Por Arthur González.
Relaciones diplomáticas restablecidas, intercambio de delegaciones políticas, comerciales y culturales; firma de varios acuerdos, (aun sin cumplir); ampliación de las telecomunicaciones y hasta la aseveración del secretario de Estados de que: “No hay nada que temer, ya que serán muchos los beneficios de los que gozaremos cuando permitamos a nuestros ciudadanos conocerse mejor…, al final ya no somos enemigos, sino vecinos…”; sin embargo los planes subversivos para derrocar a la Revolución cubana se mantienen intactos.
Así han sido , cuando dijo en La Habana que la guerra fria habia terminado.
Para ejemplificarlo, solo hay que comprobar como ante la vista de todos y sin ocultarlo, semanalmente viajan desde Cuba hacia Estados Unidos, los principales cabecillas de los grupúsculos contrarrevolucionarios creados por la CIA desde 1960, de acuerdo con memorandos desclasificados de esa Agencia de Inteligencia, para recibir entrenamiento en temas de subversión.
La táctica cambió radicalmente a partir de enero del 2014 con la nueva ley migratoria cubana.
En la década de los años 60 del siglo pasado, era común que la CIA organizara ex filtraciones por la vía marítima para trasladar a sus agentes contrarrevolucionarios hacia Miami y entrenarlos en diferentes temáticas, entre ellas acciones terroristas, según declaraciones de muchos de ellos aparecidas en los diarios y revistas de la época al ser detenidos en Cuba.
Hoy las facilidades de viajar sin restricción alguna les permite pagarle los trámites del visado, ( de ellos han sido beneficiados con visas múltiples por cinco años), boletos de avión, alojamiento y alimentación en Estados Unidos, y además pasearlos como figuras de circo por varios escenarios, entre ellos oficinas de senadores y representantes anticubanos, donde recaudan fondos para mantenerse en Cuba sin necesidad de trabajar.
Entre los últimos en ser trasladado está José Daniel Ferrer, santiaguero en libertad condicional que, favorecido con un permiso especial del Gobierno cubano, viajó de inmediato a Estados Unidos para recibir una preparación particular.
Es conocido el temperamento violento de Ferrer y sus características de personalidad que lo hacen un elemento a tener en cuenta para provocaciones en la vía pública, tal y como desean los especialistas en subversión, a fin de crear confrontaciones con las autoridades al estilo de las organizadas en Venezuela.
El propio “disidente” acaba de reconocer públicamente en Washington que, desde su salida de Cuba el 18 de mayo, ha vivido jornadas muy intensas, apenas con tiempo para dormir y descansar”, debido al fuerte proceso de preparación al que está sometido, con el objetivo de que modifique su conducta y deje de ser solamente un ente provocador, por lo cual es rechazado en la comunidad donde reside.