que se aprovecharon de sus cargos; pero de ahí a que Nicolás Maduro esté vinculado en eso, es otra historia.
Sin embargo, contra el multimillonario Rick Scott, actual gobernador de la Florida y aspirante a un puesto de Senador en el capitolio, no hay acusaciones similares, ni campañas mediáticas que lo señalen como corrupto, a pesar de la inmensa fortuna que amasa y de sus relaciones con el emporio Conduent State & Local Solutions, de quien se sospecha mantienen conexiones financieras.
Conduent State & Local Solutions, está en la mirilla por continuos problemas con el sistema de peaje de la compañía SunPass en la Florida, entidad que casualmente fue el centro de recaudación de fondos para Scott, en un almuerzo efectuado en Washington, D.C.
Las campañas políticas en Estados Unidos son a base de millones de dólares de los contribuyentes, quienes buscan ser favorecidos con posterioridad, algo que se tipifica en muchos países como tráfico de influencia. Pero ese es el sistema “democrático” que Washington insiste en imponerle al mundo, inclusive a Cuba y Venezuela.
Para tener una ligera idea del proceso “democrático” para aspirar a senador, basta conocer que solamente entre los donantes del área de Dallas para la candidatura de Scott, el ejecutivo Eric Affeldt de ClubCorp., entregó una donación individual de 5 mil 400 usd; el inversionista James Huffines, donó 2 mil 700 usd; Kenny Troutt, presidente de Mount Vernon Investments y Lisa Troutt, entregaron cada uno, 5 mil 400 usd; el presidente de Freeman Companies, Joseph Popolo, donó 5 mil usd; Dary Stone, presidente de R.D. Stone Investments, 5 mil 400 usd y el inversionista Tom Hicks, ex dueño del equipo de béisbol de los Texas Rangers, no se quedó atrás donándole 5 mil 400 usd.
Nadie regala dinero a cambio de nada, ninguno de esos dona un centavo para los pobres, ni para los damnificados de los huracanes que arrasaron a Puerto Rico, todos buscan influencias políticas para sus negocios.
Brian Ballard, director de la firma Ballard Partners, fue el anfitrión del almuerzo de recaudación de fondos de campaña del Senado de Scott en Washington, D.C., el 28 de junio 2018.
Ballard es jefe de gabinete del ex gobernador Bob Martínez, quien juega un papel primordial en la política estatal y en el pasado recaudó fondos para las dos inauguraciones de Scott como gobernador de la Florida. Actualmente para la campaña de Scott como senador, logró la suma de 97 mil usd en contribuciones.
El presidente Maduro ni su gabinete han realizado nada semejante, obtuvieron el voto popular limpiamente sin pedirle a nadie un solo centavo, pero las campañas acusándolo de corrupción no cesan.
¿Quién es más corrupto, el que obtiene un cargo por el voto popular, o el que paga los votos para obtener tráfico de influencias?
Es tal la campaña mediática contra Venezuela, que momentos después del fallido intento para asesinar a Maduro, el consejero de Seguridad Nacional John Bolton, en vez de condenar el acto terrorista declaró a la agencia Fox News:
“Creo que en lo que realmente debemos enfocarnos es la corrupción y la opresión del régimen de Maduro en Venezuela”.
Los pueblos ya no se pueden engañar fácilmente, para eso las revoluciones populares alfabetizan y educan a sus ciudadanos, a fin de evitar las manipulaciones acostumbradas por las oligarquías “democráticas”.
Genial fue José Martí cuando afirmó:
“Los ricos, como los caballos de raza, deberían tener lugar donde todos pudiesen ver el abolengo de su fortuna”.
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