Dalai Lama y sus reflexiones


Por Arthur González.

La subversión de Estados Unidos contra Cuba es tal, que ya no saben que inventar para desprestigiar una Revolución auténticamente popular, surgida para enfrentarse al sistema capitalista que ahogaba al pueblo cubano en hambre, enfermedades, desempleo, discriminación y analfabetismo.

En su creación de “opositores”, “disidentes”, “víctimas de la represión” y las “detenciones arbitrarias”, que no son vistas ni compradas por las embajadas acreditadas en la Habana, incluida la de la Santa Sede, ni por los cientos de corresponsales de cadenas de prensa extranjeras, sacan de la isla a algunos “disidentes” para efectuar giras turísticas que son más costosas que el pago de una carrera universitaria en la Universidad de Harvard.

Una de las escogidas para esos rosa maria paya 5viajes es Rosa María Paya Acevedo, quien ha sacado más provecho de la muerte de su padre, ocurrida en un accidente de tránsito, que si hubiese podido ejercer en Estados Unidos la carrera universitaria que estudió gratuitamente en Cuba, a pesar de ser la hija de un asalariado de los yanquis.

Rosa María tiene tantas horas de vuelo como un piloto de la American Airlines y en su más reciente viaje fue enviada a una reunión en Washington D.C. para participar en el debate organizado por la National Endowment for Democracy (NED), conocida organización creada para ejecutar acciones subversivas al servicio de la CIA.

El debate contó con la participación del Dalai Lama, líder tibetano que los yanquis desde hace muchos años, manipulan al descaro para enfrentarlo a la República Popular China, sin lograr sin fines.

Rosa María Payá, que fue invitada al evento para mantener la matriz de opinión contra Cuba, recibió una respuesta contundente del líder religioso, muy oportuna hasta para el propio presidente Barack Obama, quien, en su discurso ofrecido en el gran teatro de la Habana, Alicia Alonso, exigió a los cubanos olvidar el pasado.dalai lama

La respuesta de Dalai Lama, fue: “El perdón no implica que las víctimas deban aceptar los crímenes”.

Esa es precisamente la causa por la que el pueblo cubano no puede olvidar los veinte mil muertos que dejó la dictadura sangrienta de Fulgencio Batista, apadrinado por el Gobierno de Estados Unidos, ni que muchos de los asesinos obtuvieron refugio en ese país, a pesar de las reclamaciones oficiales de los tribunales cubanos. Sigue leyendo